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Ajuste

6

Chris la escuchó gemir y sus manos volaron para tocar un seno, que sutilmente evitó colocando una mano en el hombro opuesto mientras sentía que la correa se deslizaba por su cuello.

Zoe sintió una pierna metiéndose entre las suyas y el placer se incrementó.

—¡Dios, qué delicia! —susurró Zoe creyendo que lo decía muy bajo, al sentir como se frotaba la piel interna de sus muslos contra la dura piel de Chris. Esa tela era su camino al cielo.

Una mano masculina alcanzó su espalda y ella jadeó ruidosamente. En verdad, la picazón se estaba volviendo cada vez más insoportable.

Volvió a acomodar su cuello y Chris vio su cara tan cerca, sus labios suaves, esos pechos que casi podía ver. Tan decisivo y delicado.

Zoe apretó sus musculosos brazos con fuerza, presionando su mejilla contra su pecho.

—¡Qué rico se siente! —susurró completamente perdida con los dedos del hombre rozando su espalda.

Chris no podía esperar para besar sus hermosos labios. Debió haberlos probado, mojó su lengua en ellos y finalmente sumergió su porción en la suave carne rosada.

Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello con una mano y lo acarició suavemente. Su amante le gritó que la dejara ir. Pero, al ver los efectos del sufrimiento en el viaje de su vida, se detuvo. También está la cuestión del autocontrol.

—Zoe... —ronrroneó excitado.

La chica entreabrió los labios y los mojó con la punta de la lengua.

—Ya no aguanto más, te necesito —dijo apartándose un poco para rodearse con los brazos y acariciarlos.

—Solo pídemelo cariño ¿qué quieres que haga por ti? —la recorrió tratando de no verse muy desesperado.

Su voz sonó suplicante. Ella realmente lo ponía muy caliente.

Zoe se acomodó el cabello sobre el hombro derecho y le dió la espalda.

—¡Por favor, en la espalda...! —gimió con tal angustia que Chris se acercó de inmediato y Zoe lo miró sobre su hombro.

—Necesito que me...— Eso fué demasiado cerca, pensó inquieta. Aunque su cercanía era más deseable que la de Ryan. —¿Me rascas la espalda? —inquirió realmente necesitada de su ayuda.

Los ojos de Chris miró que lo veían con inocencia.

—La espalda.¿Quieres que te rasque? —repitió creyendo que estaba en algún tipo de juego previo.

Zoe lo miró angustiada y trató de alcanzar ese punto cerca de su espalda sin éxito.

—Ya no aguanto más —susurró con ojos de cachorro.

¿Cómo podía negarse a acariciar esa seda con múltiples lunares que llamaban a sus labios?

¡Diablos, ésa chica que está delante de mis ojos si que era sensual! Lo estaba llevando al extremo.

Chris vio Zoe astutamente recogió una parte de su vestido, y puso su mano detrás de su espalda. Zoe se frotó los muslos hasta que se pusieron rojos y se detuvo colocando las manos en las caderas.

—Relax —susurró con la voz entrecortada —, ven aquí —. La paró frente a él y la atrajo —. Tu piel es delicada, vas a dejar cicatriz si sigues tocándote así.

Apoyó una mano en su cadera y la otra la plantó en la espalda desnuda, paseándose sin prisa. El rostro de la chica era aún mas erótico con cada caricia.

—Uff...ahh.. hazlo más fuerte, por favor.

—No voy a marcar tu piel... aún.

—No, ahh..mm.. te preocupes... ¡dame más duro!

Los sentidos de Chris se pusieron en alerta máxima. ¡Qué bien sonó éso!

La chica estaba disfrutando tanto de su contacto como si le estuviera haciendo el amor, pensó Chris viéndola cerrar los ojos. Miró los vellos de su piel erizarse.Ella separó sus dulces labios para suavizarlos y lamió los suaves labios.

Los hilos de su ropa se cayeron y logró ver más de lo permitido. Su círculo de corazón apareció. Ella tiene senos pequeños. Se ajustarán cómodamente en su mano, en su boca.

Zoe se rindió al placer. Apoyó la cabeza en su pecho. Chris se quedó quieto. ¿Qué se suponía que estaba pasando?

La rubia estaba coqueteando de una manera tan peculiar que quería ver hasta donde llegaba.

—Muchas gracias —la escuchó decir antes de separarse de él.

Entonces el tirante cayó por completo, pero antes de que sus pechos quedaran al aire, Zoe se lo detuvo —. ¡Uy por poco! —se ruborizó — ¡Ya no aguanto la picazón! —dió un paso atrás, alejándose más —. Buscaré a mi hermano y le diré que quiero irme. Además, no quiero ver a ese gusano de Ryan.

—¿Q... qué dices? —dijo como si lo estuvieran despertando de un sueño.

Zoe se ajustó el cuello. Luego se rascó un brazo.

—Muchas gracias por salvarme de él —apuntó con la barbilla llena de desprecio.

—¿Es tu novio? —inquirió Chris curioso —. ¿O ...lo era?

Ella se rió con ganas, con tal espontaneidad que fué una novedad para él. Negó con la cabeza.

—¡No! ¡Ni siquiera somos amigos! Es un idiota que pensó que le estaba coqueteando, —le explicó.

Chris sonrió con desgano. ¿Entonces no fué su arrebatadora personalidad lo que la sedujo? ¿No le estaba coqueteando?

Chris no supo bien de qué hablaba en ése momento —sólo porque me dió comezón por todos lados —arrugó la naricita respingada, que le daba un aire infantil —. Creo que me vió rascándome de formas poco adecuadas para una dama —señaló bajando el tono.

—Qué bien. Entonces ¿no hubo flirteo deliberado? Fui el héroe de la noche.

De pronto Zoe se quedó sin expresión.

—¡Oh dios!

—¿Qué pasa? ¿Tienes otro ataque de comezón?

—¡Nooo! ¡Qué vergüenza contigo... con usted!

Chris levantó una ceja confundido ¿y ahora que le pasaba?

Zoe miró al musculoso y seductor hombre que la había tenido entre sus brazos. Un cosquilleo la invadió. No era nada más la comezón. Se cubrió la boca con ambas manos.

La rubia se apartó y empezó a buscar alrededor su zapato perdido. Chris se dió cuenta y lo encontró antes que ella en un rincón de la terraza.

Fué por él para mostrárselo. Zoe dió un paso en su dirección.

Chris se arrodilló, deteniéndola en seco.

—Por cierto ¿cómo sabe mi nombre?

—Lo escuché llamarte así —dijo mientras la ayudaba a ponerse bien las zapatillas.

—Hace un momento yo tampoco podía dejar de mirarte —confesó haciendo que Zoe se tambaleara un poco por la declaración tan honesta y directa —así que no lo culpo del todo —. Fué realmente excitante —agregó viendo como el rostro de la chica empezaba a tornarse ceñudo —pero, ahora sé que no me coqueteabas, que es una terrible alerDaisy.

Acarició sutilmente la piel de su pantorrilla la cual se veía enrojecida hasta la altura entre los muslos. Qué piernas tan espectaculares, pensó sabiendo que definitivamente era una chica atlética.

Suspiró antes de levantarse y quedar ante sus ojos.

—Lo siento, nunca ha sido mi deseo llamar la atención de esa manera —respondió apenada.

—En cuanto a él...

—Se puso pálido en cuanto lo vió.

—Supongo que tendré que recordarle cómo se trata a una dama.

Sus palabras lograron sedar sutilmente los nervios de Zoe. Chris descubrió que era muy ingenua. Fácilmente volvía a caer en su encanto.

—¿Usted cree que aprenda? No me gusta que cada vez que llevo el almuerzo de mi hermano a su trabajo, él está cerca.

—¿Te molesta? —inquirió y ella bajó la mirada. Chris apretó los labios. Al parecer era un descarado acoso —. Prometo arreglar esa situación para ti. Te puedo asegurar que se volverá muy respetuoso contigo —señaló poniendo distancia entre sus cuerpos. Era una buena estrateDaisy de atracción —. ¿Podrías dejar de hablarme de usted?

—No creo. Usted es el jefe de mi hermano, no mi amigo.

Chris sonrió con sutileza. Empezaba a sentirse frustrado con esa resistencia. Volvió a acercarse.

—¿Y Por qué no? —musitó seductor, tocándole la barbilla sin que ella lo rechazara —. Acabo de salvarte de una situación de peligro, al menos merezco ese gesto de tu parte.

Zoe miró de forma inevitable la majestuosa figura varonil, su perfume era una delicia. Contuvo el aliento.

—No... no le convengo como amiga.

Su ingenuidad y su belleza volvieron a atraerlo como mosca a la miel.

—A mi me encantaría que fuéramos muy buenos amigos —susurró inclinándose un poco hacia ella.

—La verdad es que soy muy molesta. Dicen que hablo mucho, lo cual es normal para alguien que lleva una vida tan aburrida.

Chris levantó la izquierda ceja .

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