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Capítulo 7: ¿Qué haces aquí? ¡Sal de aquí!

El Castillo Collins es un sólido edificio espléndido, que contaba con una historia de más cien años.

Julia se bajó alegremente con Alina del coche y se encontró con su madre, Vanessa Mills, en el vestíbulo.

—Mamá, ¿mira a quién he traído a casa?

La elegante mujer le echó una mirada a Alina con rostro serio, sin mostrar la menor alegría,

Dejó la taza de té que tenía en la mano y le dijo a su hija:

—Julia, ve a ver si el postre que Hana preparó para Alina está listo.

—Mamá, el abuelo dijo que Alina fue directamente a verlo. No es demasiado tarde para merendar después de que ella termine de hablar con el abuelo.

—¡Julia! —el tono de Vanessa se volvió serio, haciendo que Julia se estremeciera un poco.

Alina retiró su mano de la palma de la chica y le dijo:

—Ve a comprobarlo. Justamente tengo hambre.

—Vale.

Al oír las palabras de Alina, Julia se apresuró a acudir a la cocina.

Su madre solía ser muy gentil, pero cuando se enfadaba de verdad podía ser muy temible.

Después de que Julia se fue, Vanessa miró a Alina con seriedad y le dijo en un tono desagradable:

—Ya llevabas tres años desaparecida y de repente apareciste con tantos líos. Alina, ¡sería mejor que no fueras tan desmesurada!

En lugar de preocuparse por el paradero de Alina durante estos tres años, Vanessa la culpó de causar problemas a la familia Collins.

¡Había que decir que los Collins eran realmente indiferentes!

La indiferencia de Caleb se debía probablemente en parte a su propia madre.

Alina dijo con ligereza:

—Todo lo que afecta a la familia Collins se debe a mi relación con Caleb. Pero no te preocupes. Muy pronto romperé todos mis lazos con él.

Vanessa preguntó:

—¿Te vas a divorciar de Caleb?

—Supongo que eso es lo que te gustaría ver.

—¡Qué dices! —Vanessa tenía ira en su tono.

Alina no quería decir nada más con ella, así que se excusó:

—Si no hay nada más, voy a ver a Max. Con permiso

Con eso, se dio la vuelta y se fue.

Max Collins vivía en el edificio principal del Castillo.

Jonah, el ama de llaves de los Collins, esperaba en la puerta y, al ver aparecer a Alina, se acercó a ella y dijo con respeto y amabilidad:

—Señora, por fin está aquí. El señor Max la ha estado esperando desde hace tiempo.

—Jonah, ¿cómo está el abuelo? —preguntó Alina con preocupación.

Cuando la oyó preguntar por su señor, los ojos de Jonah casi se pusieron enrojecidos.

—El señor Max está bien. Se ha estado bastante preocupado por usted todos estos años. No cree que usted murió en el accidente, así que mandó buscar su paradero durante estos tres años. Solo es que...

Al oír decir que el abuelo Max estaba tan preocupado por ella misma, se le hizo un nudo en la garganta a Alina.

Max, quien ya tenía el pelo canoso, estaba sentado en el centro del salón.

Al verlo a lo lejos, Alina echó a llorar. El anciano la vio y dejó el té que tenía en la mano temblorosa.

—¡¿Alina?!

Ante la voz ronca de Max, Alina se le acercó corriendo, se sentó de rodillas frente al anciano, apoyando su cabeza en el regazo de este, y dijo suavemente:

—Abuelo, he vuelto.

—Niña, realmente eres tú.

—Soy yo, abuelo —Alina asintió con la cabeza como una niña indefensa.

—Es bueno tenerte de vuelta —Max le acarició la cabeza con cariño.

La mano de Max parecía tener una magia y calmaba el corazón roto de Alina.

Jonah miró la conmovedora escena que tenía delante y dijo

—Señora Alina, es bueno tenerla de vuelta. No sabe lo dura que ha sido la vida del señor Max sin usted.

Cada noche, el pobre anciano se sentaba a solas junto a la ventana y se preguntaba cuándo volvería Alina.

Alina se disculpó:

—Abuelo, siento mucho haberte preocupado tanto.

—Niña, la culpa es mía. Le prometí a tu abuela que cuidaría bien de ti. Pero, Caleb, ¡ese bastardo...! —Max no pudo evitar enfadarse al hablar de Caleb.

Desde la desaparición de Alina, Max había prohibido a Caleb aparecer en el Castillo Collins.

Por aquel entonces, el anciano se creía que sus familiares podía cuidar bien de la muchacha, por lo que tomó la decisión de dejar que Caleb se casara con Alina, pero nunca imaginó que el matrimonio trajera tanta desgracia a ella.

—Abuelo, es mi culpa —los ojos de Alina estaban inundados de lágrimas.

Acomodada en el regazo del anciano, Alina sintió los temblores de este, y se dio cuenta de que Max no había gozado de buena salud durante estos años.

—Alina, me alegro mucho que estés todo bien —Max dijo sentidamente.

Max era el propio abuelo de Caleb, pero tenía mucho cariño por Alina por su profunda amistad con de la abuela de ella. Desde el día en que Alina se unió a la familia Collins, Max siempre la favorecía, lo que ponía a los otros de la familia Collins celosos.

***

En AIG, Caleb acabó de terminar una larga y sosa reunión. Cuando salió de la sala de reuniones, vio a Tomas esperando con aprensión frente a la puerta.

—¿Qué pasa? —preguntó Caleb.

—Alina se ha ido al Castillo Collins. ¡Me temo que le va a pasar algo!

Al oír eso, Caleb se tensó. Se quedó preocupado por lo que preocupaba a Tomas.

Después de todo, la mayoría de los Collins no se llevaba bien con a Alina, sobre todo su propia madre, quien siempre le llevaba la contraria a ella.

Caleb miró la hora en su reloj de pulsera y dijo:

—Se pospone toda la agenda.

—Pero tienes una cita con la señorita Bell...

Antes de que Tomas no terminara de hablar, Caleb le lanzó una mirada feroz. Tomas se calló inmediatamente.

Tras arreglar bien el trabajo, Caleb se apresuró a ir al Castillo Collins.

Cuando llegó, las criadas estaban preparando la cena de forma ordenada.

Vanessa vio a Caleb, y preguntó con tono frío y serio:

—¡¿Qué haces aquí?!

Caleb permaneció en silencio sin contestar.

Hacía años que no podía volver al Castillo Collins, no solo por Max, sino también por su propia madre, que no le tenía mucho cariño a él mismo.

En este momento, Alina bajó las escaleras con Max.

Ella se sorprendió bastante al ver a Caleb.

«¿No le han prohibido volver al Castillo Collins? ¿Por qué está aquí?»

Justo cuando Alina estaba sumida en sus pensamientos, de repente el abuelo Max regañó en voz alta:

—¿Qué haces aquí? ¡Sal de aquí!

Alina se mordió ligeramente el labio inferior.

Caleb se quedó sin palabras por un momento.

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