Capitulo 2 Noticias de su Familia
Mientras tanto en “El orgullo J.M”
− Increíble Grisell, estos son los bollos más deliciosos que he probado nunca. Me gusta cuando le agregas canela.
− Pareces un niño Jack, deja bollos para los muchachos de la barraca.
− ¿Pero cómo hago? Tú preparas los mejores bollos y por mí me comería todos estos. Jack se levantó y se sirvió un poco más de café.
− Siempre dices los mismo, cada vez que los preparo te comes casi todos dejando sin nada a los muchachos que también esperan por ellos.
− Bueno si los prepararas más seguidos no tendríamos estos problemas.
− Es que tres veces a la semana no son suficientes para ti, ¿qué se necesita para mantenerte satisfecho muchacho?
− Pues que los prepares todos los días.
Le dio un gran abrazo a Grisell, ella era bajita y regordeta, su cabello era entre rubio y cano y los años ya le habían pasado factura, pero a pesar de ello seguía siendo guapa.
− Eres imposible muchacho, igual que tu difunto padre. Cuando consigas la mujer ideal que te eche el lazo le enseñare a preparar estos bollos como a ti te gustan.
− De eso nada. Tú seguirás preparándolos en esta casa, no me comeré otros bollos hechos por otra mujer. Y eso del lazo, sácatelo de la cabeza Grisell.
− ¿Y cuándo piensas echar raíces? De llenar de niños esta casa, de que una buena mujer este a tu lado cuando envejezcas. Le reclamo con los brazos en jarras.
− Un momento, ¿cómo que llenar la casa de niños? ¿Quién piensas que soy? ¿un semental? Me parece que estas exagerando un poco Grisell, no estoy apurado.
− ¡Increíble! No te asusta tu alazán cuando se cabrea, pero si te asusta la idea de casarte y tener hijos.
− Eso es diferente, medianoche es fácil de controlar, ¡una mujer con una docena de hijos no!
− Eso es ridículo y lo sabes. Tienes treinta y tres años ya va siendo hora que pongas los pies en la tierra muchacho y sientes cabeza.
− Tengo los pies bien puestos en la tierra ¡De momento no me hace falta una mujer, y sobre los niños aquí hay muchos niños ya!
− Pero no son los tuyos, no son tuyos los que disfrutan de todo esto. ¿Que pasara cuando ya no estés? ¿A quién le quedara todo esto? ¡Eres hijo único Jack, y ya no eres un niño!
− Hmm… ¡Aun no estoy listo para casarme, me gusta mi soltería eso es todo!
Cuando Grisell se disponía a seguir soltándole el rollo entro corriendo por la cocina Fergus le decían así por cariño pero su verdadero nombre era Miguel, él era un chico pelirrojo todo delgaducho con muchas pecas en la cara. Era quien hacia los mandados hasta el pueblo al rancho.
− Grisell… Le dijo faltándole la respiración, se paró un momento tomo aire y luego volvió hablar. – ¡Te ha llegado una carta!
− Muchacho cálmate primero, tomate un vaso con agua. Él se sentó y le tendió el sobre. – ¿Dice de dónde viene? Pregunto cautelosa sin tomar el sobre.
− Dice que de Atlanta. Tomando uno de los bollos listos y llevándoselo a la boca. –Esto está muy bueno Grisell.
¿Atlanta?, de allí era de donde ella había huido hace muchos años. Su ex esposo y su único hijo vivían allí, ¿es que acaso habían dado con su paradero?
− ¿No vas a leerla Grisell?, puede ser algo importante. Aunque me parece extraño a ti nunca te ha llegado correspondencia,
− No, la leeré más tarde cuando haya terminado aquí en la cocina.
Tomo la carta con dedos temblorosos se la guardo y se dio la vuelta para seguir preparando bollos.
− Ni hablar, léela ahora mismo. Siempre estás trabajando y no tienes tiempo para ti misma.
− Mire muchacho a mí no me hable así, mire que todavía puedo darle unos cuantos jalones de oreja. Jack hizo caso omiso de su amenaza y le saco la carta y la abrió. Grisell no pudo quitársela a tiempo.
− A ver, aquí dice que es de una tal Megan Blake y escribe que es tu… ¿Nieta? Jack la miro con ojos como platos.
− ¿Megan?... ¡Oh por Dios mi hermosa nieta! Le quito la carta de las manos y comenzó a leerla.
Decía:
Querida abuela no estoy segura que aun te encuentres en ese rancho llamado “El orgullo J.M” yo cruzo los dedos porque así sea. Abuela, han ocurrido una serie de sucesos desde que te fuiste y te he echado de menos, quiero verte abuela y saber que estas bien y sobre todo estar a tu lado sin importar el lugar. Lamento tener que decirte estas cosas por este medio, abuela, pero papa y mama murieron en un accidente de avión hace tres meses y el abuelo falleció de un ataque al corazón hace seis años. Abuela por favor si estas allí en ese rancho respóndeme para ir a tu encuentro. Te extraña tu nieta Me.
Grisell palideció al terminar de leer la carta de su nieta, su hijo había muerto su único hijo el cual tenía años sin saber de él, se sentía culpable por haberlo dejado en el modo que lo hizo. Ahora ya no estaba y no tuvo la oportunidad de decirle lo mucho que lo amaba. Jack al ver la expresión pálida de Grisell corrió a su encuentro y la ayudo a sentarse.
− ¿Qué ocurre? Estas más blanca que el papel. Nunca mencionaste que tuvieras familia en la ciudad de Atlanta.
− Oh Jack no es una historia fácil para contar.
− Bueno yo ya me voy patrón… Gracias por los bollos Grisell.
− Chico ni una palabra de esto a nadie. Le dijo Jack con voz seria.
− Seguro patrón.
Cuando el muchacho se marchó Jack volvió a concentrarse en Grisell que aún seguía pálida.
− Porque no comienzas hablándome de esa historia tuya, ¡tengo tiempo de sobra! Mintió.
− Eres un mal mentiroso, no tienes tiempo para nada es mejor que te marches y hagas tu trabajo del día.
− No puedo dejarte así, además quiero saber que ocurre con esa carta.
Le dio una palmadita en la mano y le dijo.
− Ve, en la noche cuando termines tus labores hablamos de este asunto.
− De acuerdo, pero no creas que me voy a olvidar de este tema.
Ella le dedico una sonrisa mientras él se colocaba su sombrero y salía por la puerta hacia los establos. ¿Qué podía hacer ahora? Su nieta la necesitaba y quería estar con ella, le hizo mucha falta todos esos años que estuvieron separadas, se había perdido tanto. Aunque su carta decía que estaría a su lado sin importar el lugar, eso le estaba dando una idea tal vez no fuera a funcionar pero podía intentarlo, siempre y cuando su adorada nieta no viniera acompañada por unos de esos citadinos estirados que no tenían nada de gracia y seguramente eran tan superficiales, su nieta no se merecía un hombre así.
Pero quien era ella para decir nada sobre la vida amorosa de su nieta, la había abandonado apenas siendo una niña de cuatro años, si estaba casada con un hombre de ciudad era normal ya era toda una mujer, responsable de sus propias decisiones. Solo esperaba que su difunto hijo no le hubiera inculcado sus malos hábitos de crianza, no iba a poder soportar la idea de ver a su bella nieta siendo una snob. Esperaba que todo saliera según como lo estaba planificando