Capítulo 4
Ella asintió.
- Es espacio, de verdad. Luego, bailarlo contigo, todo un programa. -
- Por lo que veo, te sientes halagado. - Comentó Christian con malicia - Daremos una gran impresión. -
- Oh, estoy seguro de ello. Nunca dudo de mi hermano . - respondió la chica dejándole un beso en la mejilla.
- Vamos, no me hagas sonrojar. - dijo sonriendo el bergamasco.
La bailarina se puso de pie y le ofreció una mano a su pareja.
- Vamos, vamos a almorzar, luego tengo clase otra vez. -
Christian agarró la mano que la ayudaba a levantarse, luego regresaron a la casa y se dirigieron a la cocina para comer junto con todos los demás.
Y en cualquier caso, Beatriz tuvo que admitir que ya se sentía bastante ligera, más que antes.
- Beatriz. -
La voz de María cuestionó a la niña apenas pasó con Christian frente a las escaleras; Levantó la cabeza instintivamente, buscando la cámara que, como muchas veces sucedía, no encontró.
- Ay Mari. - la saludó.
- En . Tienes clase con Andreas. Cuando termines, conocerás a Todaro. - le explicó.
- Está bien. - respondió la bailarina asintiendo con la cabeza - Gracias. -
- ¡¿ Dónde estabas?! - Exclamó repentinamente Carola, acercándose a ella.
Beatriz miró a Christian.
- Estábamos charlando, esperando saber cuándo tener clases y cuándo encontrarnos con Todaro. -
- Oh, ¿sobre la tarea? - Intervino Serena alcanzando a sus amigas - me decía Carola en estos momentos. En realidad, es un poco injustificado. No te quedas en tu zona de confort, no sólo bailas hip-hop, sino también otros bailes modernos. Pero para Celentano, evidentemente, sólo existe lo clásico. -
- ¿ Pero ves que ni siquiera me asignó una coreografía clásica? - Respondió Beatriz acercándose al mostrador y agarrando el plato de pasta que LDA amablemente le ofrecía. Ella le agradeció y tomó asiento en la mesa al lado de Mattia, continuando hablando con Serena que se sentó a su lado - Dice que es inútil porque aunque ahora sigo cursos en profundidad, para ella es una guerra perdida desde el principio. . Ni siquiera me deja intentarlo, ¿entiendes lo que me molesta? Que hace juicios así, sin siquiera haberme visto. -
Comenzó a comer, mientras Carola se sentaba frente a ella.
- ¿ Sabes qué? Que como ve que tanto tú como Christian hacen el mismo tipo de baile, a veces hacen un paso dos y ninguno de los dos parece, dije parece , tener inclinaciones clásicas, entonces da por sentado que uno de los dos tiene que ir. porque cree que lo clásico, con razón, es importante para la formación de un bailarín. - explicó la chica, tratando de hacerse una idea de lo que probablemente pensaba Celentano.
- Sí pero no es que si hay dos bailando el mismo género uno tiene que irse a casa porque dos son demasiados. - respondió Mattia, frente a ella - No está ni en el cielo ni en la tierra. -
- ¿ Qué canción bailas? - preguntó Christian en ese momento, sentándose al lado del chico rubio.
- No lo sé, tengo que ver a Todaro esta tarde, a ver qué dice. - respondió ella, y alzando la vista en su dirección, notó a Alex, a su lado, con los ojos enfocados en ella.
Beatriz frunció el ceño y miró hacia otro lado, pero sintió que le ardían los ojos hasta que Cosmary, sentada a su derecha, lo animó a seguir hablando animadamente con él y observándolo atentamente, queriendo incluirlo en la conversación que en cambio era solo de ella.
Luigi le dio un codazo y Beatriz comprendió que la mirada no había pasado desapercibida.
- Te estaba mirando. - susurró antes de aclararse la garganta, para parecer casual.
- Déjalo mirar. - replicó ella.
El cantante sonrió.
- Ignoró a Cosmary. - añadió, aún cerca del oído de su amiga.
- Tu responsabilidad. - Continuó respondiendo Beatriz, queriendo mostrarse desinteresada cuando en realidad no lo era.
- Mírate, qué halagado te sientes. - comentó pedante el chico, dándole un nuevo codazo.
- Basta, idiota. - ella también le devolvió el codo.
Por el momento, sólo Luigi sabía sobre el interés de Beatriz en Alex, debido al hecho de que Luigi era un observador entusiasta y definitivamente el mejor amigo de Alex (Serena también lo sabía, pero sólo porque se había topado con la conversación en el momento equivocado y Luigi había tenido la brillante idea de no mantener la boca cerrada.)
Un interés oculto, escondido en el rincón más recóndito de su corazón, pero que afloraba en los momentos más dispares. Ella había logrado mantenerlo a raya, pero la llegada de Cosmary había complicado las cosas, porque si antes él hubiera estado solo y Beatriz hubiera podido -nunca lo habría hecho, seamos claros- intentarlo, dadas las circunstancias actuales ya no podía considerarse él mismo. gratis.
- Estás sonriendo. - señaló - Para mí ya es una victoria. -
Se giró para mirar sus ojos color chocolate y sintió que su sonrisa se ensanchaba: gracias, quiso decir en su idioma. Luigi siempre fue capaz de hacerla sonreír.
La lección con Andreas había resultado más divertida de lo esperado: había visto la coreografía que Todaro le había propuesto al son de Coldplay y la había aprendido en un abrir y cerrar de ojos; además, lo había intentado varias veces y cuanto más avanzaba, más ligera se sentía.
- ¿ Qué pasó con la triste Beatriz de ayer? - preguntó retóricamente el propio Andreas, puesto a prueba por la forma en que la chica había abordado la lección del día anterior, entregada como siempre, diligente como siempre, muy buena como siempre, pero sin esa pizca de adrenalina y desenfado que, en cambio, día que había vuelto a tener.
Ella se encogió de hombros, sonriendo.
- Necesitamos un renacimiento de vez en cuando, ¿no? -
En ese momento Raimondo entró por la puerta de la habitación.
- Buenas tardes Beatriz. - la saludó la profesora - Me parece entender que hoy te dejes llevar otra vez. ¿Seguiste mi consejo? -
Ella asintió vigorosamente.
- Se lo conté a Chri en la casa, sé que no dirá nada hasta que esté listo para hacérselo saber a todos. - explicó.
Todaro la miró con admiración.
- No pensé que actuarías tan rápido, me alegro por ti. - dijo - Ahora cambiemos de tema, pasemos al sobre del profesor Celentano. Sí, ya lo sé todo, no te preocupes. He estado pensando en la coreografía y en la canción adecuada desde que recibí la comunicación y creo que ya la encontré: Piccola anima , de Ermal Meta. -
Andreas se volvió hacia los dos, a pesar de que salía del salón, atraído por la declaración del profesor.
- Será difícil coreografiar esa canción para alguien como ella que está acostumbrada al hip-hop... ¿estás seguro? - preguntó a Raimondo, para asegurarse de que quería confiar tan gran responsabilidad a la joven.
Él asintió vigorosamente.
- Bueno, estoy seguro de ello. - reiteró, fijando sus ojos en los preocupados de Beatriz, por el momento emblemáticos de sorpresa y miedo - En esta coreografía tendrás que dejar hablar a tu corazón, lo tienes grande. Todas las emociones que has sentido y estás sintiendo, todos los acontecimientos que te han marcado, ponlo todo en esos movimientos. Será una maravilla, estoy seguro. -
Beatriz sonrió, feliz por la confianza que su maestro depositaba en ella.
- ¿ Cuándo ensayo la coreografía? - se interesó - Quiero decir, ¿cuánto tiempo lleva armarlo? Grabaremos el episodio en un par de días, me temo que no tengo suficiente tiempo... -
De hecho, le preocupaba no poder preparar la coreografía como quería.
Quería demostrarle al maestro Celentano y a las personas que aún dudaban de ella que ella no era sólo unas líneas bonitas y un cuerpo bonito, sino mucho más.
Todaro lo pensó por un momento.
- Mañana tienes clase con Christian, ¿no? Aquí, después de esa lección estamos en esta sala, mientras tanto, entre hoy y mañana por la mañana, antes de que vengas aquí, lo crearemos y lo filmaremos para mostrártelo. -
Beatriz asintió.
- Está bien, genial. Gracias. -
- Imagínate. Ah, mientras tanto trabaja en la expresión - le aconsejó - porque el profesor Celentano también se fijará mucho en eso. No tengas miedo de sonreír, cerrar los ojos con tristeza o hacer expresiones que sean relevantes para lo que estás representando. -
La niña añadió ese consejo al equipaje que había recogido al entrar al colegio y volvió a agradecerle, antes de regresar a casa, relajada por haber terminado finalmente las lecciones diarias.
Cruzó el umbral silbando, bajo la mirada inquisitiva - ¿Beatriz estaba silbando? ¡¿Desde cuando?! - de los presentes en los banquillos, como LDA, Albe y Crytical.
Se dirigió a su habitación para dejar su mochila al pie del armario; al verla llegar, Carola saltó en firmes sobre la cama donde estaba sentada, llenando su cuaderno y quiso saber: - ¿
Con qué canción bailas la tarea encomendada por el maestro Celentano? -
- Sobre Pequeña alma de Ermal Meta . Para ser honesto, estoy un poco preocupado: la canción ya tiene un significado profundo en sí misma, ¿podré transmitirlo en la misma medida simplemente bailando? -
La bailarina clásica le sonrió.
- No hace falta que te responda. Ya sabes que lo harás genial y acabarás con cualquier rumor sobre ti. -
Beatriz sonrió y empezó a salir de la habitación. Se detuvo en la puerta, sin mirar a su amiga.
- Gracias Carola. Por todo lo que haces por mí. - dijo.
No tuvo el valor de decírselo mirándola a los ojos: cuando ella hacía tales declaraciones, él siempre se sentía asombrado. Siempre se había sentido tan sola, no había muchas niñas y niños que quisieran ser sus amigos, por eso le resultaba difícil acercarse a las niñas. Tratar de hacer amigos mientras te juzgaban constantemente era uno de los sentimientos más desagradables.
- Pero basta. - minimizó - Para cualquier cosa, sabes que puedes contar conmigo. -
Beatriz no dijo nada más y se fue, dirigiéndose a la cocina a preparar una taza de leche caliente.
Una vez lista la merienda, se dirigió hacia el jardín trasero, queriendo quedarse allí un rato, pero al pasar por las habitaciones de algunos de sus compañeros de cuarto se encontró con Christian y Mattia discutiendo que, antes de robarse la ropa por falta de propio, "entonces, ¿por qué te gusta?", hubiera sido mejor preguntarle al dueño.
- Pero no te robé la camisa. - aclaró el hombre de Bérgamo, sin camisa, agitando una camisa blanca delante de la nariz del hombre de Puglia, que por el contrario lo miraba con los brazos cruzados y una expresión de desaprobación - Lo tomé prestado. -
- ¿ Sigues discutiendo por la ropa? -
Beatriz hizo su entrada con efecto, atrayendo con su pregunta sarcástica la mirada de las dos amigas, quienes le sonrieron.
Christian arrugó la camiseta y se la arrojó a Mattia, aunque no estaban ni a un metro de distancia.
- Como siempre. - murmuró riendo, agarrando la sudadera gris de Amici y poniéndosela inmediatamente.
- ¿ Todaro te dio la canción? - preguntó Mattia en cambio, desdoblando la camisa e intentando doblarla sobre la cama, pero viendo el esfuerzo que le estaba costando a Beatriz decidió ir a su rescate.
- Ah, sí. Pequeña alma. - bajó la mirada a la camisa que estaba doblando, tratando de no dejar claro que, aunque no estuviera haciendo ese trabajo, habría mirado hacia abajo de todos modos - Voy a escenificar todo. Debo admitir que tengo un poco de miedo. -
- No es necesario. – Intervino Christian con convicción, más que ella – Estoy seguro de que podrás hacerlo genial. - la animó.
Al escuchar esto, Beatriz empezó a creer que la gente solo se lo decía por cortesía, pero entonces llegaron Christian y Mattia, quienes le hablaron desde el corazón, y de quienes ella nunca hubiera podido dudar.
Sólo gracias a ellos empezó a ganar confianza.