Capitulo 04
CAPITULO 04
¿Que podría ser más triste que volver a la habitación que compartimos y que ya no estés más?
Incluso ha sido remodelada y ya no queda ni un rastro de tus pertenencias aquí, pero sigo viéndo la estructura y con ello me basta para imaginar tu larga y delgada silueta moviéndose por los alrededores.
Miro tu balcón favorito y salgo a el reposando mis brazos en sus bordes. La brisa fría de la noche no se compara con el frío que dejó en mi corazón tu partida. Pensando en cuantos momentos pasamos juntos, en lo feliz que fui aunque sufrí. Sentía que todo valía la pena si al final seguíamos juntos, si al finalizar el día podía verte directamente a los ojos, tú dulce sonrisa me daría la fuerza de continuar.
Ahora veo al cielo sin saber que pasará en mi futuro y como podré continuar.
¿Podré olvidarte algún día?
¿Cómo podría si ni siquiera quiero hacerlo?
¿Podré dejar este amor de lado y comenzar uno nuevo?
¿Cómo podría si tú eras todo lo que yo más amaba y deseaba?
Siento que me volveré loco, que en un momento no podré más.
¿Que hago para que no me duelas de está forma tan asfixiante?
Te reirías de mi si me vieras en este momento.
Hecho todo un desastre.
Lo único bueno, es que ahora soy capaz de responder a mi padre sin titubeos, incluso de encarar a Tevyan… Ahora que siento que nada me importa, mi personalidad ha dado un giro.
Pero cambiaría todo por tenerte a mi lado una vez más, por hablarte, por verte y abrazarte…
Ginelly.
¡Te extraño!
¡¿Por qué te fuiste así?!
¡¿Por qué has tenido que morir?!
¡No es justo!
¡No lo es!
*****
Aún recuerdo perfectamente el día en el que te conocí por primera vez.
Ese día de invierno a finales de año, las ojas de los árboles habían caído por completo y el cielo estaba cubierto por sus densas nubes grises, las ráfagas frías de viento eran más y más frecuentes, sin embargo aún no comenzaba a llover. En aquel entonces aún tenía diecisiete años pero estaba cerca de cumplir mis dieciocho.
Era un día más en el instituto capital perteneciente a la familia Real. Era un receso más en el que prefería ir a la biblioteca y leer para evitar el contacto con ese montón de engreídos que se acercaban a mí buscando una "amistad" cuando realmente solo querían sacar provecho de mi posición como príncipe heredero. Todos ahí buscaban lo mismo y eso realmente era un fastidio.
Caminaba por el largo pasillo techado que unía un edificio con otro, con intenciones de ir a la biblioteca; Fue cuando escuché el sonido de una voz alterada masculina gritando. Normalmente ignoraría algo así y seguiría mi camino.
¿Por qué hice lo contrario ese día en particular?
¡Ni yo mismo lo se!
Quizá solo estaba un poco aburrido de la misma rutina. Cuando llegue al lugar, vi a tres chicos del último año como yo, uno de ellos hablaba en un tono bastante alterado, desde el ángulo en el que me encontraba solo podía ver las espaldas de ellos, no fue hasta que me acerque un poco más que note que había una joven acorralada a la pared. Ellos parecían estar burlándose de ella y sus ropas sin marcas importantes.
"¡Que infantiles! ¿En serio molestan a una mujer por algo así?" Pensé en un instante.
Era obvio que ella no pertenecía a ese colegio por lo que pensé que probablemente era familiar de alguien que si asistía, pero descarté de inmediato esa suposición al notar sus simples atuendos, todos los que iban a ese instituto eran adinerados. Un familiar de un estudiante jamás iría así, la reputación de ese estudiante se vería afectada, entonces creí que sería familia de algún profesor pero incluso ellos vestían adecuadamente y a la altura de un instituto tan digno en el Reino.
Mi mente dejo de sacar suposiciones en el momento en que ví como la chica abofeteó a uno de ellos.
— ¡Déjame en paz! — Gritó ella molesta.
— ¡¿Quién te crees que eres?! ¡¿Por qué golpeas a mi amigo?! — Gritó otro de los chicos.
Ese la agarró con fuerza de su corto cabello rojizo oscuro causando que la chica cayera al suelo, pero ella se puso de pie de inmediato arrebatando una bolsa oscura que llevaba el tercer chico, ella salió corriendo del lugar.
Me sorprendió.
Pensé que ella se pondría a llorar y haría lo que ellos decían hasta que se cansarán de molestarla y se marcharán, pero no fue el caso. Ella se defendió y sin causarles daños mayores a ellos para no meterse en serios problemas, simplemente huyó lo más rápido que pudo.
Los dos chicos estaban preocupados por el que había sido abofeteando por ella. Yo veía a distancia como le preguntaban si estaba bien, sí ocupaba ir a la enfermería y como uno de ellos sugería que averiguaran quien era y la demandarán o enviarán a alguien a darle "una lección" por "maldita" no podía creer lo que escuchaba decir de chicos supuestamente dignos en la alta clase.
"¿Es en serio? ¡Ellos fueron los que iniciaron!" Pensé viendo a la dirección donde ellos estaban.
Uno de los chicos finalmente me notó e hizo una expresión de enorme sorpresa, parecía susurrarle algo a los otros dos y todos se acercaron a mí. Haciendo una reverencia, reían nerviosos diciendo que solo bromeaban y que todo fue un juego con la chica, se terminaron disculpando conmigo por precenciar algo así y rápidamente se marcharon.
Otra ráfaga de viento helado se volvía a hacer presente, pero en esta ocasión acompañada de pequeñas gotas de agua, recordé que el sector donde la chica había salido corriendo no era más que un parque lleno de árboles pequeños estanques, arbustos y algunas bancas.
— Ella no llevaba ningún paraguas… —Susurré para mi mismo-
Las gotas de lluvia comenzaban a caer con más fuerza impulsadas con el viento que causaba un constante movimiento de una dirección a otra; Yo me dirigía hacía ese sector buscando a la chica de origen humilde.
La ví sentada en una de las bancas bajo la copa de un frondoso árbol. Parecía que estaba intentando escapar del agua.
Cuando me acerque a la chica ella posó su mirada directamente en mi. Noté como sus ojos me recorrían de pies a cabeza y una vez nuestras miradas se encontraron ella hizo un gesto de desagrado.
— ¿Que quieres? ¡¿También eres amigo de ellos y vienes a molestarme?!
Al estar de pie frente a ella noté como ambas rodillas estaban raspadas y con un poco de sangre en una de ellas. Probablemente había sido cuando le jalaron su cabello y cayó de inmediato al suelo, ella ni siquiera parecía preocupada o llorosa por estar lastimada.
Toda mi vida me había cruzado con mujeres frágiles y educadas, la que menos era educada era mi madre y aún así era bastante sensible. Mi hermana mayor Juriania también lo era e incluso la esposa de mi hermano adoptivo Tevyan quien vivió y creció con nosotros desde niña.
Conocí cientos de mujeres diferentes en toda mi vida al ser príncipe heredero, en eventos, reuniones y fiestas lujosas, todas delicadamente decoradas y con apariencias perfectas y glamurosas, tan frágiles como flores.
Pero esa chica no era nada así.
Su cabello rojizo oscuro, estaba desaliñado y corto hasta el largo de su cuello, llevaba un gorro negro de tela que se veía bastante viejo, los lóbulos de sus orejas estaban perforados pero no llevaba pendientes en ellas, su falda era de un largo un poco por arriba de sus rodillas, una falda tan corta y sin siquiera llevar pantimedias con el frío que hacía, solo traía unos zapatos cerrados color negro como su gorro y falda y un abrigo rosado que parecía ser algunas tallas más grandes de las necesarias, pues incluso cubrían la mitad de sus manos que ni siquiera estaban enguantadas.
Ella me veía fijamente, una expresión de "preocupación y desconfianza" estaba tallada en toda su cara. Supuse que era normal después de lo que le había sucedido con los tres chicos de hacía solo unos momentos.
En ese instante la lluvía comenzó a caer con gran intensidad. Tanto que el frondoso árbol no era suficiente para detener el agua y las gotas eran más y más frecuentes filtrándose bajo su copa, abrí mi maletín colegial y saqué de ahí el pequeño paraguas que llevaba conmigo por ser invierno. Extendí mi mano ofreciéndolo a la chica, la cual se puso de pie en ese instante rechazando el paraguas.
— ¡No! ¡Lo necesitas! ¿Que pasará si llegas todo empapado a tu siguiente clase? — Dijo ella con una expresión preocupada viéndome fijamente a los ojos.
Fue hasta ese momento en el que tenía su rostro más cerca del mío que noté sus grandes ojos de un color dorado amielado.
¡Eran hermosos!
También ví que tenía un muy pequeño lunar bajo su labio inferior justo en el lado izquierdo. Ella era una chica bastante linda y resaltaría mucho más si no vistiera como lo hacía. Pero ese no era asunto mío.
— No hace falta, mis clases del día ya han finalizado, además, tengo una habitación en el edificio de estadía estudiantil. Podré ir a cambiarme, así que tú la necesitas más, por favor, acepta.
Ella me veía en silencio con una expresión más calmada y tomo de mi mano el paraguas.
— ¡¿Que?! ¡Wow! ¡Es de la marca mundial que pertenece a la familia Real! — Gritó ella sorprendida.
Yo me sentí un poco incómodo en ese momento, no quería resaltar por mi estatus. Nunca me sentí bien con ese hecho. Pero para mí sorpresa, ella no dió con el hecho de que yo era el príncipe heredero de Esrud.
— ¡Debes ser de una familia super adinerada para tener productos de esa marca!
Dijo ella mientras abría el paraguas y se cubría de la lluvia con él. Respiré aliviado de que no se haya dado cuenta.
— ¡Te lo devolveré la próxima vez que nos veamos! Gracias por ser amable conmigo. Mi nombre es Ginelly pero mi familia me llama "Gini" si quieres, también puedes hacerlo.
— Es un placer conocerte Ginelly, mi nombre es…
En ese instante dude si decirle o no mi verdadero nombre, pero pensé que era muy poco probable que nos volviéramos a ver.
Ella sonrió.
— ¿Cual es? ¿No te gusta tu nombre?
Quizá había pensado que como lo odiaba no quería mencionarlo o que era un nombre feo y vergonzoso. Yo sonreí de vuelta.
— Soy Darién.
— Es un gusto Darién, tienes un hermoso nombre. Probablemente te preguntes que hace alguien como yo en un lugar tan fino y privado como este instituto… Verás soy hija de una de las Cheff del instituto y venía a entregar un atuendo extra que mi madre olvidó. — Decía ella levantando la bolsa oscura y moviéndola.
Me sorprendí en ese instante, ya que todos sabían que cualquier empleado del instituto Real ganaba muy bien y ella lucía bastante humilde para ser hija de una Cheff.
— ¡No me veas así! Se lo que debes estar pensando, pero mi familia tiene muchos gastos y no me gusta desperdiciar dinero en cosas que no son necesarias… — Dijo ella ligeramente sonrojada.
— Lo lamento, no era mi intención avergonzarte con mi expresión, seré más cuidadoso.
Ginelly se reía a carcajadas cuando recién me había disculpado.