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Un matrimonio arreglado

Un matrimonio arreglado

David

Voy de camino a enfrentar la realidad, después de enfrentar la fantasía, porque en eso se estaba convirtiendo Clarisa, en una fantasía.

- ¿En qué tanto piensa señor? - José me saca de mis pensamientos.

-Me conoces José, sabes que estoy pensando en Clarisa, no se porque no puedo dejar de pensar en ella- Simplemente dirijo la mirada hacia la ventana, ella no era como las demás, que simplemente pasaban por mi vida, más específicamente por mi cama y no causaban ningún tipo de sensación en mí, ella sin ni siquiera cruzar más de 10 palabras conmigo, me tenia hipnotizado.

-¡David!, sabe que no acostumbro a meterme en sus cosas, pero esa jovencita no es de su clase, además usted tiene que fingir ante ella, dejar de ser quien es para poder tener contacto , eso no me parece bueno.

-es que es precisamente por eso que me gusta, porque sin saber quién soy, igual me habla , no es como las demás, que se acuestan conmigo solo por los regalos y por mi renombre.

-Bueno, si yo fuera usted me olvidaría del tema, no se le olvide que lo está esperando la señorita Roxanne, hemos llegado- José hace que mi estómago se retuerza, a pesar de que Roxanne es una bella modelo, una empresaria ejemplar, y nuestro matrimonio arreglaría la situación de nuestras empresas y por supuesto haría que mi padre me herede de inmediato, no me quiero casar con ella, no la amo, y no comparto la idea de los matrimonios por conveniencia.

Cuando entro a la empresa, las mujeres que trabajan allí hacen que se note mi presencia. Sus miradas y sus saludos llenos de elogios hacen que mi ego se incremente.

- ¡Buenas tardes, señor Ferguson! -Leonela, mi secretaria me saluda con una sonrisa de oreja a oreja, siempre esta tan dispuesta para mí en todo sentido

-Buenas tardes Leo, ¿sabes en dónde está mi prometida?- le pregunto mientras le guiño un ojo, Leonela es tan buena secretaria que se queda haciendo horas extras de vez en cuando conmigo, aunque tiene esposo, le fascina el pago que le doy por complacerme durante un par de horas.

-Sí jefe, está en su oficina, pero puedo decirle que esta mas insoportable que nunca- Leonela tuerce los ojos, no le gustaba para nada mi compromiso con Roxanne, y no se trataba de celos, era que mi prometida no le caía bien a absolutamente nadie.

Hago una mueca de resignación y salgo directo a enfrentarla, no tenia mas opción, nuestro compromiso ya estaba pactado, no podía faltar a mi palabra. Abro la puerta de mi oficina, y lo primero que veo es sus largas piernas asomando de mi sofá favorito.

- ¡Hola, querida Roxanne! ¿Cómo estás? - me acerco y la abrazo, le doy un beso en la mejilla, ella me mira sorprendida, y trata de besarme en la boca, pero la evito- ¡no me he lavado los dientes amor, dame un minuto!

Ella se queda viéndome como si acabara de ver un fantasma, no acostumbraba a rechazarla, pero ya no resistía seguir cayendo en la misma farsa.

-Llevo un mes por fuera del país y es a es la forma en la que me saludas, ¡increíble! A mi no me importa si no te has lavado los dientes David, te he extrañado, llevo más de una hora esperándote, ¿y así es como me recibes?

-Si mi amor disculpa, es que estaba tomando café y pensé que te molestaba…pero- me juagó la boca con agua de mi baño privado- ya te saludo- realmente no quería besarla, eso era como un suplicio para mí.

Me acerco a ella y le doy un apasionado beso, por fortuna Roxanne es la mujer que cualquier hombre pudiera desear, es alta, rubia, de cuerpo delgado y tonificado, su cabello le llega a los hombros y está perfectamente arreglado, su rostro es perfilado por un par de cirugías, sus ojos verdes deslumbran y ni hablar de su boca, tiene unos labios rojos carnosos que incitan a besar.

Pero realmente a mi no me gustaba, nos conocíamos desde niños y solamente podía verla como una amiga, pero nuestros padres asumieron que nuestra cercanía era sinónimo de una relación y les pareció correcto arreglar un matrimonio, pero sin ese matrimonio, mi padre no me hereda, y la verdad no estoy dispuesto a perder tanto dinero que me corresponde, hare el sacrificio.

-Mi amor, asi me gusta que me beses, que fue esa simplicidad, no sabes cuanto te extrañe cariño- Roxanne manda sus manos directo a mi entrepierna, ya sabía a qué se refería, y aunque mi debilidad eran las mujeres y mi adicción el sexo, con ella era difícil lograrlo fácilmente.

- ¡Yo también te extrañe! ¿quieres que vayamos a almorzar? – le digo tratando de zafarme de la situación.

-Yo quiero almorzar, pero lo que quiero comer, está parado aquí frente a mi- sus palabras demasiado directas e insinuadoras hicieron que mis mejillas se sonrojara, definitivamente debía estar con mi mujer, y aunque no la deseara fervientemente tal vez un poco de distracción me haría bien.

- ¡¿ah sí?! ¿y qué propones? - le digo también respondiendo a sus insinuaciones

-Que antes de salir de aquí me demuestres cuanto es que me extrañas- ella llevaba un gabán largo hasta la rodilla, pero lejos estaba de imaginarme que, al abrir los botones, estaría completamente desnuda ante mis ojos, no pude resistirme, al fin de cuentas era mi prometida, me abalanzo sobre ella, y comienzo a besarla como cuando necesito desfogar mis más ardientes deseos, en menos de unos quince minutos la estoy poseyendo de una manera descomunal, por ahora era lo único que necesitaba de ella, ya que mis deseos frustrados de estar con clarisa, me estaban ahogando de momento.

- ¡Ah querido! Estuviste fantástico, se nota que me extrañaste- Roxanne está en mi baño privado acabando de arreglarse, nuevamente queda perfecta tal cual como llego

-Si, si te extrañaba, la verdad también estuviste espectacular y deliciosa como siempre, pero muero de hambre, vamos a almorzar, aunque aún no fuera hora de almuerzo, solamente quería irme de la privacidad de estar con ella, ya me habia complacido, ya no quería verla más.

-Vámonos David, aunque no creas, esto fue solo el comienzo, esta noche me quedaré en tu departamento, llevamos mucho tiempo sin estar juntos, además en una semana regresó a Milán, la semana de la moda está de vuelta, así que debo estar presente, ya sabes siempre soy la modelo elegida del año, y es que no es para más…-las palabras de Roxanne seguían derecho por mis oídos , ella hablaba y hablaba de todos sus planes, de todos sus triunfos, era una mujer perfecta que no sufría el más mínimo de los problemas, ni siquiera por desamor, porque ahí estaba yo, facilitándolo aún más la vida, fingiendo un sentimiento que no tenía por ella.

-Te felicito, eres grandiosa Rox- la tomo del brazo y voy saliendo con ella por el gran pasillo de mi oficina, las luces de las farolas hacen que ella se vea aún más resplandeciente , las pisadas de sus tacones altos ensordece a las mujeres, que la miraban y se notaba que la envidiaban por ir a mi lado,

- ¡vaya! Se me olvida que era ir agarrada del brazo de mi prometido, me siento halagada, soy la envidia de todas estas plebeyas, ¡pobrecitas! Y hasta razón tienen de sufrir, si es que eres el hombre que más se puede desear, ja ja ja- ella me aprieta de gancho y con su sonrisa antipática me quiere hacer creer que lo que me dice es cierto, y a decir verdad era un hombre muy cotizado, pero por el simple hecho de tener dinero, era guapo, pero sin dinero estaba seguro que no conquistaría el corazón de ninguna, ni siquiera sé si lograría conquistar el de Clarisa.

-No seas exagerada, todos nos miran es porque eres irresistible ante los ojos de cualquier ser humano, tu belleza sobresale ante las demás- le acaba de subir mas el ego, le guiño un ojo y nos vamos para el mejor restaurante de la ciudad, ya éramos reconocidos, siempre íbamos a cenar o a almorzar al mismo lugar, nuestra rutinas casi que eran las mismas siempre que estábamos juntos, luego del almuerzo nos iríamos al club, nos tomaríamos un par de copas con nuestros amigos de la alta sociedad, finalmente nos iríamos para mi pent-house a cupular un par de veces, al día siguiente haríamos un paseo de campo, luego iremos a visitar a mis padres o a los suyos, y así se nos ha pasado la vida, llevando un listado de cosas por cumplir, nunca he podido decidir que hacer en esta relación.

Ella esta encantada, y como si de un listado se tratara, esa tarde ya estaba el plan, fuimos al club, nos tomamos un par de copas con unos amigos, todo iba de maravilla, pero había algo que no me dejaba sentir tranquilo, Clarisa, necesitaba que Roxanne se fuera para poder volver a su lado. Pero como no todo puede ser color de rosa, mis aventuras comenzaría a cobrar factura.

-Buenas noches señores- Pilar Duque, una hermosa señorita de la alta sociedad, mi última aventura, estaba llegando a sentarse en la mesa con nosotros, ella me mira desafiante, no habíamos terminado en los mejores, términos, ella dice que yo la utilice, pero yo simplemente accedí a sus insinuaciones, así que no puede culparme. Todos la saludan y dirige la mirada hacia

-Hola David ¿Cómo estás? – me extiende su mano para que la bese ante los ojos celosos de mi prometida.

-Hola Pilar, muy bien ¿y tú? - simplemente le tomó la mano y la muevo un poco, de lo que ella estaba esperando no habia ni la más mínima muestra, puedo notar como sus pupilas se dilatan, estaba furiosa.

-Bien, voy a compartir con ustedes un par de copas- ahí entendí que esa noche sería amarga y larga, algunas veces no comprendía como lograba meterme en estos líos.

Tanto mi prometida, como Pilar, estaban ahogándose en vino, yo había preferido mantenerme sobrio por si pasaba algo, ambas estaban hablando entre ellas, Pilar había logrado meterse por los ojos a Roxanne y ahora quien sabe que le estaba diciendo, pero eso era bueno, porque mi prometida no hacia mas que sonreír, supuse que no era malo lo que le decía.

-Querida voy al tocador, ya regreso- Le digo a Roxanne, ella simplemente asiente con la cabeza, sonríe y sigue hablando con Pilar, solamente tuerzo los ojos, ¡que hipocresía!

Llegó al baño, hago lo que tengo que hacer, me echo agua en la cara, me estaba durmiendo, y me dispongo a salir de nuevo a la mesa, cuando de un empujón pilar me encierra en el baño.

- ¿Para dónde vas David? - ella comienza a jugar con sus manos

-Me tengo que ir, sabes que mi prometida está ahí, que pena contigo, pero no podemos continuar con esto, con permiso- no quería lastimarla, así que suavemente la empujo hacia un lado para poder salir, pero ella nuevamente me bloquea el paso con su cuerpo.

-¡De aquí no te vas hasta que seas mío!- ella me aprieta con sus manos, me hizo sentir dolor.

- ¿Que? ¿estás loca?, me voy de aquí, no sabes ni siquiera que estás haciendo- la quito molesto, pero Pilar no se rinde, haría lo que fuera por cumplir su objetivo.

-no, no estoy loca, estoy deseosa por ti y si no me haces tuya en este momento, te juro que salgo y le cuento todo lo que paso entre los dos a tu prometida.

-No tienes prueba de lo que tuvimos los dos, asi que eso no me preocupa

-eso es lo que tú crees, revisa tu telefono, ahí están las pruebas ¿me crees estúpida? – cuando ella me dice eso, siento como la tensión se me sube, me encantaría empujarla sin importar que se golpeara, pero yo era todo un caballero, asi que amablemente de nuevo le pedí que me dejara salir.

- ¿Qué es lo que realmente quieres? ¿que este contigo en este baño? ¿Qué te pasa?

-Si, eso quiero, mírame como me tienes.- Pilar pone mi mano en su entrepierna, su humedad estaba a flor de piel, y aunque soy comprometido y mis pensamientos estaban en una cafetería, también era un simple ser humano débil y sensible, automáticamente mi entrepierna se endureció, ella nota el impacto que causo en mi y no duda dos veces en subirse su vestido, la levanto por la cintura y la pongo sobre el tocador, no comprendo como saque un preservativo de mi billetera y ahí mismo me metí dentro de ella, la adrenalina de saber que Roxanne estaba fuera me estaba volviendo loco, Pilar gemía de placer, la tenia sobre el tocador, y a través del espejo veía mi figura moviéndose de un lado hacia otro, hasta que ella me entierra sus uñas en la espalda, eso me da la señal de que ella ya habia terminado, eso me excita demasiado, y me dejo llevar por el placer, me reconforto dos minutos, y decido salir de ella.

-Ves que, si podías, eres un buen chico

-Y tu eres una pe-Pilar me interrumpe y pone su dedo índice sobre mis labios para que guardara silencio

- ¡No te voy a permitir que me insultes! Tú estuviste aquí bajo tu voluntad, ahora tenemos que irnos, tu noviecita debe estar esperándonos.

Ella se acomoda su ropa y se lava las manos, hago lo mismo que ella, me organizo, ya estamos dispuestos a salir, cuando abro la puerta del tocador, Roxanne estaba ahí parada, sus ojos estaban aguados, su expresión era gélida, siento como un escalofrió me recorre, lo único en lo que pude pensar en ese momento era en mi herencia. Ella al ver que Pilar salía junto a mí, sale corriendo del lugar, me parecía patético tener que hacerlo, pero también me fui detrás de ella.

-Roxanne, espera. ¿no es lo que parece mi amor? ¡querida regresa por favor! - ella estaba eufórica y corría por los pasillos del club, pero un pie se tuerce haciendo que ella caiga de bruces. – salgo corriendo para auxiliarla

- ¡Eres un maldito David! Todo el mundo me lo decía, que mientras yo estaba viajando tú eras un infiel, que te la pasabas con la una y con la otra, pero yo jamás les creí, porque te conozco desde que éramos casi unos niños, no puedo creer que me estes haciendo esto- las lágrimas de Roxanne caían a cantaros sobre sus mejillas, me sentia el hombre mas miserable del mundo, mi intención no era hacerle daño, pero acababa de actuar como el peor de los canallas.

-perdóname, pero es que Pilar se metió al baño y yo…- la miro, y siento como mis mejillas se sonrojan de la vergüenza, decirle que era un estúpido y un débil, no me haría sentir mejor

-¿Y tu enseguida la hiciste tuya?¿no pudiste decir que no?, eres un desgraciado, nuestro compromiso queda anulado en este momento, no me importan las consecuencias , no puedo perdonar lo que me acabas de hacer, ni lo que me hayas hecho antes.

-No, por favor, no me hagas esto, dame la ultima oportunidad, yo te amo, no me quiero separar de ti, lo de Pilar fue un error, Roxanne perdóname.- ella se queda viéndome, yo no dejaba de actuar como un idiota, ni siquiera la amaba y ahí estaba diciéndole mentiras. Ella solo agacha su cabeza y rendida, simplemente se pone a llorar, me abraza fuerte y se lamentaba por lo que yo acababa de hacer.

-No se si pueda perdonarte David, me has herido demasiado, esto es gravísimo, me fuiste infiel y en mi propia cara, me hiciste pasar la peor de las vergüenzas, seré la comidilla de esos idiotas durante toda la vida, es mejor que te vayas.

-No, perdóname Roxanne por favor, dame la última oportunidad de hacer mejor las cosas, te lo juro- ella me abraza más fuerte, no comprendía su actitud, simplemente no comprendía cómo lograba ser buena en ese momento, si yo solo merecía que ella me dejara ahí botado, anulara nuestro compromiso y consiguiera un hombre que de verdad la amara.

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