Capítulo 2: El lamento de una alma
— Llevas un rato viéndome ¿En verdad que ocurre? Has estado muy rara desde que llegaste. — dijo desviando su mirada.
— Eres realmente adorable. — apreté sus mejillas, era tanta mi emoción que era difícil de ocultar. — ¿Te has hecho algo en el rostro? Te ves más lindo de lo normal.
— No y ya déjame, sólo me estás molestando cómo siempre. — dijo mientras se bajaba de la cama y se sentó frente al escritorio.
— Incluso amo tu cara malhumorada. — dije mientras sus mejillas se inflan.
— ¿Y a qué has venido? ¿Ahora sí me vas a decir que ocurre?
Quería decírtelo pero sabía que si lo hacía tal vez no me creerías, todo había pasado tan rápido que incluso para mí era algo que todavía se estaba procesando.
— Ahora estoy bien, gracias por preocuparte por mí pero dime ¿Que quieres hacer hoy? Podemos jugar a las cartas, también podemos ir a comer algo, haremos lo que tú quieras. — dije con una gran sonrisa.
— O mejor podríamos estudiar, los exámenes están cerca y no queremos reprobar.
— Iré a un internado de chicas. — solté de repente, justo cuando Zack iba a decir algo volví a sonreír. — sólo bromeó, iré a la misma escuela que tú. — su cara lo decía todo. Realmente no querías que me fuera ¿Cierto?
— Por bromas cómo esas es por eso que ya no te creo nada. — dijo tomando sus apuntes y comenzando a estudiar.
— Me gustaría quedarme más tiempo pero tengo unas cosas que hacer que no pueden esperar, nos vemos en el exámen. — dije mientras le depositaba un beso en la frente. — por favor... No te vayas a ninguna parte.
— ¿A dónde más iría?
— No lo sé... Tal vez... Lejos de mí. — dije antes de cerrar la puerta, seguramente estaría confundido por mis palabras.
Quería quedarme más tiempo con él, temía que esto fuera sólo un sueño y que cuando me fuera de aquí despertaría pero todo se sentía tan real, eres el auténtico tú.
Marian dijo que mamá llegaría hoy así que tenía que decirle que no iría al internado, que planeo estudiar en el mismo colegio que Zack.
Llegué a casa algo cansada de tanto correr, debido a la adrenalina del momento no me había puesto a pensar en eso pero ahora que mis sentidos habían vuelto en sí, podía sentir el dolor en mis piernas, no soy una persona muy atlética.
— Bienvenida a casa señorita, me alegra que esté bien, me tenía preocupada con eso de que se fue muy rápido y no dijo a dónde iba. — dijo Marian al recibirme.
— ¡Marian! — la abracé con fuerza, era tanta mi emoción que me era imposible ocultar.
— ¿Ocurrió algo bueno señorita?
— ¡Los deseos si se cumplen! — exclamé de alegría.
En ese momento mamá venía entrando al recibidor, se veía agotada, seguramente no había dormido bien.
— Hola mamá, bienvenida a casa.
Me dedicó una sonrisa tierna y se dirigió a la sala de estar dándome señales con su mano de que la siguiera.
— Bien, se que no es momento para hablar de eso pero, ¿Ya has tomado una decisión? El registro debió haber quedado hace más de un mes pero tú querías algo de tiempo para pensar las cosas y ya ha pasado mucho tiempo.
Asentí rápidamente.
— Quiero estudiar en el colegio Hebram.
Mamá se sorprendió por mi respuesta, ella seguramente había pensado que elegiría el colegio femenino, pero su rostro no mostraba desilusión, más bien se encontraba... ¿Feliz?
— Que bueno cariño, no sabía que decirte si llegabas a elegir el colegio femenino, ¡Estoy tan feliz! ¡Debemos preparar los papeles inmediatamente! — habló emocionada y tomó mi muñeca izquierda llevándome con ella directamente al estudio a buscar mis documentos.
De mi dulce madre fue que heredé su personalidad. Realmente se veía emocionada cuando le dije que asistiría a Hebram. La primera vez que esto paso y le dije que estudiaría en el internado ella sólo me dijo.
"Okey, está bien."
Justo ahora sentía cómo si mi vida fuera un juego de tomar decisiones, dónde dependiendo las decisiones que tome me llevarán ya sea a la ruta buena o a la ruta mala.
— Bien, aquí están todos ordenados de manera correcta, iré por el chófer para que me llevé. — dijo tomando el folder que estaba sobre el escritorio y empezó a acomodar los documentos con delicadeza.
— ¿Por qué estás tan emocionada en que vaya a estudiar ahí? Recuerdo que tú dijiste que estudiaste en el internado Rose.
Mamá miró al suelo con melancolía en su mirada.
— Te equivocas, los dos últimos años los estudié en el colegio Rose pero en primer año asistí a Hebram.
Me sorprendí ante la confesión de mi madre, quería saber más de ello.
— ¿Y por qué no me habías dicho nada? Dime, dime. — dije con emoción. — ¿Por qué dejaste la academia Hebram?
— Por una promesa.
Una lágrima cayó por su mejilla, quería preguntar más acerca de esa promesa pero tenía miedo de que si lo hacía mamá terminaría rompiéndose.
— Bien, iré a llevar esto, dile a Ana que me prepare el baño, estoy tan cansada que en cuanto regrese quiero dormir un poco.
Asentí mientras veía a mamá salir del estudio.
Primero Zack, ahora mamá. Definitivamente las personas que me rodean tienen secretos que ni yo misma conozco.
Regresé a mi habitación para poder estudiar un poco. Cuando entré una caja que estaba arriba de mi cama llamó mi atención, era una caja algo pequeña envuelta cuidadosamente con un color plateado.
Creí que alguien me había dado un regalo así que lo abrí.
— Es hermoso.
Era un brazalete dorado con una piedra azúl incrustada en medio, su diseño era simple pero sin duda alguna era hermoso, revisé la caja para ver si tenía remitente pero no había nada, quizás era de algún admirador secreto. Me lo puse sin siquiera dudar un segundo y lo miré frente al espejo, hoy estaba siendo un día agradable.
***
Salí del baño después de darme una ducha, mi teléfono estaba sobre la cama cuando comenzó a sonar, lo tomé rápidamente y me emocioné al recibir una llamada de Zack.
Estoy tan feliz, esto no es un sueño.
— ¡Holaaa! — grité emocionada, por el otro lado del teléfono escuché un quejido.
"No grites tan fuerte, me dejarás sordo"
— Perdón, es la costumbre. ¿Se te ofrece algo?
"Sí, ¿Que vas a hacer mañana?"
— Estaré todo el día en casa ¿Por qué? ¿Me vas a invitar a salir? — bromeé un poco.
"¿Ah? Claro que no, quería saber si no harás nada para que estudiemos un poco, es aburrido estar solo todo el día"
Hubo un silencio por parte de mí, Zack temía estar solo, yo sabía eso y lo abandoné. Apreté fuertemente mi teléfono y comencé a llorar, odio ser tan llorona, quisiera poder ser más fuerte, si no nunca podré protegerte.
"¿Bueno? ¿Judy? ¿Sigues ahí? Voy a colgar si no contestas en cinco segundos"
— ¿Eh? Sí. Perdón, aquí sigo, me encantaría estudiar con mi querido amigo de la infancia jeje. — reí tratando de ocultar mi voz entre cortada.
"Bien, estaré ahí temprano y Judy... Gracias por haber elegido el mismo colegio que yo, estoy seguro que este será un gran año"
— Hm, no tienes que agradecer, yo siempre estaré aquí para ti... — ¿Qué sucede? Mi cabeza comenzó a doler, un zumbido empezó a sonar en mis oídos. — Auch.
"¿Estás bien?"
Me levanté a cómo pude de la cama pero caí en el intento.
"Estúpido" — se escuchó la voz de un chico, poco a poco comencé a ver una sombra.
"Te vas a arrepentir por haberte cruzado en mi camino tanto que hasta llorarás cada vez que escuches mi nombre." — se escuchó la voz de otro chico, eran voces que jamás en mi vida había escuchado. "Vas a desear no haber nacido"
Todas esas palabras eran dirigidas... ¿A mí?... No puede ser... Ni siquiera conozco a esas personas...
El dolor cada vez comenzó a ser más intenso. Imágenes comenzaron a aparecer frente a mis ojos, era cómo si estuviera viendo lo que otra persona veía, esa persona estaba tirada en el suelo mientras era golpeado por otras personas que no se les alcanzaba a ver el rostro, mi cuerpo comenzó a doler cómo si fuera yo la que recibiera los golpes.
"Y-ya... D-dejen de... M-molestarme... P-por favor". — Habló un chico con la voz entre cortada, reconocí esa voz enseguida, era de Zack.
Estaba viendo lo mismo que Zack veía, en este momento yo estaba viendo las cosas con sus propios ojos.
— ¡AGH! — el dolor se volvió cada vez más intenso.
Zack estaba en el suelo mientras era golpeado por otros chicos, la ropa se veía manchada de sangre, extendió su mano hacia alguien que estaba parado por ahí esperando que esa persona lo ayudara pero resultó todo lo contrario, esa silueta solamente lo ignoró a pesar de que de sus labios salió un "lo siento".
Comencé a llorar tras ver esas imágenes, el dolor se iba intensificando cada vez más hasta que desapareció, creí que todo había terminado hasta que poco a poco comencé a perder el conocimiento, antes de cerrar mis ojos logré ver a Zack gritando por mi nombre de manera preocupada.
«Así que estos son tus recuerdos»