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3

—Kane, quiero decirte algo—Ali estaba sentado en el piso—hace unos momentos he estado sintiendo actividad del inframundo hacia acá, los espíritus están llegando cada vez más y no solo eso, siento que detrás de ellos hay un espíritu manipulándolos, este debe de ser aún más fuerte que sus súbditos. Además esa chica que te gusta, Maria, cuando la vimos sentí algo diferente en ella que no le puse atención, pero por algún motivo creo que está en peligro también.

—¿Qué dices?—me levanté rápidamente de la cama.

—Así es, los espíritus no solo han venido por tu alma, creo que están sedientos de otras almas y dentro de ellas creo que está la de esa chica.

—¡Salgamos de acá inmediatamente!—tomé mi camisa y salimos de mi habitación.

Mientras corríamos a gran velocidad en busca de Maria tan solo pensaba que no le hubiera pasado nada, no quería llegar tarde.

Había una sala, al parecer era como de meditación, en ella estaba el cuerpo de Maria, ensangrentado y con golpes por donde sea, las paredes estaban rasgadas, parecía que se vendrían abajo.

Observé a mi alrededor y no había nada, pero en un abrir y cerrar de ojos una enorme mano atravesó la pared destruyendola.

—Hazte a un lado—intervino Ali con sus katanas poniéndolas en forma de X deteniendo así el golpe.—este no es un espíritu como los otros, Kane.

Yo solo podía ver el cuerpo de Maria, tirado. Intenté ir por el, pero el espíritu había lanzado una especie de hechizo que me impedía el paso.

—Soy la estrella de la desesperación y ustedes pagarán caro por haberse entrometido—su vAngel era Randy.

A diferencia de los otros espíritus este sí podía hablar, su aspecto era como de un ángel, pero un ángel sombrío, su rostro era un craneo con colmillos puntiagudos, sus manos eran largas pero tenía alrededor de ocho garras en cada una, en sus extremidades tenía una especie de armadura que le cubría todo. De él emanaba una especie de aura negra haciéndose cada vez más intensa con sus movimientos.

—¡Maldita sea!—me enfurecí, viniendo así mi transformación—pues quien pagará caro eres tu, maldito—me dirigí hacia él con mi espada alzada.

—¡Espera, no lo hagas!—Ali extendió su mano intentando detenerme pero ya era muy tarde.

—¡Toma esto!—intenté atravesarlo con mi espada, pero este se desvaneció instantáneamente apareciendo a mi lado. Sentí como dos de sus garras me atravesaban el costado.

Me sentía inmóvil, tan solo sentía el dolor profundo que me estaba causando.

—¡Ataque final!—Ali se posicionó de cuclillas desvaneciéndose de la misma forma que lo hizo el espíritu impactando después en su brazo con sus dos katanas. Fue así que pude liberarme del hechizo.—te dije que no atacaras de pronto, una de las cosas que siempre debes de tener en cuenta es no subestimar al enemigo, lo primero que tienes que hacer es analizar sus movimientos o terminarás muerto.

—No te preocupes que eso no volverá a pasar—toqué mi costado y estaba sangrando—Maldita sea, siento como me agoto cada vez más rápido.

—Es por mi ataque especial, cuando introduje mis dos garras en tu costado también introduje mi veneno mortal, el té hará cada vez más débil hasta que seas una presa fácil—se posicionó cerca del cuerpo de Maria, intentando devorarla.

—Kane, mírame—ordenó Ali—tienes que concentrarte, no dejes que el odio te entorpezca.

Concentré aún más mi energía, entré en un estado de meditación, aclarando mis pensamientos y expulsando la mala energía que estaba apoderándose de mi cuerpo. Me abalancé sobre el espíritu, una vez más se desvaneció, pero esta vez cerré mis ojos quedándome estático. Vi claramente cuando un portal se abrió arriba de mi cabeza.

—Te tengo maldito—con mi espada corté su brazo generándole un gran dolor.

—Así se hace—Ali me animaba.

Inmediatamente vi que los ojos de Maria se abrían poco a poco.

—¿Qué me ha pasado?—se tocaba la cabeza, estaba un poco atolondrada—pero... ¿qué haces vestido así, Kane? Y ¿Quién es ese horrible monstruo? Además a ti no te conAngelco—señaló a Ali—esto debe de ser una pesadilla.

—Cálmate, Maria, luego te contaré, pero primero tengo que acabar con este maldito que intentó asesinarte.

Un momento, ¿Cómo es que Maria pudo ver al espíritu y a Ali? Si se supone que solo yo puedo ver las cosas paranormales.

—¿Crees que con ese movimeinto que acabas de hacer me derrotarás?—El brazo del espíritu se regeneraba a lo inmediato.

Maldición, esto estará más difícil que lo que pensé.

El espíritu empezó a sufrir una transformación, el aura negra seguía aumentando cada vez más, saliendo de sus costados otros dos brazos más. Estos están aún más largos que los anteriores.

—¡Acá voy!—me embistió con gran fuerza. Coloqué mi espada en forma de defensa deteniendo así sus dos brazos, pero utilizó los otros dos generándome golpes en mi abdomen botando así mi espada. Pude ver cómo salió sangre de mi boca.

—¡Kane!—grito Maria tratando de ayudarme.

—¡Cálmate!—Ali la tomó de la cintura—confía en el.

No quería decepcionar tanto a Maria como a Ali. Enfurecí aún más, pero noté algo extraño en mi cuerpo, una especie de aura también cubría mi cuerpo, esta era de color blanco.

—¡Toma!—me desplacé por un costado de la sala, mis pies se adherían por la pared perfectamente, el espíritu intentó atraparme con sus dos brazos gigantes destrAngelándolos por completo. Seguí avanzando y nuevamente intentó atraparme con sus dos brazos más pequeños, hice un corte circular con mi espada alrededor de ellos. Había dejado a la bestia sin sus brazos totalmente expuesto.

—Hazlo—ordenó Ali.

—¿No crees que es suficiente?—me retiré del cuerpo.

Enseguida escupió un objeto que se asemejaba a una lanza en dirección a Maria. Pasó al lado de mi cabeza, tan solo pude ver cuando la lanza se desplazaba poco a poco. Ali utilizó una katana para partir la lanza en dos envitando así que atravesará el pecho a Maria. Se desvaneció apareciendo frente al cuerpo del espíritu.

—Cuando estes frente a un espíritu tienes que terminar el trabajo, Kane—guardó sus katanas. Al darse la vuelta el cuerpo del espíritu comenzó a desplomarse en muchos trAngelos, la velocidad de Ali era tan impresionante que bastaba tan solo unos segundos para asesinar.—si no hubiera estado yo, la chica hubiera fallecido.

—¿Ahora sí me podrías explicar qué diablos está pasando acá, Kane,?—Maria se dirigió hacia mi bastante asustada.

—Ha sido suficiente por hoy, señorita,—Ali tronó sus dedos desapareciéndonos del lugar. Había aparecido en mi cuarto con el.

—Oye y ¿Maria? ¿Qué pasó con ella?—quise saber.

—Ella está en su habitación al igual que nosotros.—se sentó a la orilla de la cama.—hay algo que me ha incomodado desde esa batalla y no entiendo como esa chica pudo ver todo.

—Lo mismo me estaba preguntando, se supone que solo yo podía ver eso ¿no?—giré mi cuello para observarlo.

—Tengo entendido que si—se desvaneció.

Al día siguiente salí de casa rumbo a la universidad, necesitaba dar con Maria, habían ciertas cosas que habían quedado pendiente y quería estar claro de eso.

En solo la entrada estaban mis compañeros de clases murmurando algo.

—¿Qué pasa?—entré al grupo—¿Cuál es el escándalo?

—Hoy es el la entrega del examen de matemáticas que hicimos y todos estamos preocupados por los resultados excepto Harry, sabemos que él siempre sale bien.

En el fondo también me sentía tranquilo, porque el me pasó todo el examen.

—Pues veremos cómo salimos—entramos al aula.

El profesor entraba con su maletín y sus horrendos lentes. Su caminado era extraño y siempre se peinaba con un partido al centro de su cabeza.

—Queridos estudiantes, el día de hoy traigo los resultados de los exámenes y quiero comentarles desde ya que han sido un completo desastre—empezó a carcajear como si gAngelaba de eso.

Empezó a dar los exámenes uno a uno, solo miraba las caras decepcionadas de los que pasaban con el. En los exámenes miraba treinta de cien, diez de cien, pero cuando llamó a Harry lo felicitó y no era nada extraño.

—Kane Marshall—llamó.

Me dirigí a su escritorio y lo primero que vi en mi examen fue un cien de cien. Él me quedó observando de malas ganas.

—No sé cómo lo hiciste, pero este examen no me convence, tienen que haber algo detrás de este resultado, jovencito—bajó sus lentes para verme directamente.

Solo tomé mi examen y me retiré.

—Bien, cómo pueden ver todos han sido un completo fracaso excepto por Harry y el joven Kane, habrá que felicitarlos a ambos—se paró frente a la pizarra. En ese momento todos comenzaron a reírse.—¿por qué se ríen de nuevo? —observó hacia todas direcciones enfurecido.

Salimos hacia los pasillos, era hora libre y al final del pasillo logré ver la espalda de Maria caminando, empecé a acelerar el paso apartando a los estudiantes que se me ponían en frente.

Entró a la biblioteca, de igual forma lo hice. Estaba en una mesa con un libro, al parecer le gustaba la lectura.

—Maria, tenemos que hablar—le susurré al sentarme.

—Sí, ¿de qué?—siguió leyendo.

—De lo de anoche, todo tiene su explicación—tomé su mano.

—¿De qué cosas hablas, Kane,? Anoche estuve en casa cenando con mis padres, ¿estás seguro que estás bien?—cerró su libro.

—Pero... lo de anoche... lo que viste...—fruncí el ceño.

—No sé a qué te refieres, Kane, tampoco me gusta que me des ese tipo de bromas—guardó su libro y se fue.

—Será imposible que ella recuerde algo—apareció Ali frente a mi.

—Oye, deberías de hablar antes que aparezcas, de pronto me saldrás matando del susto.—crucé mis brazos—¿por qué dices que será imposible que recuerde algo?

—Bueno, porque yo la tengo bajo un hechizo de perdida de memoria, pero no prometo nada, no sé cuánto tiempo puede durar. Sabía que tú harías esto al día siguiente y quise asegurarme que no cometieras ninguna estupidez—se acercó a mi oído—¿quieres que la vida de esta chica corra peligro?

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