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Capítulo 5

- Entonces realmente quieres hacerlo. - Otra sonrisa de reojo.

- Callate la boca. Sea lo que sea ahora, se llevó toda la ola. Levántate, voy a dormir ahí. - Le doy una pequeña palmada en el brazo para demostrar mi prisa.

- ¿Y dónde voy a dormir, señorita?

- Encuentra un refugio ahí abajo o duerme afuera como un buen perro. No me importa - dijo aburrida

- No te importa, ¿eso significa que ya te importa? ¿Es porque arruiné tu planificación de la noche?

- Te voy a arrancar la lengua si no dejas de hablar – Señalo con un dedo en su dirección irritada y él agarra mi muñeca, atrayéndome hacia él y robándome un beso mientras me siento nuevamente en su regazo.

- Verte enojado es mejor que triste, la verdad. Necesito agradecer a alguien por enseñarme esto. Voy a dejarte dormir, ¿puedo darte un beso de buenas noches primero? - Resoplé antes de ceder el beso y verlo sonreír al final - Buenas noches.

- Noche para ti.

Me desperté con los rayos del sol golpeando mi rostro, me senté en el sofá, recordando poco a poco todo lo sucedido la noche anterior. Con un suspiro doloroso, me levanté y me dirigí a la pequeña cómoda para conseguir un cambio de ropa, shorts y blusa holgados y cómodos, y me motivé a cumplir mis palabras.

Necesitaba vivir un día a la vez, siendo racional y no impulsivo y emocional. Patricio dijo que no me delataría y que Corfin ahora es uno de sus enemigos, que no me iba a dar un enemigo, así que podía confiar en él momentáneamente.

Alexandra, inhala, exhala y analiza los entresijos de todo, lo bueno y lo malo que cada cosa te aportará.

" - Mantén la calma, el control y el conocimiento." - Lo recordé y una sonrisa involuntaria salió de mis labios.

Fui a la cocina a ver qué tenía que hacer y la encontré toda polvorienta y apestando a fruta podrida, el refrigerador que funcionaba con una batería mágica ya no funcionaba pero al menos los granos y la harina estaban buenos. Tomé un paño, lo mojé en el fregadero y comencé a limpiar los mostradores y la mesa. Tiré todo lo que estaba estropeado en una bolsa grande y ignoré el refrigerador, está inutilizable porque no tiene la energía que proporcionaba la bomba, solo no lo abras.

En medio del proceso de limpieza, miré por la ventana de la cocina y vi un enorme lobo durmiendo tranquilamente bajo un gran árbol que bloqueaba los rayos del sol. Sonríe ante la imagen.

Fui a la parte de atrás a ver qué había bueno allí y noté que los conejos, gallinas y vacas estaban sueltos, suspiré y caminé hasta allí para conseguir un poco de leche fresca y recoger unos buenos huevos. Primero tuve que lavar el balde de leche y luego buscar a los benditos, luego intenté conseguir algo de fruta.

Aquí había muchos menos animales, el jardín estaba un poco descuidado, probablemente por pequeños intrusos, pero los árboles frutales eran buenos.

Me di la vuelta después de recoger todo, casi arruinando todos mis esfuerzos.

- Realmente eres una chica de campo, me dijo Sabrina una vez. Tampoco parece hostil acariciar a las vacas y robar huevos de las pobres gallinas.

- Idiota, me asustaste. - Lo empujé hacia un lado y él se rió un poco, tomando el balde de leche.

El camino estuvo en silencio hasta que entramos a la cabaña.

- ¿Entonces tu vida era así antes de llegar a mi manada? ¿Un pequeño y humilde agricultor? - Empezó apoyándose en el banco con los brazos cruzados.

- ¿Por qué? ¿Algún problema? - pregunté seriamente

- Tranquila, sólo quiero conocerte un poco mejor. Simplemente me pareció extraño que un hombre lobo acariciara cariñosamente a una vaca, son los aperitivos de los novatos, todos empiezan con ellos porque son mansos.

- Empecé con un médico - respondí encendiendo la estufa y poniendo a hervir agua y leche, su cara era reticente - Es verdad, me comí su muslo, no estaba muy bueno, lo dejé pasar entonces.

- ¿Sobrevivió?

- Desafortunadamente. - Dije frustrado y me di cuenta que no había visto cerdos - No hay tocino - Soné decepcionado - ¿Solo quieres huevos o quieres esperar a que consiga frambuesas y moras para hacer panqueques?

- ¿Quieres prepararme café? - Preguntó con un claro tono de sorpresa y casi me sentí avergonzado.

- Está en mi antigua casa, nunca me dejaste con hambre ni con poca comida en la tuya, te lo voy a pagar. Es gratitud y no corresponsabilidad - Apunté una cuchara en su dirección para confirmar lo que dije - Y vas a mirar la leche y el agua en el café. No dejes que se sequen. - digo acercándome a la puerta.

- Si señora.

- Y... no abras la nevera. - Advertí saliendo pero escuché su "mierda" murmurar. - ¡Tú también eres muy obediente! - grité afuera

Me encontraba cuidando unas flores mal tratadas, sintiendo una gran presencia observándome desde un poco de distancia. Ya habíamos tomado el café que yo preparé, café con leche (él tenía café solo), tortilla con moras y frambuesas, mango picado que recogí del huerto y kiwi también, que todavía estaba bueno en el frutero.

- Hasta ahora no has mencionado nada sobre mi regreso a tu manada. - Señalé sin dirigirme a él directamente, después de todo allí solo estaba él.

- No le doy preferencias por el momento, te dije que vine aquí para cuidarte.

- Sé cuidarme.

- La manada también lo sabe.

- Ella es vulnerable sin ti - respondí

- Tú también.

- ¿Quien dijo? - me volví hacia él seriamente

- Todavía te quieren. Estás en campo abierto, solo y debilitado, no es bueno estar solo ¿Por qué no vamos a cazar? Debe haber algo aquí para alimentarnos, hay unas vacas muy gordas allá atrás. - Sugirió acercarme y volví a cuidar las flores.

- Estas flores necesitan cuidados, aquí jugó algún animal.

- ¿Quieres ayuda? - Esta vez él estaba agachado a mi lado, que estaba sentado, y levanté la vista para mirarlo.

- ¿Alguna vez has trabajado con flores?

- En macetas. - Se encogió de hombros y yo puse los ojos en blanco.

- Aquí - le di unas tijeras - Ya las regué, pero aquí - Señalé algunos cogollos, hojas y ramas secos y magullados - Estas partes se han visto comprometidas, su flujo de nutrientes ya es débil y no tendrán suficiente para mantenerse con vida, sólo amputarlos para no dejarlos sufrir... - tragué fuerte - hasta el final. - Escuché tu suspiro - La flor y la rama principal reemplazarán y repararán el daño a tiempo.

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