Capítulo 6: ¿Tenemos que llegar al punto de enemistarnos?
Alina se quedó estupefacta.
La Villa Werland era donde ella y él habían vivido después del casamiento. Alina había pensado que era hogar cómodo, su refugio de amor, pero después se dio cuenta de lo ridículo que era ese pensamiento.
Alina lo miró a los ojos del hombre, se rio suavemente, y sin responder directamente a sus palabras, preguntó:
—¿Qué te ha dicho Emma?
Cuando Alina entró, vio que Emma salió de la oficina con Tomas.
Sin esperar a que el hombre hablara, Alina continuó:
—Ya estás comprometido con ella y ahora quieres que me mude a la Villa Werland. ¿Qué? ¿Quieres que yo sea «la otra» en tu relación con Emma?
Tras decir esto, dibujó una sonrisa burlona y lo miró quietamente a Caleb.
Ante el sarcasmo de esta, Caleb se molestó bastante.
Y Alina se rio aún más y añadió:
—¿O es que el señor Collins quiere que yo vuelva a ese lugar y me quede embarazada de nuevo para prolongar la vida de su querida Emma...?
—¡Ya basta! —Caleb la interrumpió con enfado.
Alina vio la expresión irritada del hombre y dejó de reír. Se levantó y le dijo con frialdad:
—¿Qué? No puedes aceptar que tú mismo fuiste un terrible asesino, ¿verdad?
¿Quién podría ser más horrible que su marido en ese matrimonio miserable? ¡Él había intentado sacar toda su sangre y matarla a ella y a su hijo por su amante!
Hasta ahora, la crueldad de Caleb seguía atormentando a Alina.
—Bueno, ya que el señor Collins no coopera conmigo, tendré que pedir que la policía me ayude en la investigación —Alina quería forzarlo y darle presión.
Ella se dio la vuelta y continuó:
—El acuerdo de divorcio que el señor Collins se olvidó de firmar tres años atrás, lo prepararé de nuevo y se lo enviaré. Si usted lo firma, entonces estaremos bien juntos, si no...
Hizo una pausa, respiró profundamente y siguió:
—Si usted rechaza firmar, me temo que tengo que publicar lo de tres años atrás a las prensas. Creo que la gente de Ingford debe estar más interesado por ese accidente de coche en comparación con los asuntos privados de Andre.
Con eso, Alina abandonó la oficina con arrogancia.
«Je. No creo que él pueda soportar que yo publique aquel escándalo de tres años atrás?»
Mucha gente sospechaba que ese accidente no había sido un mero accidente, sino intento deliberado, por lo que si Alina revelaba la causa del accidente, Emma, la actual prometida de Caleb, sin duda alguna llegaría a ser la principal sospechosa y seguramente sufriría un gran revuelo de la opinión pública.
Caleb tenía las manos bien cerradas en puños mientras reflexionaba sobre cómo resolver el asunto.
Tan pronto como Alina salió de AIG, vio a Emma esperando delante de su coche.
A diferencia de su aspecto lamentable en la oficina de Caleb, ahora ya no se veía ningún agravio en los ojos de Emma. Al revés, ella puso una expresión viciosa cuando miró hacia Alina.
Alina la ignoró, pero en el momento en que abrió la puerta de su propio coche, Emma dijo:
—Alina, ¿tenemos que llegar al punto de enemistarnos? ¿Realmente no consideras ni un poco nuestra vieja amistad?
«¿Nuestra vieja amistad? Je, ¡qué ridículo!»
Alina le echó una mirada de desprecio a Emma y se mofó:
—¿Me estás hablando de amistad? Pensé que habías abanado nuestra amistad tres años atrás. Je, de todos modos, la familia Hughes ha criado a una persona desagradecida y viciosa, así que no me importa cómo me mires.
Después de decir eso, Alina no le dio la oportunidad de replicar, subió al coche y se fue.
Emma se quedó congelada en su sitio, viendo a Alina alejarse con arrogancia.
«¡Esta es la verdadera cara de Alina! Su gentileza y amabilidad es una pura actuación.»
Emma apretó con fuerzas los puños, temblando de ira, con los ojos llenos de malicia.
Tras abandonar AIG, en vez de volver a casa, Alina fue directamente a la comisaría.
Caleb se sintió más molesto cuando se enteró de esto.
Tomas preguntó con preocupación:
—Señor, ¿qué hacemos ahora?
—Llama al encargado del hospital y pídele que coopere con ella. Ya que ella quiere un resultado, pues le daremos uno.
Tomas entendió al instante a qué se refería su jefe cuando este dijo que le daría un resultado a Alina.
Hasta hoy Caleb entendió que Alina realmente había vuelto por la señora Cook.
Hacía un mes, cuando él y Emma habían anunciado su compromiso, ella ni siquiera apareció, pero ahora estaba de vuelta porque ella creía que había algo inusual en la muerte de la señora Cook.
Caleb encendió un cigarrillo con fastidio y dio unas caladas consecutivas.
Tomas miró a su jefe y le dijo en tono aprensivo:
—Señor, la señorita Bell no parece estar de muy buen humor.
—Bueno, ya veo —respondió el hombre en breve, y no dijo nada más.
Tomas, que había estado trabajando junto a Caleb durante muchos años, se quedó un poco desconcertado por la reacción de Caleb.
Después de lo que había pasado en la exposición, todos los internautas de Ingford ahora estaba comparando a Emma con Alina, con casi todo el mundo alabando a Alina y despreciando secretamente a Emma. Como la prometida de Caleb, la situación era un poco incómoda para Emma.
Pero lo que desconcertó a Tomas era que Caleb no había pedido a su departamento de relaciones públicas que se ocupara de las publicaciones negativas sobre Emma, lo que no era el estilo de su jefe.
***
Alina dejó la comisaría, muy satisfecha. La policía decidió abrir una investigación y ella se sintió mucho más aliviada.
Cuando Alina salió del instituto, una figura salió de las sombras y de repente la abrazó por la cintura.
—¡Alina, eres realmente tú! —la chica que la abrazaba gritó de alegría.
—¿Julia?
Julia Collins era la hermana menor de Caleb.
Al ver a Julia, la tirantez de Alina se relajó al instante y preguntó con suavidad:
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Sé que has vuelto y te he buscado por todas partes. Acabo de salir de la Mansión Mulherd.
—¿Has ido a la Mansión Mulherd?
—Sí, pero me dijeron que te habías ido. Vamos, vuelve conmigo primero. El abuelo te echa de menos.
Al oírla mencionar al «abuelo», Alina se calló, mostrándose un poco triste.
En la familia Collins, Julia era la que más la quería, y el abuelo Max era el que más la mimaba.
—Julia, es que todavía tengo algo más que hacer...
—Alina, estás preocupada por Caleb, ¿verdad? No te preocupes. Hace años que no vuelve al Castillo Collins, porque el abuelo le regaña cada vez que lo ve.
Antes de que Alina pudiera rechazar, Julia la metió en el coche.