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Capítulo 4: Un jefe cariñoso

El cuerpo de Kim estaba agotado, eran las tres de la madrugada cuando por fin el pelinegro se detuvo dejándolo descansar, Kim no soportaba el cansancio así que se durmió tras sentir los fuertes y sobre protectores brazos del pelinegro abrazándolo, aquello lo tranquilizaba, se sentía cómodo en sus brazos, por ello se durmió con la guardia baja despertando a eso de las nueve de la mañana.

Había dormido seis horas, era suficiente para despertar, pero su cuerpo se sentía apaleado por culpa de la intensa noche que había tenido, lo peor es que no recordaba nada, sin embargo, cuando vio al pelinegro descansar sintió un cosquilleo en el vientre, sus labios formaron una mueca que suelen llamar sonrisa cuando lo observó a su lado, para él lo normal no es despertar con la persona que se ha follado, es sólo sexo ¿Por qué seguía aquí? Dejó de preguntarse ese tipo de cosas tras recordar que como un adulto responsable debía trabajar, así que se vistió sintiéndose adolorido y sucio para seguido caminar hasta donde había dejado su auto.

Caminó sintiendo como sus piernas temblaban con cada paso que avanzaba, sentía que su cuerpo necesitaría unos tres años como mínimo para descansar de aquella noche que no recordaba con mucha claridad, aunque era consciente de algo, se lo habían follado, pero de tal forma que no podía ni caminar.

Cuando se sentó en su auto soltó un gemido de dolor tras sentir un dolor punzante en su trasero, Kim no podía dejar de pensar en aquellos chicos que él había dejado en esta situación, llegó incluso al nivel de apiadarse de ellos diciendo repetidas veces "lo siento, lo siento, no lo volveré hacer".

Tras llegar a su departamento se tomó unas pastillas para el dolor, luego se duchó y cuando acabó de vestirse se fue otra vez hasta su trabajo, hoy sería un día largo, podía sentir lo complicado que sería el día al nada más llegar a su oficina y ver como todo el mundo corría por todos lados agobiados por el hecho de recibir al jefe.

Hoy debían ordenar todo, los documentos debían estar ordenados por fecha y año, además debían rediseñar la decoración del establecimiento por dentro, para así conseguir el agrado del jefe quien nadie conocía, pero si su jefe se preocupaba ¿Por qué no habrían de estarlo ellos?

Kim ni siquiera sabía que la empresa para la que él trabajaba había sido comprada por una empresa mucho más grande y conocida, si lo hubiera sabido no habría pedido empleo en un lugar así, sobre todo porque en la reconocida empresa trabaja su padre como director de tecnologías quien particularmente construye productos o crea servicios que dan cuerpo a tecnologías específicas de la industria, en este caso, crea prototipos de próximos juguetes, ya que la empresa es especializada en niños y familias en general.

Kim es quien se encarga de la seguridad informática del lugar, fue contratado luego de que la empresa recibiera un robo multimillonario que nadie logró detectar a tiempo, su trabajo es cuidar de la seguridad de las redes de la empresa, en varias ocasiones ha tenido que lidiar con hackers que intentan robarle a la empresa, pero a veces también ayuda a su jefe en temas administrativos tras no resultarle difícil la administración, gracias a esto el jefe lo aprecia mucho y cada vez que tiene un problema suele buscarlo, ya que, Kim estará allí para ayudarlo, aunque esto no quiere decir que es un trabajador sumiso, se podría decir que es un trabajador desafiante quien suele decirle que "no" a las propuestas que no ve fiables por parte de otros que están en un nivel más alto que el suyo.

–¿Cómo se llama su jefe, jefe? –le preguntó Kim viendo a su jefe un poco agobiado.

–Thomas Patterson– le respondió acercándose a su trabajador.

–¿Y es tan malo como parece? Nadie parece estar disponible hoy– le fue hablando a medida que controlaba los temas informáticos con una Tablet en la sala de recreación de la empresa.

–Ha despedido a mucha gente desde que tomó el mando de su padre, así que quiero que todo esté en orden para no quedarme sin trabajo– confesó por lo que Kim comenzó a reír.

–Bueno, trataré de ayudarlo, pero cabe recalcar que, si me despiden, puedo conseguir trabajo en cualquier empresa– su jefe lo miró con enfado tras no estar ayudando en su síntoma de estrés, de hecho, se sentía más estresado tras saber que no encontraría trabajo tan fácilmente como el resto de sus trabajadores.

–No me estás ayudando, muchacho– le dijo avanzando un par de pasos– ¡por cierto! –retrocedió– ¿soy tu jefe favorito? –preguntó con una sonrisa juguetona.

–No– respondió– es mi único jefe, que es diferente– corrigió, viendo la sonrisa de su jefe se desvanecía.

–Dime ¿por qué aún te tengo trabajando para mí? –le preguntó mientras que Kim se encogía de hombros sin saber que responder– me he acordado de tu cumpleaños, así que...– sacó una pequeña caja de su bolsillo lanzándosela a Kim con una sonrisa en los labios– espero que lo cuides.

–¿Qué es? –preguntó desatando la cinta de la pequeña caja, su jefe simplemente sonrió esperando a ver la reacción de su mejor empleado, Kim miró el objeto que había dentro repitiendo su pregunta– ¿Qué es?

–Son las llaves de tu nuevo auto– le aclaró pasando su brazo por alrededor del cuello de Kim quien obviamente intentó rechazar el regalo– ni se te ocurra devolverlo, es un deportivo muy bonito, además un regalo es un regalo y tu auto es una mierda.

–¿Qué tiene mi auto? Es normal.

–Muchacho, no puedes venir a una empresa como está con esa chatarra.

–Pero me gusta...

–Este te encantará– seguía insistiendo su jefe– ve a verlo, está donde debería estar tu auto, le pedí a Billy que lo moviera.

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