Capítulo 2: Cásate conmigo

Josefina se quedó estupefacta ante la pregunta inesperada de este.

Resultó que Vicente también observaba en secreto a Josefina.

Después de un buen rato, Josefina se volvió en sí y asintió torpemente con la cabeza.

Vicente le volvió a preguntar en voz grave:

—Josefina, ¿qué te parece si te casas conmigo?

Al oír las palabras, Josefina se dejó completamente atónita, pensando haber oído mal. Levantó la vista para mirar con asombro al hombre que tenía delante y preguntó:

—Señor Vicente, ¡¿qué está diciendo?!

—He dicho que te cases conmigo —repitió Vicente con impaciencia.

El apuesto rostro suyo era muy firme y parecía que se lo dijo en serio.

Josefina tardó un largo rato en recuperarse de la estupefacción, lo miró a los ojos a Vicente y preguntó:

—Señor Vicente, ¿por qué me eliges?

Con el estatus eminente de Vicente, podría encontrar a una mujer hermosa y sobresaliente para casarse mientras quisiera. ¿Por qué seleccionó a Josefina, una empleada tan corriente?

Josefina realmente no sabía lo que pensaba este jefe suyo.

«¿Acaso Vicente lleva años enamorado de mí en secreto y arregló la cita a ciegas de hoy solo para tropezarse conmigo por casualidad? ¡¿No me digas?! ¿Este tipo es tan astuto?»

Pero la realidad era que Josefina se sobreestimó a sí misma.

Vicente miró por la ventana y explicó en voz indolente:

—Mi abuelo está muy enfermo y el doctor ha dicho que solo le quedan seis meses como máximo. Y su mayor deseo es verme formar una familia. Le he mentido que ya tengo novia y nos estamos preparando para casarnos.

Josefina lo escuchó atentadamente, pero todavía no llegó a saber por qué Vicente la eligió.

Vicente percibió la duda en la cara de Josefina, tomó un ligero sorbo del café que tenía delante y dijo:

—Eres empleada del Grupo Lain y supongo que sabrás mejor que otras mujeres cómo ocultarle todos los aspectos a mi abuelo.

Al oír eso, Josefina lo comprendió al instante.

«Resulta que el presidente Vicente quiere tener una relación falsa y un matrimonio falso para cumplir el deseo de su abuelo.»

Vicente era destacado en todos los aspectos, pero Josefina sabía claramente que este hombre ilustre y ella eran de dos mundos paralelos y no quería meterse en este lío.

En mente, Josefina ya empezó a pensar cómo rechazar educadamente a su jefe al mismo tiempo que podía conservar su trabajo en el Grupo Lain.

Como si pudiera leer la mente de Josefina, Vicente dijo:

—Si te casas conmigo, me haré cargo de todas las facturas médicas de tu padre.

Al oír eso, Josefina cerró ligeramente las manos.

Tres años atrás, el padre de Josefina se había quedado en estado vegetativo después de un accidente de tráfico y, durante los años, Josefina había estado llevando una vida humilde para ahorrar dinero con el fin de pagar los gastos médicos.

«¿Cómo Vicente sabe esto?»

Josefina no tuvo tiempo para pensar en esta pregunta porque Vicente le hizo otra oferta más tentativa:

—También contrataré al mejor equipo médico para su padre.

Josefina vaciló.

Unos instantes después, un resplandor se desbordó en la cara de Josefina. Ella cambió de idea.

«¿Podré salvar a papá con solo casarme con él? Muy buen negocio.»

—Señor Vicente, trato hecho.

Después de obtener su acuerdo, Vicente no se molestó en hablar más, tomó su traje de la silla y se levantó.

—Vuelve a casa a por el documento de identidad y vamos a solicitar certificados de matrimonio.

—¡¿Ahora mismo?!

Josefina se sorprendió bastante. Pero al encontrarse con la mirada severa de Vicente, solo pudo asentir con la cabeza.

—Bueno. Pues vámonos.

Vicente se llevó a Josefina a su casa en coche.

La casa de Josefina se ubicaba en un barrio viejo a las afueras de la ciudad. Sin nadie en casa, Josefina sacó a escondidas su carnet de identidad y se marchó apresuradamente.

Todo marchó de una manera precipitada.

Pronto Josefina salió de la Oficina Civil. Ella miró primero el certificado de matrimonio en su mano y luego al hombre guapo a su lado, y se quedó profundamente obcecada.

¡Se casó con su jefe!