Capítulo 1
De camino al altar
Papá me guió por la entrada de la iglesia hasta el altar, de lejos lo vi con una sonrisa en el rostro pero sin expresar mucho de su felicidad.
Eso no estuvo mal, lo conocía lo suficiente como para saber que estaba lleno de felicidad al igual que yo. Victor me conoció cuando yo era niño, él ya era grande, hijo único y sus padres necesitaban conseguir una novia para el heredero.
Papá nunca pensó que podría ser una mala idea, él honraba los principios de la mafia por encima de todo, y por eso hizo el trato de que yo me casaría con el hijo del consigliere, el asesor del jefe de la mafia, la segunda persona más importante dentro de todo el plan.
Mi familia no era la más importante en esta jerarquía, mi madre era ama de casa y mi padre era coleccionista, nunca estuvimos necesitados pero tampoco éramos parte del círculo íntimo de los grandes, entonces mi padre aceptó el acuerdo. traería respeto y dinero, mucho dinero.
durante toda mi adolescencia Vitto me visitó constantemente, teníamos una amistad sana, él nunca quiso llevarse bien conmigo, a diferencia de mí, si hubiera podido besar esa boca lo antes posible lo hubiera hecho.
Éramos compañeros, amigos, cuando terminé mi vida ya los tenía y pronto nos íbamos a casar, estaba ansiosa por cada detalle, estuve seis meses planeando la boda de mis sueños y ahora estaba en ella, con un hombre que Fui inducido al amor, pero no de mala manera, siempre me gustó la idea.
Papá se detuvo frente al altar y me dio un beso en la frente y me miró a los ojos.
- Deseo que seas la mujer más feliz de este mundo.
-Seré papá – Estaba tan feliz que no tenía lugar para lágrimas intrusivas.
Victor tomó mi mano y subió conmigo, su mano en la mía me dio tanta seguridad que no pude encontrar paz en ningún otro lugar.
-Qué hermosa – susurró.
-Esperé a que lloraras a mi entrada – hice un puchero – que novio más sin espíritu
él se rió
El sacerdote inició la ceremonia y todos se sentaron, durante todo el discurso cliché sobre la unión de un hombre y una mujer solo supe mirar esos ojos verdes que me miraban fijamente mientras me estrechaba la mano. Él nunca fue el tipo de hombre que muestra todos sus sentimientos, lo hizo a su manera, lo que significó todo para mí.
Después de algunas lecturas de la Biblia, llegó el momento de intercambiar anillos.
- ¿Victor Mazza acepta a esta mujer como su esposa para amarla, honrarla y respetarla hasta el día de su muerte?
-aceptado
-¿Daria Giuliani acepta a este hombre como su marido para amarlo, respetarlo y honrarlo hasta el día de su muerte?
-aceptado
- Que Dios bendiga esta unión, ¿quieres decir tus votos? - dijo el sacerdote
Ya les había dicho a todos que no diría mis votos, no sabía escribir un texto de cumpleaños, imagina mis votos matrimoniales con todos esos invitados, Vitto lo entendería.
-Nosotros no... - iba a contarle al sacerdote sobre los votos cuando Victor sacó un papel del bolsillo de su traje.
Cualquiera que viera mi cara en ese momento notaría la sorpresa inminente.
-Daria, sé que no vas a decir tus votos, y está bien, pero quería hacerlo por ti.- Sonrió - Sé que no somos la pareja más convencional del mundo pero cuando te conocí , Jane Austen dijo "hechizaste mi cuerpo y mi alma, te amo, te amo, te amo" no habría nadie más perfecto que tú, ni más sensible, ni más bello, ni con una mente más brillante como tuyo
En ese momento, las lágrimas invadieron mi rostro sin pedir permiso.
-Doy gracias a Dios y a mis padres por haber puesto en mi vida a una persona tan perfecta, tú me entiendes, no me exiges, me animas cada día, y lo más importante, no me juzgas, me apoyas. sea lo que sea lo voy a hacer, siempre estás ahí con esa sonrisa en la cara diciendo que me amas y para mí eso es lo que más importa en el mundo, tú y tu felicidad, te amo más allá de siempre.
-Te amo – sonreí y él me besó.
El momento más feliz de mi vida actualizado exitosamente, no tenía palabras para describir lo que estaba sintiendo, mi madre me miró y lloró desde el banco de la iglesia.
mientras Vitto nunca se cansaba de susurrarme suavemente al oído que me amaba
- Los declaro Marido y Mujer, pueden volver a besar a la novia, cierto - dijo el sacerdote haciendo que todos estallaran en carcajadas.
Salimos hacia la puerta de la iglesia en medio de una lluvia de arroz y pétalos de rosa, todas esas imágenes se reproducían en cámara lenta en mi cabeza, ¿quién hubiera pensado que un matrimonio arreglado como el nuestro traería buenos resultados?
Puedo decir que en este momento soy la persona más feliz.
Nos detuvimos en la puerta de la iglesia para tomar esa tradicional foto familiar, pronto había un auto esperándonos, seguramente uno de los conductores de Vitto.
-ven – abrió la puerta del auto
-Daria - Escuché a alguien llamando de fondo.
Me di vuelta y era Martina, una de mis mejores amigas.
- Llegué tarde - sonrió torpemente - te ves hermosa, felicidades
ella sonrió
- gracias - la abracé
- ¿Nos vemos en recepción o vas a desviarte? - ella rió
le contó todo a ella y a luísa
Me reí por dentro, obviamente me iba a desviar del camino.
-Nos vemos en recepción -Le saludé con la mano
Victor me miró con una sonrisa maliciosa propia de quien ya lo había entendido todo, gracias señor por un hombre tan inteligente.
Nos subimos al auto y el conductor arrancó.
-recepción señor? - preguntó el conductor
-se aleja un poco- me miro
El conductor ya lo había entendido, tomó el camino contrario a nuestra recepción y nos acercamos a una plantación de olivos, bien escondida.
-Ve a fumar un poco Angelo, unos tres cigarrillos.
El hombre ni siquiera respondió y se fue, Vitto destilaba un aire de superioridad cuando se expresaba con sus capos, me gustó, me emocionó.
-¿Un rapidin entonces?- dije
-¿Un rapidito tranquilo, tal vez?
Me reí