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3. Ella no puede casarse con él.

Iba a decir que él no podía casarse con la joven cuando el hombre llamado Jaidev se paró furioso.

—Ella no puede casarse con él. Por supuesto que yo no lo permitiré. Él no es el hombre adecuado para ella.

Fue escuchar a ese hombre y Aaron sentir unas inmensas ganas de golpearlo, sobre todo por el tono posesivo de su voz y de la mirada con la que veía a la nieta de Kiran.

Pero así como llegó, ese sentimiento de posesividad fue desechado. ¿Cómo diablos podía sentir ese tipo de sentimientos por una mujer como ella? Debía concentrarse en hacer entrar en razón a Kiran sobre entregarle a él su secreto.

—Por supuesto que no, nos vamos a casar, además que no entiendo nada de lo que dices Kiran. ¡Necesito que me lo expliques!

Kiran estaba preparado para eso, sabía que Aaron no aceptaría tan rápido, pero él tenía muy claro lo que debía hacer y era conseguir que esos dos pasarán mucho tiempo juntos.

Pero para lo que no estaba preparado era para la negativa de Jaidev. ¿Cómo osaba ponerse en su contra y negar lo que los ancestros le pedían? Que lo hiciera Aarón, que no sabía nada sobre sus costumbres era normal, pero que lo hiciera él lo hizo enfurecer.

Kiran clavó la mirada en el tío de su nieta amenazador, él era más que un Alfa, era la conexión directa con los ancestros, ir contra él era ir contra todas sus leyes, ningún lobo de esas montañas, se atrevería a hacer algo así.

— Ya hermano, Kiran sabrá lo que tiene que hacer, él es sabio y sabe por qué hace las cosas…— dijo el otro gemelo intentando calmar a su hermano y conteniendo la posible furia de sus ancestros que caería sobre él si seguía con esa actitud hacia ese hombre.

Jaidev solo gruñó y salió de la casa azotando la puerta con toda la rabia contenida que tenía por dentro, había esperado toda la vida ese momento, él debía ser la pareja de la próxima elegida, él y solo él sería el padre de los próximos elegidos y no un simple humano que no sabía nada de sus costumbres.

— Perdonen, es que mi hermano se pone muy posesivo con nuestra sobrina, iré por él, así siguen hablando de sus cosas.

Kiran negó, ese lobo era peligroso, no se le hacía un instinto protector, más bien otra cosa y aquello no le gustaba, su instinto le decía que no era de fiar.

— Es que desde que fallecieron mis papás ellos han cuidado de mí y…— intentó suavizar las cosas la chica.

— Sabes que es inaceptable su comportamiento — cortó el anciano.

Y ella asintió bajando levemente la cabeza, aceptaría lo que fuera que él dijera, además era su luna, no había nada que pudiera hacerla más dichosa que casarse con él.

— Está bien abuelo, si es lo que quieres tú y quieren los ancestros, yo no me opondré — dijo avergonzada.

— Lo sé — sabía perfectamente que su nieta aceptaría que su propio lobo reconocería a su pareja a pesar de ser humano, del mismo modo en que él reconoció a su luna en su difunta esposa y se casó con ella a pesar de ser ya una mujer de mediana edad, viuda y con una hija— pero Aaron no conoce nuestras costumbres ni la importancia de seguir los mandados de los ancestros por eso necesito que él me firme un contrato que he traído conmigo, uno en el que ambos se comprometen en casarse en el plazo de tres meses e iniciar un noviazgo desde el mismo momento de mi muerte.

Aaron no podía dar crédito a lo que escuchaba, sobre todo no podía aceptar que todo su futuro estuviera unido a esa joven.

No solo era la fealdad de su rostro lo que hacía que él en ese momento se alejara; tanto del hombre que consideraba su abuelo, como de su nieta, mientras peinaba su cabello negro hacia atrás.

Aaron se acercó de nuevo hasta donde se encontraba Kiran haciendo que se alejara un poco de la joven. No deseaba que ella escuchara lo que tenía que decirle a su abuelo.

—Déjame ver si entendí, me estás diciendo que es real. Que lo que estás diciendo justo en este momento es tu última voluntad ¿Qué pasaría si yo no acepto casarme con ella, si me niego a hacer tu voluntad? Mi familia perdería todo sin la receta del café.

El nieto de la luna de Kiran volteó a ver a la joven, había algo en ella que hacía que tuviera emociones encontradas, por un lado, le causaba una especie de ternura y, por otro lado, rechazó. Él no podía dejar su vida atrás, mucho menos para atarse en matrimonio con una mujer que no era de su total agrado.

Él no lo sabía, pero Alisha podía oírlo, era una loba, sería capaz de oír una hoja que cae en el patio trasero de la casa, aun así simplemente observó al chico que la miraba y le dedicó una sonrisa fingida, lo mejor que pudo. Él era su luna, estaban destinados y los ancestros jamás se equivocaban, sin duda ese hombre tan guapo terminaría enamorado de ella en algún momento, por mucho que fuera una mujer fea.

— Ella puede oírte aunque nos alejemos, así que ten cuidado — Dijo Kiran algo molesto por su actitud — sé que hay cosas que no alcanzas a comprender, pero lo harás en algún momento, todo será revelado cuando los ancestros lo decidan.

El anciano llevó una mano al rostro del chico y palmeó su mejilla un par de veces para qué lo observara a él, no quería que hiciera sentir mal a su nieta.

Aaron tuvo que frenar el impulso que tenía en ese momento de gritar, por lo que le sonrió a Kiran. Moviendo la cabeza, viendo hacia donde se encontraba la joven,

—Solo te estoy pidiendo la receta Kiran, no creo que sea mucho pedir.

— Sabes que no puedo darte la receta, te lo he dicho muchas veces, ni a ti, ni a tu madre, en realidad a nadie que no sea ella. Así que aceptas que mi nieta vaya contigo e inicias una relación con ella, tal y como los ancestros quieren o, simplemente, te despides de tu cafetera, no es discutible. Mi camino terminará en estas tierras.

Lo que Aaron no sabía era que su abuelo no mentía cuando le decía que había ido a morir a la tierra que lo vio nacer, en cuanto le diera el secreto a su nieta, él se unirá a sus ancestros para seguir cuidando y guiando a los suyos desde ese lugar al que todos algún día regresaban.

Ya no dijo nada y, aunque le explicara a su abuelo sus motivos, lo que vio en la mirada del viejo Kiran fue determinación.

—Está bien abuelo Kiran, será como tú digas— respondió pasando su mano derecha por su rostro.

No solo Aaron se encontraba molesto por las palabras del viejo Kiran, Jaidev también lo estaba.

—¡El maldito de Kiran no puede hacerme esto!— maldecía en voz alta mientras dejaba que su lobo saliera para internarse en el bosque, necesitaba alejarse sobre todo de su gemelo, Con el tiempo Jaidev había aprendido a ocultar sus pensamientos de todos, menos de su gemelo.

Esa era la razón por la que pasaba grandes temporadas fuera y solo regresaba cuando estaba seguro de que los oscuros deseos que tenía por su sobrina Alisha estaban muy bien controlados.

Sabía que sentir lo que sentía por su sobrina no era lo más adecuado, pero no podía hacer nada. Esa joven lo volvía loco. Además, que nadie más que él debía cuidar y engendrar a la próxima generación de guardianes de la receta, los dioses.

Kiran volvió a ver a su nieta, tras ver alejarse una vez más a Aaron.

—No te preocupes, él entenderá que tú y él nacieron para estar juntos. Anda, será mejor que te prepares. Esta noche iremos a hablar con los ancestros y hacer el ritual.

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