Sinopsis
Átame, azótame, pero nunca rompas mi corazón, fue lo ultimo que le dije a, Damián Hills, un chico Afgano, millonario al mando de un gran imperio. Llegué a su vida por error y ahora no quiero separarme un solo segundo de el, soy Margaret Monroe y enfrentaré mi destino en un lugar en donde las mujeres no valemos nada, pero antes, debo de dominar al Alpha de esta manada.
1
La noche era fría y oscura, consigo traía muchos peligros y con él uno en especial. El hermano de mi prometida me había visto justo antes que yo hiciera algunas compras en un supermercado, al verlo corrí desesperadamente al apartamento que estábamos rentando su hermana y yo, en su familia había una tradición de comprometerse antes de establecer un noviazgo, de lo contrario se asesinaría al novio y a la novia, si, se escuchaba macabro, pero eran las leyes del país donde vivíamos. La palabra de la mujer no valía absolutamente nada.
Lo peor de todo es que el tenía un imperio bajo su mando y yo tan solo era un chico enamorado.
—Necesito que te alistes lo más antes posible—llegué con mi respiración agitada sacudiendo el cuerpo de Karina, mi prometida.
—Pero, ¿Qué te pasa? —abrió sus ojos, sorprendida en la forma que llegué—pareciera que has visto al mismísimo demonio—frunció el ceño.
—Es tu hermano...—negué con la cabeza—creo que él me vio en el supermercado y viene tras nosotros con sus matones.
—¿Estás seguro? —se levantó de la cama.
—¡Claro que si! —tomé sus hombros colocándola frente a mi—no tenemos mucho tiempo.
—¿Dónde se supone que iremos? —quiso saber con desesperación.
—No lo sé—realmente ni yo tenía idea de donde podíamos ir.
—Te lo dije desde un principio que no nos quedáramos en este lugar, aunque nos escondamos o tratemos de huir, ellos, nos atraparán, conozco perfectamente como son ellos, pero si mi hermano está acá, tenemos que hablar con el—intentó salir fuera del apartamento.
—¿Estas loca? —sostuve su brazo—¿crees que él aceptaría que andes con un tipo como yo? No duraríamos ni un solo segundo cuando él nos clave una bala en la frente.
—Pero, créeme que huir no es una opción—insistía en salir, su rostro me partía el corazón—él es mi hermano, Marcos, ¡tiene que escucharme! —su voz sonó quebradiza.
—¡Entiende de una vez por todas que eso es imposible! —esta vez tomé su brazo con más fuerza.
—Me haces daño—se soltó de mi agarre—¿no se supone que lucharíamos por nuestro amor? Veo que tienes miedo—me fulminó con su mirada—tus ojos me lo dicen, estás aterrado de lo que nos puede suceder—sus palabras me hirieron el alma—Dime, ¿Qué es la muerte comparada con nuestro amor? Ese amor que hemos cultivado a lo largo del tiempo, siempre había sido un secreto, pero, ¿Qué tiene si retamos al mundo entero por él? —se podía escuchar que los coches se estaban estacionando fuera del apartamento.
—¡Están aquí! —fue lo que se escuchó afuera, ya no había escapatoria, estábamos atrapados.
—Tranquila—entrelazamos nuestras manos, tumbaron la puerta del apartamento y su hermano estaba frente a nosotros, tan imponente como siempre, con esa mirada que infringía tanto miedo.
—Karina...—la observó para luego observarme a mí, el llevaba una pistola en su mano.
—Hermano...—ambos tragamos grueso—¡por favor no nos hagas daño! —colocó sus manos en forma de plegaria.
—Hazte a un lado, Karina, este asunto es de hombre a hombre—se dirigió a mi como un lobo a punto de devorar su presa.
—Entonces mátanos a los dos—ella se colocó frente a mi valientemente—la tradición de nuestra familia ordena que nos mates a los dos.
—Necesito que lleven a mi hermana fuera de acá—les ordenó a sus matones.
—Si hay alguien culpable acá, ese soy yo—di un paso hacia el frente—seré su esclavo si es posible, pero por favor, no toques a Karina, ella no tiene nada que ver en todo este mal entendido—bajé mi mirada, estaba dispuesto a recibir el peor de todos los castigos.
—Eres una vergüenza, si en verdad amas a mi hermana hubieras cumplido al menos con lo que ordena la tradición—me gritó frente a la cara—o al menos hubieras tenido la valentía de haber llegado hasta mi mansión a pedir su mano, pero ahora veo que estás temblando—tomó mi mentón dirigiéndolo hacia el—¿Así pretendes demostrarle el amor que dices tener?
Yo solo me quedé en un completo silencio, pues no estaba en posición de dirigirme hacia este hombre, tenía razón, tenía un poco de miedo y sentía vergüenza por mí mismo. Nos dirigimos hacia afuera del apartamento, Karina estaba custodiada por sus matones y yo, iba detrás de Damián, el hermano de Karina. Al salir todos, me habían apuntado a mi cabeza, creí que mi vida terminaría ahí y ni siquiera había disfrutado los suficientes años con mi novia.
—Bajen sus armas—les ordenó e inmediatamente todos las bajaron—Marcos—se giró sobre sus talones—Necesito que te lleves a Karina contigo—no podía creer lo que él, me estaba diciendo—luego de eso dile a tu familia que llegué a mi mansión.
—Pero, señor...—uno de los tipos armados se había sorprendido al igual que yo.
—¡Que la dejen libre he dicho! —ordenó con voz de mando—nadie puede cuestionar mis decisiones, soy su jefe y tienen que hacer lo que yo les pida o, ¿hay alguien que está en contra de mis mandatos? Porque si es así dígalo en este momento y juro que atravesaré una bala en sus sentidos—todos asintieron y soltaron a Karina, de esa misma forma se fueron todos.
Ella y yo habíamos quedado solos, aún no podía procesar lo que había pasado, pero sin duda habíamos tenido mucha suerte esta noche, el próximo reto sería enfrentar a su familia llevando a la mía, mientras tanto tenía que reposar lo suficiente, mañana sería un día bastante agitado y debía de agradecer la misericordia que tuvo Damián porque de lo contrario estuviera en el mundo de los muertos, de esa forma regresamos al apartamento.
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DAMIÁN
A la mañana siguiente, había realizado una reunión de emergencia debido al caso que había ocurrido con mi hermana, pero conociendo perfectamente los integrantes de mi imperio, sabía que las cosas no serían nada fáciles.
—Les prometo que encontraremos una solución sin derramar una sola gota de sangre— puesto que en el fondo yo, no era capaz de matar a mi propia hermana.
—Pero, Señor, discúlpeme por lo que le voy a decir, pero según las reglas de nuestra tradición dice que debe de casarse con la hija de la familia del cual lo ha traicionado— un integrante había opinado, sabía que tocarían este tema— de no ser así según el mandato ambos tienen que pagar con sus vidas.
—¡Por supuesto que no! — di un golpe sobre la mesa— acá nadie morirá, ni mi hermana, Karina, ni su novio Marcos.
—Sobrino, piensa muy bien las cosas que estás haciendo, recuerda que nosotros nos regimos bajo esa tradición e intentar violentarla sería algo muy riesgoso, acuérdate que una mujer fue secuestrada y eso es una deshonra a la familia—mi tío estaba al lado mí, él era uno de los mayores accionistas del país y uno de los fundadores del imperio Marley, todos en ese momento no habíamos puesto de pie— después de todo, tú, eres el jefe de este imperio y tú eres quien decide todo, pero recuerda una sola cosa, si tú muestras debilidad ante todos nosotros créeme que un futuro no te respetarán—Uno a uno se fueron marchando quedando solo, sentado en el balcón de mi mansión, sentía que mi cabeza estaba dando vueltas, no sabía si estaba tomando la mejor decisión, pero yo no pondría en riesgo la vida De mi propia hermana.
—¿Te encuentras bien? — mi padre estaba un poco anciano, él había llegado con bastón y se sentó con dificultad al lado mío.
—Estoy bien, padre—traté de mentirle, pero en mi interior estaba muy confundido.
—Mira, hijo, desde un principio te dije que manejar este enorme imperio requería de un grado de responsabilidad y de madurez muy grande, sé que no es fácil— colocó su mano en mi hombro— pero debido al mandato y gracias a la deshonra que nuestra propia hija ha creado, tú te tienes que casar con la hija de Roberto— él era el padre de Marcos— tú sabías perfectamente cada artículo de nuestras leyes y así seguirán por el resto de nuestras vidas.
—Pero, padre...
—Shh, calla—Elevó su mano— sé que no quieres derramar la sangre de tu propia hermana y créeme que tampoco yo quisiera ver muerta a mi propia hija, pero la única solución es que tú busques a la hija de Roberto y te cases con ella, de esa forma se te será perdonado, además que también quiero que me des un nieto, sabes que para la familia es muy importante tener una descendencia— y claro, si se trataba de los hombres, eran los preferidos en Afganistán—Ni siquiera intentes hacer una locura porque quizás hasta tu cabeza vaya rodando, ahora por favor vete de mí vista y busca cómo terminar todo esto.
Salí del balcón con la cabeza más confundida y llena de problemas ahora no solamente tendría que salvar la vida de mi hermana, sino que también me tendría que casar con una mujer a la cual ni siquiera había visto nunca en mi vida.
—¡Hijo mío! — mi madre me había sostenido mis manos, ella estaba frente a mí y con una cara de preocupación muy grande—dime una sola cosa, dime, que, no matarás a nuestra, Karina.
—Por supuesto que no, mamá, te prometo que no vas a conocer el dolor de haber perdido a tu propia hija— creo que mis palabras habían sido lo suficientemente reconfortantes para ella, lo digo por su cambio en su semblante.
—¡Muchas gracias, hijo! soy la madre más afortunada de haber procreado a un hijo como tú tan bueno y de un corazón tan enorme— ella me abrazó y luego me retiré.
Me dirigí hacia mi habitación puesto que era el único lugar donde tendría un poco de paz.
—¿Todo bien, mi señor? —Luis estaba en la puerta, él era uno de mis mejores hombres, valiente y servil, dispuesto a dar la vida por mí.
—Creo que si—solté el aire que tenía retenido en mi pecho—ya he tomado una decisión y me casaré con esa chica.
Pues esas son muy buenas noticias— él al parecer se había alegrado de lo que le dije—además es una chica muy linda, es cierto que aún no tiene la edad suficiente, pero con el pasar de los años creo que estará perfectamente para usted.
—¿Cuántos años tiene? — quise saber, al menos quisiera tener un poco de información.
—Ella tiene quizás unos diez años, pero a como le dije anteriormente, con el pasar de los años creo que estará perfectamente—Tragué grueso, ni yo me lo podía creer, era cierto que yo había nacido en una familia en donde las tradiciones eran mucho más importantes que cualquier otra cosa, pero mi criterio propio me dictaba que todo lo que estábamos haciendo era incorrecto, sin embargo, yo no me podía negar ante todo esto o de lo contrario yo también terminaría muerto.
KARINA
Me encontraba en la casa de Marcos junto a su hermana menor y su otro hermano, quizás él tenía alrededor de cinco años, su madre, María, era una mujer muy buena, no tenía quejas del trato que ella tenía hacia mí, sin embargo estábamos a la espera de Roberto, su padre, sabíamos que él había asistido a la reunión que mi hermano había realizado en dónde determinarían qué acciones tomar en contra de nuestro noviazgo, hasta que de pronto esa puerta se abrió y Roberto venía con una cara muy preocupada ,él se sentó en la silla del comedor y llevó sus manos tapando sus ojos.
—¿Qué es lo que te pasa? — preguntó María, sin embargo, él, no respondía— dime de una buena vez, hombre, ¿qué es lo que han decidido? —esta vez se lo gritó con desesperación.
—¡Nos va a matar! — dije en voz alta tirándome al suelo— lo más seguro es que mi hermano nos va a matar...
—¡Vamos! dinos de una buena vez, ¿qué fue lo que dijeron en esa reunión, papá? — Marcos había tomado de sus hombros y lo había sacudido.
—¡Mantén la cordura! — le gritó María, él, es tu padre y no tienes por qué faltarle al respeto— él, en ese momento volvió a ver a, brisa, la hermana menor de Marcos— no puede ser— dijo su madre aferrándose a ella—no les daré a mi hija, ella ni siquiera tiene los once años cumplido.
—Lo sé, también sé que ella es mi sangre, pero no tenemos otra opción—por dentro sentí una enorme rabia ya que en este lugar siempre hacían menos a la mujer cuando debería de ser todo lo contrario, nosotras teníamos la mismas capacidades y los mismos privilegios que todos los hombres, sin embargo, vivimos con esta cruz de generación en generación.
MARCOS
Después de lo ocurrido mi padre salió de la casa directo al patio trasero enseguida lo seguí necesitaba hablar ciertas cosas con él.
—Detente un momento, papá— tome de su mano— ¿y ahora que vamos a hacer? — le pregunté.
—Cómo que, ¿qué vamos a hacer? tú eres el responsable de todo esto y ahora vienes acá como si no ha pasado nada, ¿eres un tonto o te quieres pasar de listo conmigo? por supuesto que le daremos a nuestra hija, Brisa, es la única solución a todo esto o que, ¿tenías algún plan?
—De hecho, que sí, ¿por qué mejor le damos a mi hermana, Margaret? Ella tiene la edad suficiente para vivir con, Damián, ¿no lo crees? — nuestras miradas chocaron, pero sabía que mi padre se iba a negar.
—Definitivamente te has vuelto loco, hace mucho tiempo que ese asunto había quedado enterrado y si tu madre sabe que nosotros dimos a su hija a ese millonario y la hicimos pasar por muerta te aseguro que destrozaríamos aún más su corazón—Hace muchos años cuando Margaret había nacido, mi padre y yo nos habíamos llenado de avaricia hasta el punto que dimos por muerta a nuestra hermana, Margaret, de esa forma todo este tiempo estábamos obteniendo dinero a través de un complot.
—Vamos, papá, piénsalo al menos por un momento, de esa forma le daríamos la mejor solución a este asunto— él, parecía pensativo y crucé los dedos esperando que aceptara el trato.
—Lo haré, pero espero que esto salga muy bien, porque no tienes idea de lo mal que me siento al decirle la verdad a tu madre—él, se dirigió hacia donde mi madre estaba haciendo oficios.
ROBERTO
Una de las mayores responsabilidades que a mí me tocaba en la vida era la manutención de mi familia, pero no era nada comparado a lo que estaba a punto de decir, sin duda, mi esposa me mataría por lo que hice, ella estaba en la sala haciendo oficios, se miraba tan inocente, la pobre, el sentimiento de culpa me estaba atormentando, pero acá, ya no había vuelta atrás.
—María...— me dirigí hacia ella, sin embargo, también estaba, Brisa— por favor, hija, quiero que salgas por un rato, en este momento necesito hablar con tu madre a solas y estas pláticas son de adulto— le expliqué.
—¿De qué quieres hablar, Roberto? ya tuve suficiente con la mala noticia que acabas de traer— ella seguía limpiando los muebles como un pañuelo.
—Lo que te voy a decir es algo más importante todavía, pero prométeme algo, que en cuanto te diga la verdad de todo, no reacciones de manera violenta— respire profundo antes de decirle la verdad.
—Vamos, dime de una vez por todas, porque la verdad estoy bastante ocupada como para prestarte atención.
—Bueno, se trata de tu hija, Margaret.
—¿Qué tiene que ver mi pobre pequeña en todo esto? por favor ni siquiera me recuerdes que ella murió desde el primer momento que la procreé.
—Sé, que no quiero atormentarte con esta noticia, pero tu hija, Margaret, no murió, tu hija, sigue viva y está muy sana—ella, en ese momento se detuvo de hacer las cosas que estaba haciendo.
—Pero... ¿de qué estás hablando? —giró sobre sus talones viéndome fijamente— por favor no juegues con mis sentimientos, no me des ese tipo de bromas en este momento por favor.
—Por supuesto que no estoy bromeando, te estoy diciendo la verdad, tu hija, está viva María, Margaret, está viva— en cuanto termine de pronunciar su nombre, ella soltó el pañuelo desplomándose poco a poco —¡María, María! —la tomé de la cintura justo antes que ella cayera al suelo, creo que había cometido el mayor de los errores al haberle confesado que su hija estaba viva, ahora las preocupaciones eran mucho más de las que tenía.