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4

Hay días en que quisiera no levantarme de la cama para nada. Hoy es uno de esos días. Es domingo. Se supone qué los domingos se tiene que descanzar, pero no, tengo a una niña que cuidar. Pero, eso es hasta en la noche. Siendo ahorita las diez de la mañana, tengo que ir al supermercado. Mi mamá trabaja diario, incluso los domingos, bueno, solo los miércoles descanza. 

Cogí un carrito para hacer las compras y empecé a recorrer los pasillos color blancos. Casi voy patinando de lo resbaloso qué está. Mientras hago compras me gusta ir escuchando música, es por eso qué, coloco mis audífonos, empiezo a cantarla lo bajo:

一I know how it inside my heart, forever will forever be are, even if we tride to forget, love will remember.

Llené el carrito de: leche, cereal, manzanas, pringles, fresas, pastelitos. De todo un poco. En el momento en qué iba a doblar en una esquina, mi carrito choca con otro, provocando que se calleran algunas cosas qué él llevaba. Inmediatamente me apresuro a recogerlas. 

一Perdoname, no te vi一. Me disculpaba mientras estaba en el piso recogiendo... ¿pañales?. 

一No te preocupes一. Dijo una voz masculina. Se puso en cuclillas y me ayudó a recoger el tiradero. 

一Soy un poco torpe一. Seguíamos recogiendo, solo faltaba una bolsa de leche. Estiré mi brazo para cogerla pero, la otra persona lo hizo al mismo tiempo, provocando que nuestas manos se tocasen. En ese momento elevé mi vista. 

Oh, Dios. ¿Encerio?. Juro que me congelé. Me quedé sin habla. Mi respiración empezaba a fallarme. Creo que me desmayaré. Él está aquí... Conmigo. Nuestras manos se están tocando. ¡Por Dios! Estoy mirando de cerca esos ojos marrones. 

Estoy en frente de Antonio Ferrer. 

一H-hola一. Tartamudié. Me quería bofetear yo misma. 

一Hola一. Respondió. Que hermosa voz. Ahora me doy cuenta de que es español. 

Nos pusimos en pie lentamente. Al parecer era una guerra de miradas. Estoy viendo todo en camara lenta.

¡¿Qué te pasa Fabiana?! ¡tiene novia y una hija! ¡Reacciona!. 

Haciéndole caso a mi conciencia, retire mi mano y despegue la mirada. Rompiendo todo contacto visual. 

Carraspeé. 

一Yo... Lo siento por chocarte一. Mi voz sono tímida. Mi mirada estaba en cualquier parte del supermercado, menos en él. 

一No hay problema一. Pude persivir una sonrisa. ¡Quiero verlo! ¡Quiero verlo. 

¿Lo miro o no lo miro?

En un impulso levanté la vista. Sí, está sonriendo. Que linda sonrisa. 

一Eh... Eres Fabiana, ¿no?一. Preguntó enarcando una ceja. ¿Sabe mi nombre? ¡sabe mi nombre!

一Sí, soy Fabiana. 

一Bueno, ha sido un gusto encontrarte一. Se despidió. 

Señaló a mi pecho. Bajé mi vista a él, ¡que pena!, tenía acurrucada su bolsa de leche. 

一Dios, perdón, creeras que soy una ladrona de leche一. Soné apenada. Le entregué la bolsa sintiendo mis mejillas arder, él la acomodó en su carrito y empezó a caminar, antes de perderse en el super, dijo: 

一Hasta luego, Fabiana. 

Sonreí e hice un gesto con mi mano, en forma de despedida. 

Antonio me habló. Él y yo hablamos. ¿Porqué me siento contenta? ¿Porqulé estoy tan nerviosa? Oh, no. 

Corazón, no sientas nada por ese chico, él no está disponible. 

Sacudí mi cabeza para alejar esos pensamientos de mí y, con mis manos sudorosas, agarré mi carrito y salí de allí. 

***

Al llegar a casa, acomodé la despensa y subí a mi habitación. Hoy, a las seis de la noche, tendría que cuidar a una niña. No he visto la dirección. Solo acepté y listo. Necesito el dinero para poder pagarme mis libros. 

Mi día lo pasé mirando películas y comiendo. Pero, era hora de trabajar. Subí a mi habitación, busqué ropa en mi closet, sacando todo. 

Elegí un vestido corto, unas botas y, mi chaqueta. Me hice una cola alta. Apliqué algo de maquillaje. Tomé mi bolso y salí de casa. 

Estando en la calle, me dispongo a sacar el papel con la dirección del lugar. Lo desdoblo y leo. 

Oh. Dios. Mío. 

Es en la casa de... Antonio. 

Hay no... ¿porqué?. Y yo no me vestí bien. Pero que digo, estoy bien, además yo no le voy a modelar a nadie. Solo voy a cuidar a su pequeña hija. Lo malo es qué tendré que ver a Estefanía, no me cae muy bien. Es una persona busca problemas. 

Me armo de valor y camino en dirección a su casa. No queda lejos de la mía. Solo a cinco casas. Mientras caminaba, mi pulso se aceleraba más y más, lo cuál no debería de ser así. No debería. Estoy mal si creo que me gusta Antonio. Él no es y nunca será para mí. 

Aquí estoy. Frente a su casa. Todavía estoy a tiempo de llamar y decir que me enferme por eso no asistiré. 

Controlate, solo es un chico.

Camino hacia la puerta y toco el timbre. No tardan mucho en abrir. Para mi sorpresa la persona que me recibe es: Estefanía. 

一Pasa一. Dijo con voz cortante. 

Asentí y pasé. 

一Hillary se duerme a las ocho, nosotros vendremos como a eso de las once. 一comunica. 

一¡Cariño, llegó la niñera!一. Grita en dirección a la planta alta. 

Escucho pasos bajar por las escaleras. Es él. Se detiene en seco al verme. Estoy respirando con dificultad. 

一Hola, Hillary está arriba, puedes pasar一. Señaló a la planta alta. 

一¿Nos vamos, amor?一preguntó Estefanía rodeandolo por la cintura. 

一Sí一. Respondió él. 

Ella le cogió la cara, atrayendolo para darle un beso. Eso, se dieron tremendo beso en frente de mí. 

No quería ver más, los ignoré y subí las escaleras en busca de la hija de Antonio. ¡Agh! No sé porqué me afecta tanto. Lo único que quiero es salir de esta casa. Hoy será una noche larga. 

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