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Capítulo 5

-sucedió que el cartel mexicano de la droga se enteró de nuestra llegada y envió a un hombre a matar a Giovanni y Nina y ahora estamos en peligro hasta que salgamos de aquí - se puso dos pistolas en su cintura y me entregó otra

un mal presentimiento empezó a invadirme

-pero..¿están muertos ahora? ¿y mis padres? - Empecé a llorar

Me sostuvo la cara con ambas manos tratando de calmarme.

-Tragate las lágrimas, eres una mafiosa, necesitas controlarte en momentos como este – secó mis lágrimas – No sé qué pasó en Milán, sé que aquí corremos peligro y que necesito que lo hagas. usa esa arma para dispararle a cualquier ser humano que no sea yo que se acerque a ti amor

Solo asentí y escondí el arma debajo de mi sudadera, ya que era temprano en la mañana no había nadie alrededor, solo unos pocos guardias locales que podrían ser sospechosos.

Afuera había un capo de nuestra mafia, él sería el encargado de cubrir a Victor y llevarnos al Hangar.

Salimos del chalet con todas las maletas en la mano y corrimos hacia el parking, todo estaba oscuro lo que me asustó aún más.

De lejos pude ver un carrito de golf encendiendo sus luces, corrimos hacia él y pude ver uno de los nuestros esperándonos, nos subimos al carrito y aceleró tan rápido como tomó la carretera.

En ese momento sólo nos pasaban camiones de carga por la carretera, cualquier auto que apareciera sería sospechoso. Estábamos a quince minutos del hangar y esperaba no tener que usar esa arma.

Estábamos pasando por la puerta del Hangar cuando tres todoterrenos nos rodearon.

- dispara a cualquiera que se acerque a ti - dijo Vitto sacando ya su arma junto con el capo que nos guiaba

A pesar de que eran tres autos, sólo se bajaron cinco hombres, todos armados y ninguno tenía muy buena cara.

-¿Qué tipo hace aquí con la mafia italiana? - dijo uno de ellos apuntando con el arma y no entendí nada, lo que me asustó más

-vacaciones, solo vacaciones- respondió Vitto en español

Los hombres se miraron y empezaron a reír.

-aquí no hay lugar para los italianos - se pegó un tiro en el capó

El hombre cayó muerto instantáneamente del carro, mi corazón se congeló y comenzó el intercambio de disparos, Vitto me sacó del carro y caímos rodando sobre el frío cemento.

Se levantó rápidamente y me llevó detrás de uno de los autos.

- vamos a morir - comencé a llorar

Me miró incrédulo ante las palabras.

- Cállate, vamos a vivir – susurró.

Saqué el arma de mi sudadera y esperé igual que Vitto, mis manos temblaban lo suficiente como para fallar cualquier disparo.

-Juguemos escondidos – dijo uno de ellos y pude escuchar sus pasos.

Pensé que podía hacerlo, pero cuando estaba a punto de disparar, uno de ellos me atrapó por detrás, dejando a Vitto atrapado.

En ese momento vi toda mi vida pasar por mis ojos como una película y pude entender la verdadera razón por la que mi marido no quería un viaje de luna de miel y por la que nunca habíamos viajado a ningún lugar fuera de Italia, fuera de su control.

Había un arma apuntando a mi cabeza y Vitto estaba de rodillas en el suelo en señal de rendición.

-Italiano aquí muere - dijo uno de ellos apuntando con el arma a mi marido

Me pareció extraño que estuviera tranquilo con una pistola en la cabeza al igual que yo, pude ver su teléfono en una llamada con alguien hace casi una hora.

Un fuerte ruido me golpeó y el hombre detrás de mí cayó fácilmente, mientras en las cabezas de los demás había una pequeña luz roja que prometía que pronto estaría tan sin vida como el primer hombre.

En menos de cinco segundos, las cabezas de los cuatro explotaron y Victor se levantó y cortó la llamada en su celular con un "gracias".

-Vamos amor – tomó mi mano y me abrazó

Caminamos hasta el jet y de lejos vimos a varios hombres esperándonos.

-¿Qué es esto?- pregunté con miedo

- amigos de los estados unidos

Suspiré aliviado

- gracias señores (gracias señores) - hizo una seña y comenzaron a salir en camionetas negras

Subimos al avión y el piloto ya nos estaba esperando.

- tenemos sus cosas señor - dijo la azafata

- Gracias - dije

-Ven aquí – Vitto jaló de mí y me colocó recostada en su regazo como un bebé, haciéndome sentir segura – No te prometo que no enfrentaremos otro de estos, pero te prometo que siempre saldremos de aquí. esto, nunca dejaré que te lastimen – besó mi frente

- todo va a cambiar ahora, verdad - pregunté

- sí, amor - suspiró y emprendemos el regreso a Milán.

De vuelta a Milán

El avión acababa de aterrizar en un Hangar de Milán después de diez horas de vuelo, bajamos y ya había cabinas esperándonos, a pesar de estar de vuelta tenía miedo de lo que me encontraría.

-Señor, señora Mazza - angelo nuestro conductor nos saludó y nos acompañó hasta el coche.

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