Librería
Español
Capítulos
Ajuste

Capítulo 5

Me siento un poco tambaleante, mareado por alguna razón.

Me levanto, pero gimo porque tengo las piernas agarrotadas. Un segundo más y caigo al suelo, pero entonces me recogen unos brazos fuertes.

- Qué chica tan impresionable", me ronroneó al oído como una bestia de presa. - Me alegro de que te guste tanto mi gusto.

Noto cómo mis mejillas se enrojecen de calor y me ruborizo inequívocamente. ¡Dios, qué vergüenza! Soy una chica decente, nunca he hecho esto antes, yo...

Pero sólo pude volver a gemir cuando me levantó como si fuera un peluche y me llevó a alguna parte.

Pero no es difícil adivinar dónde, porque al cabo de unos minutos estoy tumbado sobre sábanas de seda. Son frescas, tan frescas que es un milagro que no salga vapor de mi piel caliente.

- ¿Qué tienes en mente, cariño? - me pregunta bruscamente, y desliza sus dedos por mi mejilla. - ¿Te sientes bien?

- S-sí -exhalo débilmente.

Es la verdad, y es estúpido ocultarla. Es muy atento y no se precipita para herirme o incomodarme, sino que se calienta y pregunta.

- ¿Sabes cuánto tiempo hace que lo quiero así? - Su susurro me pone la piel de gallina.

Me toca el cuello, trazando intrincados dibujos alrededor del metal de mi collar, baja hasta trazar un círculo en mi pecho, golpeando ligeramente mi pezón.

Un relámpago caliente recorrió mi cuerpo, un gemido escapó de mis labios.

- Tu pelo blanco y tu piel de porcelana lucen increíbles contra la seda negra. Eres tan frágil y grácil. Y el platino y los diamantes parecen hechos para que los lleve una dulce muñeca como tú. He estado con muchas mujeres, pero nunca he conocido a una tan inocente y caliente como tú. Eres tímido y depravado al mismo tiempo. No te dejaré ir hasta que me ruegues que pare. Y aun así continuaré.

Me deja sin aliento cuando su palma se desliza hacia abajo, se detiene en mi vientre. Luego más abajo, y más abajo...

El sol brillante destella ante mis ojos mientras él lo presiona suavemente en los pliegues ya húmedos y empieza a hacer movimientos circulares.

- Qué buena estás... Encantadora... No tardaré en saber cómo eres también por dentro.

No me doy cuenta inmediatamente de que mi aliento caliente me abrasa el bajo vientre. Suelto un sollozo mientras me agarra firmemente de las caderas, impidiéndome moverme.

- Relájate, nena, ahora te vas a sentir muy bien.

Una oleada de placer y vergüenza al mismo tiempo hace que me hunda y clave los dedos en las sábanas de seda.

Ya no puedo respirar ni gemir. Sus manos son tan suaves, y sus labios y su lengua tan hábiles. Me estoy quemando, me estoy empapando del sol deslumbrante de sus besos y su tacto. Pierdo la noción del tiempo. Arqueándome descaradamente bajo él, completamente ajena a cómo me veía desde fuera. Mi voz empieza a quebrarse en gemidos roncos y súplicas para que no pare. ¿O soy sólo yo?

Me estoy quemando y derritiendo. Me acaricia tan íntima y poderosamente que ni se le ocurre pedirme que pare. Me siento bien, demasiado bien.

- Sí, amo, sí", suplico, pero no puedo decir nada más.

Sigue adelante. No te detengas. Sí...

El orgasmo llega de golpe y grito de placer. Y entonces estoy jadeando, incapaz de decir nada.

Y entonces estira la mano y me quita el lazo negro de los ojos.

Gemí.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.