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07.- Las pizzas.

La ciudad Carrello, aunque no es tan grande teniendo algunas tiendas, restaurantes, supermercados entre otros negocios.

Casandra no solo a trabajando siempre en la pizzería Francis, desde que obtuvo de regalo su scooter el cual cuida y da mantenimiento, comenzó a trabajar de repartidora de comida a domicilio.

Desde hace un rato Casandra se encuentra trabajando, volviendo de a ver ido a la casa Castro a dejar una orden de pizza.

—Te dieron propina preciosa.

Ella voltea al mirar a Jackson, quien siempre la llama de esa forma el chico de cabello negro, ojos azules, alto y casual con su camisa azul con el logo de la pizzería.

—Ya lo sabes Jackson, los Castro siempre dan una buena propina siempre.

Él ríe al mover la cabeza, ahora deben esperar a que salga otra orden a domicilio, siendo que son seis trabajadores y solo están cuatro, aunque comienzan a llegar después de a ver entregado la pizza, pero algunos faltan en llegar.

Se quedan hablando que, si alguien mira, se daría cuenta enseguida de los seis repartidores de la pizzería, una de ellos es una mujer Casandra.

Están hablando entre risas comentando cosas del juego de futbol que estaría el domingo por televisión también de la fiesta en casa.

—Casandra.

Le había hablado Jaime, es como Casandra no escucha el nombre de la persona.

—Mira debes llevar dos pizzas, no te sorprenderá porque debes dejarlas en tu casa.

—Mi casa Jaime.

—Si.

—¿Quién hizo la orden? —pregunta Casandra.

—Tu amigo Víctor, aunque es raro que tu hermano no haya hecho la orden.

—Acaso lo conoces Jaime.

—Si desde más chico, siempre llamaba para pedir no solo una pizza.

Casandra asiente solamente pensando, “no lo conozco, pero sin pedirlo, lo estoy conociendo en voces de otras personas” solo mueve la cabeza.

Su mochila estaba lista con las pizzas guardadas, solo salió cargándola a su espalda.

—A ¿Dónde te diriges? Casandra. —dijo su compañero Humberto.

—A mi casa.

Los presentes ahí se voltean a ver desconcertados.

—No lo sabían, Iván Dalton volvió de su internado. —dice Jackson.

—Eso es verdad Casandra. —le dice su compañero Nando.

—Si llego antier, bueno debo irme muchachos.

Todos al unísono responden:

—Si.

Mientras ven que Casandra se va alejando:

—Es mejor que ella se dé cuenta quien es Iván, cuando planea hacer fiestas. —dice Saúl.

Varios de ellos asintieron.

—Solo queda esperar de lo que nos vaya a contar Casandra, si es capaz de comportarse de esa manera de cinismo que tiene él.

—Crees que lo haga Jackson, ¿por qué?

—Aun crees que él la respete como su hermana. —responde Jackson al negar con la cabeza.

Los cinco conocían bien a Iván cuando se trataba de llevar una orden de pizzas a la casa Dalton, porque siempre era por alguna fiesta donde él se comportaba agresivo, y a veces ofendía sin olvidar el desprecio de que no fueran cazadores y trabajen como repartidores, que a veces no pagaba.

Casandra toma el tiempo que siempre a acostumbrando en llegar a entregar las pizzas, está preparada, ha preparado su mente para lo que sea que se le presente.

Ella ha llegado al detener la moto, y sacar en ese instante las cuatro pizzas que pidió, que Casandra solo mueve la cabeza las va cargando al tocar a la puerta.

—Llego la pizza.

No entiende Casandra cómo fue que pudo escuchar su voz, y cómo ve abrir a Gabriel.

—Hola. —le dijo él sin un sonido.

Algo más que la sorprendió, cuando escucho decir algo más a Iván.

—Es Jackson.

—No. —responde Gabriel.

Pero le dice Gabriel a ella.

—Vino a buscarte tu amigo Víctor.

Casandra solo asiente, sin decir nada Iván viene para la puerta diciendo.

—Deja que te ayude con las pizzas, ve tenemos a la repartidora Dana.

Casandra lo mira de forma amenazadora, cuando le escucha decir no solo eso, sino lo que a continuación diría.

—Me hubiera gustado ver de nuevo a Jackson, el imbécil que no.

Es en el preciso momento, en que Gabriel nunca había imaginado ver la escena que iba corriendo rápido.

Iván no termino de decir, porque Casandra fue rápida al sujetar a él por el antebrazo que presiona la punta con su pulgar, apuntando con su mismo dedo índice y medio reforzándolo.

—Solo provoco que tus brazos duerman y si quiero, podría dormir a tus piernas hermanito, no te atrevas a hablar de Jackson o mis amigos, no los conoces para nada y antes de juzgar y tanto te importa su vida, debes conocerlos antes.

Casandra aun lo tenía sujeto, cuando esculca con sus manos el bolsillo trasero de su pantalón sintiendo su cartera.

—Sé que mamá y papá no están, pero no acostumbran tener tantas pizzas.

Iván está enojado de que Casandra no lo suelte, y que lo tomara por sorpresa, siente dolor, nunca imagino que ella se lo hiciera, reconoce más que ella es una Regan.

—Es porque estamos por irnos a la fiesta.

—En serio, acaso esa gente no tiene dinero para pagar unas simples pizzas para su fiesta, que tonto eres, sería mejor dejar tres cajas de pizzas en casa, ya que nuestros padres no están.

—Tú no eres una hija legitima, solo una adoptada que mancha el apellido Dalton.

Casandra solo aprieta un poco más, a lo que siente como un tipo de electricidad en su interior que están por llegar a sus piernas, para sentir el hormigueo de que se inmoviliza despacio.

—Qué actitud tan infantil, intentando ser altanero, solo te diré algo, entiendo que no me quieres en tu casa menos compartir el amor de tus papás conmigo, y solo me da risa que fueras capas de a ver enviado una carta al mayor, y no ayudo porque tus padres y el mayor me quieren, y confían en mí.

Mientras esto le decía, Casandra ya había soltado a Iván. Sabía que sus brazos y piernas volvían en sí, solo lo que no sabía era cuanto tardaría en que pase, terminando de decir:

—Pero anda, solo lleva una pizza a tu divertida fiesta de locos para ser el presumido, de ser capitán en tu lujoso internado.

Casandra se acerca a Gabriel, al abrir una de las cajas de la pizza a lo que dijo:

—No vuelvas a utilizar a Víctor, sé muy bien el acoso de tu comportamiento hacia él, porque él me dijo todo.

Casandra tomo una rebanada de pizza que se la llevo comiendo, al despedirse y salir de la casa.

—Te encuentras bien Iván.

—Es una maldita Regan, apenas puedo recuperarme de lo que me acaba de hacer.

—Piensas llevar solo una pizza.

—Para nada, llevaremos las que pedí, por suerte Manuel no ha llegado.

Gabriel asiente nada más, no tardan en escuchar un claxon.

—¿Quieres que te ayude? —pregunta.

—No, siento que ya puedo mover las piernas, vámonos.

Los dos salieron de la casa con las pizzas, y solo puso llave a la puerta.

Casandra ya había vuelto a la pizzería con sus compañeros, nadie pregunto ni dijeron nada, conversaban de otras cosas más que nada de deportes, comida y demás hasta que Jackson y ella se centraron hablando.

—¿Cómo fue ir a dejar pizzas a tu casa? —pregunto.

—Bien normal, nada fuera de lo común.

—Creo que tu hermano esperaba verme.

—Eso creo, se la rivalidad que hay en ustedes.

Era cierto la rivalidad existía en Iván y Jackson, siendo enemigos al ser que él es otro híbrido descendiente de sangre cazador y vampiro, solo que dejo los estudios al ser expulsado del internado Almos, de lo que no mucho habla del tema él.

—No sé si seguirlo llamándolo rivalidad, solo no nos agradamos.

—Bueno.

No siguieron hablando del tema, a lo que se dan cuenta que estaban por volver a casa.

—Jackson.

—Si preciosa.

—Quieres que vaya a dejarte a tu casa.

Jackson no tenía auto, menos una moto con la cual ir y venir.

—Pero, no debes llegar a casa tarde.

—No mis papás no están, fueron a visitar al hermano de Daniel y aparte se llevaron a los gemelos.

—Entonces estás con Iván.

—No, Gabriel y él fueron a una fiesta.

—Gabriel.

—A sí, vino con su mejor amigo.

Jackson solo mueve la cabeza al decir:

—Estarás sola.

—Si.

A lo que Jackson acepta el aventón de que lo lleve a su casa, no tarda en llegar la hora de partir y despedirse de los compañeros, a lo que Casandra y él suben al scooter y manejan a casa de su amigo.

Ellos van con los cascos puestos, yendo no tan rápido siendo que no había prisa por llegar, la casa de Jackson quedaba no muy lejos de la pizzería, en lo que iban en silencio.

—Gracias preciosa.

—De nada, me saludas a tu mamá.

—Si.

—Cuídate mucho Casandra, Iván no es una persona de confianza.

—Ok.

—Lo digo en serio, él desprecia todo lo anormal y raro de nuestra sociedad.

—Lo sé y entiendo, igual Víctor me lo ha mencionado antes, creyendo que yo pongo en duda de lo que lee y cree.

—Tal vez sea razón Casandra, pero aun con eso cuídate, no te dejes influenciar por él y sus ofendidos comentarios, en llamarte una Dana o Regan.

Ella solo asiente agradeciendo, para después despedirse de él mientras maneja. Alejándose piensa en pasar a comprar algo al supermercado, ya que venden las galletas que ella si puede comer.

Se encuentra Casandra en uno de los pasillos, eligiendo unos paquetes de galletas para ella.

—Hola.

Casandra voltea, al ser que lleva comiendo una galleta ya que había abierto una de las bolsas de galletas.

—Hola Sandra.

—Veo que viniste a comprar.

—Si porque solo puedo comer de estás galletas.

Sandra asiente al decir:

—Porque no me invitas a tu casa, ya así vemos una película no crees.

—Me gustaría, solo que no está Iván en mi casa.

—A no está. —dice Sandra.

Casandra sabía bien las intenciones de ella, de ir a casa y ver no una película, sino ver a Iván, a lo que negó con la cabeza.

—Acaso no sale de su cuarto.

—No es eso Sandra, la cosa es que se fue a una fiesta.

Sandra pregunta:

—No lo sé, solo sé que queda fuera de Carrello, tal vez si te apuras allá lo veras. —dice sonriendo al irse, y dejarla en ese pasillo.

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