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Capítulo 1

Dexter DeCostello

New York

Estaba en mi residencia de New York, empacando para largarme para siempre de este lugar, de este país y del yugo de mi padre, con quién acababa de tener un gran disgusto en la empresa y por eso mi decisión de dejar todo aquí y emprender un vuelo de nuevo, en otro lugar, las oportunidades estaban donde las buscabas y no me iba a quedar a que me siguieran tratando como si fuera un niño.

No le iba a perdonar, que me regañara delante de todo el mundo en la empresa, era la última vez que me iba a hacer eso y la última vez, que me iba a ver a mí. Mi hermana Charlotte, me alcanzó cuando ya estaba por salir con mis maletas a la calle, no esperaba encontrarme a nadie en la casa.

–Dex, ¿A dónde vas? – Mi hermana me miraba, un tanto angustiada – Por Dios, es que, no puedes irte. Yo no quiero que lo hagas.

Yo ya no podía echarme para atrás, la decisión ya la había tomado, no me iba a quedar a aguantar nada de nadie, era un hombre adulto y podía cuidar de mí, ya no quería estar bajo las manos protectoras de mamá, ni de nadie, ya era hora de abrir las alas y volar libremente por el mundo. M esperaban grandes aventuras.

–Lo siento, pero mi decisión ya está tomada hermana – La abracé – Te extrañaré mucho, eres lo único bueno, además de mamá y de Dominic, que he tenido en New York

Me iba a doler, no despedirme como era debido de mi madre, porque ella iba a hacer todo lo posible para que yo me quedara aquí en New York, era demasiado protectora, pero el asunto era que ya las peleas que yo estaba teniendo con mi padre, no eran sanas, siempre estaba esperando que yo hiciera algo para enseguida regañarme, parecía que esperaba que cometiera errores para hacérmelos ver.

–Escucha, Dex, sí es por lo que pasó hace un rato en la empresa, yo puedo hablar con papá, ya sabes cómo es de intenso, pero a mí siempre me escucha – Ella, trataba de persuadirme – No te vayas, hermanito. La vida en la empresa, será terrible sin ti y, además, estoy a nada de titularme.

Nada de lo que me dijera haría que me quedara, y sí, yo era el hermano divertido, de seo no cabía ni la menor duda, pero no me iba a quedar para siempre, yo no era de los que estaba mucho tiempo siendo presionado y no reaccionar, conocía mis límites y con respecto a mi padre, ya lo habíamos rebasado el día de hoy, y al saber de esta oportunidad que se me había presentado, por nada del mundo la iba a desaprovechar.

–Te enviaré un regalo desde dónde esté y que bueno que me alcanzaste, te haré entrega de todo, lo que me han dado en esta casa – Dije convencido – Por favor, hermanita, al menos tú si tienes que apoyarme.

No me iba a llevar nada que no me hubiera comprado yo mismo con el sudor de mi frente, no le iba a deber nada a nadie, ni siquiera me llevaba los regalos que me habían dado, en especial los que me había dado, mi papá, tenía mi orgullo y no me iban a hacer menos porque no me regía a sus reglas, cunado todo el mundo sabe qué se hicieron para romperse, aunque me dijeran que había salido rebelde, yo iba a defender mi forma de vida, ellos ya habían vivido la suya.

–Está bien, Dex.

Mi hermana, estaba a nada de llorar, a pesar de ser muy fuerte y con un carácter decidido, heredado de nuestra bella madre, pero con una actitud toda poderosa, como nuestro estricto y rígido padre, era mi hermana consentida, por ser mi única hermana. Saqué las llaves de mi auto deportivo de lujo, las tarjetas de crédito y todo lo que me habían dado, por ser hijo de la familia DeCostello, algo que, a partir de cruzar la puerta de salida de la casa, dejaría de ser, para ser simplemente Dex y ya.

–Es todo, lo que me han dado aquí Charlie y no te preocupes por mí – La abracé con mucho afecto – Te quiero mucho, despídeme de Dominic y también de mamá, diles que los amo, por favor.

También los iba a extrañar muchísimo, adoraba a mi madre como no tenía una idea, y aunque trataba de mantenerse neutral en las discusiones con papá, no intervenía, porque así eran ellos, no se iban a desautorizar ninguno de los dos, delante de nosotros, esa era una de sus normas, aunque cada uno tenía su punto de ver las cosas, no entraban en desacuerdos por algún regaño.

–Dex, en serio piensa las cosas. Eres muy impulsivo, no has terminado tu carrera y ¿Qué vas a hacer?, ¿A dónde vas a ir? No sabes hacer nada, no sabes ni lavar un plato.

Parecía que mi hermana no sabía que todo en la vida se puede aprender, y si no iba a trabajar muy duro para pagarle a alguien que lo hiciera por mí, todo estaba resuelto, solo hacía falta que estuviera en ese sitio para empezar desde cero con toda la buena actitud que mi situación en estos momentos ameritaba, no le tenía miedo a nada, era tan intrépido con Ava DeCostello, mi amada madre, no me iba a rajar en el intento, nosotros siempre podíamos con todo.

–Sí, quieres saber a dónde voy, tendrás que acompañarme al aeropuerto – Le pedí sutilmente – Así, matamos dos pájaros de un solo tiro, tú satisfaces tu curiosidad y yo tengo un viaja gratis al aeropuerto, pero solo te puedo adelantar, que me voy a ir con Luis a vivir a México.

Mi amigo Luis, había hecho su anuncio de irse de vacaciones, justo cuando yo ya estaba tomando la decisión de salirme de la casa de mis padres, sin saber a dónde ir, pero de que iba a encontrar donde me iba a quedar eso lo tenía seguro, todos mis tíos de seguro que me hubieran apoyado, pero ya estoy listo para salirme del círculo, ya era bueno de estar de mantenido, como así me hacía sentir mi padre, aunque trabajara en la empresa.

– ¿Luis, tu amigo, el de Puerto Vallarta? – Preguntó mi hermana incrédula – Dex, esto es muy loco, él es de México, pero tú ¿Qué vas a hacer allá?, ¿No puedes esperar al menos a que termines tu carrera? Esto no está bien Dex, si quieres llamo a mamá y lo discutimos.

No le quería dar más molestias a nuestra madre, ya tenía suficiente con el trabajo en la empresa, como para que viniera corriendo a ayudar a su hijo el rebelde, ya estaba grandecito para poder hacer las cosas por mí mismo, fácil hubiera sido irme a Londres o a Bristol por una temporada y ayudar a la tía Selene, como ya lo había hablado con ella, pero iba a ser lo mismo, papá iba a estar pidiendo informes de cómo me comportaba y no quería eso.

–No, Charlie, mi decisión ya está tomada. Por favor, dame un poco de crédito y apóyame, que se me hace tarde, para llegar al aeropuerto.

Si no me apuraba, me iba a tener que ir en otro vuelo, aunque no era ningún problema, pero no quería ser impuntual en mi primera decisión fuera del nido protector de la familia, tantos años ya habían sido suficiente, ellos iban a poder descansar de mí, y yo iba a ser libre de llevar mi vida como quisiera, mi padre iba a estar feliz de ya no tener que lidiar conmigo.

–Está bien, Dex. Vamos.

Mi hermana y yo, salimos a bordo de su auto personal y estábamos saliendo del perímetro de la residencia, cuando nos topamos de frente con Dominic, quién con un movimiento de cabeza, preguntaba hacia dónde íbamos. Charlie lo animó a bajarse de su auto y a acompañarnos, algo que yo agradecía, al menos, me iba a poder despedir de mis dos hermanos, cómo debía ser. Una vez que ya iba con nosotros, mi hermano, empezó a reprenderme.

Él, era el más consiente de los dos, aunque éramos gemelos idénticos, teníamos diferentes personalidades, yo había sido siempre el más osado de los dos, por así decirlo, era el sonsacador, que en más de una ocasión, había metido en problemas a mis dos hermanos, todo por secundarme en mis ocurrencias, Dominic, siempre trataba de persuadirme, pero el persuadido salía siendo él.

–Dex, esta vez te has pasado de la raya hermanito – Dominic sonaba serio – A papá, le ha dado un ataque muy fuerte de migraña, por tu culpa y claro por cómo te encontró, haciendo tus cosas en la empresa.

Otro que me iba a dar el sermón, ya había tenido bastante con el que había recibido de parte de nuestro padre, yo me iba muy tranquilo a donde me esperaba esa gran oportunidad, nada me iba a hacer desistir, porque voy con todas las ganas de comerme al mundo, mente abierta para lo que me esperaba en Puerto Vallarta.

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