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Quiero conocerte un poco mas

Quiero conocerte un poco mas

David se siente totalmente miserable por lo que le acababa de hacer a su prometida, él era un hombre mujeriego, pero no disfrutaba ocasionar sufrimientos innecesarios, prefería fingir que la amaba, que estaba feliz al lado de Roxanne, antes de que ella estuviera como estaba esa noche.

Ambos salen del lugar en silencio, ella simplemente no fue capaz de musitar palabra, esa noche se quedó en su casa y David se fue solo para su mansión, al día siguiente ella adelantó su viaje a Milán, dejando en pendiente el compromiso con David y su perdón.

Pero para David había algo que no dejaba de inquietarlo y no se trataba justamente de su compromiso.

Mientras tanto Clarisa, seguía con su habitual rutina, por sus pensamientos se pasaba de vez en cuando el rostro de David, ella también había quedado impactada con él, sobre todo por el acto tan generoso que había tenido, ya que la propina de su último encuentro salvo la cena de toda la semana en su casa, y eso no tenía de que manera agradecerle.

David

-José, necesito que me lleves a la cafetería en donde trabaja Clarisa- después del amargo momento que pase con mi prometida, solo necesito consolar mis ansias viendo la mujer que me llamaba la atención.

- ¿De nuevo señor? - José estaba dudoso de que yo me arriesgara con una mujer como Clarisa, él me conocía perfectamente, y sabía que no iba a desistir de la idea de estar con ella.

-Si, de nuevo, ya sabes, tú eres el jefe y yo soy tu conductor, nuevamente vas a dejarle una propina de 200 dólares, se que le va a ayudar, a esa pobre muchacha se le nota que los necesita.

-usted es muy bondadoso señor, vamos entonces a su encuentro- José me lleva hasta la cafetería, dejamos el auto una cuadra antes para prevenir que ella de casualidad se diera cuenta de que quien conducía era José, al entrar a la cafetería, estaba más solo que de costumbre y allá estaba ella, limpiando las mesas, con su uniforme rosa, su cabello enrollado en una cola y sus ojeras relucientes, me gustaría conocerla más, darme la oportunidad de hablar con ella y saber su situación, pero debo provocar la situación.

-Buenas tardes- José saluda y entra imponente, sabe muy bien como adentrarse en el papel.

-¡Buenas, bienvenidos!, la dueña del lugar se emociona al vernos, parece que no han tenidos buenas ventas, pero mis ojos se clavaron en clarisa, cuando se da cuenta que soy yo, sus mejillas se sonrojan y apenas se pasa la mano por su informe, José le hace una seña para que nos atienda, me encanta la forma como me ayuda a manejar la situación.

-Buenas tardes, señores, ¿Como están? – ella nos da un saludo unificado y luego me mira y me da una pequeña sonrisa- hola David ¿Como estas?- que se acordara de mi nombre me hizo quedar en shock, le respondo el salud avergonzado, Clarisa tenía un poder en mí.

-Hola Clarisa, muy bien ¿y tu? - le respondo, después de que José le da un sencillo buenas tardes.

-Muy bien David, como puedes ver trabajando, bueno ¿Qué van a ordenar?

-danos dos cafés por favor, David, ¿quieres algún suvenir, una torta o algo?- José hace las veces de jefe hasta para ordenar y eso me gusta, le da mas realidad al asunto.

-Si, y una torta de la casa por favor- muchas gracias Clarisa- ella sale sonriente a hacer el pedido, no puedo apartar mi mirada un segundo sobre ella, aunque era tan sencilla me parecía tan hermosa, tan increíblemente hermosa.

Al finalizar nuestra orden, José la llama y sin que la dueña se diera cuenta nuevamente le deja una jugosa propina, ella se queda mirándonos y simplemente le devuelve el dinero.

-Yo no les puedo aceptar tanto dinero de propina, esto es mucho, es casi lo que me gano semanalmente, es mucho dinero. – ella nos habla avergonzada, eso confirmaba su humildad.

-Si mi jefe te está dando el dinero, es claramente que está remunerando muy bien tu trabajo, acéptalo y quédate tranquila, sabemos lo que te esfuerzas- Clarisa aún dudosa, nos da las gracias, pone su billete en el bolsillo de su delantal y sale despavorida.

Salimos de la cafetería, tratando de no ser tan evidentes, no se de qué manera iba a impresionarla, pero necesitaba llegar mas a ella, o me iba a volver loco.

Clarisa

Nuevamente vino David y me soluciono la semana, no entiendo porque me están dando propinas de ese valor, si lo mas grande que he recibido ha sido un billete de 5 dólares, eso me tiene bastante intrigada, pero lo tomare como una bendición en respuesta a mis oraciones, solamente quiero que este día se acabe para ayudarle a mi hermana Loren con los más pequeños.

- ¡Clarisa! ¿Qué es lo que tanto hablabas con esos hombres, ya es la segunda vez que vienen y se que algo te están dando de propina- mi tía llega y me saca de mis pensamientos.

-Si, tía, me dieron 10 dólares, es una buena propina, no sabes cuánto la necesito- sigo limpiando la máquina del café, pero ella se queda viéndome, sabe que le estoy mintiendo, tantos años trabajando con ella hacían que me conociera a la perfección.

-Mira Clarisa, no te creo nada y no se que te traes con esos hombres, pero a mi no me mientes, anda pásame el dinero que te dieron- ella me estira la mano reclamandome la propina

-Ese dinero no es tuyo, es una propina

-Pero la debes compartir conmigo que soy la dueña del lugar, las ventas han estado bastante suaves, y no hay dinero en la caja, anda, ¿ o como crees que se va a pagar tu sueldo?

-Ya te dije que no fueron más que diez dólares- mi tía no me cree y se abalanza bruscamente hacia mi alcanzado el bolsillo de mi delantal, sus ojos se abrieron como platos al darse cuenta de la cantidad que se trataba.

-¡¡Estúpida mentirosa!!, con quien diez dólares ¡eh!, ahora no tendrás ni diez ni uno, me quedo con este dinero por mentirosa, con esto pagaré tu sueldo de toda la semana, si es que alcanzas.

- ¡NO! Devuélveme el dinero, eso es mío, me lo dieron por mi trabajo, lo necesito y tú más que nadie lo sabes.

-No me importa que te pase, yo no mande a la caliente de tu madre a hacer una cantidad de hijos, y menos que tu tengas que mantenerlos, es sencillo, o me dejas tu propina, o te largas de aquí como un perro para la calle, no voy a tolerar estas faltas de respeto, vamos a ver que es lo que estás haciendo para que te den esas propinas- ella sale dejándome ahí, sin un centavo.

Siento como mi corazón se quiebra de la ira, solamente quería irme de ahí y renunciar, pero con el salario que me ganaba por mis prácticas ni siquiera cubriría el alquiler de la casa de mis hermanitos, mi situación era la peor, y cuando un ángel llegaba a solucionarme un poco, parecía que el mismísimo demonio se encargaba de hacerlo todo más difícil.

Salgo de la cafetería más desilusionada que nunca, esta tarde no salí tan tarde, así que me encuentro con mi amiga clemente para ir a la plaza de la ciudad y tomar un helado, de verdad que me hacía falta.

- ¡Amiga! Ya estoy haciendo todo lo posible para que puedas cambiar de empleo, hable con mi padre y le dije que tu necesitas trabajo, yo se que nada que ver con lo que deseas, pero te podrían pagar un salario digno y no trabajarías tan fuerte como en la cafetería.

-Gracias Clement, no sabes cuanto te agradezco lo que quieres hacer por mí, me siento tan vacía, mi tía me está tratando tan mal, no hace sino humillarme y robarme las propinas

-Esa es una vieja miserable, cuando tengamos el nuevo empleo y seas una maestra, le vamos a volver su negocio una porquería para que aprenda que contigo no se mete- Clement era la única que trataba de sacarme una sonrisa, cuando en su casa sobraba comida, ella me llevaba los paquetes para que yo llevara a la mía, y así soportaba más mi situación, cuando salíamos siempre ella invitaba todo, así que amigas como ella, no podrían encontrarse dos.

- ¡Clarisa!, ¿esos no son los guapetones del otro día que fueron a la biblioteca?- levantó la mirada hacia un auto ultimo modelo que estaba parqueado frente a un local de la plaza.

-No lo sé, no recuerdo bien, - pero yo si recordaba muy bien a David. Solo que no quería que ella hiciera algo estúpido al ir a buscarlos.

-Pues si son, no puedo olvidar al guapuras de Jonás, ¿Cómo me veo? - ella se pone de pie, se sube un poco más su minifalda, y se arregla el cabello.

-Tu siempre estas espectacular, pero ¿Qué piensas hacer?

-Voy a acercarme a ellos, y les voy a hablar, quiero saluda, y porque no, que charlamos amenamente- ella ni siquiera deja que yo de mi aprobación, cuando la veo colgada en al ventana del auto, estaba conduciendo Jonás, lo que no comprendía era, que si David era conductor de José, que hacia con un hombre adinerado como Jonás

-Hola Jonás, hola, David ¿se acuerdan de mí? - Jonás y David se miran entre ellos y sonríen, por supuesto que se acordaban de ella.

-Hola, mira nada más si es que es la hermosísima bibliotecaria ¿Cómo te vas? ¿Qué haces por esta plaza? Qué casualidad habernos encontrado.-Jonás le responde con un toque de felicidad

-Ya sabes, siempre estamos por aquí por la cercanía a todo y pues bueno, los vi y quise pasar a saludarlos, estoy con Clarisa comiendo un helado- ella señala hasta la banca de la plaza.

David abre los ojos como platos, siente que es la oportunidad perfecta para hablar con ella.

-Bueno, ¿podemos ir a sentarnos con ustedes dos minutos y conversar? Yo invito los helados -dice David

-De hecho, ya los pagué, pero si nos quieren acompañar estaría encantada.

-Luego no vamos para otro lado David- Jonás lo interrumpe

-Una conversación con un buen par de amigas no nos retrasa el tiempo. – Jonás parquea el auto.

Cuando veo que David viene hacia mi junto a Jonás y Clement, siento que mis mejillas se sonrojan, tenía una vergüenza infinita, estaba mal vestidas, mis pantalones desgastados y mi camiseta amplia me hacían ver como si fuera una chica de la calle que pedía dinero para comer, como puedo me acomodo un poco mi cabello, pero ya nada había que hacer, ya estaban ahí.

- ¡Hola Clarisa de nuevo! Que bueno verte sin estar detrás de los ojos de la ogro de tu jefe

-Si, hola de nuevo David, tienes razón, no puedo decir lo mismo de tu jefe porque él es maravilloso- Jonás lo mira confundido, pero no comprendo por qué

-Si José es una persona amable, nos conocemos desde pequeños, al igual que con Jonás, los tres somos buenos amigos.

-Que bueno- Jonás se pone a hablar con mi amiga Clemente, quien comienza de manera coqueta a jugar con su helado, yo ya estaba entendiendo sus intenciones, así que me quedo a solas con David.

-Clarisa, es que quiero decirte algo

-¡Dime! ¿Qué quieres decirme?

-Me gustaría saber si quieres salir conmigo a tomarnos el café, se que es algo apresurado, pero es un café, solo los dos, quisiera recogerte después del trabajo o en donde quieras.

Cuando David me dice eso siento como mis sentidos se bloquean, él me estaba invitando a salir, tremendo prospecto de hombre, tan guapo, tan bien vestido, tan hermoso, diciéndome a mí, una pobre mesera que saliéramos.

-No lo se David, es que mírame, además yo trabajo todos los días y a toda hora

-Lo sé, pero pues espero que saques de tu tiempo

Me quedo pensando en donde podría ubicar un espacio con él, la única opción es en una mañana en el turno de la biblioteca, tendría que mi amiga cubrirme, no me iba a negar la oportunidad al menos de tomarme un café con este guapo hombre.

Y aunque David sentía gusto por ella, también estaba la apuesta que tenía con su amigo Jonás, él no la había olvidado por completo, así que Clarisa despertaba absolutamente todo su interés.

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