Capítulo 2
Se gira para darme una mirada rápida. Con la barbilla señala una caja colocada boca abajo en el suelo.
" Siéntate " , dice con calma.
- No respondiste mi pregunta -
Mira la luna llena en lo alto del cielo. Ella es nada menos que hermosa. Como si lo viéramos en D.
- Hay cosas que la luna nunca le diría al sol- - Pongo los ojos en blanco. Mierda. Me doy vuelta y comienzo a irme, pero su voz me hace detenerme al instante. - Espera. Quiero disculparme, ¿vale? Actué como un idiota, pero ahora no lo hagas también - continúa, por el tono de su voz parece realmente decidido a hacerlo.
Me doy vuelta, enojada por decir lo menos. Si cree que eso es todo lo que hizo, le juro que perderé los estribos.
- ¿ Como un idiota?... - Camino hacia él, empujándolo fuera de mi pecho. Se tambalea, pero no lo muevo ni un centímetro. - Cristo León, ¿te sientes? ¡Intentaste matarme! - Le reprocho, aún dolido por lo sucedido.
Él niega con la cabeza.
- Nunca hubiera hecho eso, estaba tratando de llamar tu atención –
Solté una risa nerviosa, sacudiendo ligeramente la cabeza.
Toda una mierda.
- ¿ Por qué? Siempre lo has tenido, pero no fue suficiente – gesticulo, molesta y nerviosa, pero en el fondo al borde del llanto porque todavía lo amo.
Mucho. También. No puedo sacármelo de la cabeza.
- ¿ Qué te hace pensar eso? - pregunta.
- De lo contrario no estaríamos aquí – señalo.
Suspira, exhausto y se sienta. Se pasa una mano por el pelo y lo tira hacia atrás. Luego mira el mío.
- Hay cosas que me cuesta controlar, ¿vale? Uno de ellos son mis sentimientos - comienza. - Paso del amor al odio en una fracción de segundo. Ahora ya no distingo el día de la noche. Y siempre me siento sola, a pesar de tener a Alejandro pegado a mi culo - continúa.
Solté una risita, asintiendo. Me siento en la casa frente a él, suspirando.
- Ustedes dos son lo mejor que puede - aunque odio cómo lo hace, también me duele verlo tan triste. León nunca lo es. Saber que soy la causa me hace pensar que tal vez no debería ser tan malo.
- Sí pero te extraño, ¿sabes a qué me refiero? - pregunta con la voz entrecortada, estirando las piernas y respirando profundamente. - Incluso los más fuertes necesitan un salvavidas. Y no lo tengo... - continúa.
- Lo perdiste – le señalo.
Él asiente, mirando al cielo y observando las estrellas.
- Por estúpida paranoia - dice, más para sí mismo que para mí.
Le doy un golpe juguetón en el hombro.
- Narcisista y paranoico. Es parte de ti – le digo.
Él asiente y toma mi puño en su mano. Suavemente, sin hacerme daño. Ella lo besa, una lágrima rodando por su hermoso rostro diabólico.
Quien solía ser un ángel.
- Si pudiera volver atrás, ojalá nunca me hubiera enamorado de ti – dice levantándose. Listo para alejarse de mí.
Pero no volveré a cometer el mismo error.
Lo agarro del brazo y lo detengo.
- Puede que seas un loco, pero me gustas tal como eres - le digo, saltando y besándolo como si no hubiera un mañana.
Al principio se sorprende. Inmóvil. Luego coloca sus manos en mis caderas y me hace hacer un casquet, abrazándome fuertemente a él.
Esta es mi vida.
No puedo buscar otra si sólo me siento completa con León. Estamos marcados en las páginas del destino.
Atado por un hilo indestructible.
Nos separamos para recuperar el aliento.
- ¿Entonces? ¿Qué significa? - pregunta, con un atisbo de sonrisa en las comisuras de los labios.
Enderezo mi espalda, quitando mi mano de la suya con un guiño.
- Sí – le digo, simplemente, mientras lentamente retrocedo hacia la puerta de salida.
- Sí, ¿me lo darás? ¿O sí algo más? - bromea. Me río, sacudiendo la cabeza.
- Me hiciste una pregunta hace años. ¿Recuerdos? - le pregunto deteniéndome para saber cuál es la respuesta.
- Te pedí que te casaras conmigo -
- Y nunca te respondí -
Lo piensa unos segundos. Él levanta las cejas, casi más sorprendido que asombrado.
Sí. Lo he pensado mucho a lo largo de los años.
El sueño de una adolescencia, quiero realizarlo ahora que somos mayores y probablemente algo podría pasar en cualquier momento.
- Entonces tú... - Asiento, corriendo hacia él. Él me levanta mientras nos reímos y yo giro en el aire.
Me vuelve a bajar, lo suficientemente feliz como para ponerme contra una pared y descansar su frente sobre la mía. Para decirme:
- Cásate conmigo. Ahora –
sonrío, un poco preocupada de que realmente lo haya dicho, cruzando mis brazos detrás de su cuello.
- ¿Ahora? No tengo el vestido adecuado - Acaricio su nariz con la mía.
Mentir. Quiero mantenerlo nervioso por un tiempo. Después de lo que hizo, lo menos que puedo hacer es esto.
Él se encoge de hombros.
- ¿ Qué te importa? Ya somos suficientes - susurra, juntando sus labios con los míos, en un beso que tiene el mejor sabor que existe.
Ethan
Abro la puerta de la enfermería, sin aliento, después de correr kilómetros.
Todo, para comunicarme con Selene y contarle la primicia que recibí esta mañana. Sé que me odia, pero no puedo guardármelo para mí ahora.
- Sé que quieres matarme. De hecho, puedes golpearme si quieres, pero no en la cara por favor – le digo mirándola mientras crea una poción por detrás. Completo con gafas protectoras.
- En realidad, estaba pensando en comprarme una guillotina que vi en Amazon - revela, tranquilamente, como si fuera algo normal.
Mis ojos se abren.
Está bien... fingiré que no lo escuché.
- De todos modos. Mira aquí. Nunca lo creerás, encontré esto en la oficina del director . Puse el papel que encontré, con algunos grabados extraños, en el catre frente a mí.
Selene se da vuelta. Ella se quita las gafas y lo mira.
- ¿ Qué hiciste? - pregunta. Me encojo de hombros.
- Nada, me colé -
- Cómo no ser expulsado - dice, sarcásticamente, mientras se limpia las manos. - A ver – agarra el papel, leyéndolo con atención. Enciende una pequeña linterna y la pasa sobre las incisiones.
Ella parece concentrada.
- ¿ Sabes lo que eso significa? Es un idioma que nunca había escuchado antes - le pregunto, esperanzado.
Se da vuelta, abre un cajón y busca algo dentro.
- Yo tampoco - responde. - Aunque no parezca un idioma - continúa.
- ¿ Qué es? ¿Ciancianés? - Estoy bromeando. Se gira rápidamente y me mira como si fuera un extraterrestre.
- ¿ Qué tipo de cosas estás diciendo? - pregunta.
Me encojo de hombros. Me siento en la primera silla que encuentro, estiro las piernas sobre la cama y las cruzo.
- Ciancianese existe. Es un idioma, pero al mismo tiempo no lo es. Se compone de tres palabras, dos de las cuales son: cip cip - le digo, en serio, solo recibiendo una mirada sucia de su parte. - ¿ Qué es? - le pregunto, sin recibir respuesta.
Él pone los ojos en blanco. Toma la lupa y coloca el papel sobre la mesa.
" Tal vez sé de qué se trata " , dice, llamando mi atención. Me levanto, frente a ella.
- Ilumíname -
Realmente lo hace. Alumbra con la linterna directamente a mis ojos. Los aprieto, ciega, poniendo una mano delante de mí. - ¡ Ah! ¡Así no! - exclamo recibiendo una sonrisa como respuesta.
Ella vuelve a ponerse seria, señalándome con el dedo los signos que componen las extrañas escrituras.
- Es un jeroglífico - responde, mientras yo asiento mucho. En realidad, cuanto más miro el periódico, cuanto más lo escucho, menos entiendo. - ¿ No estás seguro de qué es verdad?... - pregunta casi horrorizada por esto.
- No nos hacen estudiar geografía desde el bachillerato – le explico, serio.
Ella está aún más sorprendida.
Me pregunto porque.
Ah, bueno, mujeres. Quien los entienda debe enseñarme cómo hacerlo.
- Es una lengua egipcia, que utiliza signos para comunicarse - responde, mirando el papel y usando magia para invertir los signos. - Tiene muchos años. Y, según lo que sé, es muy probable que esté escrito... - se detiene de repente, con el rostro pálido.
Como si hubiera leído algo horrible. Lo que dejó su corazón latiendo con fuerza.
Agito una mano frente a su cara.
- ¿ Qué? ¿Oh? - digo preocupada.
- El director- -
De repente, la puerta se abre de una patada. Jadeamos y nos volvemos en su dirección.
Inmediatamente escondo el papel en la manga de mi sudadera tan pronto como veo al director entrar a la habitación.
Rodeado de hombres que no son caballeros. Van vestidos como si fueran a una gran gala. Quizás lo sean -.
- Chicos, perdón por entrometerme. "Notifique a sus colegas, dígales que a partir de ahora esta sala estará bajo la protección del FBI " , dice con total naturalidad. Espalda recta, tono serio.
- ¿ El FBI? ¿Qué está sucediendo? - pregunta Selene preocupada.
- Les pediría que salieran y se pusieran los abrigos ahí arriba , es todo tan extraño.
¿Por qué el FBI tiene que revisar esta habitación?
Y repito, ¿qué está pasando?
Sin hacer preguntas, preocupadas, nos quitamos la bata y la colocamos sobre la cama.
Manuela
En la biblioteca, hojeo otra página de un libro sobre la oscuridad. Digamos una especie de enciclopedia de brujas. Contiene todos los seres oscuros y malvados que existen en las distintas dimensiones.
Estoy súper concentrada porque, primero, tuve una visión. Ella era...diferente. Estaba Black Rose, un fuego ardiente, una serpiente negra... y allí estaba yo. Frente a mí estaba arrodillada la mujer que tenía una corona en la cabeza y un corazón en la mano.
Algo no me cuadra.
Entre otras cosas, cuando volví a la realidad en clase apareció un escrito en la pizarra: Voy a buscarte.
Y tal vez estoy empezando a conectar cosas.
- Recibí tu mensaje. ¿Lo que sucede? - Harper entra corriendo a la biblioteca, sin aliento y probablemente con el corazón en la boca. Culpa mía, tal vez fui demasiado lejos al enviarle un mensaje de texto por la mañana diciéndole que tenía que venir aquí urgentemente.
Miro hacia arriba y noto a la prima Selene. Yo también la invité.
- Tuve un mal día. Por favor, apurémonos – murmura este último, tomando una silla y sentándose frente a mí.
Pongo los ojos en blanco y vuelvo a hojear las páginas.
- Lo siento, si hubiera sabido que estabas ocupada no te habría invitado - respondo un poco irritada, ya que no me gusta verla tan molesta.
Prefiero tener buena compañía que gente que se moleste en ayudarme.
- ¿ Podemos dejar los problemas fuera de esta sala? Me ponen ansioso - interviene Harper, incómodo.
Suspiro, abriendo la página donde se representa a una bruja negra. El mismo en el que me quedé dormido hace un tiempo.
- En fin, pensemos en cosas serias. ¿Alguna vez has leído un libro? - pregunto. Harper niega con la cabeza, pero Selene asiente.
- Cientos, en realidad. De después a besarme como si me quisieras. Lo recomiendo - responde hablando en exceso.
- ¿ Un libro sobre magia? - pregunto. Ella también niega con la cabeza.
- Ninguno –
Le doy la vuelta al libro y se lo muestro, solo para darles una idea de lo que acabo de descubrir. Espeluznante.
- Mira - empiezo, haciendo una pausa. - Esta es una bruja negra, ¿sabes lo que es correcto? - Sigo.
Harper asiente, mirándola tensa pero con curiosidad. Recorre las líneas del dibujo, como asombrada pero a la vez asustada por su majestuosidad.
Quien lo haya hecho es realmente bueno. Inspira ese terror que resulta extraño para quien está mirando un simple dibujo.
- Las brujas negras son famosas por cometer masacres y destruir mundos. Por lo que sé, están extintos desde hace siglos - responde.
Sacudo la cabeza y caigo de espaldas en mi silla. Cruzo los brazos sobre mi pecho.
- Eso es exactamente lo que los libros no dicen. Al menos, los que lees ...
Selene levanta la vista y frunce el ceño, confundida.
- ¿ Qué quieres decir con eso? - pregunto. Me inclino hacia adelante y, con el dedo, señalo algo escrito al final de la página. Los que explican lo que están mirando.
Como era de esperar, no los leyeron. Porque nadie lo hace nunca.
- Los libros de magia deben explicar todo lo que necesitas saber. Porque, desde el conocimiento... - Explico haciendo un leve gesto.
- Deducir la fuerza - continúa Harper. Asiento con la cabeza.
Suspiro, tensa, estirando un brazo sobre la mesa. Lo golpeo ligeramente con los dedos, temeroso de decirles la verdad.
Tengo miedo de que me rechacen.
- Exactamente. Tuve una visión antes en clase. No estoy seguro de lo que vi, pero creo que fueron fragmentos de mi pasado. Quería que yo supiera, que aprovechara mis fuerzas – le digo, lentamente. Aunque me cueste creerlo, lamentablemente me temo que es así. Es terrible, quiero llorar. Pero ahora he llorado todas las lágrimas que tenía en mi cuerpo, hace algún tiempo. - Investigué exhaustivamente antes de que llegaras. No estaba segura pero…creo que soy una bruja negra dormida – termino dejándonos a ambos sin palabras. Desplazado.
Ya. La misma reacción que tuve cuando conecté por qué estaba escuchando las voces.
Las brujas negras tienen un doble. Es otra parte de nosotros mismos, pero mala. Por suerte, soy yo el bueno. Ella era la que me hablaba, aunque no sé dónde está en este momento.
Las visiones. Las serpientes.
Son parte de mi magia negra.