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Capítulo 4

- Dijo que necesitaba hacer varios turnos, uno tras otro, sé que la vida de un médico es ocupada y agitada pero pasaba días y días fuera de casa, a veces llamaba al hospital y preguntaba cuándo eran sus turnos, así sabía. estaba mintiendo; las lágrimas ya corrían por mi rostro.

- ¿Cómo te sientes con el divorcio?

Pienso antes de responder, tratando de poner mis emociones en su lugar.

- Me estoy acostumbrando a mi nueva realidad, llevo tanto tiempo con él que ahora voy a tener que readaptarme a estar soltera otra vez – digo pasando mis manos por mi cabello, recogiéndolo en un desordenado bollo.

- Kala, ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

- Quedarme con mi familia y también me gustaba ir a la finca que tenía o tengo. Compré esta finca hace cinco años junto con Thales, ahora es lo único que nos une y pronto ya no existirá, uno de nosotros tendrá que vender una de sus acciones - Relajo mi cuerpo juntando mis manos en mi computador.

- Kala, lo hiciste muy bien en tu primera sesión, hasta la próxima.

- Vaya, la hora pasó rápido, ni siquiera la vi pasar. Hasta la próxima, señorita. Marcas.

- Que tenga un buen día, señorita. Olet, ¿cómo supiste que yo era la señorita y no la señora? - pregunta.

- Digamos que mamá habla mucho - respondo haciéndonos reír.

Cuando salgo de su habitación, el mismo hombre con el bebé sigue en el mismo lugar, es rubio de ojos azules, el niño se parece a él.

Parece estar en problemas, el pequeño está rojo, lo que indica que lleva horas llorando, de forma exagerada, unos minutos.

Creo que he perdido la cabeza, porque cuando me doy cuenta, ya me estoy acercando a ellos.

Perdí completamente la cabeza.

Hoy casi tuve un ataque de nervios, logré programar una cita de último momento con la Sra. Marques, por eso tuve que traer a Matteo, mamá tenía una reunión en uno de los clubes en los que participa y no pude estar con él.

Han pasado veinte minutos desde que la recepcionista recibió una llamada y salió corriendo y diez minutos desde que Matteo no deja de llorar. De repente la chica alta, de cabello claro y ojos verdes, muy bien vestida sale de la Sra. Marques, mira la recepción y luego se da vuelta para mirarnos, hasta que comienza a caminar hacia nosotros.

- Disculpe, ¿necesita ayuda? - pregunta mirando a Matteo.

¿Será que mi desesperación es tan evidente que hizo que un extraño viniera a ofrecerme ayuda?

- Mire, estoy muy desesperado y voy a entrar pronto, así que voy a aceptar su ayuda - temprano porque la Sra. Marques me llamará.

Tan pronto como levanta a Matteo, el chico inteligente deja de llorar y la chica se sienta a mi lado.

- Soy Kala Olet - se presenta extendiendo su mano, que es pequeña al lado de la mía.

- Manuel Harper y este pequeño es Matteo - Le doy la mano y puedo jurar que siento un shock pasando por nuestras manos.

- Eres muy hermoso Matteo – el bastardo da una pequeña sonrisa.

Este niño casi nunca sonríe, pero tan pronto como una mujer hermosa lo felicita, se abre.

- Manuel Harper, vamos, es tu turno - Sra. Marques aparece en la puerta llamándome.

- ¿Quieres que lo mire mientras está ahí? - pregunta y lo mira con recelo - Puedes pedir dejar la puerta abierta, desde allí podrás verme cuidar a tu hijo y no secuestrarlo, como estás imaginando.

- Me atrapaste... Confío en ti, sé tu nombre y sé que eres dueño de una revista famosa, la policía sabrá dónde encontrarte - Advierto antes de levantarme.

La escucho reír antes de entrar a la habitación de la señora. Marques, dejando un pequeño hueco abierto.

- Buenos días, Manuel - me saluda mientras me siento en el sillón frente a él - ¿Quieres decirme qué te hizo pedir una cita tan urgente, tu cita era mañana?

- Casi tuve un ataque de nervios. Nada me quita de la cabeza que fue ese doctor quien mató a mi esposa, ella era la salud personificada, todos los doctores nos aseguraron que el parto sería un éxito, ella no pararía, sino normal... Se le rompió fuente. correctamente, ella estaba lista para un parto natural, pero ese médico insistió en detenerlo, ella aceptó porque no podía soportar el dolor.

A esta altura ya estaba sollozando, cada vez que menciono esto me pongo así.

- Mauricio, lo que me cuentas es muy grave, deberías demandar a este hospital y a este médico - aconseja.

- Tienes razón - Estoy de acuerdo.

- Sí.

- Lo sé, lo he hecho, pero aún estoy viviendo mi pena, es difícil procesar que tu esposa haya muerto – Lo digo más para mí que para ella.

Me quedo en silencio por un rato procesando todo lo que acabo de decir, mamá tenía razón, me siento ligero hablando con la Sra. Marcas. Miro por la rendija de la puerta y veo a Kala jugando con mi hijo, es la primera mujer a la que dejo abrazar a mi hijo además de mi madre.

Matteo está muy contento con cualquiera que lo recoja, estoy realmente sorprendido de que haya dejado que lo recoja exactamente un extraño, es bastante reacio con los demás.

- Esa es Kala, ella también es mi paciente, soy amiga de su mamá desde la universidad, igual que tú, éramos un trío, eso ella no lo sabe - dice observando a Kala también.

- No lo sabía - digo.

- ¿No es gracioso que los hijos de mis mejores amigos sean mis pacientes, a pesar de no estar en las mejores circunstancias - dice y yo asiento - Manuel, te gustan los deportes? - pregunta, cambiando drásticamente de tema.

- Me gusta - respondo sin entender a qué se refiere.

- ¿Qué tal si comenzaras a practicar algunos deportes diferentes, que podrían incluir a un bebé de dos meses? - propone dejándome pensando.

- ¿Que tipo de deportes?

- Correr ligero contigo, puede ser con él en el cochecito o en el canguro, actividades en el agua, con pelotas, creo que nos vendrá muy bien a los dos - explica y empiezo a interesarme más por la idea. .

- Gracias y por la idea también, creo que se nos acabó el tiempo – Me levanto, luego de mirar el reloj de pulsera en mi brazo izquierdo.

- Sí, y si esto vuelve a pasar puedes llamarme, en cualquier momento - enfatiza la última frase.

Asiento con la cabeza en confirmación, salgo rumbo a mi hijo y su nuevo amigo y como ella prometió, lo cuidó muy bien y no se escapó con Matteo.

- Es bueno ver que no tendré que llamar a la policía para cazarte - bromeo deteniéndome frente a él.

Matteo, al escuchar el sonido de mi voz, comienza a cazarme con la mirada, para un niño de dos meses es muy inteligente.

- Dije que no lo necesitaría – dice sonriendo, poniéndose de pie junto a mi hijo.

- ¿Aún tienes tiempo libre? - pregunto tomando a Matteo de sus brazos.

- Sí, lo creo - responde colocándose el bolso en el brazo.

- Quería saber si aceptarías el almuerzo en mi restaurante, por cuenta de la casa, como agradecimiento de parte mía y de Matteo.

Ella levanta las cejas pensativamente.

- A decir verdad, me muero de hambre, así que sí, lo acepto - dice y para confirmar su barriga hace ruidos.

Lo que termina haciéndonos reír a ambos, hago un gesto con la mano indicándole que siga adelante, pongo a Matteo en su asiento de seguridad y recojo su bolso de bebé que sale detrás de ella.

- Iré en mi auto y te seguiré, ¿vale? - pregunta, de pie junto a un Mustang flamante.

- Está bien - Estoy de acuerdo.

Pongo el auto en marcha después de asegurar la silla de auto de Matteo en el asiento, cada dos minutos miro por el espejo retrovisor para comprobar si Kala me sigue.

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