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Capitulo 1 - Mascarada (III)

Una vez la ayudo a quitarse las agarraderas que la mantienen atada se gira hacia a mi mejor amigo y su acompañante, ambos disfrutan de darse placer mutuamente, se inclina sobre el rostro de mi amigo y deja un beso sobre sus labios luego se inclina hacia la rubia y hace lo mismo, para después regresar hasta a mí que sostengo entre mis manos una bata de seda negra, que la ayudo a colocarse.

– Nos vemos guapo – dice saliendo de la estancia y sonrió

– Me encanta este lugar – murmura la rubia entre los brazos de mi mejor y el ríe

– Sí, lo he notado, ahora me arrepiento de haberte traído aquí – ella ríe divertida y besa sus labios – he creado un monstruo – dice en tono burlón

– Yo diría que lo disfrutas bastante – dice deslizando sus manos hasta su entrepierna y sujetando su erección, camino hasta ellos mientras me acomodo la máscara, para volver a tapar mi rostro.

– yo me voy ya, ha sido un largo día y solo necesitaba drenar un poco – la rubia ríe y se acerca a mí, liberando a mi colega que me ve mal a través de su máscara, deja un beso sobre los labios de mi máscara y susurra

– Aburrido – rio negando con la cabeza y comento

– Nos vemos mañana, no llegues tarde – le espeto a mi mejor amigo que ríe divertido

– lo intentare, de todas formas me merezco esta noche, esa junta fue una mierda pero te salve el pellejo, aunque estoy seguro que Miller insistirá con el tema – pongo mis ojos en blanco, en cuanto me advierte del tema del lanzamiento, mientras camino hacia la reja dejándolos solos en mitad de un acalorado y apasionado beso.

Esos dos tendrán una noche muchísimo más movida que la mía, mientras recorro el lugar hasta la recepción de la salida, tomo mi teléfono y marco el número de Isabella, para que vaya preparando la cena, mientras desciendo hacia el sótano, donde están los puestos de estacionamiento privados.

– buenas noches residencia Metzler

– hola Isabella buenas noches

– oh joven buenas noches ¿cómo le va?

– todo muy bien ¿ya preparaste la cena? – le pregunto a mi nana y ella ríe al escucharme

– por supuesto cariño hice raviolis, hace bastante que no los comes – rio un poco al escucharla y asiento para mí mismo, me gusta cuando mi nana me consiente

– genial, estaré en casa en una hora aproximadamente

– De acuerdo – hace una pausa y duda un instante antes de continuar

– ¿Qué pasa Isabella? – a esta mujer la conozco como a mi vida

– Su padre está aquí, llego hace diez minutos – suspiro al escuchar eso y pongo mis ojos en blanco

– Excelente – digo con sarcasmo y ella ríe

– ay pequeño trata de no pelearte esta vez con el ¿sí? – rio por lo bajo mientras entro a mi deportivo negro y lo enciendo, esta mujer nos conoce de toda la vida y sabe muy bien que la relación con mi padre no es la mejor del mundo, tenemos maneras muy diferentes de pensar.

– Él es quien pelea nana – me excuso aparentado haberme ofendido con su comentario con lo que ella ríe a carcajadas y luego agrega divertida

– lo sé, pero tú tampoco te resistes mucho

– bien lo intentare, nos vemos ahora un beso – finalizo la llamada y salgo del edificio donde está el exclusivo y discreto Club Slave Game.

Una vez en la vía principal, enciendo el radio y dejo que la agradable voz de Michael Bubble inunde los altavoces. Soy de escuchar música constantemente, a mi madre le fascina, por lo que crecí oyéndola y aunque mis gustos han variado bastante con el tiempo, sigo disfrutando de los clásicos que ella escuchaba cuando yo ella apenas un niño.

Una vez en la lujosa urbanización donde tengo mi residencia, me paseo lentamente por el frente de la casa de mi vecina, una modelo noruega hermosa, que suele pasearse desnuda por las terrazas, es una exhibicionista de primera, pero no pierdo oportunidad de ver ese cuerpo que ha pasado varias veces por mi cama y he decirlo que no lo pasamos nada mal juntos, aunque no es más que sexo ocasional, ambos tenemos una posición que cuidar.

El portón negro de hierro forjado de mi casa se abre al accionar el botón de mi llavero, después de recorrer algunos metros por el camino de grava hasta el frente de la casa, dejo el deportivo estacionado detrás del auto de mi padre.

Respiro profundo y tomo la máscara del asiento del copiloto, observándola unos instantes rememorando el agradable y excitante momento que viví hace un rato, mi día pudo haber acabado perfectamente solo con eso, pero mi querido progenitor ha decidió cambiar eso haciendo una aparición sorpresa en mi mansión, la guardo en la guantera, por si alguien la ve, es mejor prevenir, pocas personas saben sobre esto, tomo mi portafolio y desciendo del auto, en cuanto lo hago una de las amas de llaves me saluda.

– señor, buenas noches, su padre lo espera en la sala, la Srita. Penni llamo para avisarle que tuvo que viajar y que aplazaran su velada para la próxima semana, además su madre también llamo para recordarle el almuerzo de mañana – suspiro al escuchar lo del almuerzo

– hola Jenif, gracias, sírvele una copa de vino a papa y dile que lo alcanzo en unos minutos – la chica se gira presurosa hacer lo que le he pedido mientras yo camino hacia la cocina, donde Isabella seguro me tiene algún bocadillo listo para comer.

– mi filio – dice al verme entrar

– Hola nana – digo saludándola y dejando un beso sobre su frente con dulzura – ¿Qué tal tu día? – pregunto curioseando a mi alrededor, huele de maravillas

– Tutto bene – me responde en italiano y rio

– ¿tienes algo para mí? – pregunto destapando las ollas, ella me mira mal y deja un golpe sobre una de mis manos

– venga deja de curiosear y anda a atender a tu padre, que no está de muy buen humor esta noche – pongo los ojos en blanco y suspiro

– papa nunca está de buen humor – digo dejando el portafolio en una de las sillas y dirigiéndome a la sala, donde efectivamente encuentro a mi padre frente a uno de los enormes cuadros que decoran mi sala

– Es una pintura hermosa – comenta al sentir mi presencia

– gracias, la adquirí hace algunos días de un artista plástico venezolano en ascenso – le explico acercándome a el

– En algunos años seguro costara una fortuna, tiene talento – rio y asiento

– Por algo lo compre – digo encogiéndome de hombros, después de algunos minutos en silencio el hombre que me crio se gira para verme

– ¿Qué sucede? – le pregunto al ver su expresión seria escrutando mi rostro como si buscara la solución a una compleja ecuación matemática.

– hijo estoy preocupado por el lanzamiento – comenta echando andar hacia uno de los sofás, se deja caer y me observa meditabundo

– ¿Qué te preocupa al respecto? – el suspira y pasados algunos segundos continua

– este sin duda alguna será el logro tecnológico más importante de este siglo, si todo sale bien, – lo interrumpo asegurándole con convicción algo que se de sobra

– Todo saldré más que bien – el ignora por completo mi interrupción y continua exponiendo su punto como si no lo hubiese hecho.

– Llevaras luz eléctrica a los lugares más recónditos y míseros de la tierra – sonrió y asiento

– Lo se papa, pero aun no veo que es lo que te preocupa – las pronunciadas arrugas de su ceño se acentúan y luego suspira.

– Que estés dispuesto a dejar semejante logro en lugares así de inhóspitos y gratis – pongo los ojos en blanco y suspiro, sabía que vendría por allí

– papa, ya hemos discutido esto un millón de veces, de nada vale hacer tecnología como esta si no puedo ayudar a los demás – le explico, esta vez es el quien pone los ojos en blanco soltando un bufido exasperado y me ve mal

– hijo, estamos hablando de millones y millones de dólares, que echaras a la basura

– papa no echare ni un solo centavo a la basura, esa gente necesita de electricidad mucho más que tú necesitas esas ridículas fachas o el puto coche en el que te paseas los fines de semana – suelto exasperado a lo que él se pone en pie

– ¿estás diciéndome ridículo? Este puto traje costo 8.500 dólares Kai Metzler y el auto en el que me paseo los fines de semana lo compre porque puedo hacerlo – suspiro frustrado, esta discusión en serio me subleva.

– papa no todo en la puta vida es dinero ¿entiendes? – digo entre dientes tratando de no perder los estribos y decir cosas que terminen haciendo aun peor este momento

– Hijo por amor de Dios no son dos dólares, hablamos de millones

– Papa no quiero seguir discutiendo sobre esto – digo andando de un lado al otro, en ese momento Isabella entra en la sala y me mira mal un instante

– Isa habla con este muchacho y hazlo entrar en razón – le implora mi padre en cuanto la ve, sabiendo que la mujer puede convencerme de casi cualquier cosa, ella sonríe y niega con su cabeza.

– Sabe muy bien que no meto en los negocios de mi muchacho – se acerca a mí y susurra en voz baja con severidad – recuerda lo que te he dicho – luego se fija en papa con expresión amable y continua – ¿se quedara a cenar señor? – mi padre niega con su cabeza y camina hasta la mesa de centro donde deja su copa vacía y me observa un instante, como si tratara de meterse en mi cabeza y averiguar lo que estoy pensando.

– mira hijo sé que este es tu negocio y son tus inventos, pero por una vez en tu vida no estaría mal que me escucharas un poco – agrega señalándome con su dedo índice – piénsalo.

– Papa tome una decisión y no pienso echarme atrás – sentencio decidido y el respira frustrado

– muchacho insensato – suelta elevando sus brazos al cielo, se gira y echa andar hacia la puerta

– gracias por la visita padre – le digo pero el solo gruñe cosas antes de perderse por el pasillo

– ¿ay hijo porque te peleas tanto con tu padre? – sonrió escuchando el tono triste de mi nana y suspiro

– hay cosas que no van a cambiar nunca nana – ella me ve un instante y luego suspira – la ambición de mi padre nunca se extinguirá y no es algo que haya heredado de él, por suerte – me encojo de hombros y echo andar a la cocina con ella, abrazando mi cintura con cariño.

Cuando llego huele a gloria, me invita a sentarme en la mesa que ya está servida, ella se sienta a mi lado y comenzamos a cenar de inmediato.

– Te ha quedado de puta madre – comento después de tragar un bocado ganándome otro manotón en mi muñeca

– Ese vocabulario en la mesa – me reprende, me encanta hacerla rabiar

– lo siento – digo riendo y ella sonríe una vez más con dulzura

– hijo, quería comentarte algo – dice dejando sus cubiertos sobre el plato a medio comer

– dime, ¿Qué pasa? – ella suspira y luego de unos segundos comienza hablar con voz seria

– Quería tomarme unos días libres – rio y la veo sorprendido

– ¿estás de broma verdad? – le pregunto mientras tomo mi copa de vino y bebo un sorbo.

– no, hablo en serio

– ¿Por qué me pides permiso?

– No lo hago, estoy informándote – vuelvo reír cuando vuelve a tomar sus cubiertos y continúa comiendo

– vale, y ¿qué harás esos días libres? – hago una pausa y la veo divertido – no me digas que harás como la vez pasada que a los dos días regresaste corriendo porque según tu no podía vivir solo – ella ríe un poco y me señala con el tenedor

– y no me equivoque, cuando llegue esto era un caos por no hablar de tu vida y tus cosas – hace una pausa y luego sonríe – razón por la que he organizado todo para dejar a alguien por mi durante esos días – mi ceño se frunce

– ¿alguien por ti? – mi cuerpo se tensa, no soy muy dado de estar con extraños en mi casa.

– no te preocupes es alguien de suma confianza y que conoces, bueno la has visto algunas veces, ¿te acuerdas de Margot? – frunzo el ceño, tratando de recordar y niego con la cabeza, al no lograrlo.

– ay hijo la mujer que me ayudo a preparar las cosas para tu cumpleaños hace algunos años – sonrió al finalmente recordar a la dulce mujer que ayudo a la nana y asiento

– sí, ya recuerdo

– bueno ella, vendrá y estará esos días por mí, ¿Qué opinas? – pregunta dando un sorbo a su copa de vino

– Si a ti te parece que es apta para ocupar tu cocina y mantener esta casa en orden, por mí no hay problemas – ella asiente con una sonrisa enorme y luego continua

– maravilloso, entonces la llamare y le confirmare todo

– está bien, pero aun no me dices ¿a dónde iras? – le comento terminando con el ultimo bocado

– necesito regresar a Italia hijo, hace mucho que no voy por allá y quiero ver como esta mi familia – comenta con sus ojos llenos de añoranza y sonrió tomando su mano con cariño, amo a esta mujer como si fuera mi madre, jamás le negaría algo como esto.

– está bien nana, ¿cuándo piensas irte?

– la próxima semana, si no tienes ningún problema – agrega inmediatamente y sonrió

– Ninguno, siempre y cuando no decidas quedarte a vivir – ella ríe y niega con su cabeza

– Solo serán unos días, no podría dejarte aquí – ambos reímos, mientras me pongo en pie y beso su frente

– Gracias nana ha estado exquisito como siempre, te quiero – tomo mi portafolio y salgo de la cocina, dejándola mientras Jenif se acerca y la ayuda a recoger las cosas, de camino mi teléfono comienza a sonar.

Es una llamada del otro lado del mundo, de Norteamérica, de uno de los ingenieros que está trabajando conmigo en el Proyecto Luz para el mundo.

– Richardson – digo al responder

– ¿señor como esta?

– es un poco tarde, ¿Qué ocurre? – pregunto mirando la hora, son las 10:30 y él no es de lo que suele llamarme directamente.

– lo siento señor, es solo que tuvimos un problema, una de las turbinas de prueba colapso y no podemos resolverlo, ¿quería saber si podemos aplazar la presentación algunas horas? – maldigo por lo bajo porque este tipo de errores no debería ocurrir, no cuando tengo en teoría al mejor equipo de ingenieros del mundo trabajando para mi

– Richardson resuélvanlo, no podemos retrasar ninguna de las presentaciones – el ingeniero suspira y después de unos segundos me responde

– de acuerdo, señor lo mantendré al tanto

– de acuerdo, buenas noches – finalizo la llamada y dejo caer el teléfono sobre la cama.

Mientras aflojo mi corbata con una de mis manos, me desvisto con rapidez y entro al cuarto de baño, para tomar una ducha y acostarme a dormir, estoy literalmente exhausto.

A la mañana siguiente me levanto a las 4:00 am para entrenar, desciendo al gimnasio y una vez allí hago mis ejercicios matutinos, luego un poco de estiramientos y finalizo golpeando el saco, para cuando termino son las 6:00 am y ya muero de hambre, camino hasta la cocina donde Isabella ya está en pie preparando café.

– buenos días nana

– buenos días mi filio – dice sonriendo, aun lleva su bata de dormir y el cabello recogido en una maya – madrugaste – comenta dejando una taza de café frente a mi

– sí, hoy debo llegar temprano a la oficina, a las 8:30 tengo una rueda de prensa – ella me ve unos instante y luego suspira

– ¿Ajax estará contigo? – sonrió y asiento, sabe cuánto odio esas ruedas de prensa y sabe perfectamente bien que mi colega es un experto en lidiar conmigo en situaciones complicadas como esa.

– bien, ¿necesitas que prepare algo especial para ti? – niego con mi cabeza y susurro sobre su frente

– solo un rico desayuno que me mantenga activo hasta el almuerzo – cuando me giro ella vuelve a llamarme

– Recuerda la comida con tu madre – rio y levanto mis pulgares al aire para hacerle saber que he escuchado.

Después de tomar una ducha rápida, me visto con un elegante traje de tres piezas, de color azul marino, peino mi cabello y me aplico algo perfume, tomo uno de mis relojes y una vez listo, salgo de mi habitación. Una vez en la cocina, el olor a pan tostado hace agua mi boca.

Cuando entro Isabella ya está con su elegante ropa de trabajo y muy bien peinada, me ve y sonríe.

– Allí tienes una madalena – dice señalando un postre que reposa sobre la encimera.

– Gracias – digo hincándole el diente – muero de hambre – ella ríe y asiente

– lo se cariño, ya va estar listo

– buenos días señor, Sra. Digrosso – saluda una de las amas de llaves al entrar

– buenos días – respondo mientras tomo el periódico que me tiende y hojeo la portada, las noticias este día vienen cargadas como siempre, de muerte, conflictos armados, políticos corruptos y un sinfín de malas noticias, suspiro y lo doblo dejándolo sobre la mesa, para leerlo luego.

– ¿alguna cosa interesante? – pregunta mi nana mirándome con el ceño fruncido

– pues la verdad no – niego y ella sonríe – lo de siempre

– Tranquilo hijo pronto veremos más cosas buenas en las portadas de los periódicos – acaricia mi mejilla con dulzura y asiento.

Una vez termino el delicioso desayuno tomo mis cosas y salgo de la casa, en la entrada esta Alfred esperándome con una amplia sonrisa

– Buenos días señor – me saluda como todos los días de muy buen humor

– Buenos días Alfred, a la oficina por favor – comento en cuanto ingreso a la parte de atrás del auto.

El sin perder tiempo se sube y conduce fuera de casa, para llevarme a lo que promete ser un arduo, complicado y estresante día de trabajo.

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