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Capítulo II. Unas huérfanas especiales.

Elizabet.

Toronto, época actual, Ontario, Canadá.

- “No puedo creer que aun crea que se puede igualar a nosotros, ni siquiera fue a la universidad, y no ha estudiado nada de diseño, ni de gestión económica, ¿Quién se cree ella que es?”- oí en mi cabeza, otra vez esta extraña habilidad.

Llevaba menos de una hora en el trabajo, y ya podía oir a muchas de mis compañeras, lo que pensaban de mí. Si hubiera sido otro, me sentiría mal, hasta mortificada, pero a diferencia de ellas, tuve que salir adelante casi sola, desde que nací, mis padres me abandonaron en un orfanato, nunca tuve las facilidades que de seguro tuvieron.

- “¿Qué están pensando esas brujas?”- me pregunto Faith.

No pude evitar sonreírle. Faith, como yo, también creció en el orfanato, éramos como hermanas, ella era mayor que yo por un año, o eso creíamos las dos, porque nadie, cuando nos abandonaron, nadie dijo que edad teníamos en realidad, yo fui abandonada prácticamente recién nacida, y Faith tenía un año o menos.

Las monjas del orfanato nos contaron que, con mi hermana, no había dejado nada, ni siquiera un nombre ni un apellido, por ello fueron ellas la que les pusieron el nombre Faith, que significa Fe, pero yo si llevaba, al menos, un papel con mi nombre, Elizabet. Mi amiga solía decirme que algo mis padres tuvieron que quererme porque antes de abandonarme, al menos me pusieron un nombre, los suyos ni se molestaron.

En cuanto a nuestros apellidos las monjas fueron más prácticas, según el día del santoral que nos abandonaron, poéticamente, nos ponían el apellido atendiendo a ese santo, de manera que Faith se apellida Valentine, ya que fue entregada al orfanato el día de los enamorados, San Valentine. Como dice ella, con eso demostraban su padre lo poco que la querían, no es un muy buen día para abandonar a alguien que amas, yo suelo ver el lado positivo, siempre le digo que también podía ser que la amaran tanto, que no quisieron que ella pasara por penurias. En definitiva, no sabemos las causas para que nuestros padres nos abandonaran.

Por mi parte, yo me llamo Elizabet Patrick, lógicamente porque me abandonaron la noche de san Patricio, al parecer mis padres no son irlandeses, ya que no contemplaron ese hecho, menos aun con el nombre que me pusieron, el nombre de reina británica, no veo a un irlandés poniendo a su hija con el nombre de la reina del país invasor.

- “Lo de siempre, pensaran que por terminar sus estudios son mejores que nosotras.”- le contesté.

- “Si ellas hubieran tenido nuestra vida, de seguro, que tampoco hubieran terminado estudiando en una universidad, además somos jóvenes quien dice que no terminemos una carrera.”- me dijo la optimista Faith.

La verdad que su nombre le venía al dedo era la persona más optimista que conocía, siempre veía las cosas buenas en las situaciones, en las personas, en todo. Además de ser una mujer con carácter, aún recuerdo cómo me defendía de los abusos de los otros niños, que se reían de mi apariencia, ya que no era normal ver a una niña con el pelo tan rubio platino, mi color de pelo es casi blanco, y mis ojos eran de un color extraño, gris claro o azul muy pálido. He intentado teñírmelo, y ponerse lentillas de color, pero, es imposible, por una extraña razón, mi pelo rechaza cualquier tinte, y las lentillas me irritan los ojos a los pocos minutos de ponérmelas, ósea, que permaneceré con el pelo blanco y estos extraños ojos toda mi vida. Al menos en los últimos tiempos, mi color de pelo sea puesto de moda.

Al principio los niños del orfanato me llaman cosas como bruja o fantasma, hasta que Faith saltaba sobre ellos, golpeándolos, algo bastante vergonzoso para los niños más altos, ya que mi amiga no se preciaba, precisamente, de su altura, medirá una meto cincuenta y nueve como mucho, al contrario que yo que mido un metro setenta y cinco. Estas actitudes de mi hermana le provocaban que siempre terminaba castigada, yo siempre me coloca a su lado durante todo el castigo, y ella su frase en esos momentos solía ser lo mismo.

-“Tienes que aprender a defenderte Eli, no puedes dejar que nadie te avasalle, somos huérfanas, nadie nos protegerá si nosotras no lo hacemos.”- me repitió eso durante nuestros primero años de vida, así que con seis años cuando uno de los mayores tiró de mi pelo para arrancármelo, según él, para hacerse unos cordones para sus zapatillas, le di un único y primer golpe, fue en ese momento cuando descubrí que, aparte de leer las mentes de las personas que me rodean, tenía una fuerza increíble para mi edad, porque de un puñetazo, un niño cuatro mayor que yo, cayó al suelo semi inconsciente. Esa tarde fui yo la castigada y Faith me hizo compañía. Ninguno ma volvió a molestarme.

- “No importa si vamos a la universidad o no, Faith, lo importante, es ganar dinero, para cumplir nuestro sueño.”- le dije a mi hermana, la única persona que sabía que yo aparte de mi apariencia, no era norma, era una persona con poderes.

- “Ya estamos trabajando, y gracias a las ayudas que recibimos del estado, tras salir del orfanato, tenemos casa y comida. Es verdad que no son la mejor casa, ni los trabajos, desde luego nos es el mejor pagado, para ser ayudante de esta empresa de diseño gráfico, ganamos, una auténtica miseria, pero por ahora tenemos este año de contrato, ya buscaremos algo más, y así podremos cumplir nuestro sueño, al fin.”- me dijo la optimista Faith.

La verdad es que siempre habíamos vivido en Toronto, la gran ciudad, y ambas, sinceramente, lo odiábamos, pero era en los pocos sitios de Ontario que podías encontrar trabajo rápido, que te ayudara a cumplir tus sueños. El problema fue que cuando teníamos doce años, hicimos una excursión, con el orfanato, a la zona de los grandes lagos, y ambas nos enamoramos de esa zona, sus grandes bosques, su casa de madera con grandes ventanales que dejaban ver el gran paisaje, todas frente a esas inmensidades de masas de agua cristalina.

De inmediato, ambas, quisimos vivir allí, pero las casas de esa zona eran para gente con un nivel económico superior, vamos casi millonarios, o millonarios directamente, por eso, llevamos desde que teníamos doce años, haciendo trabajos de medio tiempo o guardando cada paga que recibíamos, ahorrábamos hasta la última moneda que llegara nuestras manos, para mudarnos a esa zona.

Faith y yo descubrimos que podíamos juntar nuestras habilidades, ya que éramos muy buenas diseñadoras, nuestro último sueño era crear nuestra empresa con sede online. En nuestra cooperación, ella era creativa, tenía ideas de diseño muy innovadoras, yo dibujaba muy bien y era autodidacta en ingeniería, no había libro artículo, o trabajo de ingeniería que saliera nuevo, que yo no leyera.

Además, con mi habilidad para leer la mente de las personas, siempre me ayudaba saber lo que el cliente quería. Así que la mente de Faith creaba, y yo lo dibujaba, atendiendo a las técnicas de ingeniería para poder realizar lo que esa mente prodigiosa, había generado.

A Faith le encantaba trabajar conmigo, porque no tenía que explicarme nada, sólo con leerle lo que ella creaba en su mente, yo lo dibujaba tal cual. Fue así como sin tener estudios superiores, fuimos contratados en esta empresa como asistentes, pero después se nos han dado trabajo de diseño menor.

Y de paso así, nos ganarnos el odio de algunos pasantes posuniversitarios, que habían llegado a la empresa para sus prácticas. Ellos veían peligrar su futuro puesto de trabajo, por dos huérfanas de veinte uno y veinte dos años, que tenían más creatividad y técnica que ellos, todo eso, después de varios años de universidad.

- “Claro Eli, lo importante es nuestra casa y nuestra empresa. Una vez que la creemos, da igual si tenemos o no estudios, seremos nuestras propias jefas, y podremos contratar a estos envidiosos universitario a nuestras órdenes.”- sonrío mi amiga, mientras yo oía a las otras asistentas, criticarnos, por estar sonriendo, en mi mente. - “¿Siguen con sus criticas verdad?”- no sabía cómo mi mejor amiga sabia cuando yo usaba mis poderes, pero siempre lo sabía, era la primera siempre en preguntarme.

Y en ocasiones me había usado para saber cosas de otras personas, sobre todo del estúpido que tuvo de novio a los dieciséis años, que la engaño con una niña rica del instituto.

Ese día nuestra conexión de hermanas funcionó a la perfección ya que tras descubrir algunos de su oscuros y peores secretos, al leerle la mente durante un tiempo, lo expusimos todo en el tablón de anuncios del instituto, y delante de todos, Faith rompió con él, por ser un “cerdo mentiroso”- palabras textuales de la esa bajita pelirroja, con ojos verdes oscuros como bosques profundos, y un coraje inmenso, era una autentica highlander canadiense.

- “Bueno hablando de otra cosa, este fin de semana tenemos que ir a ayudar a Sor Emilian en el evento benéfico del Orfanato, para promocionar la adopción de los niños, y obtener ayuda económica para el orfanato.”- me dijo mi inquieta amiga.

- “Ya pedí toda la comida, y nos quedaremos allí todo el finde.”- le dije a mi amiga dando los últimos retoques al diseño que el jefe me había pedido.

- “¡Genial!, me voy a entregar estos contratos, ¿Comemos juntas, Reina Eli?”- me dijo Faith mentalmente, solía hacerlo cuando quería que sólo nosotras nos enteramos de los que estábamos hablando, era una técnica que usábamos desde que yo descubrí mi poder.

Yo sólo levanté el dedo en señal de que estaba de acuerdo, mientras seguía centrada en retocar el diseño, ni la miré, y ella como siempre sonrió, le encantaba que pudiéramos comunicarnos así, decía que éramos como super heroínas, que nadie conocía nuestro superpoder.

La verdad es que la primera vez que descubrí esa habilidad, tenía como seis años. La verdad es que me asusté mucho, había miles de voces en mi cabeza que no identificaba, cuantas más personas hubiera mi alrededor, más voces me gritaban en el cerebro, era terrorífico, me volvía loca.

Un día se lo dije a Faith, al principio no me creyó, estuve toda una tarde leyendo su mente, y eso al contrario de asustarla, la volvió loca de alegría, se dedicó a leer todos lo comic que conocía para saber cómo ayudarme, y al final encontró la solución, según ella, en los comics de los X Men, para ella Charles Xavier, era un dios.

Según mi adicta a los comics, sólo debía concentrarme en un sonido determinado y seleccionarlo, y si no quería escuchar nada, tan sólo debía apagarlo todo. Y sorprendentemente funciono, me costó años perfeccionar la técnica, pero ahora puedo escuchar, o no, a voluntad, centrarme en una persona determinada, o escuchar a toda una multitud sin volverme loca.

Fue por eso por lo que yo pasé a ser para Faith, la Reina Eli y yo, a ella, la llamé Faith él Fénix, la que resurge de sus cenizas, siempre viendo el lado bueno de las cosas.

Pronto cumpliremos nuestros sueños, y podremos vivir feliz y tranquilas, el resto de nuestras vidas. O eso pensaba yo, nadie nos preparó a las dos, para lo que ocurriría ese fin de semana, algo que cambio la vida de las dos, para siempre.

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