Capítulo 4 Mi secreto
Por Irina
Tengo 10 semanas de embarazo y estoy a tiempo para practirme un aborto, sin embargo y pese a que no sé quién es el padre de mi hijo, descarté esa idea.
Di unas vueltas en la cama, pero luego dormí, dentro de todo, bastante bien.
Entiendo que no puedo vivir en un hotel, voy a tener que acostumbrarme a vivir sola, en el viejo edificio.
Pienso que el dinero que me dejen las acciones del 25 % de Calzados Kroes, no va a ser suficiente para mantener mi nuevo hogar, o tal vez sí, eso no lo sé.
Nunca me preocupé por las finanzas.
Hasta pensé que nuestra posición económica era insuperable.
Tenía muchos gastos que afrontar.
Decidí volver a mi nuevo hogar, lo hice después de desayunar.
Al llegar. estacioné el auto en la puerta de mi casa.
—Señorita, no puede estacionar aquí, está prohibido.
Me dice un oficial.
—Pero yo vivo aquí, señor.
—Eso no importa, si no retira su auto le hago una multa y si luego no lo retira, me veré obligado a llevarlo con una grúa.
—¿Y dónde lo dejo?
—Ese es su problema.
No soy llorona, pero todo lo que me pasó en los últimos tres meses, me está superando, por lo que mis lágrimas comenzaron a caer, lo hicieron por impotencia, el lugar no tenía garaje, yo no hacía tanto que manejaba, es que apenas tengo 20 años recién cumplidos.
El oficial tuvo un poco de empatía y me explicó que podía estacionar en las calles adyacentes, si es que conseguía lugar.
Por suerte, conseguí un lugar bastante cerca, en la misma manzana.
Al llegar a la esquina, el auto de Paty, frenó a unos centímetros de mí.
—Te mererés esa mierda y me alegro.
Se alejó riendo a carcajadas, un auto frenó, para no chocar, ya que ella pasó cuando el semáforo había cambiado a rojo.
No creo que Paty se haya dado cuenta, porque para ella, solo cuenta ella.
—Consiguió lugar enseguida.
Comentó el oficial que estaba en esa cuadra.
—Sí, por suerte, buenos días.
Abrí la puerta de hierro y pensé que tendría que tapar de alguna manera, para que nadie vea hacia adentro.
Recorrí todo el lugar, lo hice con tranquilidad.
Evidentemente solo faltaba un poco de pintura en las dos primeras habitaciones, y parecía hecho a propósito, a lo mejor mi padre lo pensó así, por si se metía Paty o mi media hermana.
Es verdad que siempre sentí que mi padre me quería más que a mi media hermana, no es que él tratara mal a Rosie, al contrario, pero no salía con ella, como sí lo hacía conmigo, no lo puedo especificar, pero eran detalles muy pequeños que siempre me hicieron sentir que mi padre me adoraba, aunque Rosie y Paty le iban con cuentos y él siempre pareció creerles.
En un cuarto que parecía ser de servicio y que el día anterior no había visto, había latas de pintura y todo lo que se necesitaba para pintar.
Sonreí sola, mientras volvía a llorar.
En ese cuarto estaba el equipo de aire acondicionado, es decir que tenía refrigeración y calefacción central.
El edificio sólo parecía viejo, mi padre lo debe haber remodelado.
Fui llevando mis pertenencias al primer piso.
Menos los muebles.
No iba a hacer fuerza, estaba embarazada y era consciente de ello.
Al decidir tener al bebé, también supe que me tenía que cuidar, no solo con la fuerza, cuándo hablé con la obstetra que me iba a llevar el embarazo, ella me dio muchas instrucciones sobre lo que podía y no hacer.
Me preguntó varias veces si lo pensaba tener, ya que era el resultado de una violación y hasta la ley me permitía abortar.
Era una vida, no correspondía, era mi hijo.
No elegí quedar embarazada, pero tampoco iba a matarlo.
En su momento pensé en ver las cámaras de mi casa, pero, oh casualidad, cuando me decidí a hacerlo, las que daban a mi habitación, en ese momento no funcionaban.
Era la fiesta de fin de año y había mucha gente en casa, sobre todo muchos amigos de Rosie.
No debe ser tan difícil pedir un ADN de cada uno de los hombres que estuvieron presentes esa noche.
A esta altura no querría compartir la tenencia de mi hijo con el hombre que abusó de mí.
Siempre pienso en que fue una sola persona, aunque si lo preparó Rosie deben haber sido varios los que pasaron por mi cuarto esa noche, ella misma dijo que hice una fiesta dentro de mi habitación.
Lo raro es que no tuve moretones en mi cuerpo y no creo que todos los hombres sean cuidadosos cuando violan a una mujer.
Llegó Fernando, estuvimos hablando toda la mañana, me invitó a almorzar.
Fuimos a un coqueto restaurante y charlamos amigablemente.
Le comenté que siempre me imaginé que en ese edificio había un instituto de idiomas.
—Ya está habilitado para que comience a funcionar cuando vos lo dispongas.
Me asombré y mis ojos se llenaron de lágrimas.
—Linda, no llores, por favor, sé que lo hacés por emoción, pero te juro que estoy apenado por tus lágrimas y no sé cómo puedo contenerte.
Dice tomando una de mis manos con sus dos manos.
—No te preocupes, no es tu obligación hacerlo.
—Pero me gustaría contenerte, poder hacerlo.
—Gracias, sos un caballero.
Me sonrió con ternura.
Volvimos a mi edificio y hablamos del instituto de idiomas.
—Tenés que esperar dos o tres meses y te recomiendo que en este tiempo no arregles el frente, Paty y su hija van a están al acecho.
—Es lo que pensé, pero me tengo que mantener de alguna manera… y comenzar a preparar una habitación para mi bebé.
—¿No pensaste en abortar?
Niego con la cabeza.
—No sé quién es el padre, me pusieron algo en alguna bebida y no me enteré de nada, pero es una vida la que crece dentro mío.
—Sos muy madura para tu edad.
—Puede ser… no tuve opción, fui víctima del bullying y de todas las maldades que te puedas imaginar de parte de mi media hermana.
—Todo vuelve en esta vida, es el llamado karma.
—Mmm, no estoy tan segura, de todos modos ya no tengo nada que ver con ellas, salvo por Calzados Kroes, mañana voy a pasar por la e mpresa, voy a hablar con el director, quiero saber cuánto dinero me corresponde…aunque en cualquier momento, entre las dos arpías y el imbécil de Roque Cassini, la funden.
—No creo que Roque sea tan imbécil, tiene varias empresas propias, que heredó de su padre y le va bastante bien.
Niego con la cabeza.
—No lo conocés, es un idiota, manejado por Rosie, aunque nos lleva 6 o 7 años, se comporta como si tuviera 15 años, no deja de beber en las reuniones y toda la vida secundó a Rosie en lo que ella proponía, lo conozco bien… ellos se merecen, hasta hacen una pareja envidiable.
Me doy cuenta que me tiembla la voz al pensar en eso.
—No lo querés ni un poquito.
Dice Fernando a modo de chiste.
Trato de reir…
¿Cómo decirle que a pesar de todo, lo amaba?
Era mi secreto mejor guardado, mucho más que las joyas que guardé en la caja fuerte de mi nueva oficina.
Nadie sabía sobre mis sentimientos.
Jamás los expondría, sabía que no era correspondida y que posiblemente él se terminaría casando con Rosie, vi muchas veces como ella lo besaba descaradamente, pero Roque no se negaba a recibir el beso y hasta se lo devolvía.
Paty y Elisa siempre parecían muy felices cuando los veían juntos, deben estar esperando que ellos se casen.
La angustia que me abarcaba es mucha.
Roque es algo así como un amor prohibido.
De todos modos no es un hombre que se haría cargo del hijo de otro tipo y para colmo, ese otro tipo, posiblemente sea su amigo.
Mis colores cambiaron, cuando pensé que el hombre que me violó, va a saber que es el padre de mi hijo… si es que fue uno solo.
—¿Qué sucede?
Me pregunta Fernando.
Le dije lo que pensé.
—Posiblemente, si fue una sola persona, se dé cuenta que sí es el padre de tu hijo, pero si se expone, todos se van a dar cuenta que te violó, por lo que si es inteligente y no quiere problemas, se va a callar la boca.
—¡Es injusto! Tendría que pagar el o los que me violaron, todo fue obra de Rosie.
—¿Estás segura?
—Me puso algo en mi bebida, y las cámaras que dan a las habitaciones, no funcionaban, hasta le dijo a mi padre que estuve con tres hombres y describió todo… pero lo inventó, yo no hice lo que ella dijo, estaba inconsciente.
—¿Querés saber quién es el padre de tu hijo?
—No.
Dije con resolución.
—Contá conmigo para lo que necesites.
—Gracias Fernando, sos la única persona en la que puedo confiar… no tengo amigas…
Se asombró por eso.
—Prefirieron ser amigas de Rosie que ser víctimas a mi lado, aunque algunas disfrutaron al ver las humillaciones que yo recibía.
—Los niños y adolescentes, a veces, son malvados.
—Sí, es verdad, el tema es que Rosie tiene 20 años y sigue siendo maldita, lo va a ser toda su vida.
—Vos también tienes 20 años.
—Sí, pero tuve que madurar a la fuerza.
Digo acariciando mi abdomen.
Fernando sonrió.
—¿Puedo?
Me preguntó acariciando mi panza.
Estábamos demasiado cerca, cuando él se dio cuenta de eso, se alejó, es un caballero.
—Perdón.
Dijo, mirándome a los ojos.
Es un hombre muy atractivo, aunque demasiado serio y estructurado, al menos eso aparenta.
Ese rasgo lo hace parecer mayor, no viejo, creo que representa su edad, de repente me encuentro comparándolo con Roque, que de ninguna manera aparenta los 27 años que tiene en este momento.
Roque siempre fue infantil, desinhibido, caprichoso, divertido… eso con los demás, a mí me ignoró toda la vida, al menos desde que lo conozco.
Hemos pasado muchos domingos en la mansión, sobre todo en verano, siempre se juntaban en la piscina, con Rosie, porque pese a la diferencia de edad, tenían varios amigos en común.
Solamente una vez se comportó como un hombre, fue el día que entre Rosie y Bianca, me tomaron de los brazos y me arrojaron en la piscina, escuché las risas de todos, luego mi media hermana se metió de un salto y no permitía que yo saliera para respirar.
Roque me sacó del agua, yo estaba casi desvanecida, creo que en ese momento ya casi nadie se reía.
—¡La pudiste haber matado!
Escuché con eco, la voz de Roque.
Primero me cacheteó y luego me hizo RCP.
Me dio respiración boca a boca y ese fue el único contacto que tuve con él…
Terminé vomitando el agua que había tragado.
Todos se rieron, salvo Roque, mientras yo me alejaba llorando, él le dijo que eso pasaba de ser un chiste y que no iba a ser partícipe de un intento de asesinato.
Más allá de la discusión que tuvieron ese día, él siguió yendo a casa y me ignoraba como siempre.
Rosie no tuvo castigo, ni siquiera un llamado de atención… aunque por esa época mi padre se mudó de habitación, no creo que haya sido por eso, debió ser por los llamados problemas maritales.
Nunca más me acerqué a la piscina.
Ni siquiera volví a tomar sol, veía a todos disfrutar, lo hacía desde el balcón de mi habitación.
La soledad me envolvía.
Terminé por usar auriculares para escuchar música y alejarme de todos, me dediqué a estudiar, sino, me hubiese vuelto loca.
La melancolía era la dueña de la mansión, solo era interrumpida por el bullicio que hacía Rosie con sus amigos y Paty cacareando y riendo sin gracia, mientras que criticaba a sus amigas, las que no estaban presente, por supuesto.