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Ajuste

5

DANA

Creo que hasta el momento la paz empezaba a fluir sobre mi cuerpo, la vista desde la oficina de papá era muy hermosa y lo único que me calmaba la ansiedad era ver el hermoso lago a estas horas.

—¿Dana?—un sujeto había llegado a la oficina, estatura media, cabello corto, llevaba un saco de color gris y estaba afeitado— lo siento mucho por tu pérdida— me dijo cerrando la puerta.

—Lo siento mucho—me puse de pie—no he tenido tiempo de atender a todos los invitados y tampoco conozco a la mayoría de los amigos de mi padre así que tú, ¿quién eres?—le pregunté mientras le tendí mi mano.

—El punto no es quien soy en este momento—fruncí el ceño por su faltas de educación—más bien dime ¿donde están todos los diamantes?

—¿De qué hablas?—elevé mis manos en forma de paz.

—¡No me creas estupido!—me tapó la boca con su mano tomándome con mucha fuerza de la cintura—por favor no hagas ninguna estupidez o terminarás como tu padre—me mostró su pistola, un enorme miedo se estaba apoderando de mi—¡sientate!—me obligó—tu querido padre nos robó todos los diamantes así que los quiero de vuelta—se sentó frente a mi.

—No sé de qué estás hablando—miedo y más miedo era lo que sentía.

—Escucha bien, se tratan de millones de dólares los que valían, tu padre se encargó de hacer el trabajo y nunca nos los llevó—se acercó de manera acechante— sabemos que tú eres la única heredera de él y por ende eres la responsable.

—En serio que no sé de lo que me hablas, no sé qué tipo de negocios has hecho por mi padre, pero definitivamente yo no tengo ningún tipo de información acerca de esto—cuando sus manos se deslizaron sobres mis piernas.

—Quizás tú no nos conoces a nosotros, pero nosotros si te conocemos perfectamente, tu padre nos informaba de absolutamente todo lo que pasaba en su familia como por ejemplo, sabemos que tú eres una gran diseñadora y que también puedes fabricar joyas o ¿me equivoco?—No sabía cómo le había hecho este sujeto para investigar bien nuestras vidas, pero de lo que estaba convencida es que quizás mi padre nos había ocultado algo.

—Te juro que no sé absolutamente nada de los diamantes que me dices—empecé a llorar frente a él pues la verdad no tenía idea de las cosas que me estaba hablando.

—Dana, por favor no te pongas en esas condiciones tan sólo quiero saber dónde están mis diamantes, a lo mejor tu padre te encomendó este trabajo, vamos recuérdalo.

—No quiero decepcionarte, pero no sé, en realidad no sé de qué trata todo esto.

—Está bien, si tú no lo recuerdas pues yo te lo recordaré—tomó de mi cabello con mucha fuerza— necesito que busques mis diamantes pase lo que pase o de lo contrario si no los llegas a encontrar te prometo que yo asesinaré a cada miembro de tu familia uno a uno, ¿entendiste?—tragué grueso.

—E...está bien—asentí.

—Además no quiero que llames a la policía o le digas a cualquier persona acerca de mi visita, ¿estamos claros?—Asentí con tanto nervio y algunas lágrimas en mi rostro—ni siquiera se lo comentes a tu propia madre—seguí asintiendo.

—¿ Y si los encuentro dónde los podré ver a ustedes?

—No te preocupes por eso—acarició mi rostro con esas manos repugnantes—tu solo encárgate de encontrarlos y nosotros haremos el resto.

—¿Dana?— la voz de mi madre se podía escuchar acercándose, de inmediato el sujeto se reincorporó comercial tal no había sucedido nada—¿qué es lo que está pasando acá?— mi madre entro a la oficina, yo me di la vuelta para secarme las lágrimas y que no pudiera notar nada extraño.

—Lo siento mucho por su pérdida, señora,— El sujeto se había parado frente a mi madre para darle las condolencia—adiós, Dana,—se dio la vuelta dándome esa sonrisa que me llenaba de miedo— nos vemos pronto, con su permiso.

—¿Quién era ese sujeto? creo que nunca lo había visto en mi vida—mi madre se había extrañado de la presencia de este tipo.

—Era un compañero de negocios de mi padre, solamente paso por la oficina dando sus condolencias—mentí tomando una botella de whisky que había, me serví en el vaso pues me sentía muy nerviosa en este momento.

—Está bien, pero por favor baja a recibir a los invitados, tú sabes muy bien que no me gusta meterme en esos asuntos—mi madre giró sobre sus talones mientras tanto mis nervios eran demasiado que me hicieron botar la botella de whisky—¿Dana?— mi madre reaccionó al mismo instante en cuanto a la botella se quebró en el piso—¿te sientes bien?— me tomó de las manos mientras yo me estaba haciendo un mar de lágrimas.

—No te preocupes, mamá, quizás toda esta situación me está afectando un poco, pero me gustaría quedarme a solas—ella asintió para luego salir de la habitación. Tomé de mis cabellos, necesitaba ayuda en este momento, pero por supuesto no pondría en peligro a mis seres queridos solamente me sentía desesperada por lo que acababa de escuchar y no tenía ni la más mínima idea de cómo iba a salir de este embrollo.

JAY

Llegué a la comisaría de inmediato según Terry habían buenas noticias así que no podía perder más el tiempo.

—Amigo, qué bueno que llegaste, tenemos los videos de la carretera de esa noche— Terry y yo subíamos las escaleras para llegar a la sala en donde reproduciríamos los videos.

—Llegaron los registros telefónicos—Nisha se añadía, llevaba algunos documentos en sus manos.

—¿Y entonces hay alguna relación entre ese sujeto y Pilar?— quise saber, después de todo tenía que convencerme de qué los rumores que se podían escuchar en cada rincón del que ella era su amante fueran falsos.

—No hay ninguna relación entre ellos, pues esa noche los registros indican que nunca hubo una llamada entre ellos dos—sentí como el aire comprimido dentro de mi pecho empezó a salir lentamente.

—Lo sabía, ahora miremos los videos que faltan— nos dirigimos a la sala de los videos, pero antes de entrar escuché algunos gritos de mi hermano dentro, abrí la puerta y él estaba discutiendo con el sujeto que reproducir a los videos—¿qué pasa, hermano? Tus gritos escuchan en toda la comisaría.

—Estoy muy enojado ya que en la grabación que teníamos hay poca información, tal parece que el video no está completo porque justamente en el momento en donde sale el auto de Alejandro Miller de pronto el video se corta y se adelanta varios segundos y es donde ya no aparece nada, creo que nos hemos animado en vano—negó con la cabeza.

—Bueno, me gustaría echar un vistazo.

DANA

Cuándo me había quedado a solas empecé a rebatir cada rincón de la oficina de mi padre, tendría que encontrar esos diamantes o de lo contrario tendría serios problemas con este tipo, empecé a abrir cada gaveta de su escritorio, pero por el momento no encontraba nada más que documentos legales de la empresa, había una llave dentro de una de las gavetas que abría una pequeña caja que estaba en otro gavetero, en ese mismo momento recordé que esta caja me la había enseñado mi padre cuando tan sólo era una pequeña, era la misma caja que tenía un compartimiento secreto creí que dentro de ella estarían los diamantes, pero al abrirla todas mis esperanzas se habían esfumado puesto que estaba totalmente vacía.

JAY

—Detén las cinta ahí— le ordené a Terry, ambos nos habíamos quedado solos en la sala de videos—es muy claro de que este video fue adulterado.

—¿Pero cómo puedes saber esas cosas, Jay?

—Pues está muy claro, si puedes ver bien la cinta del video claramente se observa cuando el auto sufre un corte de manera brusca, además el tiempo que se supone que ocurrió el asesinato no coincide con el tiempo que está reflejado en la cinta, o sea que hay alrededor de una hora perdida así que la pregunta del millón es, ¿que podrían estar haciendo durante ese tiempo?

—No sé, amigo, quizás ambos tomaron algún café o vieron el paisaje juntos—lo fulminé con la mirada— lo siento no se me ocurre absolutamente nada, simplemente estoy tratando de ayudarte.

—Pues esa misma interrogante es la que yo tengo y te prometo que vamos a llegar al fondo de esta situación— en mi interior me sentía capacitado para encontrar la verdad y a todos le demostraría que mi novia era una mujer honesta y leal— hay una cosa por hacer—volví a ver a Terry.

—Por favor, amigo, no me pidas eso, sabes que sería una locura y yo tendría muchos problemas además, tu hermano está completamente enojado porque esa noche desde que vinieras con nosotros.

—Eso no me importa, pero necesito ver el informe final, tú me conoces muy bien y sabes que no estaré tranquilo hasta que mis propios ojos lo vean—me dirigí donde estaban, pero Terry intentaba detenerme.

—Sabes que independientemente que tú seas un detective el hecho de que tú entres a ese lugar y revises los informes de casos que no te corresponden es un delito—intentó convencerme, pero ninguna de las cosas que dijeran haría cambiar de opinión.

—Con mucha más razón tengo motivos para descubrir la verdad, te vi, ahora si quieres acompañarme bueno o si no también.

—¿Quién te entiende, amigo?—negó con la cabeza—¿quién te entiende?—ambos nos dirigimos hacia el lugar.

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