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*CAPÍTULO 6*

Aisha, se supone que tendría que tolerar la presencia de aquella mujer, cuando era obvio que no la soportaba, al menos era obvio para ella, pensó Ivette. Se prendía del brazo del Príncipe sin ninguna vergüenza, le hablaba con familiaridad, dejando claramente que existía entre ellos algo más que una simple amistad, ¿y ahora ella estaba allí?

Según tenia entendido, ella era la hija de un importante Emir, del cual sus tierras colindaban con las fronteras de Norusakistan, lo cierto es que Aisha, no era su persona favorita en el mundo y es que se sentía arder en coraje cada vez que veía como ella lo miraba. . . con esa estúpida adoración, que se juró que sus propios ojos jamás reflejarían.

Nazir, volvió acompañado de Aisha, quien llegaba con un escotado vestido negro, ¿no se supone que en sus tierras no deberían vestirse tan descaradamente?, además traía una pequeña tiara sobre su cabeza y un enorme collar o lo que fuese en el cuello, que aparentaba ser muy pesado, seguramente si se lo ponía ella, se iría de boca, además su cabello largo suelto, sus ojos maquillados de negro otorgándole misterio en su mirada y los labios de un rojo intenso. Apretó los dientes con fuerza.

Era realmente hermosa.

-Buenas tardes- saludó con una hermosa voz- Excelencia, Majestad- hizo una reverencia ante Zabdiel e Isabella.- Alteza- lo miró directamente a los ojos y una picara sonrisa le iluminó el rostro- Hayffa, que placer saludarle. Buenas tardes espero todos estén bien.

-¡Qué gusto verte, Aisha!- le dijo Isabella- adelante, toma asiento- Por mi que se quede toda la vida de pie. Pensó Ivette, con amargura.

-No te esperaba para hoy- Zahir le dedicó una enorme sonrisa - Imbécil, mujeriego. ¿Cómo le sonreía así a esa mujer cuando estuvo a punto de besarla en el pasillo? ¡Infeliz mujeriego!

-Ya sabe que me gusta sorprenderle, Alteza- le dijo con descaro y Zabdiel frunció un poco el ceño.

-¿Cómo están sus padres, señorita?- le preguntó El Jeque.

-Muy bien, Excelencia. Gracias por preguntar. Mi madre está en casa y mi Padre, ha salido a atender algunos negocios. Espero mi visita no sea inoportuna- se giró sonriente hacia los ingleses.

-Para nada- aseguró Suseth- es un placer verle de nuevo.

-Muchas gracias, señorita Cooper- le sonrió- señor Penfoll, que bien se ve usted- Suseth, frunció un poco el ceño.

-Muchas gracias, señorita- le sonrió este- usted está realmente hermosa, es bueno verle.

-Gracias. . .Señorita Ivette, ¿cómo está usted?

-Maravillosamente- le sonrió con falsedad- hemos tenido un perfecto viaje y al fin podemos conocer a Nael.

-Oh si, nuestro futuro Jeque. Es un bebé encantador- dijo dulcemente- todo un Mubarack, es muy atractivo.

-Así es- respondió Ivette- es muy dulce.

-Es mi sobrino- aseguró Zahir con orgullo, dando a entender que al ser su familiar, debía tener todas esas características.- Y dime querida Aisha. . . ¿te quedarás?- ¿QUÈ?, quiso gritar Ivette, pero conteniéndose, a fin de cuentas no estaba en su casa.

-Si no hay ningún inconveniente, me encantaría. En palacio son unos perfectos anfitriones y me complace tener amistad con la familia, además, el viaje ha sido un tanto agotador.

-¡Por supuesto que no hay problemas, querida Aisha!- la voz de Hayffa, sonó llena de alegría e Ivette pensó por primera vez desde que al conociera, que ella no le agradaba mucho.

¡Cálmate Ivette!-se reprendió-¡Los malditos celos te están consumiendo!

-Muchas gracias Hayffa, siempre tan amable.

Después de conversar largo rato, se dispersaron con la finalidad de atender ocupaciones antes de la cena. Como Nael, dormía los ingleses se retiraron a sus habitaciones.

Ivette, se dejó caer con pesadez sobre la cama, los ojos le picaban, pero se negó a llorar, Zahir no lo valía, era tan mujeriego y. . . contrajo los labios. No le gustaba aquella mujer, le caía realmente mal.

-No seas idiota, Vetty- se dijo con pesar- lo que tienes son celos, porque sabes que entre ellos hay algo. –suspiró pesadamente.

Un llamado a la puerta la sobresaltó. Se sentó de golpe en la cama.

-¿Quién es?

-Somos nosotras Vetty- la dulce voz de Isabella, llegó hasta ella- Su y yo, queremos que hablemos. . . conversación de chicas, ya sabes- Ivette, volvió a suspirar.

-Adelante- las dos rubias entraron sonrientes y se sentaron en la cama, luego cada una tomó una almohada y se acomodaron despreocupadamente.

-¿Sigue dormido Nael?- preguntó Ivette.

-Sí- Isabella sonrió- pero no debe tardar mucho en despertar con sus exigencias reales, se pone de malas cuando tiene hambre.

-Qué feliz te ves, Bella- le dijo sonriendo.

-Lo estoy Vetty, venir a Norusakistan fue la mejor decisión de todas.

-Y pensar que Matt y yo intentamos impedírselo- rió Suseth- menos mal y Su Excelencia es testaruda- le dijo con burla- sino imagínate lo que sería de ella, seguiría rodando por el mundo, buscando fotos d e lugares extraños.

-Amaba mi trabajo, Su- Isabella, arrojándole la almohada.- pero amo más mi vida de ahora.

-¡Obvio que no puedes quejarte!- le aseguró Suseth- Eres reina, tienes un esposo que te adora, un hijo hermoso, una linda familia. Tu vida es perfecta.

-Así es- aseguró ella- Vetty. . . Su y yo, tenemos cierta curiosidad- Ivette, frunció el ceño.

-¿Curiosidad sobre qué?

-Sobre ti- le respondió la Reina- ¿Te sientes bien junto a James?

-James es maravilloso- respondió con una sonrisa- es muy dulce y atento y la verdad es que no oculta sus sentimientos, según él, me adora.

-¿Estás enamorada de él?- le preguntó Isabella e Ivette, se puso seria.

-No- aseguró y luego se ruborizó- bueno, no lo creo. Es dulce, lindo pero. . .no creo que sea amor. – sintió que se ruborizaba aun más.

-Es allí cuando surge otra curiosidad que tenemos- dijo Suseth- vamos Bella, pregúntale- la instó.

-Vetty. . . ¿Qué sucede entre Zahir y tu?- dijo sin más e Ivette abrió los ojos enormes y se puso roja.

-No entiendo tu pregunta, Bella.

-La entiendes perfectamente- le acusó su amiga.

-¡Te has ruborizado!- le dijo Su.

-¡Yo siempre me ruborizó!- le aseguró Ivette.

-Vetty- intervino Bella- sé. . .sabemos que algo ocurre, te conocemos muy bien. Yo he notado como Zahir, te mira y la forma en que tu esquivas su mirada, he notado los comentarios de ambos y además su cara cuando Su, nombró a James y por si todo eso fuese poco, también notamos tu cambio de actitud con la llegada de Aisha, que es evidente se trae algo con mi cuñado.

-Yo. . .

-Vamos Vetty- la instó Suseth- sabemos que algo ocurre y queremos que nos cuentes. Nunca hemos tenido secretos.

-Además estamos muy preocupadas.

-No hay de qué preocuparse- le aseguró Ivette, sintiendo que sudaba a mares.

-¿Qué sucede?- Isabella la miró ceñuda.

-Termina de decirlo Vetty, estamos preocupadas por ti y no nos iremos hasta saberlo.

-Bien. . . – dijo exasperada al notar que no tenía escapatoria- Zahir. . . me. . . me besó- dijo avergonzada y bajó la mirada.

-¡Lo sabía!- aseguró Bella- ese pillo infeliz- contrajo los labios.

-¡Es endiabladamente sexy!- dijo Suseth con una picara sonrisa.

-No se trata de eso, Su- le dijo su hermana frustrada- él me confunde- casi gimió- tengo a un buen chico que podría darme la vida que siempre he querido, una vida llena de amor y cuidado y aparece este. . . Principito y me confunde toda- sus ojos se cristalizaron por la frustración, pero parpadeó con rapidez. No lloraría, no lloraría por él.

-Si yo fuese tú- le dijo Suseth- me lo comería completico, el condenado está re bueno- Isabella, la reprendió con la mirada y Suseth se encogió de hombros- pero no lo soy. Y eso es lo que me preocupa. No, no ser tu, sino que tu no seas como yo.

-¡Estás diciendo tonterías!-gimió Ivette.

-Es cierto- Isabella, la miró duramente.

-Bien- suspiró Suseth- lo que intento decir es que yo me lo tomaría como una aventura de vacaciones y disfrutaría de lo que quiera ofrecerme.

-¡Suseth Cooper!-gruñó Isabella.

-Ya. . . ya, vamos pero qué humorcito. Lo que quiero decir es que tu eres dulce Vetty y sobre todo inocente y Zahir. . . él es muy. . .

-Mujeriego- dijo Vetty apretando los labios- eso es lo que es, pero yo no soy una más de su lista, ni lo seré, le he dejado en claro que se aleje de mi.

-Eso lo incitará más- aseguró Isabella- que lo rechaces es un reto para él, lo conozco.

-Solo quiero que me deje en paz- gimió Ivette desviando la mirada para que sus hermanas no vieran lo atormentada que se sentía.

-Te gusta- aseguró Suseth- te gusta Vetty.

-No. . . Si, pero eso no es suficiente, no dejaré que me use.

-Puedo hablar con él- se ofreció Isabella.

-¡NO!- gimió Ivette- eso me avergonzaría más.

-Puedo pedirle a Hayffa o a Zabdiel que hablen con él y. . .

-No Bella, te lo agradezco de verdad, pero no hace falta. Estoy resuelta a mantenerme alejada de él y que no vuelva a besarme. Él tiene a Aisha ahora en Palacio, seguramente se entretendrá con ella. . . – contrajo los labios.

-¿Son celos lo que huelo en el ambiente?

-Puede ser- admitió Ivette- pero es lo mejor. No hay posibilidades de nada entre él y yo.

-Hay muchas posibilidades- aseguró Suseth sonriendo.

-Ninguna que me interese emocionalmente, no soy un juguete, Su. No le permitiré que me lastime.

-No queremos verte sufrir- Isabella, se estiró y tomó una mano de la dulce Ivette, entonces Suseth, tomó la otra, así como hacían cada vez que una necesitaba a las otras- solo queremos que estés bien.

-Lo esteraré.

-Vetty- Suseth la miró- un mujeriego puede cambiar si se enamora de la chica indicada. . . si es verdadero amor ¿si te interesa, por que no lo conquistas?

-Sería una perdida de tiempo Su, él no cambiará ni por mi, ni por nadie. Además, es un juego peligroso, al tratar de conquistarlo arriesgo el corazón y no estoy dispuesta a ello. No cederé a sus encantos, lo mejor es que me mantenga alejada de él, pronto se le pasará el capricho y me dejará en paz.

-¡Qué Alá, nos ayude!- pidió Isabella- y que lo ayude a él, porque si te lastima, terminará exiliado, conocerá la furia de la Reina de Norusakistan- aunque sus palabras eran serias y duras, la miraba con dulzura.

Un llamado a la puerta hizo que las tres se giraran.

-Adelante- concedió Ivette, quien entró fue Naiara.

-Lamento interrumpirlas. Señorita Cooper, su novio, el señor Penfoll está buscándole.

-Iré con él- aseguró Suseth sonriendo.

-Mi señora- se dirigió a Isabella- Su Alteza, el pequeño príncipe Nael ha despertado y por sus gritos pide con urgencia las atenciones de su madre- Isabella sonrió.

-Gracias Naiara, ahora mismo le atiendo.

Sus hermanas se retiraron para atender los llamados y ella se quedó acostada pensando en la conversación que habían tenido. No, él no cambiaría jamás y ella no se arriesgaría a que le destrozaran el corazón, lo mejor era mantener al Principito a raya.

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