Capítulo 4
Samara Pov:
Desperté, y empecé a tantear para apagar mi despertador que no dejaba de sonar; me levanté de la cama y miro por la ventana.
Todavía estaba oscuro.
Entré a mi baño y me di una ducha de unos 20 minutos creo, quería quedarme más tiempo ahí, dentro de la ducha podía olvidarme de todo; pero mis dedos se estaban arrugando de tanto estar bajo el agua.
Salí con una toalla en la cabeza y otra en mi cuerpo. Me dirijo al closet y saco unos shorts jeans, un polo de tiras pegado negro y una camisa roja. Salgo de ahí y me pongo la ropa, me coloco unas zapatillas negras.
Me seco el cabello y me pongo el collar de medialuna que me regaló mi madre y unos aretes pequeños. Me miro al espejo y decido cubrir mis ojeras, están así por lo que lloré ayer, luego un poco de rímel y labial.
Me siento algo rara, el verme así de nuevo me hacía sentir de manera rara. Siento como alguien entra a mi cuarto.
- Princesa- dice Jess tratando de imitar a las chicas de limpieza- El desayuno la espera- ambas reímos.
- Eres pésima imitándolas- le dije parándome.
- Acepta que lo hice mejor que ellas- ríe y yo la imito- Ya baja, dentro de 20 minutos nos vamos a tu instituto – sale y cierra la puerta.
Subo a dónde está mi cama para desconectar mi teléfono, lo reviso ligeramente, me llego un correo del instituto.
Me volvieron a enviar el mensaje donde me pedían que de un discurso de graduación. La semana pasada lo rechace porque deseaba que algún alfa lo diera, pero siendo sinceros lo hacía porque quería que Marcus lo hiciera. Lo pensé por un segundo y me di cuenta de que yo más que nadie merecía dar el discurso. Escribí rápido mi respuesta y la envié.
Bajé hacia el cuarto de estar de mi cuarto y encontré una caja; no le tomé importancia y seguí mi camino hacia la cocina. Cuando entré encuentro a Jess coqueteando con uno de los guardias mientras se servía un café.
Pasé de largo y me senté. Una de las empleadas me sirvió un plato de huevo y tocino; un vaso de jugo de manzana y tostadas. Empecé a comer, Jess se sentó a comer a mi lado sin dejar de mirar coqueta al guardia.
- Tranquilos- dije bromeando- Que se comen con solo la mirada.
- ¿No es lindo? - pregunto ella sin dejar de coquetear con él.
- Supongo- dije sin siquiera mirarlo ni darle importancia.
- Ni siquiera lo has visto- me regañó.
- No estoy interesada, Jess – tomé un sorbo de mi jugo – Come rápido que nos quedan 10 minutos.
- Okey gruñona- dijo ella sin mirarme y haciendo una cara rara.
Comimos y subí rápidamente a lavarme los dientes. Bajé y Jess me esperaba en la limosina.
- Sube de una vez, no me hago joven esperándote- me gritó desde adentro de la limosina.
- Ya voy – salí de la mansión mientras 2 sirvientas me despedían con una sonrisa, les devolví la sonrisa y subí a la limosina; cerraron la puerta por mí.
- Al fin llegas, parecía un siglo- dijo mirándose en el espejo de mano que llevaba.
- Ni siquiera fueron 5 minutos así que no te quejes.
- Como diga, princesa – dejó de mirar su espejo, volteó a verme y una sonrisa se posó en sus labios - ¿Lista para tu última semana de estudio?
- En realidad estoy nerviosa – confesé, el auto empezó a avanzar.
- ¿Por qué? - preguntó extrañada.
- Es que...Nunca había ido así- dije y ella asintió- Se siente diferente- confesé.
- Pasaste 1 año y tanto en un cuerpo que no era tuyo- dijo ella intentando calmarme- Claramente se siente diferente, pero no te preocupes estaré ahí para apoyarte – dijo para volver a mirar su espejo de mano mientras se arreglaba el maquillaje.
Respiré profundo, solo estaré como si fuera un día cualquiera, no me ganaré problemas, solo atenderé a las clases y nada más.
La limosina se estacionó y el chófer salió para abrirnos la puerta. Bajé gracias a su ayuda, caminé hasta la puerta del instituto y ahí se encontraba el director.
- Princesa Samara- hizo una reverencia- Me alegro de que el hechizo se haya roto al fin, y me alegro aún más al leer su respuesta sobre nuestra invitación para que diera un discurso en la graduación.
- Gracias director Bruno- me comporté como la princesa que soy – Bueno no resultó como esperaba, pero ahora podré gobernar mi pueblo; y con respecto a el discurso, no se preocupe, lo tengo cubierto- él me dio una sonrisa.
- Si princesa, no todo en la vida es como se desea; pero me alegro de que este de buen ánimo- me contesto.
- Cierto, bueno me retiro, necesito ir a mi primera clase- él asintió y se retiró.
- Eres buena princesa- dijo una voz a mis espaldas que me hizo sonreír inconscientemente, la reconocería en cualquier parte.
Volteo lentamente hasta encontrarme con esos ojos miel, su cabellera marrón y su semblante relajado.
- Hola- traté de sonar lo más amable posible – Sé que tal vez estarás molesto, porque no te lo dije antes, pero te lo puedo explicar Malcon, yo... - fui interrumpida, él ya estaba sobre mí abrazándome, y en verdad lo necesitaba.
- No tienes nada que explicar, no me molestó; jamás me molestaría con mi mejor amiga – seguimos el abrazo.
- Gracias – susurré, escuché que alguien aclaró su garganta; lo que hizo que nos separemos. Ambos miramos hacia dónde provenía el ruido.
- ¿Y no me presentas a tu amigo? - preguntó Jess divertida- Soy Jessica, un gusto, pero puedes decirme Jess- le guiño un ojo, coqueta.
Extendió su mano y Malcon la tomó.
- Malcon, un gusto- contesto Malcon con una sonrisa.
- Al parecer eres mejor amigo de mi mejor amiga; así que creo que nos llevaremos bien, espero que bastante bien- ella sonrió ampliamente.
- Opino lo mismo- contesto Malcon.
- Malcon- gritó un chico desde mi espalda, volteamos y ahí estaba.
Tan guapo como... ¿Qué estoy diciendo?
Estaba lejos, apenas nos veía, luego su mirada se posó en mí- Samara- gritó.
Se dirigió hasta mí rápidamente, pero varios de mis guardias aparecieron y me llevaron; yo hice como si no lo hubiera visto y seguí caminando. Llegué hasta mi casillero.
- Muy bien, pueden seguir con lo suyo- me dirijo a los guardias, ellos asienten sin decir nada y se van.
Abrí mi casillero y saqué mi libro de geometría. Cerré y sentí la mirada de todos a mi alrededor, hice como si nada pasara. Seguí con lo mío hasta que sentí que por la espalda alguien me empujó, me tambaleo, pero no caigo, logro tener estabilidad y volteo, me encuentro con Megan y sus primas, Melisa y Charlot.
- Hola gorda – se burló Megan.
- ¿Qué quieres Megan? Necesito ir a mi clase, así que se rápida y breve – le dije sería y firme.
- ¿Te crees la gran cosa? - preguntó burlona – sé muy bien que tú no eres ningún tipo de princesa, ya que si fueras la princesa serías fuerte, y tú – me señaló con el dedo – nunca lo has sido ni lo serás.
- Que no te haya dado una paliza cuando estaba bajo el hechizo era para no levantar sospechas- dije encarándola- Y además ¿Para qué ensuciarme las manos en algo tan barato y fácil como tú? - pregunte divertida- No te metas conmigo, Megan, no te querrás enfrentar con la verdadera Samara- y todos a nuestro alrededor empezaron a reír por la expresión de Megan, ella me miró con rabia, estaba por estamparme su mano en mi cara, pero la detuve cogiendo su brazo.
Su mirada era de asombro, y luego de miedo. Tome su brazo con fuerza, con un poco de impulso la avente y calló al suelo.
- Ahora pide disculpas a tu futura reina- le dije metiéndome en su cabeza con mi poder.
- Jamás- me dijo ella de igual manera.
Se paró y se abalanzó sobre mí. La esquivé, pero me clavó su larga uña en mi brazo izquierdo, miro mi brazo y la uña estaba enterrada en mi piel; empezó a sangrar un poco.
Vi como mis guardias la cogieron de los brazos. Me paré enfrente de ella.
- Suéltenme maldita sea– chilló molesta– Se están metiendo con la chica equivocada, acabare con ustedes soy la futura luna de la manada Black Moon- volvió a chillar, sentí cómo se me hizo un nudo, pero no hice caso.
Pasé mi mano por mi herida y la curé rápidamente, todos se quedaron mirando.
Miré a Megan que estaba molesta- Espero que seas una buena luna para esa manada. Pero recuerda algo- me acerqué a ella- Nunca dejarás de ser la patética puta de Marcus – le dije y todos rieron; me alejé y la miré con superioridad.
- ¿Qué hacemos con ella princesa? - preguntó mi guardia.
- Déjala, no vale la pena – le dije, asintieron y la soltaron; ella calló al piso.
Me miró con odio, solo la miré sería y me puse a caminar hacia mi salón; cuando llegué estaba completamente vacío.
Me senté en la primera fila, como siempre en esta clase. Sonó el timbre y Jess entró junto con Malcon. Al verme Jess se sentó a mi lado derecho y Malcon detrás de ella.
- Oye, te nos perdiste- me dijo Jess.
- Estuve algo ocupada- les dije a ambos sin darle mucha importancia al asunto.
- Bueno, te vamos diciendo que por haberte perdido te vamos a llevar al baile del viernes. Y sin peros- dijo serio y firme Malcon.
- No pueden obligarme- grité molesta, todos me miraron.
El profesor acababa de entrar y me miró mal, luego su semblante cambió un poco al ver quién era – Lo siento- dije, el profesor asintió y siguió su camino, volteo a ver a Jess y Malcon; y los encuentro aguantándose la risa - ¿Qué? - ahora lo susurré.
- Eso fue épico- dijo Malcon.
- Cierto- chocaron las palmas de sus manos, puse mis ojos en blanco y volteo para mirar el pizarrón.
La clase empezó normal, pero de pronto un papelito calló en mi escritorio, lo miré desconfiada, luego lo abrí.
"¿Quieres ir al baile conmigo?"
-Matt
Iba a preguntar de quién era la nota que me llegó por error, pero Jess me pasó otros 6 papelitos. Los abro uno por uno y todos preguntan lo mismo, pero al parecer de diferentes chicos. Vi a Jess que estaba igual que yo.
- ¿Y esto qué? - le pregunté en un susurro a Jess señalando las notas en mi mano.
- Me pasaron esas para ti- me susurró- A mí también me dieron.
- Que raros- dije viendo las notas.
- Lo mismo digo- me respondió ella.
Era obvio que ahora que sabían quién era, y veían mi verdadero yo, me iban a querer invitar a todos lados; pero ellos deberían de saber que no me interesa nada de eso, tengo mejores cosas que hacer.
El resto de la clase traté de evitar las miradas que me lanzaban mis "compañeros".
Sonó la campana para el receso; salí con Jess y Malcon hablando y riendo de cualquier cosa. Llegamos a la cafetería y Jess me jaló hasta sentarnos en la mesa del medio. Nos sentamos.
- Chicas, iré a buscar a alguien- dijo Malcon.
- No te pierdas- dije en broma, él me dio una sonrisa y se fue.
- Hola- dijo un chico de cabello rubio y ojos miel - ¿Puedo sentarme? - ¿De dónde apareció este chico? Nunca antes lo había visto, y era obvio, es guapo y estoy segura de que solo se acerca por cómo nos vemos.
Pero sinceramente no tomare todo a la defensiva hoy, me relajare y dejare que todo fluya.
- Claro – asentimos ambas, se sentó.
- Soy Fabián, Alpha de Luna Sangrienta – se presentó.
- Jessica, beta de la princesa- dijo mi amiga- Y ella- me señaló- Es Samara Moon, princesa de los licántropos- yo sonreí a boca cerrada.
- Lo sé, y es un honor poder compartir la mesa con ustedes- nos sonrió coqueto, yo sonreí intentando parecer amable.
- Lo mismo digo – le conteste.
- Chicas ¿No les importaría si llamo a unos amigos para que se sienten con nosotros?- preguntó amable.
- Claro que no- dije.
- Está bien- él volteó y llamó a sus amigos; tres chicos se acercaron riendo y bromeando- Chicos, ellas son Jess y Samara- nos presentó.
- Hola, un gusto, me llamo Brandon- se presentó un chico de ojos oscuros y cabello rubio- Futuro Alpha de la manada Luna Creciente- hizo una reverencia- Un gusto conocerla oficialmente princesa Samara.
- Igualmente- asentí con la cabeza.
- Él es mi beta Sebastián- yo sonreí.
- Un gusto princesa- hizo una reverencia.
- Yo soy Víctor, Alpha de la manada Red Moon- hizo una reverencia, cabello marrón y ojos del mismo color- Un gusto princesa Samara.
Lo de princesa estaba de más, Jess lo sabía, pero nos parecía gracioso.
- Igualmente- Jess y yo compartimos nos miramos y reímos, ellos nos miran extrañados- Chicos, no es necesario lo de princesa, solo díganme, Samara ¿Okey?
Ellos se relajaron y rieron. Se sentaron. Empezamos a hablar sobre la graduación que sería pronto.
Llegaron 2 chicas a la mesa.
- Samara, Jess, les presento a mi mate- dijo Brandon llamando nuestra atención, pero su mirada estaba en la una de las chicas que acababan de llegar- Ella es Juliet, mi luna- se miraron y se notaba eso que yo tanto anhelaba, amor...
Maldita sea ¿Por qué anhelaba tanto el amor? ¿Acaso no tengo suficiente ya?
- Un gusto- conteste con una sonrisa que fingí, pero me salió de maravilla.
- El gusto es mío, princesa- me respondió de manera dulce.
- Y ella es Brandy, mi mate- dijo Sebastián. Al igual que la otra pareja en la mesa, se les notaba a distancia lo mucho que se querían, se notaba tan hermoso, pero yo siento celos de que ellos tienen eso tan lindo.
- Un gusto su majestad- me dijo Brandy de manera algo nerviosa.
Por la Diosa Luna, estas chicas son adorables.
- Chicas, dejemos etiquetas ¿Sí? - les dije y ellas asintieron algo avergonzadas.
- Yo soy Jessica, la beta de esta loca que está aquí- dijo mi amiga bromeando y señalándome.
Reímos y se sentaron al lado de sus mates.
De pronto sentí un dolo en mi pecho, pero no le hago caso y sigo hablando.
Siento que las puertas se abren de pronto, no volteo porque sé quiénes son, todos voltean menos los de mi mesa, me dedico a tratar de no verlos. Pero al parecer ellos ya me habían visto.
- ¿Y qué hace la gorda en nuestra mesa? - chilló Megan. Volteo y la veo trenzada entre los brazos de Marcus, y se me ocurre una idea.
- ¿Es tu mesa? - le pregunté mientras me paraba de mi asiento para seguido de esto sentarme encima de la mesa- Que pena- dije fingiendo tristeza de manera burlona, me cruce de piernas- Solo se admiten Alfas, betas y sus mates- me cruce de brazos y sonreí triunfante sonreí.
Todos a nuestro alrededor nos observaban atentos; escuche como empezaron a hacer barra intentando poner más picante el asunto.
Ella enfureció y se abalanzó sobre mí; la esquive con rapidez, ella termino tendida en la mesa, pero se paró con rapidez para tomarme del brazo con su mano; yo la quite con rapidez y con fuerza la tire contra Marcus.
Me miró molesta, Marcus la tomo con fuerza por los brazos.
- Megan, detente…- empezó a decir Marcus, pero Megan lo interrumpió.
- No te metas, Marcus, esto es entre ella y yo- dijo molesta soltándose de su agarre.
- Si Marcus- dije yo burlona- No te metas, esto es entre tu perra y yo- mi sonrisa de satisfacción apareció cuando ella cambio su rostro.
- Samara – empezó él.
- Yo no soy su perra- dijo apretando los dientes- Soy su novia, a la que prefiere más que a su propio mate- ahora ella sonrió con satisfacción y yo apreté mis manos en puños mientras me ponía seria- ¿Por qué crees que te rechazo con tanta facilidad? - pregunto burlona- Es porque ya me tenía en su cabeza, es porque me ha elegido para ser la Luna de su manada; ambos lo sabíamos, hasta tú lo sabias, pero parece que te negaste a verlo hasta ahora ¿No? - dijo divertida.
Sonreí ahora yo, esta chica se metió con la princesa equivocada- Era obvio, él no tiene el porte para ser un rey, era obvio que necesita buscarme un reemplazo, porque yo no podría ser Luna de su manada cuando soy la maldita gobernante de todo licántropo que exista- le dije.
-No me trago eso que seas una princesa- dijo Megan- Jamás escuche sobre una princesa de los licántropos.
-Cariño, los que estaban al tanto de su existencia eran tan solo personas importantes; como por ejemplo los Alfas de las manadas, sus lunas, los betas y la corte licántropo- respondió Jess metiéndose en la conversación mientras se paraba a mi lado- Es claro que tu no sabias de ella porque eres una simple licántropo sin gracia.
-Soy la más fuerte de mi manada- dijo molesta.
-Entonces tenemos que revisar a tu manada, no es posible que la más fuerte sea tan débil y desequilibrada- respondió Jess y yo sonreí- Conoce tu lugar cariño, sino quieres terminar en una celda o en una fosa común.
Megan no sabía que contestar, se quedó callada; yo iba a responder, pero de pronto mi vista se nublo, mi oído empezó a dejar de escuchar a los demás, y solo podía escuchar la voz de mi madre.
- Samara, deberás ir ahora mismo hacia la mansión- iba a reprochar- ¡Ahora! - me grito.
Volví a la normalidad. Vi hacia Jess que me sostenía ya que había perdido el equilibrio. Ella me miró preocupada, volteo a ver hacia Marcus y lo veo preocupado al igual que los chicos, Megan desencajada totalmente sin entender.
- Sam, tenemos que irnos – me dijo Jess, solo asentí.
Jess me ayudo y empezamos a caminar alejándonos de ellos.
- Vete cobarde- me gritó Megan, siento como Jess me suelta para regresar a ellos.
- Cállate maldita insolente- me defendió mi amiga, la tomo del cabello- Solo eres una simple súbdita a comparación de Samara, ella será tu reina te guste o no- la soltó y Megan retrocedió asustada- Y lo más gracioso es que te juras la más fuerte de tu manada y una chica que todavía no se ha transformado te acaba de dar una lección- ahora su mirada callo en Marcus- Y tú – le dio un vistazo de pies a cabeza- Eres tan insignificante a simple vista, y estoy que eres un idiota; pero este mensaje es de parte de la Diosa Luna: “Gracias por haber dejado ir a alguien tan especial como Samara, ahora podrá conseguir a un verdadero rey”- camino hacia mí y me dio una sonrisa- Porque mi amiga solo merece la perfección- volteo a mirarlo- Y tu estas muy lejos de eso- volteo a mirarme, me abrazó y salimos de la cafetería seguidas de los guardias.
- ¿Te encuentras bien Sam? - preguntó Malcon apareciendo por el pasillo.
- Si, algo- le respondí con una sonrisa- Tengo a quien me cubre la espalda- dije mirando a Jess.
- Eres mi mejor amiga, no iba a dejar que esa estúpida te insultara- seguimos caminando- Hay que salir rápido de aquí, Marcus te busca- dijo mirando hacia atrás.
- Tengo una idea, guardias- se acercaron a mí, me solté del agarre de Jess- Mantengan a Marcus ocupado, nosotras tomaremos un atajo- hice un movimiento de mis manos y aparecimos en la entrada de mi casa.
Jess me dio una sonrisa al ver lo que acababa de hacer con mi magia.
Hace mucho que no la utilizaba, y para mi sorpresa lo hice muy bien. El último hechizo que realice fue el más poderoso que había realizado, y fue el que me convirtió en Samara Lazuli.
Di un paso hacia adelante y entonces sentí como todo me daba vueltas, de pronto mi vista se nublo y perdí el control de mi cuerpo. Ni siquiera siento dolor al caer al piso como si de plomo se tratase.
Todo se había transformado en negro para mí, solo podía escuchar que sucedía a mi alrededor, entonces solo pude escuchar los gritos horrorizados de mi amiga.
- ¡Por favor ayuda! - Jess pedía por ayuda- Guardias, Samara se acaba de desmayar- sentí como alguien me cargaba en sus brazos, pero ahora escuchaba a lo lejos las voces, cada vez más lejos. Luego todo se volvió un completo silencio para mí.