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4

HARRY

Por primera vez en la vida me sentí un poco nervioso de tener frente a Isabella, pero si había llegado hasta este punto era porque aún existía algo entre nosotros no creo que todo esto haya sido un mal entendido o simplemente ella estaba saldando lo que había ocurrido esa noche. Pero definitivamente una de las cosas que más me encantaba ver en ella era su sonrisa especialmente cuando estaba distraída.

—¿Te sientes bien?—le pregunté al ver que estaba frotando sus manos, parecía que Isabella se encontraba un poco ansiosa aunque ella no se diera cuenta yo la conocía bastante.

—Por supuesto que si—me sonrió en una sola línea, en el fondo sé que algo pasaba en ella, pero por supuesto jamás me lo haría saber, era de las mujeres que todos lo reservaba e intentaba aparentar que no había ningún problema— sólo que me siento un poco extraña estar contigo en esta situación

—Creo que no es algo que lo hemos hecho sólo una vez ¿no es así?— parecía un niño que estaba llegando su primera cita creo que si las cosas empezaban entre nosotros a resurgir debería de ser desde cero, cero mentiras, cero engaños, y sobretodo con un amor limpio y sincero.

—Por supuesto que no, Harry, pero tú sabes que las cosas entre nosotros han muerto desde hace mucho tiempo— sentí una gran estocada al escuchar sus palabras, mi corazón se estaba rompiendo más de lo que ya estaba, cuando Isabella se proponía hacerme daño lo hacía de la mejor forma— ya te he dicho una y otra vez que tú tienes una vida con tu ex esposa y ahora también tienes una responsabilidad que cargarás por toda la vida, si pudieras eliminar esa parte de tu vida quizás las cosas entre nosotros tuvieran una luz de esperanza, pero lamentablemente ahora yo estoy con mi novio y los planes de la boda siguen en pie— me negaba, me negaba una y otra vez aceptar esa idea absurda que tenía su cabeza, pero ¿que podría yo hacer al respecto? si todo lo tenía en mi contra.

—¿Estás completamente segura de dar ese siguiente paso?—Mis ojos estaban firmemente viendo los de ella, sé que no era el mejor ejemplo, pero esos mismos ojos que infundían miedo también infundían verdad y necesitaba verla a los ojos para darme cuenta lo que en verdad estaba sintiendo por mi.

—Pues...—por un momento claramente pude notar que se estaba debatiendo y eso me alegró, sabía que aún Harry Lee seguía en ese corazón— si estoy muy decidida a dar ese paso ¿hay algún problema?

—No, en lo absoluto, no hay ningún problema, Isabella, pero espero que te vaya muy bien con tu novio, quizás yo no corrí con la suerte de él, espero que también te sepa valorar ya que yo evidentemente no lo pude hacer, pero quizás sea la última vez que nos miremos—ella frunció el ceño al escucharme decir eso.

—¿A qué te refieres?—esta vez ella prestó más atención.

—Me iré de acá, Isabella, no podría soportar semejante dolor, tú has sido y serás la mujer de mi vida y aunque no estemos juntos lo sabes perfectamente, así que también he decidido que si tú te casas me iré a un país muy lejano en donde no tenga contacto con nada excepto por la naturaleza— era la verdad, sé que el del problema fui yo, pero independientemente de eso no me podría torturar a mí mismo viendo como un sujeto le coloca el anillo de compromiso a la mujer que tanto amo.

—Es decisión tuya pues yo tengo mis planes y creo que tú también tienes tu vida realizada— por la forma en que Isabella hablaba podía percibir que estaba herida, me había dado cuenta de todo el daño que le había hecho y me enojé conmigo mismo de los errores que cometí y consigo también arrastré a ella hasta ese mismo punto.

—Isa, Sé que nunca me vas a perdonar, pero ahora que tenemos la oportunidad de estar frente a frente quiero que al menos en este momento dejes a un lado todo el rencor que tienes hacia mí e imagina que sólo los dos existimos en este mundo, por favor mírame a los ojos cuando te veo— Ella me había apartado en la cara y estaba viendo hacia la carretera, tomé sus manos valientemente Sin importarme que ella me rechazara, Pero creo que era la oportunidad que tenía para hacer un último intento— créeme que todos los días y las noches de mi vida la única mujer que está en mis pensamientos Eres tu, Isabella, te pertenezco aún en ausencia a como tú me perteneces a mí, sé que de ahora en adelante siempre me rechazarás y tratarás de alejarte lo más que puedas de mí, pero hay algo que nunca podrás burlar y es el sentimiento que palpita tu corazón. Ese mismo sentimiento que nos unió desde el primer día en que te vi.

ISABELLA

No podía creer las cosas que Harry estaba diciendo pues sentí un Dejavú, Prácticamente en todo lo que hablaba tenía razón yo estaba enamorada de él y no era para menos, me había entregado en cuerpo y alma, no podía olvidar de la noche a la mañana todo lo que hacíamos, por un momento sentí que tenía tantas ganas de llorar, pero no le podía mostrar debilidades, pero ¿cómo puedo engañar a mi corazón si el mismo me está torturando? Además se me hacía mal el estar rompiéndole el corazón a Harry, sé que él lo hizo conmigo pero tampoco yo tenía el derecho de lastiamarlo. Lo que más me dolió en ese momento fue ver sus ojos como se iban tornando vidriosos, estaba apunto de llorar y creo que si él había llegado hasta este punto es porque en verdad la estaba pasando mal.

—Lo siento mucho, Isabella,—me soltó mis manos y sentí un enorme vacío cuando nuestras manos se desconectaron— no puedo más con esto—se levantó y salió limpiándose los ojos, mi orgullo era enorme tanto así que no tenía intención de ir tras él, pero recordé que él si fue tras de mí una y otra vez de las tantas discusiones que tuvimos y en este último incidente me dejó muy claro que me protegería a toda costa. ¿Qué haces, Isabella Fox? Fue lo que escuché en mi cabeza, quizás era la primera vez que mi corazón o quizás mi mente estaba hablándome. No esperé mucho tiempo y salí tras Harry, no me estaba humillando simplemente necesitaba ayudarle en sus problemas a como el seguro lo haría por mi.

—Espera un momento— le dije justo antes que subiera el coche— no me gusta que estés en ese estado— se detuvo en seco y me miró con sus ojos enrojecidos, fue ahí en donde supe lo mucho que me importaba este hombre.

—¿Qué más quieres? Ya me has dejado todo muy claro y no te preocupes que lo menos que voy a hacer de ahora en adelante es molestarte e incluso pienso renunciar a la universidad hoy, puedes ser feliz todo lo que quieras, te deseo lo mejor en tu vida créeme, porque la mía ya es un desastre— quizás me estaba pasando de cruel con él pero tenía demasiado rencor por las veces que me miró a los ojos y me mentía, creo que cualquier mujer en mi lugar reaccionaría de esa forma, además creo que yo actuaba de esta manera porque uno lo amaba demasiado.

—Por favor discúlpame por si alguna vez fui grosera contigo, lo lamento pero tú ocasionaste todo esto con tus mentiras, si tú me hubieras dicho la verdad desde un principio quizás las cosas entre nosotros estuvieran mejor pero la mentira tarde o temprano se sabe, pero también no es preciso que nos estemos haciendo daño—Me acerqué poco a poco, esta vez Harry era el que estaba frágil. No sé qué diablos está pasando en mi cabeza pero me armé de valor y tomé sus manos, él me quedó viendo bastante desorientado creo que nunca lo había visto de esta forma.

—No te preocupes creo que al final de todo me merezco esto y mucho más— en ese momento claramente él se acercó a mí sabía lo que se aproximaba, sin embargo en el fondo también quería que eso sucediera, la distancia de sus labios con los míos se estrechaba cada vez más y mi corazón latía tanto que podía sentir el bombeo en el pecho. Cerré mis ojos dejándome llevar por el momento, creo que estaba haciendo esclavizada por Harry, sabía que si yo me acercaba tanto a él no podría resistir la tentación.

—¡Ni siquiera lo intentes!— escuché perfectamente la voz de Noah— así mismo te quería encontrar maldito, sabía que tú estabas acorralando a mi novia, no creas que yo me tragaba el cuento de que llegaste a la universidad por simple coincidencia—Noah se había vuelto loco, no sé de dónde había sacado un revólver pero le estaba apuntando directamente en la frente a Harry.

—¿Te has vuelto loco o que?— intenté intervenir pero se comportaba de una forma muy extraña, al parecer andaba con algunos síntomas como si al tal había consumido droga.

—¡No intentes hacer una estupidez, Isabella!—por primera vez me tomó de la mano y me hizo a un lado con mucha fuerza, tanto así que caí al suelo.

—Eres un maldito—Harry intentó abalanzarse sobre él, pero Noah cargó el arma lo cual hizo detenerse en seco las intenciones de Harry.

—¿Qué?—espetó—¿ahora quieres jugar el papel de héroe? ganas no me faltan de incrustarte esta bala en tu frente, todo el tiempo es lo mismo contigo, eres la piedra en mi zapato y creo que sabes perfectamente qué se hace con la basura ¿no?—Noah sonreía una y otra vez de manera esquizofrénica, acepto que me dio mucho temor— la basura no se guarda, la basura se elimina.

—Apuesto a que esto no se quedará así— Harry estaba totalmente furioso y yo estaba desconcertada, ni siquiera conocía en este momento el hombre que tenía a un lado, por lo general Noah era un chico pasivo e incluso tenía algunos problemas de expresarse en público y ahora actuaba como todo un matón.

—Isabella, sube al coche —me ordenó—y esta vez no quiero quejas sólo sube en este maldito momento— quise negarme pero sabía que la vida de Harry estaba en peligro así que tuve que obedecer o de lo contrario aquí se derramará sangre. Subí al asiento del copiloto, me abroché y esperé a que Noah llegara, estaba muy furioso y cerró la puerta de golpe— no puedo creer que tú me hagas esto, Isabella, especialmente tú cuando se supone que yo he dado todo por ti —se abrochó el cinturón, guardó el revólver en la guantera y arrancó, ni siquiera sabía hacia donde nos dirigíamos.

—Noah, por favor no te comportes de esta forma que me estás aterrando y lo que acabas de hacer no tiene nombre, ni siquiera sé de dónde sacaste esa arma pero si me amas de verdad sólo detente y bótala— ni siquiera me prestó atención, llevaba el ceño fruncido y golpeaba una y otra vez el volante.

—Estoy completamente seguro, Isabella, que si yo no hubiera llegado en ese mismo momento tú hubieras besado a ese sujeto y no me digas mentiras, estúpido no soy y claramente vi cuando ambos se tomaron las manos y vi como se iban acercando poco a poco, ¿que crees? ¿ que te iba a aplaudir por lo que acabas de hacer? ¡por supuesto que no!—piso el acelerador aún más, temía que tuviéramos un accidente por la rabia que tenía contenida.

—Te puedo explicar cómo son las cosas— estaba temblorosa y no era para menos, mi novio estaba actuando como un demente y por un momento sentí que mi propia vida estaba corriendo peligro. Afortunadamente nos habíamos dirigido al apartamento después de todo.

—¡Ven acá!— me tomó del brazo, con mucha agresividad me sacó del coche y me metió en el apartamento— jamás pensé llegar hasta estos extremos, pero no me dejas otra opción, Isabella,— tomó de su faja y se la quitó, no podía comprender lo que estaba pasando, no sabía si tenía intenciones de golpearme o de violarme.

HARRY

Definitivamente después de lo que había pasado no me podía quedar de brazos cruzados así que de igual forma tomé el coche y estuve siguiendo a Isabella todo este tiempo, creo que ese sujeto estaba tan furioso que podría cometer cualquier locura así que por nada del mundo podría permitir que alguien le pusiera una mano encima a mi mujer, la llamaba aún mi mujer porque sabía perfectamente que aunque estuviera con cualquier hombre en el fondo seguiría siendo mía. No puedo creer cómo Isabella tenga a ese estupido de novio ni siquiera yo en mis enojos más grandes me comporté de esa forma, pero bueno, al menos este tipo de comportamiento le harán reflexionar para que se le quiten esas ideas de casarse con él. Creo que habían entrado al apartamento y por mi cabeza me pasaron tantas cosas, no sabía si entrar a ese apartamento era correcto o no porque yo no tenía nada que ver con ellos, pero había algo dentro de mi pecho que me impulsaba a hacerlo y por supuesto no me podía quedar de brazos cruzados.

NOAH

—Lo siento, cariño, pero no me dejas otra opción más que enseñarte a las malas que tú me tienes que respetar ante cualquier cosa y ante cualquier hombre, si no soy yo quien te corrige nadie más lo hará—Creo que Isabella estaba totalmente aterrada, pero necesitaba dejarle las cosas muy en claro, no me gustaba que me viera la cara de estúpido, en el fondo sabía que aún sucedía algo entre ellos dos pero claro, ella siempre lo ocultaba y yo tanto que confiaba en ella, creo que los efectos de la droga que me había dado Ricky estaba llegando a las cima y en este momento ni siquiera yo podía tener el control de mis cinco sentidos.

ISABELLA

    Noah vino hacía mi y me tomó de las manos.

   —¡Noah! ¿Qué estás haciendo? —me zafé, poniéndome detrás de la mesa. Noah tenía sus ojos rojos, no parecía él. No lo conocía. Y me daba mucho miedo, tenía en sus manos unas cuantas sogas y no me quería ni imaginar lo que haría con ellas.

  —Isabella, no te resistas —rodeó la mesa, pero en cuanto el la rodeaba yo también.

  —¡No lo hagas! Si lo haces jamás te lo perdonaré —exclamé, corriendo hacia la cocina y tomando lo primero que encontré. Un cuchillo. Me giré y apunté a Noah, él se quedó quieto.

  —Baja eso —mandó, estaba furioso. Sé que estaba así porque estuve a punto de besar a Harry, pero en ese momento me dejé llevar.

  —Escúchame, Noah, no sé qué tomaste pero no te ves bien. No eres tú.

  —Ibas a besarlo —me dijo, parecía dolido. Y no era para menos— A él.

  —No —mentí— No iba a hacerlo, llegaste en el momento justo pero no lo haría. Créeme. ¿No me vas a creer a mi? ¿A tu novia? —intenté convencerlo, necesitaba que me creyera, no sabía lo que sería capaz de hacer si sus celos y su rabia lo seguían cegando.

  —No es cierto —se tomó del pelo— No es cierto.

  —Lo es —me acerqué más ahora que tenía la guardia baja— Noah, estoy contigo y eso es lo que importa —me acerqué mas—Mírame por favor.

  En segundos no lo hizo pero después sí, me miró, tenía sus ojos llorosos. En eso se acercó al lavadero y se echó agua en la cabeza.

  —¿Noah? —tanteé. Noah tardó un poco, pero me miró. Miró el cuchillo, elevó su mano y me lo quitó, poniéndolo en la encimera de la cocina.

  —Ya no lo necesitas —murmuró—Perdóname, no sé qué me pasó.

  Me tranquilicé un poco porque parecía que el agua en su cabeza había funcionado un poco. Me rehusaba a creer que Noah haya querido atarme y hacerme quien sabe qué cosas mientras estaba así. Ese no era mi Noah.

  —Perdóname tú a mí —susurré— No sé en lo que estaba pensando.

  —¿Me prometes que no ibas a besarlo?

  Tragué grueso y asentí.

  —Lo prometo.

  Noah se acercó a mi y me abrazó, le recibí el abrazo con ternura.

  —Por favor, sea lo que sea que estás consumiendo deja de hacerlo —pedí— Necesito que mi Noah esté de vuelta, el que eras antes —sorbí mi nariz. En eso, un estruendo en la puerta nos hizo separarnos. Ahí estaba Harry y había roto la cerradura de la puerta.

  —¿Isa? ¿Estás bien? ¿Qué te hizo ese maldito? —se acercó a Noah queriendo pegarle.

  —¡Harry! —exclamé.

  —¿Qué haces en mi casa, imbecil? —ahora fue Noah quien lo encaró. No puede ser, había logrado que se tranquilizara y Harry lo provocó de nuevo.

  —¡Harry, ya basta! —me interpuse entre los dos y empujé a Harry. Estaba cansada de este tipo de situaciones y de que él se metiera en mi vida cuando yo no me metía en la suya. —¡Vete! Busca a Helena y forma una familia con ella —pude notar que a Harry le dolieron mis palabras— Déjanos en paz, Noah y yo nos casaremos pronto y nos iremos de aquí. Harry, por favor vete y no me molestes más. —a mi también me dolió decir todo eso, incluso mi voz tembló al final. Ver a Harry, su expresión era de puro dolor. Ni siquiera dijo nada, solo se tragó su dolor. 

  —Lo entiendo —murmuró, dándose la vuelta y saliendo del departamento. Un dolor inmenso invadió mi pecho, tanto así que tenía ganas de llorar. Llorar de tristeza. ¿Por qué tuvo que pasar esto? ¿Por qué me tuvo que engañar así? ¿Por qué tuvo que tener un bebé con otra mujer? Constantemente me hacía daño pensando en eso, pensando en cuando tenían relaciones, pensando que ese pequeño bebé tenía su sangre y la de su ex junta. Sus pieles. Era el fruto del amor que un día se tuvieron, aunque Harry me diga que no, que nunca amó a Helena, pero yo sé que sí. Si se casaron es porque si.

  —¿Isa? ¿Estás segura de lo que acabas de decir? —Noah se puso frente a mi. Se miraba ilusionado.

  —¿Qué parte? —me limpié una lágrima solitaria disimuladamente.

  —¿Que te casarás conmigo?

  Ah, eso. No pensé en lo que dije, ni siquiera me acordé de Noah en ese momento. Pero supongo que era tiempo de que tuviera una respuesta.

  —Sí, te lo quería decir pero no había tenido tiempo. Quiero casarme contigo —le sonreí. Noah sonrió de alegría y me abrazó fuertemente. 

  —No sabes lo feliz que me haces —se expresó, dándome besos por toda la cara. Tengo que ser feliz, me repetía constantemente. Tengo que ser feliz, tengo que ser feliz, tengo que ser feliz. Y lo repetiré hasta que se me grabe.

  Mientras yo estaba aquí, haciendo planes de boda, Harry estaba en algún lugar sufriendo por mi culpa. Se supone que tengo que ser feliz, pero no puedo. Tengo tristeza dentro.

   —Vamos a celebrar, llama a tu jefa y dile que no irás hoy —Noah sacó su celular— Reservaré una mesa en el mejor restaurante.

  —Noah, está bien —lo detuve— No quiero cenas en otros lados y nada de lujos, solo quiero que estes aquí conmigo. Podemos celebrar en casa, pedir alguna pizza y ver películas. Pero quedémonos, podemos ser felices incluso con los pequeños detalles y cosas sencillas. Nosotros somos así, ¿recuerdas? —cuestioné, porque parecía que se le había olvidado.

  —Está bien, solo nosotros aquí —me dio un beso.

  Lo siento tanto, Harry, pero lo de nosotros ya se terminó hace tiempo. Quisiera hacerle caso a mi corazón y poder perdonarte, pero no puedo. Me hiciste daño, el fantasma de tu ex siempre estará presente entre nosotros, será lo que nos separe y será el motivo de nuestras discusiones. Ella también te tendrá, tendrás que asistir a fiestas de cumpleaños, verla cada vez que vayas. Eso no lo soportaría. Imagino a futuro, cuando tu pequeña hija tenga quizás cinco años y te diga "papi" cada vez que vayas a verla. Te veo a ti y a ella, los tres juntos, y me parece que deberían de ser una familia. Me sentiría como la otra, la que impide que sean una familia. Quizás en unos quince años tu hija me odie por los celos de su madre. Imagino una vida llena de estrés, no lo podría soportar. No me siento parte de tu vida, Harry, no siento que podamos ser felices juntos algún día. Sé que si me caso y me voy lejos, volverás con ella, porque es lo que se debe de hacer. Si tan solo todo fuera diferente, si tan solo ella no se hubiera embarazado de ti... a veces quiero creer que todo es producto de una pesadilla y despertaré, y serás libre y mío. Constantemente pienso en la vez que descubrí tus mentiras, ese día todo me pareció tan surreal. Como si fuera un mal sueño, como si mi mundo se viniera abajo. Y eso fue lo qué pasó. Mi mundo se destruyó desde ese momento.

   —¿Isa? —Noah me sacó de mis pensamientos— ¿estás bien?

  Parpadeé varias veces y volví a la realidad.

  —Estoy bien.

  —Pediré la pizza.

  —Llamaré a mi jefa.

HARRY

   Estaba sentado en la arena frente al mar, al lugar que siempre venía cuando me sentía triste. Me sentía en un estado de shock o no sé cómo podría explicarlo. Pero eso que me dijo Isabella me dejó helado completamente, se veía tan segura, había tanto dolor en su mirada. Y rabia también. Me sentía culpable, demasiado. Pero no podía cambiar el pasado y hacer las cosas bien. Por más que quisiera. Ese bebé puede que sea mío y puede que no. Pero si lo es... no tendrá la culpa. Y quisiera que Isabella lo entendiera. Pero sé que no será así. Sé que siempre que vea a ese bebé se acordará de mi traición y será difícil para ella. Había comprado una botella de alcohol mientras venía para acá. Anochecía, se miraba el atardecer lleno de colores amarillos y rosados. Incluso esto me recordaba a ella. Me tomaré unas vacaciones de la universidad, si Isabella no quiere verme esta bien. Le daré ese gusto. Igual tengo que volver a mi trabajo en el bufete de abogados, lo he dejado un poco olvidado.

  —Aquí estas —Louis se sentó junto a mi— Martha me dijo que te podía encontrar aquí. Si no estabas en la universidad y no contestas tu teléfono es porque estás aquí.

  No dije nada.

  —¿Estás bien? Hace unos días estabas ilusionado porque mirarías a Isabella y ahora estás como muerto.

  —Ella no me quiere —fue lo que respondí— Se casará y se irá.

  —Lo siento, amigo.

  —La perdí. Ya no sé qué más hacer para que me perdone.

  —¿Y te das por vencido? ¿Así de fácil?

  —Solo le daré gusto y no la buscaré más.

  —No puedo creerlo, ¿haces caso a lo que ella te dice? Definitivamente no entiendes a las mujeres, cuando ellas te dicen que no las busques es porque quieren que lo sigas haciendo. Lo qué pasa es que son muy orgullosas como para aceptarlo.

  —No lo creo, se miraba decidida.

  —¿Y? Así son ellas, créeme lo que te digo. Deberías de seguir en la universidad.

  —No lo haré, al menos por un par de semanas. Necesito pensar.

  —Ay, Harry, luego no te quejes. Se la estás dejando en bandeja de plata a ese tal Noah.

  —Igual es él quien la tiene por ahora.

  —Lo acabas de decir: por ahora.

  —Ya no me confundas, Louis.

  —Está bien. ¿Cómo está Helena?

  —No sé ni me importa.

  —Lo sé, pero ella tendrá un hijo tuyo. Tienes que estar al tanto.

  —No sé si seré un idiota por decir eso pero no siento nada por ese bebé, ni amor, ni ilusión, a veces pienso que ni siquiera es mío. Me haré la prueba cuando nazca, ahí se decidirá todo. Pero también pienso que es el mayor problema por el cual Isabella no quiere estar conmigo.

  —¿El bebé?

  Asentí.

  —Él no tiene la culpa de nada.

  —Lo sé. Solo que espero que no sea mío. Es mi última esperanza, pero si resulta que sí lo es jamás lo podía dejar desamparado, es solo que no le garantizo cariño ni amor, lo mantendré económicamente pero nada más. Si resulta ser mío, daré por hecho de que Isabella jamás volverá conmigo. No quiero estar aquí para ese entonces, me iré lejos, quizás vivir en otro lugar me haga bien.

  —Amigo, ¿te estás escuchando?

  —¿Soy una mala persona? —lo miré.

  —No, amigo, no lo eres. Solo estás dolido y desesperado.

  Tomé de mi botella y le compartí a Louis, la noche había caído y había una enorme luna saliendo. La luna me recordaba a ella. Todo lo hacía. Incluso pude ver su rostro sonriendo en ella, si ella no decidía volver conmigo quizás me quede solo con los buenos recuerdos.

 

ISABELLA

    A la mañana siguiente me levanté justo a la misma hora de siempre, Noah también estaba despertando.

  —¿Irás a clases? —quise saber.

  —Así es, hoy me toca a las nueve. Nos podemos ir juntos.

  —Hoy no tengo clases de yoga así que sí, podemos irnos juntos —le sonreí— Noah, sobre lo de ayer... me asustaste mucho cuando estabas en ese estado. No sé qué te pasaba. ¿Me quieres contar sobre eso? Tú no eres así.

  —Isa, ya me disculpé por eso —se removió de la cama y abrió la gaveta de la mesita. De ella sacó una cajita pequeña, con un anillo— Ahora que me dijiste que sí, quiero que lo uses.

  —¿En verdad?

  —Así es —tomó mi dedo y me lo puso. Pero solo sé que estaba evitando hablar de eso, en algún momento tendría que contarme si.

  —Solo quiero que sigas siendo el mismo Noah del que me enamoré—le dejé claro—Sencillo y leal.

  Se tensó un poco pero luego me sonrió.

  —Lo soy.

  Los dos nos levantamos y nos dirigimos a la ducha, solo esperaba no ver a Harry hoy.

   Al llegar a la universidad me despedí de Noah, él se fue para su aula mientras yo buscaba la mía. Cuando entré, Alberto estaba ahí, estudiaba algo en su cuaderno.

  —Buenos días —lo saludé mientras me sentaba a su lado— ¿Qué haces?

  —Estudiando, ¿como estás hoy?

  —Bien, algo así. 

  Me miró el anillo.

  —Luego te cuento —saqué mis cosas. En cualquier momento tendría que venir Harry por esa puerta. Actuaré normal y tranquila. Pero cuando apareció una chica en lugar de Harry me sorprendió un poco.

  —Buenos días —puso su bolso en el escritorio—Soy Leyla Clark su nueva maestra suplente, cubriré al señor Lee por una semana.

  Harry no vendría, ¿entonces por qué me sentía triste?

ISABELLA

   Decir que me sorprendió que Harry no haya asistido es poco, pensé que vendría y seguiría insistiéndome, pero al parecer se dio por vencido tan rápido. Eso me desilusionó un poco. ¿No era eso lo que quería? ¿Qué no volviera? ¿Entonces por qué estoy así? No lograba entenderme. Saqué mis cuadernos y me decidí en recibir la clase.

   A la hora del almuerzo me encontré a Noah en el pasillo.

  —¿Vamos a almorzar?

  —Está bien —asentí, tomándonos de la mano. Mientras bajamos las escaleras Piper venía subiéndolas, nos quedó viendo raro pero luego nos pasó de lado. Se miraba un poco apurada y seria, lo cual me sorprendió un poco porque ella era más burlesca, pero esta vez no le importó que fuéramos aquí. Cuando llegamos a la cafetería pedimos nuestros almuerzo, Noah y yo nos dirigimos a la última mesa con nuestras bandejas, y nos sentamos.

  —Esto es una porquería —se queja Noah, dirigiéndose al almuerzo de la universidad. 

  —Es lo qué hay —me encogí de hombros empezando a comer.

  —En ese momento todos empezaron a cuchichear algo que no pude entender, no era nada del otro mundo porque sabía muy bien que los chismes siempre estaban. Busqué mi celular en mi bolso y no estaba.

  —Mi celular no está, de seguro lo dejé en el aula —hice el amago de levantarme.

  —Déjalo, voy yo —se apresuró a decir.

  —¿Estás seguro?

  —Sí, almuerza —se puso de pie y se fue en dirección a las aulas. No le puse mente, sino que me dediqué a comer. El tiempo pasaba y nada que venía Noah, pero en cuanto escuché un disparo a lo lejos todos nos pusimos en alerta. Eso venía del aula. No lo pensé más, me puse en pie y salí corriendo en dirección a ahí. Cuando iba a subir Noah venía bajando.

  —¿A donde vas? —me detuvo.

  —¿Noah? Creí que te había pasado algo —lo abracé. Los demás estudiantes me pasaban de lado yendo al lugar donde se había escuchado el disparo.

  —Estoy bien, se escuchó un disparo pero no se qué pasó —se rascó la nuca— Es mejor que no vayas —me tiende el celular— había una chica en lugar de Harry.

  —Lo sé—respondí tomándolo un poco insegura. Recordé el arma que tenía ayer Noah y eso me dio un poco de desconfianza. —Tengo que ir a ver qué pasó —lo rodeé, subiendo las escaleras y yendo por el pasillo. Había un murmullo de gente, los aparté hasta llegar a la puerta de mi aula. Me dejó sin habla lo que miré: era la nueva maestra Leyla, estaba tirada en el piso, había un charco de sangre a su alrededor y un balazo en el pecho. Cubrí mi boca con mi mano sintiendo náuseas, me devolví hasta salir al pasillo en donde estaba Alberto.

  —Isa, ¿qué pasó?

  —Alberto, la maestra... —susurré—... está muerta.

  —¿Pero qué pasó? —cuestionó, recibiéndome entre sus brazos. Estaba un poco asustada porque ¿quien haría algo así y por qué? Lo que se me viene  a la mente es Noah y su pistola, es el único que venía por aquí. Pero él no tendría por qué asesinarla, es más, ni siquiera sabía que había una maestra supliendo a Harry, ¿es eso? ¿Se equivocó? ¿Pero que estoy pensando? Estoy hablando de mi prometido Noah, con quien me casaré. Él sería incapaz de hacer algo como eso. Mis manos temblaban y mi mente se nublaba.

  —Ven, vamos a la cafetería —me dijo, guiándome hacia allá.

  Había un caos en la universidad, la nueva directora estaba consternada porque volvió a ocurrir otro asesinato y esta vez bajo su mando. Noah estaba en el mismo lugar y almorzaba tranquilo, tragué grueso ante su insensibilidad.

  —Alberto, tengo que hablar con Noah, ¿puedes averiguar qué fue lo qué pasó? Tengo ciertas sospechas.

  —Claro, no te preocupes. Me pondré a hacer eso ahora —respondió, yéndose hacia un grupo de chicos que susurraban cosas. En el fondo quería estar equivocada.

  Me acerqué a la mesa y me senté frente a Noah.

  —¿Por qué me miras así? —frunció su ceño.

  —¿Cómo así? ¿Culpándote?

  —¿Por qué me culparías de algo? —se ofendió.

  —Es lo que yo digo, no tengo por qué.

  —Pues sí—siguió almorzando. No podía preguntarle porque parecería que sí lo estoy culpando y yo confío en él, pero es que... necesito estar segura.

  —Noah, ¿me traes un jugo por favor? —le pedí. La fila para pedir cosas en la cafetería estaba medio llena.

  —Está bien, lo que mi futura esposa quiera —me acarició la mano para después irse. Aproveché para rebuscar en su mochila, me sorprendió cuando toqué el arma así que la solté de inmediato y puse el bolso en su lugar. Él la trajo, ¿quien más pudo hacer eso? ¿Quien más tendría ganas de asesinar a esa chica? ¿Acaso ella tenía enemigos? O quizás la confundieron con alguien más, como con Harry. ¿Y quien más podría querer a Harry muerto? Pensé en ayer, cuando Noah lo apuntó con una pistola y lo amenazó. Eran tantas dudas que me atormentaban. Pero solo estaba sacando conclusiones donde no las había. La policía llegó minutos después, también Noah.

  —La policía está aquí —murmuró— Deberíamos de volver a nuestras cosas, aunque no creo que haya clases después de lo ocurrido. ¿Te llevo al trabajo?—Como flashback recordé algo más: Piper, subiendo las escaleras modo seria.

  —Está bien, iré al trabajo. ¿Tú qué harás?

  —También iré al trabajo —miró el piso— El del taller.

  ¿Por qué sentí que me mentía? Normalmente no me miraba a los ojos cuando mentía. No quería pensar cosas malas respecto a él, me sentía muy nerviosa porque había alguien con un arma matando. Y Noah es el único que tenía un arma por ahora. No podía seguir así. Necesitaba salir de dudas.

  —Noah... necesito saber algo —murmuré, solo esperaba que no se enojara o que se ofendiera con lo que le iba a decir.

  —Dime.

  —Cuando subiste por mi teléfono, ¿no viste nada extraño? ¿O a alguien más entre ustedes?

  —Hmm no, solo llegué por tu teléfono, estaba encima de la silla. Saludé a la chica porque me pareció extraño que no haya sido Harry y luego me volví. Estoy como tú, mientras bajaba las escaleras escuché el disparo.

  —¿Entonces por qué no volviste y viste qué pasó? 

  —¿Y exponerme a qué sea quien sea que haya hecho eso me dispare a mi para silenciarme? ¿Eso hubieras querido?

  —No —respondí sincera, Noah tenía razón y parecía creíble lo que me dijo.

  —Recuerdo haber visto a Piper en el pasillo, nada más —añadió. 

  Piper, sabía que ella tenía algo malo. Primero lo que sucedió con Ryan, luego lo que sucedió con la maestra. ¿Por qué sentía que todo estaba conectado? En mi lista habían dos sospechosos: Noah y Piper, no sabía cuál de los dos había sido. Necesitaba encontrar a Piper. Trisha estaba en una mesa platicando con otras dos chicas, parecían platicar de algo muy serio.

  —Noah, iré a la misma hora a mi trabajo. Si quieres puedes irte al tuyo para que no te atrases. Yo me iré en un taxi después —sonreí.

  —Pero ¿te quedarás aquí? Justo cuando pasa todo esto —señala afuera, hay caos, los maestros están consternados y la policía interroga a estudiantes. Inclusive un camión de algún noticiero estaba aquí.

  —Estaré bien, solo me quedaré aquí y haré algunos trabajos pendientes mientras se llega la hora de irme.

  —Me siento mal en dejarte aquí cuando afuera anda algún asesino con un arma. ¿Qué clase de novio seré?

  —Uno que confía en mí. Además estaré con Alberto —le dije, al momento en que Alberto entraba a la cafetería y se dirigía a nosotros.

  —Hola, ¿no los interrumpo o si?

  —Para nada, siéntate —palmeé el lugar junto a mi.

  —Hmm ¿puedo confiarte a mi novia, Alberto? —le inquirió Noah.

  —Claro, no te preocupes por ella.

  —Está bien —Noah se puso de pie tomando su mochila y se inclinó para darme un beso— Te llamaré luego, ¿esta bien?

  —Adiós.

  Cuando miré que Noah se dirigió a su coche, se adentró y se fue, al fin pude hablar bien con Alberto.

  —Estoy dudosa —le dije— ¿Qué pudiste averiguar?

  —Nada, los chicos dicen que no vieron nada raro. Lo que sí será un problema es que algunos miraron salir a Noah de esa dirección. Ellos sospechan.

  —Lo se, le dije que por favor fuera por mi teléfono que se me había quedado en el aula. Pero Noah me dijo que cuando salió no miró nada raro, solo a Piper en el pasillo.

  —Es extraño.

  —Alberto, lo que sí no te he contado es que... —miré para ambos lados asegurándome de que nadie más escuchara—... Noah tiene un arma en su mochila.

  Abrió los ojos del asombro.

  —No puede ser, Isabella, eso lo explica todo.

  —Por supuesto que no, yo sé qué Noah no haría algo así.

  Alberto pareció entender algo.

  —Espera, ¿Noah sabía del cambio de profesor? Es decir, quizás seguía pensando que estaba Harry.

  —No lo sabía —bajé mi mirada.

  —¿Y si él confundió a la maestra con Harry? Sería más lógico.—Eso es justo lo que había pensado. La ansiedad se apoderaba de mi, cada vez me convencía más de que Noah pudo haber sido. Y eso me llenaba de miedo. Pero en el fondo sabía que no. Confiaba en mi instinto.

  —Ayer Noah amenazó a Harry con esa misma pistola —solté de un solo.

  —¿Qué? Isabella, ¿qué más pruebas quieres?

  —Sé que él no lo hizo, Alberto —lo miré— Yo siento en mi pecho que él no fue.

  —¿Entonces?

  —También está Piper y sabemos que ella estuvo involucrada en un asesinato hace unos meses.

  —Tienes razón. Pero ¿por qué Piper asesinaría a esa chica si ni siquiera la conocía? No tiene caso.

  —Eso no lo sabemos. —recordé el piercing—¿Me acompañas al dormitorio? Hay algo que dejé ahí y que quizás nos puede servir.

  —Está bien —Alberto y yo nos pusimos de pie y salimos de la cafetería, caminamos hacia los dormitorios sigilosos y viendo para todos lados. Quizás encontrábamos a Piper por aquí. Subimos las escaleras hasta llegar a la puerta.

  Tomé el pomo y abrí. Agradecí que estaba vacía.

  —Dime si viene alguien, trataré de encontrarlo rápido —le dije, adentrándome.

  —Está bien.

  Cerré la puerta detrás de mi, dirigiéndome al viejo ropero. Aún tenía la llave. Abrí y busqué entré algunas cosas viejas que había dejado. Hasta que lo encontré. Seguía en la pequeña bolsa. Lo metí a mi bolso y cerré de nuevo con llave el ropero. Miré las cosas de Piper, sentía la necesidad de hurgar entre sus cosas solo para ver si no tenía nada sospechoso. Revisé un bolso que estaba encima de la cama, pero solo tenía ropa erotica, trajes sexuales y juguetes sexuales. No me imagino lo que hará con eso y con Trisha. Revisé su ropero, algunas carteras pero no había nada. Alberto tocó la puerta dos veces, eso era señal de que alguien venía.

  Me apresuré a abrir y a cerrar.

  —¿Qué pasó? —quise saber.

  —Por el pasillo —murmura, pero era tarde, Piper se apareció frente a nosotros. Seguía seria y traía consigo un bolso pequeño. Desde que conocí a Piper sabía que ella no era de bolsos de mano.

  —¿Qué hacen ustedes aquí? —nos preguntó.

  —Se te olvida que este también es mi dormitorio, vine por unas cosas —me quité de la entrada— Vámonos, Alberto.

  Piper no nos dijo nada más, solo nos quedó viendo feo y se adentró al cuarto.

  —¿Encontraste lo que buscabas? —me preguntó Alberto mientras caminábamos por el pasillo.

  —Así es. Quisiera ir a la escena del crimen, quizás encontremos algo más.

  —No deberíamos de meternos en esto —nos dice.

  —Yo... solo me quiero asegurar de que Noah no tenga nada que ver con esto —admití— Porque me casaré con él en unos meses así que quiero asegurarme de que él es inocente.

  —Está bien.—Salimos por la puerta trasera de la piscina, pasar por ahí me trajo recuerdos. Como cuando estábamos en esa fiesta y Ryan estaba borracho, molestando a los demás. Como cuando Trevor se portaba grosero conmigo. Como cuando era amiga de Trisha y Piper, no sé en qué estaba pensando en esos momentos. Al llegar a la universidad subimos las escaleras del patio trasero también. La puerta estaba abierta lo cual me pareció extraño. Quizás el asesino haya salido por aquí y por eso no lo vimos. El pasillo estaba vacío. Había una cinta amarilla frente a la puerta del aula.

  —No hay nadie —le dije.

  —Dejaremos huellas —me dice Alberto.

  —Estuvimos aquí hace una hora, Alberto, es obvio que están nuestras huellas.

  Pasé sobre la cinta amarilla, ahí estaba la silueta dibujada en el piso. Aún estaba el cuerpo ahí. No sé por qué no se lo han llevado. Busqué entre los asientos, entre el escritorio, algo tenía que haber.

  —Ayúdame a buscar —le dije.

  —¿Esto sirve?

  Me giré a verlo, tenía en su mano una pulsera de cuero negra, pero estaba rota, como si alguien quiso quitarla a la fuerza y la rompió.

  —¿Crees que sea de algún alumno? Podría ser.

  —No lo sé. Solo hay algunas personas que usan este tipo de pulseras y siendo sincero soy muy observador, no he visto a nadie de nuestro salón con pulseras así.—Saqué el piercing y comparé, negro y negro, tipo rockero.

  —Podría ser de Piper, ella usa pulseras así.

  —O Trisha.

  —Pero Trisha no estaba aquí, Piper si.

  —Deberíamos de dejar esto en manos de la policía, ellos sabrán mejor qué hacer.

  —¿Sabes cuántos casos han dejado inconclusos la policía? Necesito asegurarme de que mi novio está libre de esto —me giré, buscando algo más. Pero cuando alguien carraspeó detrás de nosotros me hizo entrar en pánico y me hizo quedarme quieta en el mismo lugar.

  No puede ser.

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