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CAPITULO 4

Mar se sentía como si el mundo entero estuviera colapsando sobre ella. Golpeaba la puerta con una furia desesperada, sus gritos resonaban en la puerta mientras Tay intentaba calmarla, pero sus palabras caían en oídos sordos."¡Mar, cálmate!", suplicaba Tay, pero Mar solo podía pensar en una cosa: su necesidad desesperada de una ducha y un poco de sueño.

"Tay, ¿cómo quieres que me calme cuando estoy exhausta? Además, necesitamos bloquear esas tarjetas", dijo señalando las tarjetas de crédito en las manos de Tay. "No puedo creer que ese imbécil de Carlos esté gastando a tus espaldas".

Mientras tanto, detrás de la puerta, la pequeña Maricruz se preguntaba qué estaba sucediendo. "¿Por qué te ríes, tía Andre?", preguntó con inocencia. "Maricruz, ¿qué haces despierta a estas horas? Si tu mamá se entera, nos mata a todas", advirtió Andre, tratando de mantener la compostura."¡Me despertaron los gritos de la tía Mar!", se defendió Maricruz. "No es mi culpa, soy inocente. Mamá no puede enojarse conmigo, ¿verdad?".

Andre se preparaba para enfrentar la ira de quien temía que apareciera en cualquier momento. "¿Qué pasa, Andre?", preguntó Angie, a sus espaldas con un hilo de preocupación en su voz. Andre se volteó lentamente, solo para encontrarse con la mirada furiosa de Angie, su gran amiga ."¿Qué hace mi hija levantada a esta hora, Andre?", interrogó Angie con firmeza.

"No lo sé, pregúntale a Maricruz, no a mí", respondió Andre, tratando de desviar la atención.Mientras tanto, los gritos de Mar continuaban afuera, mezclándose con las risas nerviosas de Andre y los murmullos preocupados de Angie.

Era una escena caótica, pero entre toda la confusión, había un toque de humor absurdo que no podía evitar sacar una sonrisa a la pequeña Maricruz a pesar de la situación tensa.

Tay se sentó agotada recostada en la puerta, resignada a no descansar en la noche y sin dormir también. Mar, su amiga, estaba golpeando duro la puerta con furia, gritando sobre su enojo hacia Andre.

"Mar, hace frío aquí afuera. ¿Qué tal si nos escapamos a un hotel esta noche y dejamos que los demás puedan dormir está noche?" Tay sugirió con una sonrisa cansada, mirando a su amiga con esperanza. Mar consideró la idea por un momento. Sabía que si aceptaba la oferta de Tay, significaría enfrentarse a la realidad de vivir sola. "¿Qué pensarán los demás si me voy? No necesito que esa loca me dé órdenes, ¡no es mi mamá!" Mar reflexionó para sí misma, rechazando la idea de abandonar el lugar. Antes de que pudiera decidir, la puerta se abrió de golpe y Tay cayó de culo, hacia atrás con un grito.

"¡Taylandia, tienes prisa por entrar!"— Itha, con su característica sonrisa sarcástica, la recibió en la puerta. Angie apareció para ayudar a Tay a levantarse del suelo, riendo entre dientes. "¿Por qué estás tan apurada? ¿Has estado llorando, Tay?" —Preguntó Angie, preocupada.

Mar aprovechó la oportunidad para entrar y confrontar a Andre. Con un gesto decidido, señaló a su amiga con el dedo acusador. "¡Estoy enojada contigo, Andre!". Andre cruzó los brazos con una expresión desafiante y en ese preciso momento escucho las siguientes palabras me voy fue lo que dijo Mar.

Por la sombrita que te vaya bien,"Si quieres irte, adelante. Pero no esperes que no te recuerde las reglas de aquí", respondió con frialdad."—Andre.

—Tía Mar, ¿estás enojada?" Una niña pequeña apareció en la puerta, mirando a su tía con ojos grandes y preocupados. Mar se derritió ante la inocencia de su sobrina. "No, mi pequeño terremoto. ¿Quieres dormir conmigo esta noche, Mari cruz?" La niña asintió emocionada, olvidando momentáneamente el drama que había ocurrido minutos antes. A medida que la noche avanzaba, las risas y las conversaciones llenaban la habitación. A pesar de los desacuerdos y los problemas, la familia encontraba consuelo y alegría en estar juntos. Y mientras Mar se acurrucaba con su sobrina en la cama, se dio cuenta de que, a pesar de todo, siempre había un rayo de luz en medio de la oscuridad y que la alegría de su vida es tener esas cuatro locas encantadoras y dio una sonrisa.

Sabía que no podía contar con su familia. Ahora se imaginaba el problema que tendría con ellos por haber sacado a su primo Carlos del apartamento. Tenía la cabeza hecha un lío y en su corazón no dejaba de pensar en ese hermoso hombre, caballeroso, guapo, excelente en la cama, todo un príncipe, no como el idiota de su exnovio que incluso la hizo perder un hijo.

Miró a Mari Cruz y se limpió sus lágrimas, estaría tan grande como tú, mi princesa. Escuchó unos golpes suaves en la puerta. "Adelante", contestó ella limpiando sus lágrimas. "Mi niña, soy yo. Te traje un vaso de leche tibia como te gusta, Mary", susurró, ella. "Sabes que la leche no me gusta, es para los terneros como el agua para las plantas"."Está bien, me pillaste, mi niña. Solo quería saber cómo te sientes. Estoy bien, gracias, mi nana hermosa. Solo tengo un lío en la cabeza, nada más".

Sin querer escuché lo que están hablando en la sala, Tay está llorando y Andre se siente mal por haberlas dejado por fuera de la casa esta noche.

Mi niña, tengo mucho miedo de que tu padre venga a hacerte un escándalo por lo de ese parásito de tu primo Carlos.

—No te preocupes, que si papá viene, lo voy a enfrentar. No soy la misma estúpida e ingenua que le tenía miedo a papá, no soy la misma de hace cinco años.

Lo sé, Mar, pero para mí eres y seguirás siendo mi niña. Mar abrazó a Mary, gracias por siempre estar conmigo, por cuidarme desde niña, por cuidar de Mari Cruz.

Eres mi familia, mi todo. Pero no quiero que te preocupes más por mí, estoy bien. Solo necesito resolver algunas cosas en mi mente antes de poder seguir adelante.

Mary la miró con amor y ternura, sabiendo que su pequeña Mar había crecido y se estaba convirtiendo en una mujer valiente y decidida. Juntas se abrazaron con fuerza, encontrando consuelo y fortaleza en el amor que se tenían.

Pase lo que pase, estaré a tu lado, siempre. Eres mi niña y haré todo lo que esté a mi alcance para protegerte y apoyarte en todo momento, dijo Mary con voz suave pero firme.

Mar sintió una oleada de gratitud y amor por su nana, por su madre adoptiva que siempre había estado ahí para ella, incluso en los momentos más difíciles. Juntas se enfrentarían a lo que fuera necesario, sabiendo que tenían el amor y la fortaleza para superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino...

Continuara...

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