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5

Ahora mismo está de espaldas a la ventana. Pero desde aquí puedo ver su habitación. Las paredes son de un color azul cielo, la cama tiene que estar pegada cerca de la ventana y vaya... tiene una espalda...

Cuando se gira, ya no soy yo la que está en mi cuerpo.

Joder, es imposible. ¿Y esa tableta? Venga ya. Eso solo se ve en las películas. Ni mi ex novio tenía algo así, ni por asomo. Hasta tenía barriga de vieja. Pero ¿mi vecino? Eso es imposible... ¿Cómo es posible eso? Mis labios se entreabren y por unos segundos me imagino tocando esas curvas que tienen que estar duras y... ¡No, no y no! ¡Me niego a pensar en estas cosas! 

Ya lo has hecho guapa.

Pero... Oh, joder. Tiene más tetas que yo.  

    Bueno, yo siempre las he tenido pequeñas pero este hombre tiene que hacer una serie de ejercicios para tener un cuerpo serrano como ese.

Creo que me están entrando los calores. 

    Con la mano intentó abanicarse, pero ni con eso me dio aire.

    ¿Y esos bíceps? Ay no, no, no... Esto es como ver el álbum de fotos de William Levy. Tener un cuerpo así debe estar prohibido. ¿Y dicen que no es mujeriego? ¡Ja! Permíteme que lo dude.  

    Quiero dejar de mirar, pero no puedo. Quiero sacar mis ojos y tirarlos por la ventana, pero no quiero perderme este momento. Ahora mismo parezco una pervertida mirando a mi vecino mientras se quita los pantalones? Muchacho, ¿eres alérgico a la ropa?  

Mira, coño ¡Mira! 

Por tu culpa parezco la vieja al visillo.  

    Entonces, al quitarse sus pantalones hago un pequeño grito ahogado al ver que no lleva absolutamente nada debajo de esta. Su culo está al aire libre, dejándome una vista increíble de lo bien que lo tiene y doy gracias a que no se haya girado para ver a su amigo. O espera... 

¡Ay Dios Santo!

    Se va a girar, se va a girar. Pero cuando lo hace, con un suéter que tiene en la mano se tapa y no puedo ver esa zona prohibida. Mi corazón frena un poco, pero solo un poco. Porque igualmente ver a mi vecino alemán sin ropa, solo tapándose el rabo, joder... 

    ¡Parece un modelo de Calvin Rich!

    Sus ojos verdes alcanzan los míos de loca y caigo al suelo rápidamente al ver que vio que lo estaba mirando. Juraría que antes de caer al suelo sonrió al verme. Un fuerte sonido se escucha en mi habitación.  

Eso ha sido mi cuerpo contra el suelo.

—Me cago en... —me quejo al darme una buena hostia en el suelo y me tapo la boca.

Que no me haya visto, que no me haya visto.

—¿Estás bien? —su voz se escucha claramente como si estuviera al lado de mí.  

Oh mierda.

    ¿Por qué tengo tan mala suerte?

—¿Scarlet? —vuelve a llamarme esta vez por mi nombre y vaya, la forma de hacerlo me atrae bastante. 

    Intento sentarme en el suelo después de que mi cadera sufriera los daños y perjuicios de mirar, comienza a dolerme bastante. Cierro la persiana de tal forma que no me vea y me acuesto en mi cama, tapándose hasta la cabeza. Como si tuviera miedo de que me viera a pesar de que en la zona que está su ventana no puede ver mi cama.

Inspira, expira, inspira, expira.

    Esto ha sido más hardcore que aquella noche que me colé en mi instituto para hacerle una putada al profesor de matemáticas.

    El teléfono fijo de la casa comienza a sonar. Siempre lo dejo al lado de mí por si mi madre no me puede llamar al móvil y lo hace por el teléfono de casa. Pero el número es desconocido. A lo mejor es ella que me llama del hospital. 

—¿Diga? —respondo algo más calmada después de la situación vergonzosa en la que estuve ahora mismo con mi vecino. 

—Eres una chica muy traviesa, Scarlet.

Lunes, 23 de junio.

    Mientras miro las facturas de este mes para el taller, no puedo dejar de pensar en la pelirroja. No sé qué me pasa que desde que la he conocido no puedo dejar de pensar en cómo se sonroja y en lo dulce que se ve cuando retira su mirada de la mía.

    Y eso que solo la he visto el viernes en persona y luego pocas veces más en su ventana.

Bendita ventana.

    El viernes por la noche, cuando descubrí que me estaba mirando quitarme la ropa, he de decir que me avergoncé un poquito. Pero ver la cara de tímida que puso ella después me divirtió bastante. Por eso la llamé y luego me colgué al no saber qué decir. Creo que mi vecina nueva me cae muy, pero que muy bien. La única, porque los demás son antipáticos. Pero cuando supe que era menor de edad, tuve que dejar de decir cosas que la hacían poner nerviosa. Se veía tan joven y mona con esas pecas en la cara. Pero, no debo juntarme demasiado con ella. Simplemente no puedo. Eso es ilegal, ¿no?  

    Ahora mismo estoy en mi despacho. Tiene cosas de madera y la verdad las cosas vintage me encantan desde siempre. Y eso es algo que muy pocas personas les suele gustar. 

    Me peino un poco el pelo hacia atrás y me levanto de la silla. Desde el ventanal que tengo aquí, en la planta de arriba, puedo ver como mis tres trabajadores trabajan duro con cada coche que nos viene todos los días. "The German" es un muy buen taller, que muchos clientes salen satisfechos por nuestro trabajo. Siempre he amado la mecánica y sobre todo el coche antiguo que tengo aquí, aunque nunca he podido encontrar una solución para ponerlo en marcha.

    Pero entonces, por la entrada veo una chica menor de edad. Alguien que me cae bastante bien y una melena pelirroja conocida se asoma por mi taller. E inmediatamente una sonrisa aparece en mi rostro.

Pequeña saltamontes.  

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