Capítulo 02
Hace un par de días que las vacaciones de verano comenzaron, y desde ese entonces no he visto ni he hablado con Lili. Sé que últimamente la está pasando mal, pero no pudo decirme qué le pasaba ya que se fue de la ciudad con Liam y no contesta mis llamadas ni mensajes.
Estoy preocupada por ella y por lo que sea que esté pasando. Solo sé que pasó por el hospital y estuvo ahí un par de horas, pero no pude ir a verla porque cuando me enteré ya había sido dada de alta.
No sé qué es lo que le está pasando, pero espero que no sea nada grave.
*
Ya quiero que pasen los dos meses que faltan, ya quiero ver a mi papá de nuevo, poder abrazarlo y decirle cuanto lo quiero, en persona y cuánto me ha hecho falta.
Ya había venido hace unos meses atrás, pero sólo estuvo aquí un par de días y volvió a irse por tiempo indefinido. Hace unas horas acaba de llamar a la casa y me lo contó, me dijo que regresaría pronto y que esta vez sería por más tiempo.
Volveremos a estar juntos, la familia se unirá de nuevo con su llegada; mi mamá ya no tendrá que trabajar tanto tiempo y doblar turnos, ahora estará ahí para mí, para nosotros. Seremos felices, como hace tiempo no lo somos.
*
Recojo la última camiseta sucia en mi habitación y la echo al cesto que cargo en mis manos, para finalmente salir de ésta y dirigirme al cuarto de mi mamá para hacer precisamente lo mismo.
Al entrar —sin avisar—, escucho la regadera sonar, lo que me indica que se está dando una ducha. Continúo con mi labor de recoger ropa sucia hasta que un sonido de notificación me interrumpe de pronto.
Por primera instancia pensé que era mi teléfono, pero al checarlo no vi ninguna notificación. Me dirijo al lugar de donde provino el sonido y me percato que está entrando una llamada al teléfono de mi mamá; me dispongo a contestar, pero cuando lo intento la llamada se cuelga y la pantalla me muestra un chat en el que estaba hablando antes de dejar el teléfono sobre la cama y se fuese a bañar.
"Te necesito ahora no en un par de horas"
"Estoy con mi hija, no puedo dejarla sola tanto tiempo"
"Ya está bastante grandecita como para cuidarse sola, tiene que entender que su madre necesita cariño y diversión de vez en cuando"
¿Qué? ¿Qué es esto? ¿Quién es este señor y por qué le habla a mi madre de esa forma?
"No lo sé, ¿no podría ser otro día?"
"¿Qué acaso no me extrañas?"
"Claro que sí, ya quiero verte de nuevo"
"Entonces ven, mi amor, te espero donde siempre"
"Te veo allá en una hora"
"Ok, te espero aquí, hermosa"
¿Por qué? ¿Desde cuándo es que pasó esto? ¿Por qué nos hizo esto?
***
—Por favor, Oliver, escúchame— Le pidió mi mamá, en medio de un sollozo
—Suéltame, no tengo nada qué escuchar de ti. No necesito tus explicaciones, lo que vi me bastó.
—No es lo que tú crees.
—Por favor, no creas que soy estúpido— Levantó aún más la voz mi hermano—. Sé perfectamente lo que vi, y no pienso vivir en el mismo techo que una persona como tú, madre.
—Suéltame, ¿qué no entiendes que no quiero estar contigo?
—Por favor, hijo, escúchame. Todo fue un malentendido, créeme.
—Te dije que me soltaras— Sacudió su brazo con violencia para alejar la mano de mi madre de éste—. Y ya déjame ir, no soporto tenerte enfrente...— Calló justo en el momento en que sus ojos miraron los míos, observando la escena confundidos y sorprendidos. Me quedé ahí, inmóvil, sin saber qué hacer o decir. Entonces, dejó su maleta ahí en el piso, y se acercó a mí a paso rápido—. Prométeme que te alejarás de esto en cuanto puedas hacerlo, Marylise. Si yo pudiera, te llevara conmigo, pero no es posible. Así que te pido que lo hagas por tu cuenta. Aléjate de ella.
— ¿Qué pasa? ¿Te vas? ¿Por qué? ¿Por qué dices eso de mamá?— Las interrogantes salieron tan rápido de mi boca que apenas y creí que me haya entendido.
—Es mejor que no sepas mis razones aún— Me miró—. Prométeme que te irás en cuanto puedas hacerlo.
***
—Encontraste, bien— Dijo, con una sonrisa en su rostro, al verme aparecer—. Ven, pequeña. Papi te necesita— Extendió sus brazos hacia mí, pero yo no me moví ni un centímetro.
—Estaban en la habitación de mi mamá— Le informé, observando la pequeña caja en mi mano.
— ¿Y...?
—La caja estaba abierta y faltan algunos— Agregué, pero a él no parece importarle menos—. ¿Para qué los querría mi mamá? No los necesita.
—No lo sé, tal vez sí— Fruncí mi entrecejo en confusión—. Ella aún está casada, ¿cierto?— Me cuestionó, y yo asentí casi al instante.
—Con mi papá, sí— Contesté, al no recibir respuesta alguna de su parte.
—Pues...— Dejó la frase al aire, mientras se encogió de hombros.
— ¿Qué estás insinuando?— Demandé—. Ella jamás haría eso que estás pensando. Ella ama a mi papá, ¿bien?— Él no contestó—. No, ella no...— me callé, al repasar todo lo sucedido en aquel tiempo con ella y la imagen que se creó en mi cabeza.
***
— ¿Marylise qué...— Calla al verme y borra toda expresión de alegría de su rostro; yo salgo de mi transe al escucharle—. ¿Qué haces con mi teléfono?— Pregunta, sorprendida, asustada, confundida.
— ¿Quién es Carlos?— Pregunto, en voz tenue y apagada, observando el teléfono en mis manos.
— ¿Eh?
— ¿Quién es Carlos, mamá?— Le miro, engrosando mi voz y provocando que su sorpresa y miedo se intensifiquen.
—Dame mi teléfono— Me ordena, acercándose para quitármelo de las manos.
—Contesta, ¿quién es Carlos y por qué se hablan de esa manera?—Le exijo, retrocediendo un par de pasos para impedir que me lo arrebate.
—Marylise, escucha, es algo complicado que no vas a entender, es solo un error...
—No, no...— Le interrumpo, alzando mi voz—. No intentes excusarte—Demando, tratando de no perder los estribos—. No creas que soy tan idiota como para no darme cuenta que estás engañando a mi papá con ese hombre.
—No es así, Mary, escucha...
— ¡Te dije que no!—Vocifero, con mis ojos comenzando a aguarse—. ¿Cómo pudiste hacernos esto? Mi papá te adora, ¿ya va a regresar en un par de meses y lo vas a recibir así? ¿Mintiéndole en la cara?
—Hija, esto fue un error, no volverá a pasar te lo juro— Menciona sus falsas promesas, a punto de soltar en llanto.
—No jures en vano, maldita sea—Le pido, mientras la primera lágrima cae por mi mejilla—. No te mereces a alguien como papá, no te mereces su amor, no te mereces nada, ¡nada!...
Mi rostro se gira hacia un lado debido a la fuerza ejercida por la mano extendida de mi madre hacia mi mejilla. Llevo mi mano hacia el mismo (arrojando su teléfono al piso en el proceso) que se encuentra adolorido para calmar un poco el escozor.
Sin dejar de mirarle a los ojos y con una expresión de rabia total en mi rostro, me retiro, le dejo hablando sola, le dejo suplicando que regrese en un mar de lágrimas falsas, le dejo sola, le dejo tal y cual como me dejó a mí todo este tiempo.
Ni siquiera sé cuánto he caminado, no tengo ni idea a dónde he llegado a parar, simplemente he huido sin rumbo alguno, simplemente he intentado escapar de mi realidad y perderme en otro mundo por lo menos un momento.
La lluvia ya me alcanzó hace unos cuantos minutos. Me encuentro refugiada en una banca en la parada de autobuses sin siquiera poder salir de ahí porque la intensa lluvia no me lo permite.
Ni siquiera sé qué hora es, no me traje mi teléfono, no me traje absolutamente nada, solo salí de mi casa sin pensarlo y caminé por mucho tiempo hasta llegar aquí.
Observo mis zapatos algo húmedos y cómo estos se mueven de un lado a otro cuando se los ordeno, pero de pronto, un objeto plastificado y de color negro obstruye mi visión. Lo observo bien y noto que es un paraguas y la persona quien me lo ofrece se encuentra delante de mí.
—Tómalo— Me pide, manteniendo su postura. Yo le rechazo, sin siquiera mirarle, pero el sujeto insiste, por lo que decido tomarlo.
—Gracias— Le digo, embozando una grácil sonrisa y tomando el objeto.
Él se queda ahí junto conmigo, observando la lluvia caer y mojar todo a su alrededor.