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Capítulo 5 El abuso

Por Roque

Volví de un viaje de México y Estados Unidos, fui por trabajo, allí tenemos algunas empresas, en realidad no era necesario tal viaje, ya que el que está instalado en Estados Unidos, es Fabio, mi hermano.

Mi madre no entiende, por suerte, mucho de negocios, por lo que no desconfió, y si lo hizo, debe haber pensado que quería tomarme vacaciones.

No era así.

Soy un cobarde.

Huí.

Sí, pretendí huir de Irina y sobre todo de mí.

Mi comportamiento, esa noche, no lo pude evitar.

Escuché que Rosie quería molestar nuevamente a su media hermana, pensé que había escarmentado aquella vez cuando ¨su chiste¨ se le fue de las manos, porque no creo que verdaderamente haya querido matarla, creo que no midió las consecuencias de sus actos.

Rosie nos comentó a algunos amigos que le había puesto un somnífero muy potente, mezclado con la droga que se usan en algunas violaciones, para que la víctima se relaje y no queden rastros físicos si tiene relaciones con varios hombres.

Estaba invitando a algunos de nuestros amigos a pasar por el dormitorio de Irina.

Pienso que Rosie es joven e imprudente pero creo que a veces se le va la mano al querer molestar a Irina.

Desde el día en que casi la ahoga, Irina apenas sale de su habitación, ese día me asusté, las consecuencias pudieron ser fatales, justo yo estaba haciendo un curso de bañero, sólo para presumir ante mis amigos y por supuesto, ante las chicas que suelen volverse locas por los bañeros y en ese curso aprendí a hacer RCP.

En esa época estaba estudiando abogacía, a nada de recibirme y en breve tenía que dejar mis días de playboy y ponerme a trabajar en las empresas de mi familia.

Por otro lado me cansaba el tema de estar todos los malditos domingos en la mansión de los Kroes.

Iba porque mis amigos solían estar allí ese día, pero Rosie me acorralaba siempre que podía, me besaba desesperada y a veces era incómodo, porque ella era una adolescente y yo no podía seguir más allá de un par de besos, ya que tenía 22 años.

Su madre y la mía son muy amigas, casi parientes, mi abuela era prima segunda de su abuela, a esta altura, entre Rosie y yo no existe parentesco, nuestras madres pretenden que en algún momento me case con Rosie.

Yo no estoy convencido, pero al no ser inmediata esa unión, no opino sobre los comentarios que suelen hacer de una boda a futuro.

El tema es que esa noche, la del 31 de diciembre, estábamos todos reunidos en la mansión de los Kroes y escuché los planes de Rosie.

Le dije que estaba equivocada, pero Franco, Nicolás y Daniel, se entusiasmaron con la idea de tener sexo con Irina.

—Están locos, eso se considera violación.

Les dije para que entraran en razón.

—La tontita no se va a enterar, hasta le puse unas gotas de…

A esta altura me di cuenta que hizo un combo con su bebida, porque aparte de inhibidores y alguna droga para dormir, también le puso unas gotas de un droga que te llama a tener sexo, con ganas que no podés controlar.

—Rosie, no te equivoques tanto, esto va a terminar mal.

—Para ella.

Me dijo mientras se reía.

Recuerdo que estaba molesto y hasta tenía miedo que a Irina le diera un paro

cardiorespiratorio.

En ese momento se acercó un camarero ofreciendo tragos y los seis que estábamos allí, los bebimos, no desconfíe porque tanto Bianca como Rosie también bebieron.

Unos 10 minutos después, se acercó Rosie diciendo que las cámaras del interior estaban desconectadas, ellos volvieron a brindar por eso.

Sonó mi teléfono y me alejé para contestar, era mi hermano desde EEUU, que me estaba deseando Feliz año nuevo.

Cuando corté la comunicación, bastante preocupado, me acerqué a la habitación de Irina, no sabía exactamente cuál era, pero lo deduje porque mil veces la vi en el balcón de su habitación.

Entré para revisar sus signos vitales y si estaba mal, dar aviso a su padre, porque Paty, no haría demasiado por Irina, siempre consintió a Rosie cuando molestaba a su media hermana, aunque en este caso ya no era una travesura.

El caso es que entré a su habitación y trabé la puerta por dentro, quería saber cómo estaba y no quería que ninguno de mis amigos entrara para violarla.

Ya no éramos niños y ellos se comportan como si tuvieran 15 años y no tomaban conciencia de lo que significaba lo que planeaban hacer.

Pensé que si Irina estaba mal, trataría de reanimarla, y que evitaría que la violen.

Irina es dulce, tranquila y siempre evitó los problemas.

Cuando éramos más chicos, me divertía como Rosie la molestaba con tonterías, hasta el día que pretendió ahogarla.

Irina parecía dormida, la sacudí y ella no respondía, la senté y realmente parecía desvanecida, la cacheteé y hasta le hice un RCP.

Luego del RCP ella se movió un poco, yo estaba un poco más tranquilo.

Cuando Irina comenzó a moverse inquieta, aunque no abría los ojos y parecía dormida, le estaba haciendo efecto el combo que Rosie le puso en la bebida.

Yo comencé a sentir mucho calor… en mi zona íntima, me di cuenta que Rosie también puso algo en mi bebida, ella estuvo toda la noche pegada a mí, no dejaba de acariciarme y de besarme y yo, verdaderamente no quería comenzar una relación con ella, porque sentía que si eso sucedía, me iban a agarrar de las pestañas, para casarnos lo antes posible y eso, no estaba en mis planes.

Rosie era una mujer hermosa, que sabía seducir pese a sus 19 años, pero también era egoísta, caprichosa, egocéntrica y su maldad, la que demostraba que tenía para hacerle pasar pésimos momentos a Irina, fue creciendo con los años y ese rasgo no me gustaba para nada.

Mi zona íntima me quemaba, tenía un ardor inmanejable, mi miembro estaba duro y mi excitación era tanta, que estaba temblando.

Irina, pese a estar dormida, también sentía algo parecido, porque se corrió el vestido, dejando su pecho al aire y gemía sin cesar.

La miré y jamás pensé que detrás de las prendas que siempre cubrían su cuerpo hallaría ese perfecto y apetecible seno.

Luego movió sus piernas y su vestido bajó un poco más.

A esa altura yo hasta tenía escalofríos y creo que también estaba así Irina.

Le saqué el vestido, sin intención de nada, pero al tocar su piel desnuda, no pude evitar estremecerme más de lo que ya estaba.

Los gemidos de Irina no me ayudaban a bajar mi excitación, me había sacado los pantalones y hasta la camisa, estaba sudando.

Sin pensarlo dos veces, le corrí su tanguita y entré en ella.

No entiendo como pude tener tanto cuidado al penetrarla, porque yo estaba ardiendo.

Me costó entrar en ella, estaba apretada allí abajo, pero eso hizo que me excitara más.

Su cuerpo estaba casi inerte, y ni eso me frenó, con mi boca la besaba con desesperación, no podía controlarme, no dejé de apretar sus pechos y mis gemidos se acentuaron hasta que pude eyacular, lo hice intensamente.

Me quedé petrificado por mi acción, eso me duró unos segundos, mi falo seguía duro y mis temblores no se habían ido.

¡Maldita Rosie!

Me pareció que alguien quería entrar, pero luego desistió.

Al instante seguí bombeando dentro de Irina, mientras que la besaba como un loco.

Tampoco me ayudaba a bajar los decibeles el cuerpo perfecto que tenía debajo mío, ni su piel tan tersa y suave, y me di cuenta que más allá de esa maldita bebida, Irina me excitaba como un condenado.

Los gemidos no los podíamos controlar, ni ella ni yo.

En un momento quise que se despertara para que goce conmigo, porque sí, pese a todo lo bizarro de la situación, yo estaba gozando como pocas veces en mi vida lo había hecho.

Terminé por segunda vez y mi miembro seguía duro, no se enteraba que había eyaculado dos veces.

Cuando por tercera vez eyaculé, sentí que mis temblores estaban pasando y aunque mi miembro no estaba en reposo total, ya no era la piedra del principio y busqué voluntad, no sé de dónde y salí de la vagina de Irina.

¡Había sangre!

Era virgen…

Por eso estaba apretadita.

Me enjuagué en el baño de su habitación y con papel higiénico la limpié, le acomodé su tanguita y hasta acomodé sus sábanas, tapándola con cuidado.

Me sentía terrible.

Violé a una mujer… que estaba inerte.

Porque pese a sus gemidos, ella jamás me devolvió un beso ni una caricia, ni siquiera se enteró que sucedió.

Esta vez no puedo dejar pasar la mierda que organizó Rosie.

Siento que su plan era que yo tuviera relaciones con ella y así concretar el noviazgo.

Quería matar dos pájaros de un tiro.

Está loca de remate y sé que hasta yo me tengo que cuidar de ella.

Mi mirada viajó por el cuerpo de Irina y terminó en su carita, tan dulce, tan pura…

¡Mierda!

¡Me quedé con su virginidad!

No soy un santo, claro que no, pero jamás forcé a una mujer para tener relaciones.

Me encanta poder seducirlas, por eso es que tampoco me gusta la sopapa que Rosie es conmigo.

No se deja seducir, se rebaja continuamente, claro que le devuelvo los besos, pero no voy a avanzar.

Esa noche huí de sus garras, pero tomé la inocencia de Irina.

Salí de ese cuarto con una de las peores sensaciones que tuve en mi vida.

Al pasar por la puerta de la habitación de Rosie, se escuchaban gemidos y risas de varias personas, la puerta estaba entreabierta y me asomé discretamente.

Estaban haciendo una orgía entre Rosie, Bianca, Daniel, Nico y Franco.

No quise mirar demasiado, pero me pareció que Nico estaba penetrando a Daniel, y con ellos estaba Rosie, no puedo describir más lo que vi, porque di un paso para atrás y salí de allí.

No tengo nada contra los homosexuales o los bisexules, pero estoy seguro que ninguno de los dos eran ni siquiera bisexuales, eso lo provocó las drogas que usó Rosie.

Todo eso va a traer consecuencias.

Al menos estaban entretenidos y no iban a molestar a Irina.

Sin saludar a nadie, subí a mi auto y fui a mi departamento.

No vivía en forma permanente allí, lo usaba cuándo necesitaba estar solo o como departamento de soltero.

Al día siguiente pasaría por la mansión de mi madre.

El primero de año, por la noche, con mi grupo de amigos estábamos en una discoteca.

Me preguntaron en dónde me metí la noche anterior, porque no me vieron en gran parte de la noche.

Dios, si supieran que yo, precisamente yo, terminé calmando mi fiebre con Irina.

—Nosotros terminamos todos juntos y vos no estabas.

Noté que Nico estaba bastante incómodo, Daniel no estaba presente.

Dice sin ningún pudor Rosie.

—La pasé genial con una amiga que me llamó, me retiré enseguida de la fiesta.

Le dije tratando de ser indiferente.

A Rosie no le gustó nada, no me hice cargo, tampoco iba a confesar que estuve con Irina.

Al día siguiente inventé un viaje por negocios.

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