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Capítulo 4

-Policía de Salisbury- anunció -Venga con nosotros, por favor.-

Marlena no creía que pudiera haber nada peor que estar encerrada en la sala de interrogatorios de una comisaría sin saber por qué, pero estaba equivocada.

Estar encerrada en una sala de interrogatorios de una comisaría sin saber el motivo con Jesús Winslow-Haven sentado al lado ... eso superó cualquiera de sus pesadillas más salvajes.

-¿Qué has hecho?- le llegó la voz del chico con resignación.

Marlena se volvió hacia él con una mirada asesina en su rostro.

- ¿Yo? ¡Qué has hecho , si es que has hecho algo!-

Jesús puso los ojos en blanco, dejándose caer hacia atrás en su silla. Marlena odiaba la forma en que su cuerpo era dolorosamente consciente de su presencia física a su lado.

-La policía estaba frente a tu dormitorio- le recordó.

-Dijeron que vendrían a ti poco después, así que estás tanto como yo, Haven- resopló.

La puerta de la habitación se abrió, y el hombre que las había recogido frente al apartamento de Marlena –un ropero alto, con un bigote tupido y desordenado y una camisa de lino rosa– entró, tomando asiento en la silla del otro lado. lado parte de la mesa.

-Me gustaría llamar a mi madre, si es posible- estalló Jesús, con una calma cautivadora en su voz.

El hombre no los miró, manteniéndolos fijos en la carpeta que hojeaba ociosamente.

-Su madre está al tanto de su situación, Sr. Winslow-Haven. De hecho, fue ella quien nos llamó.-

La confianza en el rostro de Jesús se quebró.

-¿Qué?-

-Soy el agente Gamal- se presentó finalmente el hombre, decidiendo bajar su maletín. -No estás bajo arresto, pero necesito hacerte unas preguntas.-

“¿De qué se trata?” preguntó Marlena, tratando de evitar que su pierna izquierda golpeara nerviosamente contra el suelo.

-¿Puedes decirme dónde estuviste anoche, entre la una y las tres?- el agente la ignoró.

Ella y Jesús intercambiaron una mirada fugaz, pero Marlena se arrepintió al instante. Estaban juntos, ahí es donde estaban. A la cama. En posiciones demasiado inapropiadas para que las diga en voz alta frente a un policía.

-En una fiesta- respondió Jesús por los dos. Su voz no vaciló ni un segundo, su expresión tampoco. Como si alguien le hubiera enseñado cómo salvar las apariencias y la reputación de su familia en todos los escenarios posibles. Incluyendo ser interrogado por la policía.

-¿Tienes algún testigo que pueda confirmar esto?-

Ambos asintieron, aunque Marlena no estaba absolutamente segura. Jesús fue el último en verla salir de la fiesta. Y no estaba segura de que eso fuera suficiente.

-¿Puedes decirnos por qué nos interrogas? No quiero tener que llamar a mi abogado- continuó Jesús. Marlena se abstuvo de poner los ojos en blanco. Obviamente, Jesús tenía su propio abogado.

El oficial Gamal suspiró, dejándose caer contra el respaldo de su silla.

-En algún momento entre la una y las tres de la noche de ayer, alguien hackeó el sistema de seguridad de la Galería Aurora y lo desconectó. Esta mañana, cuando la directora de la galería fue a trabajar, encontró la puerta blindada abierta de par en par. Una de las obras ha desaparecido.-

Marlena jadeó con incredulidad.

-Es imposible... no hay forma de manipular el sistema de seguridad sin activar la alarma. Solo aquellos que tienen -

Se interrumpió a mitad de la oración, la comprensión la golpeó con toda su fuerza.

-Solo los que tienen el código de seguridad- Terminó Gamal por ella. Agarró la carpeta y comenzó a leer en voz alta. -“El código de seguridad fue confiado a la directora de la galería, Ivana Parsely, ya los dos becarios del actual período, Sylvia Pinto y Jesús Winslow-Haven”. Ya hemos confirmado la coartada de la señora Parsley... lo que nos lleva de nuevo a usted".

Marlena frunció el ceño.

-¿Crees que robamos un cuadro ?- casi grita.

-¿Cuál?- Jesús siguió imperturbable.

El oficial Gamal pasó un par de páginas de sus notas, suspirando.

-La... Escuela de Atenas, de Raffaello Sanzio- murmuró. -Recientemente descubierta por Miss Pinto en el recinto universitario.-

Y... sí, Marlena podía entender por qué eso sonaba sospechoso.

“¿Por qué robaría una pintura que técnicamente pertenece a mi familia?” Jesús parecía casi aburrido por todo.

El hombre se encogió de hombros.

-No es raro que jóvenes de su edad se involucren en acciones criminales en nombre del amor.-

-¿En nombre de qué ?- La voz de Marlena se elevó al menos tres octavas de más. - No estamos juntos. Absolutamente no. No sé qué te dio esta impresión.-

El hombre alzó una ceja, poco convencido.

-Según las declaraciones del Dr. Winslow-Haven, varias veces te han encontrado en situaciones ambiguas- explicó, luego se volvió hacia el niño -Y, nuevamente según su madre, ella estaba al tanto de que -tras acuerdos previos con su familia- – no recibiría fondos adicionales para ayudar a una posible novia suya, incluso si dichos fondos se utilizarían para pagar la matrícula universitaria. Y según nuestros registros, parece que la señorita Pinto podría usar mucho estos fondos".

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