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Capítulo 8: ¿Qué quieres que diga?

Flavio frunció el ceño, ¿qué quería decir? Pronto reaccionó y sus ojos se posaron en su abdomen.

Al ver la hoja de prueba en la mano de Isabel, entendió claramente que estaba embarazada.

Se quedó impactado e increíble.

Quería saber qué había pasado, pero ahora no era el momento de preguntar.

Cynthia rara vez lloraba delante de Isabel, incluso cuando su hermano murió, lloraba en secreto y nunca derramaba lágrimas frente a Isabel.

Isabel no quería obligarla, pero ¿iba a tener algún futuro si daba a luz a ese niño?

Se decía las madres eran fuertes. Mirando su pinta, era difícil que ella se diera por vencida. Así que Isabel suspiró largamente.

—Como quieras.

Después de hablar, se dio la vuelta y se fue. Se sentía muy mal por dentro, no sabía cómo enfrentarse a su hija.

Cynthia se puso en cuclillas lentamente, estaba intentado hacer la fuerte, pero sus lágrimas no paraban de caerse. No quería llorar, pero no podía evitarlo. La acumulación de tristeza y dolor en su interior estaba extendiéndose por todo su cuerpo.

Antes de regresar a la Nación Z, Flavio había ido a buscarlas. Entonces se enteró de que habían regresado a Nación Z y su hermano murió en un accidente automovilístico.

No sabía qué pasó durante ese período.

Flavio se puso en cuclillas para darle palmaditas en la espalda. Cuando esa chica le conoció solo era una adolescente, pero ya era muy sensata, sabía cuidar a su hermano menor y a su madre.

Una vez, él vio con sus propios ojos que solo le quedaba dinero para comprar dos comidas, pero no dudó en comprar dos para dárselas a su madre y hermano. En realidad, no había comido, pero le dijo a Isabel que ya había comido.

Era tan sensata que daba lástima a la gente.

Flavio extendió la mano para frotarle la cabeza y consolarla, pero antes de que la mano cayera, Cynthia de repente levantó la cabeza y lo miró.

—Gracias por la ayuda que nos has dado en el pasado. Cuando tenga dinero en el futuro, definitivamente te lo devolveré.

La mano de Flavio se detuvo sobre su cabello, apretándose lentamente, luego lo retrajo y dijo con una sonrisa.

—Tonta, te he ayudado porque quiero. No necesito que me lo devuelvas.

Cynthia negó con la cabeza.

—Eres muy bondadoso, pero tengo que recordar todo lo que nos has ayudado.

Cuando fuera capaz, definitivamente se lo devolverá.

Flavio la ayudó a levantarse.

—¿Dónde vives? Te llevaré a casa.

En ese momento, Cynthia estaba preocupada por Isabel, así que asintió y dijo su dirección.

Cuando Cynthia empujó la puerta del auto y salió del auto, Flavio le preguntó:

—¿Volverás a la Nación A en el futuro?

Cynthia se volvió para mirarlo y negó con la cabeza:

—No voy a volver.

Le había costado mucho volver a la Nación Z.

Cuando Cynthia regresó a casa, vio a Isabel sentada en la silla secándose las lágrimas, entonces sintió una angustia en su interior.

Isabel se secó las lágrimas y no la miró.

—Estoy bien, puedes volver.

—Mamá.

—Soy yo quien no te cuidó bien.

Isabel se secó las lágrimas, pero aún se le caían más después de secarlas, no podía parar de llorar.

Cynthia vino corriendo para abrazarla. La madre e hija lloraron juntas abrazándose, las dos estaban desahogando la pena que sentían en su interior.

Después de un buen rato se calmaron. Cynthia le contó a Isabel sobre su trato con Alain para que no se preocupara por ella.

Isabel se quedó estupefacta, ¿cómo podía usar el matrimonio como trato?

Aunque no aprobaba su matrimonio con trato, su hija estaba embarazada y ya había perdido la virginidad. De manera que seguramente el hombre de la familia Paramés no la aceptaría, viéndolo así, el trato tampoco era mala idea.

Ella cuidará de su hija en el futuro.

Por la noche, Cynthia regresó a la villa, pero Alain no estaba allí. Después de la cena, dio un paseo por el patio de la villa para digerir la comida y echar un vistazo a los alrededores de la villa.

Luego, cuando ya se hacía tarde, volvió a la habitación. Pero como sintió sed, se fue a la cocina para servirse un vaso de agua.

Después de beber medio vaso de agua, cuando Cynthia estaba a punto de volver a la habitación para dormir, escuchó un sonido de alguien girando la manija de la puerta y enseguida se abrió la puerta.

Inmediatamente, una figura alta entró, seguida por una figura brillante que salió detrás de él.

Cynthia se quedó pasmada por un momento.

Inesperadamente, Alain trajo a la mujer que le gustaba a una hora tan tarde de la noche.

Jenni también se sorprendió cuando la vio, ¿no era esa la mujer que estaba en el hospital ese día?

Levantó la cabeza para mirar a Alain, su perfil con rasgos hermosos emitía frialdad.

¿Por qué estaba enojado ese día?

¿Tenía algo que ver con esa mujer?

Las mujeres siempre habían sido sensibles. El comportamiento inusual de Alain hizo que Jenni desconfiara de Cynthia.

—Bueno, voy a volver a la habitación.

Cynthia no quería ser una sujetavelas.

—Espera.

Alain la miró con mirada profunda. Ella vestía un pijama muy conservador con una falda blanca que le llegaba hasta los tobillos, exponiendo dos delgados brazos blancos, se veía un poco pura.

Pero pensando en lo que hizo, sintió un poco de disgusto en su interior.

—Jenni es la dueña de este lugar aparte de mí, ¿sabes a qué me refiero?

Cynthia sintió que él había hecho algo innecesario, porque ella nunca se consideró la dueña del lugar, así que ¿por qué molestarse en insistirle eso?

—Lo sé, entonces me iré a la cama.

Cynthia se volvió y caminó hacia la habitación.

—Señorita Cynthia.

Jenni la miró.

—Lo siento.

Cynthia estaba confundida y la miró con sorpresa.

Había una profunda disculpa en su rostro.

—Aunque tú y Alain tienen un matrimonio arreglado, pero Alain y yo nos conocemos desde hace más tiempo que tú. Si no fuera por ti, yo me habría casado con él. Estamos enamorados, por eso…

—¿Por eso qué?

Cynthia pensó que esa mujer era muy rara.

Ella era consciente de su propia identidad y tampoco había molestado a ellos.

¿Por qué le había soltado esas palabras?

—Solo pienso que te casaste con Alain, pero Alain no te ama por mi culpa, así que me siento mal por ti.

—No es necesario.

Según el pensamiento de la gente normal, ¿no debería no relacionarse entre ellas teniendo en cuenta esa relación incómoda?

¿Había hecho eso con el fin de resaltar su amabilidad frente a Alain?

Inexplicablemente, a Cynthia no le cayó bien esa mujer.

Alain la miró a la cara con los ojos entrecerrados.

—¿Qué actitud estás poniendo?

Cynthia frunció los labios, ¿que qué actitud estaba poniendo? Solo quería pasar el mes en paz, conseguir lo que le pertenecía y marcharse.

Era esa mujer rara que de repente le vino a decir eso.

¿Cómo debería responder?

—¿Qué quieres que diga?

No sabía cómo responder a lo que le había dicho Jenni.

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