10
—De tres a cinco... —repitió Chris .
—Lo de la fotografía lo hago solo fines de semana. Josh no me deja...
—Querida hermanita, Chris está cansado. Sería mejor de que nos vayamos. Ve por tu vestido o lo que quede de el.
—Primero debemos recoger un poco. Qué pena que haya llegado a una fiesta que no quería.
Antes de que replicaran se alejó de ellos.
Mientras recogía algunos vasos, los vió continuar la conversación. No quería enterarse de cuestiones familiares, pero alcanzó a escuchar algo.
—David y yo mantenemos una fría y estricta relación de trabajo —escuchó que le decía a su hermano
— Somos primos pero entre nosotros no hay nada más.—He escuchado rumores, pero no voy a preguntar el por qué del distanciamiento.
—Mejor así, es un asunto muy personal. De muchos años.
—Y ésta fiesta de bienvenida solo fueron ganas de molestar.
—That´s right.
—Lo lamento.—los ojos mirando el piso —Me siento aún más avergonzado por haberme incluído en el plan.
—Aunque no estuvo tan mal —respondió mirando de reojo, con discreción a Zoe que de pronto luchaba por mantener bien cerrada la bata.
—Cuando estés más descansado, te invitaré a cenar a casa. Mi madre es la mejor.
Chris lo miró con atención.
—Es un placer de conocer a la otra mujer que te cuida tanto .
Joshuah dibujó un gesto tierno en su cara al pensar en su madre.
—Es un ángel.
Zoe los miró desde el bar. Ese hombre era bueno, pensó. Si su hermano confiaba en él, ella también debía hacerlo. Ya lo hacía.
Chris descubrió que era observado con atención, mas no le sostuvo la mirada. Pero quedaba confirmado que había ganado su atención.
La vió caminar hacia su recámara metida en la bata. Luego regresó cargando el vestido roto y las zapatillas puestas.
—Voy a reponer ese vestido —aseguró en voz baja cuando Joshuah se adelantó a la salida.
—No es necesario.
Chris rozó su mejilla.
—Yo lo arruiné. Además... —le metió una tarjeta con su número en el bolsillo de la bata —. Guarda mi teléfono. Lo vamos a necesitar —murmuró embriagándola con su aliento a whisky , su perfume, su seductora voz.
—Si, lo voy a registrar apenas llegue y mañana lo veo para entregarle la bata.
—Verdad...que si... la bata.
Se despidieron de él en la puerta. Zoe se paró de puntillas para darle un beso en la mejilla y Chris puso una mano en su cintura.
Esa noche debió despedirse de la hermosa rubia que se llevaría su bata. Al menos estaría arropada con algo suyo, como esperaba que pronto fueran sus brazos los que la envolvieran. Dejarla ir con su bata puesta, dejaba más que abierta la posibilidad de encontrarse antes de lo que imaginaba.
Cuando Zoe y Joshuah llegaron al recibidor de los apartamentos, trataron de ignorar las miradas maliciosas de las personas que iban llegando. Sin embargo, hubo una presencia que a ambos les robó la mirada. Se trataba de una famosa de las redes sociales cuyo cuerpo y belleza en vivo era casi irreal.
—Wow —susurró la chica. Su hermano se quedó boquiabierto.
—Holis bello —le dijo ignorando a su acompañante.
Zoe vió con admiración esas formas tan perfectas, la manera en que le quedaba el vestido, era como si llevara una segunda piel. No tenía un solo defecto. El cabello peinado en ondas, larguísimo hasta la cintura, olía tan delicioso que estuvo tentada a preguntarle qué usaba. Esa mujer era una diosa.
La rubia casi adolescente se ajustó la bata y descubrió las iniciales de MD con unas alas a los costados de cada letra.
Levantó la vista y la mirada que se encontró fué la del mismo diablo.
La mujer de piel bronceada, en vestido rojo y tacones de tiras se había transformado en una persona que ahora parecía amenazante.
—¡Vámonos Joshuah! —presionó Zoe por instinto a su hermano para que se retiraran.
Escuchó a sus espaldas que hablaba en algún idioma extraño que no reconoció. Luego gritó un nombre que a ambos les hizo sentir escalofríos.
—¡¡Chris!!
Joshuah explicó todo lo que ha ocurrido con el vestido a su madre . La bebe de la casa se fué directo a su habitación, había tenido demasiadas emociones ese día y estaba cansada. Recordó la cercanía de Chris. Contuvo la respiración.Dejó los restos de su vestido sobre el tocador y lo miró hipnotizada. Qué hombre tan bello... Tenía un cuerpo perfecto, esas curvas como Capitán america, piel bronceada,las cejas es tan sexy, ojos verdes, labios rojitos que son perfectos, el cabello ondulado, abundante... Tan alto, suspiró. Tan sensual, varonil...Porque no había otra manera de describirlo. ¿qué más podía decir?
Buscó su móvil. Esa noche lo había dejado por las prisas. Sacó la tarjeta del bolsillo de la bata y se mojó los labios. Se miró en el espejo. Traía puesta una prenda suya y debajo solo traía las bragas.
Caminó hasta la cama, se quitó las zapatillas y se acostó con descuido.
Escribió el número con nervios. ¡Qué emoción!
De inmediato apareció su WhatsApp.
—borró la palabra —... su número —dudó en enviarlo.
Chris miró ante sus ojos a la molesta filipina y apretó los labios rojitos. Esa chica estaba hecha un problema del que no podía librarse.
En ese momento, luego de llegar a su departamento, no había parado de reclamarle que había visto a una mujer con una bata suya. Estaba imparable con los reclamos. Era una celosa, posesiva, con muy poca autoestima.
Sintió la vibración del móvil en el pantalón.
—Gusto mo bang ihinto ang pakikipagtalik sa mapahamak na selos na iyon?
(¿¡Quieres dejar de joder con esos malditos celos!?) —replicó sacando el teléfono.
Cuando vió el mensaje su ánimo cambió.
Diana se dió cuenta y se lanzó hacia él para arrebatarle el teléfono.
—Sinong niloloko mo ako? (¿Con quién me estás engañando?)
Chris se tensó al ver su actitud. La chica no dudó en acercarse para apoderarse del móvil y mirar con rabia la pantalla.
—Bigyan mo ako Diana. Huwag lumampas sa linya.
(Damelo Diana. No pases la línea)
—Sino siya? (¿Quién es ella?)
—Ito ay wala sa iyong negosyo. (No es asunto tuyo).
—Chris, hindi ka makakasama ng ibang babae!(¡Chris, no puedes estar con otra mujer!) —gritó y tiró el teléfono al suelo, luego lo pisoteó, antes de levantarlo de nuevo y volver a tirarlo lanzándoselo.
Chris lo esquivó y el dispositivo terminó estampado contra la pared.
Diana lloraba furiosa, no hallaba calma a su sentimiento de abandono, como si él fuera su propiedad.
De pronto lo miro dolida, cansada y dió un paso hacia él, quien harto de su actitud caprichosa la detuvo extendiendo una mano para poner distancia.
—Mi amor... —suplicó.
—kunin mo ang iyong bag at umalis ka! (Toma tu bolso y largate)
Diana clavó sus largas uñas en la palma. Chris sabía que se iba a agredir a si misma. Solía tener esos arranques autodestructivos que no iba a seguir tolerando.
Le dió la espalda sabiendo a lo que se exponía. Apenas dió dos pasos y se escuchó el primer cristal roto. Iba a destruir el departamento, si se lo permitía, pero su nuevo interés era más importante.
Recogió el teléfono y vió que aún funcionaba. Se dirigió a la recámara y se encerró.
Marcó a recepción antes de responder el mensaje de Zoe.
—Morgan, —dijo antes de que un grito de Diana se escuchara —llama a seguridad.
—Buenas noche .¿Ocurre algo, señor Downey?
—Tengo que decirte que entró una loca a mi departamento y está destrozando el lugar.
—Señor Downey... lo siento. No sabía.
—Tranquilo, yo le había dado llave, pero ya se volvió una molestia.
—Enseguida suben, señor Downey.
—Gracias amigo.
Tenían orden de no permitir el paso a personas que él no autorizara, así tuvieran llave.
—N...no señor, lo prometo.
Se quitó el suéter negro, tras dejar el móvil en el lavabo.
Se encaminó al baño en donde encontró una toalla colgando. La que su pequeña tentación usó.—Veamos qué tenemos aquí —musitó excitándose con el juego que estaba por empezar.
Volvió a poner su atención en el mensaje.
Zoe frunció el seño y se sentó.