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No creí volver a sentir eso qué sienten las personas enamoradas: el estar nerviosa, las mariposas en el estómago, incluso tartamudear. No lo planeé, simplemente pasó. Lo qué sí me hubiera gustado es haber conocido a Antonio antes qué Estefanía, pero, ya que, él y ella están muy enamorados. Y yo solo soy una adolescente inexperta qué todavía duerme con un oso de peluche y qué incluso le tiene miedo a la oscuridad.
El amor se trata de aceptarte a cómo eres, es decir, ¿cómo vas a amar a otra persona si nisiquiera te amas a ti misma? Abeces creo qué todavía no estoy lista para amar, es por eso que todavía no me he enamorado, el tiempo me está dando tiempo para preparame, prepararme para cuándo sea mi momento, para cuándo llegue esa persona, para cuándo ya no tenga esa pena, esa vergüenza qué siempre tengo al tratarse de un chico. No estoy preparada todavía y, agradezco que no haya llegado el chico adecuado porqué así no me avergonzaré de mi misma.
Hace aproximadamente tres minutos salió Antonio y Estefanía. Ni siquiera hacen bonita pareja. Me detengo en frente el cuarto de Hillary, empujo la puerta, al entrar, ella está acostada en su cama con un libro de cuentos en sus manos. Se percata de mi presencia y gira a verme.
Le sonrío.
一Hola, Hillary一. Agité mi mano. Dejé mi bolso y mi chaqueta en un pequeño sofá qué se encontraba cerca de su cama.
一Hala一. Hizo un intento de hablar, pero no puede, aún está muy pequeña.
一¿Cómo estás, pequeña?, ¿bien?一. Mi voz sonó dulce. Me senté en el borde de su cama.
Ella solo asintió con lo cabeza y sonrió.
Tiene los mismos ojos de su papá. Es una niña muy linda.
一¿Qué quieres hacer?, cuéntame一. Sonreí.
Ella apretó sus labios en una línea y se sento.
一Pony一. Balbuceó mientras señalaba ep pequeño televisor que se encontraba en el otro costado de la habitación.
一¿Quieres ver a los Ponys?一. Pregunté.
Asintió.
Me levanté para dirigirme al televisor, apreté un botón en el control remoto y la pantalla ganó brillo. Los colores invadieron la habitación.
My litle pony.
Giré el rostro para observar a Hillary, hice un gesto con mi mano para que viniera. Asintió. Caminó con algo de dificultad hasta llegar dónde mí, la senté en mis piernas y, estabamos de lo más genial mirando la tele.
Es una niña buena, dulce, ni cosa parecida a la mamá, espero que no le herede el genio.
No sé cuanto tiempo pasamos así, ella sentada en mis piernas mientras mirábamos la televisión, cuándo sentí qué se quedó dormida. La estrecho entre mis brazos y la acuesto en su camita. La cubro con una sábana rosa. Me dispongo a apagar la televisión y enciendo una lamparita que está en una mesita de noche, para que Hilarry no se quede a oscuras.
Me siento en el sofá y saco de mi bolso un pequeño libro. Mientras vienen sus padres tengo que entretenerme con algo. El libro se llama: Solo si me amas. Me encanta leer. También me gusta escribir pero no sé si soy buena.
De hecho tengo una historia, la estoy escribiendo solo para mí, si me decido, puedo mandarla a una editorial, pero no me atrevo, temo ser rechazada.
Estoy sintiendo sueño, pero no me puedo dormir, estoy en horas de trabajo. Sigo leyendo mi libro. Muchos libros tienen finales felices, quisiera tener un final felíz, con alguine especial, alguien a quién ame de verdad, alguien que merezca mi amor. No sé porqué pero, las mujeres tenemos el don de enamorarnos del más imbécil. Es decir, a los chicos que nos buscan, que votan la baba por nosotras, no les hacemos caso; pero, a esos que ni siquiera nos miran y que son inalcanzables, si nos gustan. ¿Qué está mal con nosotras? O conmigo.
Ya no recuerdo cuándo fue que di mi último beso, aveces me hace falta sentir a alguien conmigo, sentir otros labios en los míos. Sentirme útil, amada.
El sueño se quiere apoderar de mí, mis párpados me pesan, tengo qué parpadear varias veces para poder estar despierta, sin embargo, es inútil. Dejándome llevar por el sueño, caí dormida al instante.
***
Sentía cómo me tocaban el hombro, alguien hablaba, no lograba entender quién o qué era. No quiero abrir mis ojos, lo único que quiero es dormir.
一Fabiana...
Escuchaba la dulce voz de Antonio... ¿estoy soñando?.
一Despierta, volvimos...
Bostezando perezosamente, me dispongo a abrir los ojos... Woah, es lindo despertar y lo primero en ver sea a él... Su rostro tan hermoso, su sonrisa tan atractiva, su mano tocando mi cara.
一Hola, es tarde y debes marcharte一. Susurró. Sentí cómo mis mejillas se sonrojaban. Y es ahí dónde me doy cuenta de que me quedé dormida en su casa, en el cuarto de su hija, en el sofá.
Me levanto rápidamente y restriego mis ojos.
一Perdón, me quedé dormida一me disculpé. 一Hillary es una niña muy buena, no hubo problema.
Él sonrió y metió su manos en sus bolsillos delanteros de sus vaqueros.
一Sí, ella es una niña muy tierna一pasó su vista de Hilary a mí, achicó los ojos一¿llevas mucho tiempo trabajando de niñera?.
一No mucho, trabajo para...一no le iba a decir que para comprar libros一ayudar a mamá.
一Entiendo... Entonces, toma, tu pago一. Dijo mientras sacaba su mano de su bolsillo. Me entregó el dinero.
Lo recibí brindandole una sonrisa.
一Claro, gracias.
一De nada...
Cogí mi bolso, mi chaqueta y me dispuse a bajar las escaleras. Sentía pasos tras de mí. Al llegar a la puerta y abrirla me giré para ver a Antonio.
一Buenas noches, Antonio.一susurré.
El sonrió de lado.
一Buenas noches, Fabiana.
Me giré y salí a la calle. Mientras iba caminando podía sentir el frío de la noche. Apresuré más el paso, sintiendo un escalofrío recorrer mi cuerpo. Me detengo en seco al ver a un hombre de pie impidiendome el paso. Me detengo a unos centímetros de él. Lo podría rodear. Mi corazón se detiene al ver que me observaba fijamente. Su mirada era amenazante. ¿Dios, que hago?.
Di varios pasos hacia atrás, él se acercaba más. ¿Y si corro?. El hombre hizo un movimiento rápido, el cuál no pude presenciar, solo sentía sus brazos rodearme.
一¡Ayud...一. No terminé de gritar, pues el hombre cubrió mi boca con sus manos, impidiendome pedir ayuda.
¿Ahora qué?. No quiero que me lastime.