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3. Agua

Mi lengua saborea el agua de limón que me trajo M. La botella en mi mano esta fría y me congela los dedos. Se siente extraño decir solo "M" pero ha sido todo lo que me ha dicho y se sobre él, desde que llegó aquí. Después de una exhausta y poco victoriosa búsqueda por internet sobre ángeles y seres sobrenaturales, que llevaran el nombre o apodo M, termine abatida sobre el colchón de mi cama. Así que, o es un ángel muy antiguo, o uno muy joven, tanto como para que su nombre no esté en ninguna lista. Sin embargo no creo en que sea capaz de averiguar mucho solo con la M.

Al volver trajo consigo vendajes y alcohol para mí pierna, junto con un botiquín azul rasgado por un lado. Y se atrevió a traer más golosinas como las que estaban dentro de mi bolso, que seguramente revisó, cuando lo tomó y me lo dio de vuelta, siempre estuvo con el. Debe pensar que los humanos solo comemos dulces. Me sorprendió mucho cuando me proporciono el agua de limón sin pedírsela.

Le pedí qué saliera de la habitación cuando me tuve que cambiar el pantalón por un short más cómodo y menos largo, para poder atender la herida. No quiso que entrara en el baño porque caminar era lo que menos necesitaba. Tanta adrenalina hizo que olvidara el verdadero dolor que llevaba en la pierna haciendo que se lastimase mucho más. Aunque no era muy grande, pero al parecer si profunda, por la cantidad de sangre que resbalaba cada vez que me movía. M, dijo que el demonio hizo un daño espiritual, y al mismo tiempo me había herido físicamente para que este fuera más penetrante.

Revisó sobre mi cabeza mientras mantenía sus párpados cerrados. Buscaba indicios de conjuros sobre mí. Pero le dejé claro que ella en ningún momento hablo en otra lengua. No sabíamos realmente lo que había ocurrido, aunque yo estuve ahí.

Por un segundo una luz brillante salto de sus manos, como hilitos brillantes capaces de cautivar a cualquier ser, sin ningún esmero. Cuando quise tocarlos desaparecieron, se esfumaron. Ninguno hablo al respecto y me cohibí de hacer mas preguntas. No quería creer un lazo de confianza con el, ni hacerle creer que aceptaba lo que estaba pasando.

No confío del todo en él, hay algo que me sostiene la lengua de contarle lo que me dijo Hanbodian, la demonio, y aún no sé que es. Se supone que es el quien va a cuidarme, pero sé que no debo fiarme del todo. Tener un pacto de confianza con el, será complicado de lograr.

Me contó de ángeles y demonios, algunas cosas que ya había leído en la red, curiosamente una información difícil de obtener, pero de alguna forma u otra los ancestros han tenido la oportunidad de saberla, y no han dudado en escribirla para nosotros, los fisgones. Los ángeles son los mensajeros del Regente, fieles y compañeros de este. Nunca desobedecen sus mandatos aunque no estén de acuerdo con lo que se les mande. Al hablar, note como M se ponía rígido al tocar el tema de sus hermanos ángeles. Hablar de eso le incomodaba y se notaba en como sus ojos se oscurecían mucho mas con cada palabra. Enfadándolo.

Dijo algo que capto mi atención, sobre todo la parte en qué hay ángeles que rigen grandes batallones de serafins, los cuales son enviados a la tierra con la labor de buscar humanos con dones especiales sobre la tierra, aquellos santos nacidos entre familias dichosas que gozan de amor. Y puedo deducir que no es para ponerlos a salvos precisamente. Qué irónico que en los libros los pintan como súper héroes que cuidan, salvan, pero no matan.

— Y estos batallones, ¿saben de mi existencia? — inquiero esperando su negativa mientras doy otro sorbo al agua.

Me siento un poco incómoda al tener sus ojos encima de mí con total atención, como si estuviera grabándose mi rostro al repasarlo con sus ojos negros. Más aún cuando estoy en la cama como si estuviera hospitalizada. Y él, desde la mesita dónde guardo mis cosas para estudiar, observándome detenidamente, haciendo que mi corazón tratase de volcarse.

— De hecho, sí. Arcángeles seguramente, y todos los demás. No hay nada que se les escape. Cualquiera que huela tu miedo estará aquí en cuanto lo descubra. Eres una humana especial, tus defensas sobrenaturales se han activado, todo es más difícil ahora. Eres más propensa a ser descubierta. Y ellos no están recorriendo la tierra en vano, tienen una misión y no descansaran hasta completarla. Yo estoy aquí para cuidarte mientras ciertos temas se aclaran, y luego podrás volver a tu vida normal.

Las palabras se me atascan y no sé cómo responder a eso. Aún no puedo con la noticia de que sí, realmente existen los seres sobrenaturales, mucho mas mágicos que los rituales hechos por humanos. Los ángeles, un regente y demonios... Que me estoy olvidando?

Los ruidos en la sala hacen que preste atención así que me callo un momento agudizando el oído. La voz de mamá llega hasta a mí. El corazón empieza a latir más rápido y mis manos empuñan la sábana con las palmas sudorosas por el miedo.

Abro mucho los ojos con nerviosismo y M se mete con tranquilidad en el baño cuando mamá empieza a llamarme por toda la casa. Los pasos de papá la siguen.

— Dónde está esa chiquilla — escucho cómo camina hasta mi puerta.

Va a descubrir todo.

— ¿Frida?

— Aquí estoy mamá — respondo y me cubro hasta el pecho con la manta.

Entra en la habitación haciendo un chirrido en la puerta y papá viene con ella. Me miran desde la entrada con una tierna sonrisa.

— Fuimos a tener una cita y se nos hizo tarde — comenta mamá de forma juguetona viéndome con entusiasmo.

— Así que fueron a tener una cita y no invitaron a su hija — intento fingir una voz relajada.

Mamá me habla rápidamente de su día, mientras mi padre se pasea de un lado a otro en la habitación con cara de pensativo. Sus manos dentro de los bolsillos me confunden y sé que es una señal de nerviosismo. Algo le incomoda. No sé que le pasa, pero que esté tan callado y analizador me inquieta.

— Puedes ir al viaje con Nina, me gustaría mucho que disfrutaras este último mes al máximo. Antes de que regreses a la ciudad por la universidad, puedes comenzar yendo a la excursión. Me gusta que estés en casa Frida, y que salgas toda la semana también, pero el trabajo como salvavidas no es divertido, así que no cuenta.— me señala y no me deja hablar — No has disfrutado nada solo porque te niegas a conocer el mundo exterior — mamá se acerca con las manos como jarrón sobre sus caderas esperando una respuesta.

Creo que Nina se me adelantó, y si que dijo mucho....

— Me encantaría ir, pero tengo cosas que hacer, y no puedo. — la puerta del baño llega hasta mis ojos así que aparto la mirada en cuanto me doy cuenta lo que estoy haciendo.

— Cariño, ella enserio espera que tú vayas.

— ¿Por qué estás en la cama? — suelta papá de repente, me desorienta la pregunta.

Está sospechando que hay algo extraño. Nunca vengo a mi habitación mientras estoy sola. Es algo que no suelo hacer.

— Estoy en mis días — contesto rápidamente sin ningún titubeo.

Se apena y se pasa una mano por la cabeza para luego asentir e irse de la habitación. Sé que está pensando ahora mismo que lo mejor es darme mi espacio, siempre ha sido un gran padre. Y como lo llama el " un papá moderno".

— Preparare tus cosas para el viaje. Tengo una maleta pequeña que te puedo prestar,la dejaré en la puerta de tu habitación para que empieces a empacar y no quiero más discusiones sobre el asunto.

— Pero mamá...

— Nina es como tú hermana. No estarás tranquila con que se vaya a ese lugar con tantos desconocidos, ¿O si? Además, habrán muchas actividades en las que podrás conocer distintas personas. Puede que alguien capte tu atención. — sube y baja las cejas espantándome.

— Iré para acompañar a Nina y es todo. No estés insinuando cosas. Que quede claro que esto se hará en contra de mi voluntad. Y que yo jamás tuve intensión de salir de mi fortaleza.

— Voy a avisarle a su mamá que tú también irás. El autobús sale mañana a las ocho de la noche desde el Centro comercial Gow. Te iré a llevar luego de salir del trabajo. Ahora descansa un poco — me palmea la pierna con una sonrisa en el rostro y se levanta para irse.

Auch.

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