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1.1 Inicio

Ella se desvía en el camino por qué dice que visitara a su novio así que me voy trotando para no hacer largo el trayecto y llegar mas rápido.

Subo las escaleras hasta el pórtico y giro el pomo de la puerta. Esta abierta y se que fue mama quien la dejo así porque solo ella la deja abierta para mi. Suelo dejar las llaves siempre dentro de casa, es mas fácil dejar la puerta abierta y no empezar a gritar como loca para que me abran. No hay forma de que yo consiga llevar llaves conmigo sin perderlas o dejarlas tiradas en cualquier lugar. Mama debe estar aquí...

Me quito los zapatos en la gran alfombra cuando ya estoy dentro y me deshago el moño que me hice temprano en el cabello, la cabeza no ha dejado de dolerme así que mi ultima opción es tomarme un analgésico. Doy algunos pasos hasta llegar a la sala y busco el control del televisor para prender el tv y sentirme menos sola. La voz de una caricatura inunda la habitación. Cruzo el salón pequeño donde llego a la cocina rápidamente y estoy abriendo unos cajones para sacar el botiquín de primeros auxilios cuando una oleada de aire frio entra por la ventana de la cocina y me congelo cuando tocan la puerta. Titiriteo durante unos segundos.

Mi cuerpo se pone en alerta, y no se como, pero consigo la fuerza de mis pies para empezar a caminar hacia la puerta de entrada. La piel se me eriza cuando la abro y salgo, no puedo procesar el porque pero ya he salido, estando en el antepenúltimo escalón de la escalera del pórtico estiro la cabeza para mirar más allá de la entrada. No hay nadie. Frunzo el ceño y termino por bajar el último escalón para luego no encontrar a nadie. Vuelvo a la casa, esta vez cerrando la puerta con seguro, quedándome mas tranquila.

— Mama, ¿estas en casa ? — pregunto al aire gritando y nadie responde.

Corro por el pasillo de las habitaciones y reviso cada puerta buscando indicios de mama y no encuentro nada. Entro en los baños de ambas habitaciones pero los encuentro vacío y me devuelvo con decepción hacia la cocina.

Aún deben estar trabajando. Seguro volvió a casa durante la tarde y luego se fue.

Me siento en el sillón frente a la televisión después de haber tomado el analgésico y me envuelvo en una manta caliente sobre este. Los personajes dentro de la pantalla hablan y me entretienen. Los segundos pasan, dejándome envolver en un sueño cálido y seguro. Esfumando el sentimiento de soledad, y sin batallar me dejo llevar por la sensación de cansancio que atrapa mi cuerpo.

La tv se apaga y parpadeo varias veces enfocando mi visión porque el chirrido del silencio me despierta. Lo único que falta es que me quede sin televisión.

— ¿Y ahora qué? — me levanto adormilada y enfadada dispuesta a encenderla nuevamente.

— ¿En que parte dejas quejarte?— susurran tan cerca de mí mejilla que hasta puedo adivinar lo cerca que esta —.

Me tambaleo hacia atrás y me apoyo del brazo del sillón. Mi cuerpo se tensa y un calambre se dispara a través de mis músculos, volviéndome lenta y cansada.

Miedo.

Tienes miedo.

— Tu especie es tan tonta e inútil — su voz gélida me congela hasta las uñas, haciéndome temblar del terror.

Miro hacia todos lados buscando un indicio de alguien pero no lo consigo. Seguro estoy muy cansada, debo estar imaginándolo todo. Debo estar imaginándolo todo. Me repito y por un momento funciona y respiro hondo sin saber que hacer ni a donde moverme.

No hay nadie.

Te estás volviendo loca.

Las piernas me flaquean cuando intento caminar hacia las habitaciones aljndome del sillon y siento el corazón en la punta de mi lengua cuando una fuerza sobre natural me toma por sorpresa, lanzando mi cuerpo hasta la pared de la sala. Mis palabras se rompen en un balbuceo haciendo que diga incoherencias cuando mi cuerpo impacta con el cemento rígido y lágrimas salen perezosas hasta que se deslizan en mi cuello.

El dolor que se instala fuerte sobre mi pecho es indescriptible y la cabeza se me va a explotar del dolor. Algo moja mi cabello y muevo lento mis manos para tocar el liquido carmín que ha empezado a salir de mi cabeza. Me mantengo con los ojos en movimiento, asustada y atenta a todo desde el suelo y una figura paranormal se cierne sobre mí. Convirtiéndose en una mujer esbelta. Tan preciosa y perfecta como un eclipse. Su cabello blanco largo hasta las caderas pequeñas se balancea de lado a lado, cubriendo gran parte de su espalda. Su cuerpo se amolda a unos pantalones negros y camisa del mismo color, dejándole pasar por una joven normal; Pero sé que no lo es, porque al subir mucho mas los ojos y buscar el rostro me topo con la sorpresa de unos ojos llenos de furia, piel teñida de rojo y yagas alrededor de sus manos. Me mira desde arriba con ojos tan penetrantes como los rayos del sol y de repente quiero vomitar. Quiero desaparecer. Quiero esconderme de ella.

— Me gusta el temor que huelo, tan indefensa. No eres nadie, ni siquiera deberías estar respirando el miserable oxigeno, humana asquerosa. — inclina su cuerpo hasta el mío y hace que me retuerza del dolor sin siquiera tocarme. Mis sentidos se inquietan y distorsionan a lo largo de los segundos. Su proximidad me da asco y giro la cara lejos de la suya.

— Co-como?— jadeo alejándome de ella pegando mi cuerpo a la pared.

Mis huesos duelen quemando mi piel pero ignoro el dolor y me concentro en buscar una forma de huir. Pierdo la movilidad de mis manos y luego piernas. Ahogo un grito cuando pisa una de mis extremidades con fuerza y lo odio. Me esta matando. Esta descargando una clase de ira en mi. Mis manos se curvan del dolor sobre mi cuerpo. No puedo hablar. No puedo moverme. Me va a matar y no quiero permitir eso. La pierna quema como si fuera a romperse en dos.

— Ya-ya basta por favor— pido y no se detiene mientras sigue afincando sobre mi, causándome dolor en todo el cuerpo. Me quiebro lentamente hasta que las mejillas se me empapan de lagrimas y ya no quiero luchar mas. No consigo defenderme.

— Eres sumamente ingenua. Y horrenda, nada de lo que creí que serias. Pero nada cambia, al fin de cuentas eres un monstruo, te harán a su imagen y semejanza. Serás uno de ellos. Sin opción. Sin importar lo que creas. Estaré feliz de ello, ojala te maten en el camino.

— ¡No sé de qué hablas!— grito con la voz temblorosa.

Se aparta de mí y se encoje de hombros. Una risa macabra escapa de sus labios mientras puntualiza mi dolor provocando espasmos en toda la espina dorsal. El ardor se aferra a mi piel y muerdo mi lengua tantas veces que creo que la romperé en cualquier momento, para no llorar a gritos. La figura se desvanece poco a poco dejando una podredumbre en todo el espacio. Las ventanas se estremecen con fuerza y solo escucho como los truenos hacen eco en el cielo como si fuera a romperse, rayos y centellas caen en todas partes fuera de la casa provocando un corte de luz dejándome a oscuras.

Poco a poco pierdo la consciencia por el impacto, tiemblo en el piso asustada y ahogada en dolor. Cierro los ojos con el pinchazo en todo el cuerpo, convirtiéndose en un dolor sordo.

Llevándose todo de mí.

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