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1

HARRY

    Manejé a casa lo mas rápido  posible, afuera estaban todas las luces apagadas. Jared estaba en la entrada, en cuánto me vio se reincorporó.

  —Jared, necesito que vengas conmigo —le pedí, entrando a la casa. Martha parece estar dormida y no es para menos, son mas de las doce de la noche— Necesito que vayas al banco, llamaré a mi contador —busqué el número del contador, pero mejor marqué el número de Noah. Él respondió casi de inmediato— Noah...

  —¿Hay noticias?

  —Me llamaron... Isabella esta...

  —Habla, Lee —demandó, estaba tan ansioso como yo.

  —Es un secuestro—confesé.

  —¿Qué? Maldita sea, ¿quienes son y que quieren?

  —Dinero obviamente. Me pidieron diez millones. Se los daré.

  —Es mucho dinero —murmuró—Yo no podría tener esa cantidad.

  —Yo lo haré, Noah, el dinero es lo de menos. Lo único que quiero es que Isabella esté aquí sana y salva.

  —La debes de amar mucho para hacer eso. Llegaré a tu casa, no puedo estar fuera de esto —Y cortó.

  —Dile a los demás que vengan —le dije a Jared. Este asintió saliendo de la casa. Marqué el número del contador y lo llamé. Quizás esté dormido o no lo sé, no me cansaría de llamarlo hasta que conteste. La primera llamada no la respondió así que le hice una segunda.  

  —¿Señor Lee? —contestó.

  —Peter, necesito que saques diez millones de dólares de mi cuenta. Ponlos en diferentes bolsos, cinco en cada bolso.

  —¿Qué? Señor, pero es mucho dinero, ¿pasó algo?

  —No preguntes y haz lo que te digo. Lo necesito mañana temprano, pasaré por él.

  —Está bien. Como usted ordene.

  —No comentes nada con nadie, solo está entre tú y yo.

  —Claro, no se preocupe.

  Y corté.

  Jared apareció con los demás.

  —Necesito que resguarden bien la casa, en especial esta noche. Vigilen todo, los alrededores y todo.

  —Claro, señor.

  —Jared, irás conmigo y con Noah mañana al banco. Hoy ya es tarde. Pueden retirarse.

  —Claro, señor.

  Se fueron. Minutos después escucho un coche estacionarse afuera. Supuse que era Noah. Me acerqué a la puerta y le abrí.

  —¿Hay novedades? —me preguntó.

  —No han vuelto a llamar, supongo que hasta mañana —pasamos a la sala y nos sentamos en los sofás— Me siento tan impotente de estar aquí sentado y no poder hacer nada —golpeé la mesa con el puño— Ni siquiera sé en donde podría estar pata ir ya mismo y salvarla de esos tipos.

  —Oye, ¿crees que yo no? Isabella fue mi novia por tres años y éramos los mejores amigos antes de que tu llegaras. Me siento igual o peor que tu.

  No le dije nada, igual me daban celos imaginarlos a ellos juntos de nuevo.

  —¿Quieres un trago? —ofrecí.

  —Doble.

  ISABELLA

   Me sentía fatal, me tenían atada de brazos y pies, ha decir verdad me dolían mis muñecas y mis tobillos. Creo que quedarán marcas. Tenía mucha sed, mi boca pedía algo líquido. Estaba en una habitación sucia y oscura. Me habían dejado sola. Lo peor es que también habían cubierto mis ojos. Esto era demasiado. Sentía miedo, definitivamente no había tenido buenos días últimamente. ¿Cómo estará Harry? Me imagino que ha de estar muy preocupado, bastante. La ansiedad de saber qué pasará era muy alta. No creí que Harry reuniera todo el dinero que le estaban pidiendo.

HELENA

  —¿Por qué cambiaste de plan y no me dijiste? —le reproché a Diego, me había comentado algo que me había dejado pensando y no sabía si estar de acuerdo o no. Pero no era una mala idea: terminar con esto de una buena vez.

  —Lo estoy pensando justo ahora. Piénsalo también: no saben que somos nosotros los del secuestro y si le damos el veneno no habrá sospechas de nosotros. Harry Lee morirá intentando salvar a su amada.

  Me mordí la uña y me debatí, a pesar de todo Harry había sido muy importante para mi. Lo amé por un buen tiempo. Pero con él muerto parte de la fortuna pasará al que supuestamente sería su hijo. Y obviamente será nuestra. Diego podía ser muy ambicioso.

  —Está bien. Pero ¿como haremos?

  —Te diré el plan, amor mío.

ISABELLA

   Escuché voces cerca, sabía que venían de nuevo. La puerta se abrió y ellos entraron. No me querían quitar la venda de los ojos.

  —¿Cómo está nuestra rehén? —preguntó el tipo. La mujer no hablaba lo que me parecía un poco raro.

  —Mañana te reunirás con tu amado —volvió a decir— Quizás para despedirte de él. Harry Lee pasará a la historia. En eso me quitaron el pañuelo de los ojos. Ellos seguían con los pasamontañas, ocultándose de mi.

  —¿Ves esto? —me enseñó un líquido en un vaso pequeño—Es un veneno muy potente, es la única dosis que tenemos así que haremos que tu querido Harry la tome. Nos estorba así que haremos desaparecerlo de una buena vez.

  —Hmm —musité enojada, quería gritarles y decirles que eran unos cobardes y que pagarían por todo lo que nos están haciendo.

  —¿Nos quieres decir algo? —se acercó el tipo y me quitó el pañuelo de la boca.

  —Pagarán por esto —espeté— Se pudrirán en la cárcel por lo que han hecho.

  Ellos rieron.

  —Eres muy graciosa. —guardó el veneno y sacó una jeringa— Pero necesitamos que duermas y descanses, mañana será un día muy largo. Tienes que estar fuerte para eso. Me removí, intentando que la jeringa no me tocara. Ni siquiera sabía qué líquido era.

  —No te atrevas —demandé.

  —Tranquila, solo dormirás un poco —Y me la inyectó en el brazo, no me moví porque tenía miedo de que la aguja se dañara y se quedara en mi cuerpo. Cuando sacó la jeringa y vi la aguja enterita adherida en ella me tranquilicé un poco.

  —Duerme —me puso el pañuelo en la boca. Me volví a sentir débil de las piernas, de mis brazos y por último de mis ojos. Rápidamente me quedé dormida.

HARRY

   Un sonido proveniente de mi celular me hace abrir los ojos de inmediato, estaba en la sala, acostado en el sofá.  Noah estaba en el otro. Era un número desconocido. Me reincorporé y contesté, teniendo un presentimiento de quienes eran.

  —¿Bueno?

  —Buenos días, Harry —era la voz del mismo tipo, burlesca. —¿Has dormido bien?

  —Maldito imbecil, ¿qué le has hecho a Isabella? —elevé la voz, eso hizo que Noah se despertara y se reincorporara de inmediato.

  —Ella está dormida —respondió— Me encargué de sedarla anoche, es muy bocona.

  —Si le haces algo...

  —Shh tranquilo, te hablo para saber si tienes mi dinero.

  —Lo tengo. Dime dónde y a qué hora te lo daré. Acabemos con esto de una buena vez.

  Puse el celular en altavoz para que Noah también escuchara.

  —Ven al almacén abandonado cerca del muelle, allí dejarás mi dinero. Ve solo o sino Isabella pagará las consecuencias.

  —¿Crees que soy estupido? Isabella por el dinero, si no me la entregas no te dejaré nada.

  —Tranquilo, estaremos cerca. Cuando miremos que dejas el dinero entonces dejaremos libre a tu novia. Te veo a las siete de la noche. Recuerda: ve solo. Nosotros te observamos —y cortó.

  Lancé el celular lejos y me llevé las manos a la cara.

  —Son unos imbeciles, yo iré también. Necesito estar ahí para cuando rescates a Isabella.

  —Dijo que fuera solo. Además dijo que me vigilaban.

  —¿Y les crees?

  —Sinceramente no pienso poner en riesgo la vida de Isabella, prefiero hacer lo que me dice.

  Noah lo pensó y pareció entender también.

  —Está bien, pero necesito estar cerca por cualquier cosa.

  —Está bien. Iremos al banco.

  Salimos de la casa y nos adentramos cada quien a su coche. Jared venía detrás. Cuando llegamos al banco pasé directamente a una oficina en donde está Peter, el tiene dos bolsos con cinco millones en cada uno. Le agradecí y salí del banco, adentrándome al coche. Esta vez Noah y Jared se quedaron más atrás, teniendo una distancia considerada para que nadie sospechara. Cuando llegué al muelle me quedé viendo el almacén abandonado, era grande. Me pregunto si Isabella estará ahí. Tenía muchas ganas de entrar y sacarla de una vez por todas. Pero no podía actuar por impulso, sería muy riesgoso de mi parte y la que pagaría las cosas sería ella. Mejor esperar. Apagué el coche y eso hice: esperar que anocheciera.

ISABELLA

   —¿Despertaste? —el tipo llegó donde mi y me quitó la venda de la boca. —Hoy es el gran día, Isabella, hoy se decidirá todo.

  —¿De que hablas?

  —Te quedarás viuda a corta edad —hizo un puchero fingido. Estaba solo, la chica no estaba.

  —¿Que ganas con todo esto? ¿Por qué no solo tomas el dinero y ya? ¿Por qué quieres matarlo? —pregunté con dificultad. Estaba un poco mareada por la droga que este tipo me había inyectado la noche anterior. Me sentaban mal las cosas así y el alcohol también, por eso no era de tomar. Me ponían fatal.

  —Son cosas personales, niña, no te tengo la confianza suficiente como para contarte.

  —Por favor, solo tomen el dinero y váyanse. No lo lastimes —supliqué. Me aterraba la idea de que algo malo pudiera pasarle a Harry, sentía que si moría yo me moriría con él.

  —Hmm déjame pensar —se llevó una mano a la barbilla como pensativo— No, mejor muerto —se rió.

  No lo soporté mas y lloré, lloré porque no quería que nada malo le pasara a Harry. En eso pensé en las veces en que me he enojado con el por nada, en la veces que lo celaba o cuando me enojaba cuando él me celaba. Me sentía estupida. Sentía que no lo traté de la mejor forma. Ahora solo quedaba esperar a ver qué pasaba.

   Horas después había anochecido, mi estómago rugía por el hambre que tenia y por la sed. Mis labios se sentían resecos y me sentía muy débil. Los tipos llegaron donde mi y me desataron de la silla, me desataron los pies pero luego me volvieron a atar las manos de frente. Me encaminaron hacia la salida, bajando unas escaleras. Era una especie de almacén, estaba abandonado o algo así. Por el ruido de las olas del mar supuse que estábamos cerca. Nos quedamos en una viga que pasaba de un extremo a otro, abajo estaba una mesa, en la mesa había una copa de vino, no sé qué es lo que había ahí pero estaba segura de que el tipo había puesto el veneno en esa copa. Tragué grueso al imaginarme la escena, tenía que hacer algo.

   —Quédate con ella —le dijo a la tipa, me tenía sostenida del brazo. Aún seguía sin hablar— Cuando Harry ponga el dinero en la mesa y tomé la copa de vino, bajaré, tomaré el dinero y nos vemos en el lugar acordado.

  La tipa solo asintió. El hombre tomó su teléfono celular y hizo una llamada.

  —Hola, hola —supuse que hablaba con Harry— Todo está listo. Espero hayas venido solo. Dejas el dinero en la mesa. Vamos, entra. No olvides que te observo. —tapó el celular y se acercó a decirme algo— Si gritas o dices algo —sacó una pistola— No dudaré en dispararle a Harry.

  Asentí.

  Escuché una puerta abrirse, mi corazón dio un vuelco al ver a Harry entrando, llevaba su celular en la oreja. Miré las escaleras que estaban a la par mía, el tipo empezó a bajarlas lentamente. Estaba oscuro así que Harry no lo podía ver, solo había una tenue luz alumbrando la mesa. La tipa apretó su mano a mi brazo. Ahora no sabía qué le decía el tipo a Harry. Tenía que hacer algo. Había un hierro en el suelo cerca de mi así que ideé un plan.

  Harry se acercó a la mesa y puso dos bolsos, supongo que era el dinero. ¿Como hizo para conseguirlo? Aunque olvidaba que hablaba de Harry Lee, él era muy influyente. Harry empezó a ver para ambos lados pero cuando tomó la copa de vino sabía que sería el fin si no actuaba. 

   Me armé de valor y empujé a la chica con toda la fuerza que tuve, logrando zafarme, luego tomé el hierro con las manos atadas y la golpeé en la nuca. Ella cayó desmayada. Corrí hasta llegar a las escaleras y bajarlas. Harry tenía la copa tan cerca de sus labios, no se cómo pasó, pero en un rápido movimiento estuve cerca de él, tomé la copa de vino y me la tomé yo sin pensarlo.

  —¡Isa! —exclamó Harry al verme. Después de eso todo pasó tan rápido, como en cámara lenta. Sentí caerme de espaldas, pero los brazos de Harry amortiguaron mi caída. Empecé a ver borroso, sentía las palpitaciones de mi corazón más rápidas. Y tuve miedo, mucho miedo. Detrás de Harry pude ver al tipo tomar las bolsas de dinero e irse corriendo.

  —Harry —pude musitar, pero escuché mi voz llena de ecos.

  —Isa, no te duermas —la voz de Harry la escuchaba tan lejos— ¡Llama a una ambulancia! —le escuché decir a alguien. Pero no pude más, sentí desfallecer así que cerré mis ojos. Cuando los abrí miré paredes blancas y un techo blanco, venían dos médicos cerca de mi, sosteniendo un suero. Parecía que decían algo pero no sabía qué. Luego de eso no lo soporté mas y solamente me dejé llevar.

HARRY

   Dolor. Tristeza. Angustia. Habían muchas palabras para describir el dolor, sin embargo ninguna parecía acercarse a lo que realmente estaba sintiendo. La mujer que amo ahora está luchando por su vida, y fue mi culpa. Por salvarme a mi. Esa bebida era para mi y no para ella. Yo debería de estar en ese hospital y no ella. Estaba sentando en la sala de espera, Noah estaba también y Martha, quien había venido hace una hora. Ya llevaban tiempo con Isabella ahí dentro. Estaba desesperado, me sentía ansioso. ¿Y si no lograron salvarla? ¿Que será de mi vida? Es que no podía imaginarme un futuro sin Isabella ahora. Simplemente no podía.

   —¿Familiares de Isabella Fox? —en cuanto escuché su nombre me puse de pie y me dirigí al doctor.

  —Soy su novio, ¿qué pasó?

  —¿No hay algún familiar?

  —Su familia no vive aquí, doctor, somos su única familia —respondió Noah. Él también se miraba muy afectado.

  —Bueno, fue un poco complicado encontrar un antídoto para esa clase de veneno por lo que es invisible pero pudimos dar con el. Le hicimos un lavado de estómago. Ella se pondrá bien, es una chica muy valiente y muy fuerte. Se recuperará pronto. Por ahora está dormida así que podrán verla mañana por la mañana.

  —Gracias —le dije al doctor. Cuando se fue sentí un enorme alivio dentro de mi, sentí que volví a la vida. Isabella se pondría bien y eso era lo único que importaba ahora. Quería llorar de alegría, cuando despertara la llenaría de besos y le diría que jamás la dejaría sola en ningún momento. Pero antes tenía que hacer una llamada a la estación de policía. Hace unas horas había denunciado el caso y espero que me tengan respuestas.

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