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Capítulo 2

Me doy una ducha rápida, no tengo tiempo de pasar por mi casa.

Me puse la misma ropa que ayer, el uniforme de mi antiguo trabajo como bartender, que consiste en calzas negras, con una camiseta blanca.

Por suerte traje una camiseta conmigo.

De lo contrario, comprenderás el aspecto que tienes en una entrevista de trabajo.

Pero cuando salgo del hotel con gran felicidad, me doy cuenta de que estoy al otro lado de la ciudad desde el lugar de la entrevista.

¡Que te jodan!

No tengo tiempo para ir en metro.

Detengo un taxi que pasa y le doy la dirección.

Por milagro divino, teniendo en cuenta tanto el tiempo como el tráfico de esta bendita ciudad, logro llegar a tiempo.

Es verdaderamente imponente el edificio que aparece frente a mí, donde entre otros destaca la escritura: Golem'S LEGACY.

Casi me siento incómodo estando en un lugar así.

La gente super chic pasa a mi lado, como si fuera un fantasma.

Mujeres muy elegantes con tacones y hombres refinados con trajes súper caros.

Y luego... Bueno, y luego estoy yo.

Las que llevo, Doctor Martens, en mis pies, a diferencia de cualquiera de ellas.

Sí, definitivamente estoy fuera de lugar.

Pero no importa, sólo tengo que entrevistarme como niñera y también intentar que me contraten si es posible.

También porque no tengo intención de volver a trabajar como bartender.

Tengo que subir un poco el listón.

Dejo mi nombre en la entrada, y como de costumbre, creo, me entregan una especie de tarjeta con la palabra VISITANTE escrita.

Subo al piso que me indica, una fila de chicas más o menos jóvenes están sentadas pulcramente en elegantes sillones.

Guau...

¿Pero qué hicieron con el cortador de galletas?

Todos ellos parecen iguales.

Se giran para mirarme como si hubiera salido de ET el Extraterrestre.

Y luego empiezan a hacer algo que odio.

Comienzan a hablar en susurros.

Estúpidos gansos esnobs.

Una puerta que se abre y un fuerte golpe de tacones resuena en el suelo.

Entonces una joven emerge de una esquina, caminando rápidamente.

Y está llorando.

¿Qué carajo?

- Oye, ¿está todo bien? Ha pasado algo? - pregunto bloqueándola.

- Él no me contrató... él es... él es... un monstruo. - dice huyendo.

Pero maldita sea...

¿Y lloras porque alguien no te contrata?

¿Pero dónde terminé?

Aquí todos parecen locos y yo soy el único normal.

Lo cual, si pudieras verme, entenderías la hilaridad de la situación.

-WISKYES ....-​

Inmediatamente levanto la cabeza.

- Aquí estoy... -

La chica que me llamó me mira fijamente y luego niega con la cabeza.

Ok, le daré un cabezazo ahora.

- Por favor sígame... -

Voy tras ella mientras unos instantes después abre la puerta, después de haber llamado primero y recibido permiso para entrar.

Todavía está frente a mí, así que no puedo darme cuenta de a quién entrevistaré todavía.

Sólo puedo escuchar su voz.

- Puedes irte Rachel, gracias. -

Una voz dura, severa, pero condenadamente familiar.

Pero es cuando la señorita Rachel se muda cuando me da un infarto.

- ¡Mierda! -

SHANE

Cuando mis ojos se encuentran con los de la chica frente a mí por segunda vez en menos de veinticuatro horas, quedo impactado y enormemente sorprendido.

Sorprendido, eso sí, de encontrarlo frente a mí en tan poco tiempo.

Recupero la compostura inmediatamente, después de su arrebato inicial.

Una princesa sin lugar a dudas.

¿Y cómo carajo se vestía?

Tiene la misma ropa que ayer.

Claramente no vino a la entrevista.

Sería una coincidencia absurda.

Además de estar seguro, de todos modos no la habría contratado.

Pero tal vez tenga tiempo para un rapidito.

Aunque va en contra de mis reglas acostarme con la misma mujer dos veces, tal vez podría hacer una excepción pensando en nuestra noche calurosa.

- ¿Qué estás haciendo aquí? -

Ella me mira sorprendida pero ella también lleva una máscara de arrogancia.

- Um... Sí, estoy aquí... -

- ¿Te decepcionaste? ¿O simplemente olió el dinero? -

Ella me mira asombrada.

Perfecto.

Tan hermoso, aunque estúpido, parece.

- Ok, mira, no tengo tiempo que perder, pensé que el dinero que te dejé era suficiente... No te daré ni un centavo más... aunque la actuación fue verdaderamente superlativa, quinientos parece más. Más que suficiente para mí dólares. -

Su mirada pasa de la sorpresa al shock y al enojo en menos de un segundo.

- Feo idiota pero como te atreves?? -

Levanto una ceja.

- No creo que te haya dado permiso para llamarme... -

El esta fumando.

Literalmente.

Simplemente cogió y encendió un cigarrillo.

En mi oficina.

¿Pero está loca?

- ¿Qué demonios esta haciendo? Apágalo inmediatamente, en esta oficina no se puede fumar... ¿pero no te han enseñado a estar en lugares públicos? -

Ella continúa fumando impávida.

- ¡Pues da la casualidad de que fumar me impide ponerle un ojo morado! ¿Ves lo buena que es? Incluso me dirigí a ella como lei. -

La miro en shock.

Nadie, jamás, se permitió comportarse así delante de mí.

- Ya es suficiente... No sé a qué vino pero le pediría que saliera y no la volvieran a ver nunca más. -

Apaga su cigarrillo y me mira directamente a los ojos.

- Eres un idiota. Vine a la entrevista de trabajo y en cambio me encuentro frente a mí, créeme, es tan desagradable para mí como para ti. ¿Te imaginas, con toda la buena fe del mundo, que alguien te llamara prostituta, así sin más? -

Oh.

Ella no es una prostituta.

Y él está aquí para la entrevista.

Me río a carcajadas.

- ¿De verdad... realmente pensó que la contratarían y trabajaría para mí? ¿En serio? ¿Alguien como ella? -

Me mira aún peor.

Ok, tal vez será mejor que nos calmemos por un momento, parece del tipo que me arrancaría los ojos.

- Uno, no sabía que tenía que hacerle la entrevista, sino hubiera venido, y dos... ¿Por qué alguien como yo no puede aparecer aquí para hacer una entrevista? ¿Qué hay de extraño en mí? -

- Primero diría lo que añadió... sin sentido... -

La veo apretar los puños.

Si está molesta por lo que dije, no lo demuestra.

Realmente notable.

La chica que salió antes que ella empezó a llorar por mucho menos.

Se acerca a paso lento, colocando sus manos sobre el escritorio.

Ella me mira a los ojos, tan intensamente que no puedo evitar sentirme atraído por ella.

De nuevo.

- ¿Sabes lo que pienso, señor puta perfección? Que además de ser un verdadero pendejo, y créeme que he visto muchos pendejos en mi vida, no eres más que un cascarón vacío. Y merece la misma jodida perfección en su presencia. Pero luego quién sabe por qué... Se vino a la cama con alguien como yo... y cómo recuerdo sus gemidos... Incluso le gustó. -

Y él se va.

Dejándome como un completo idiota, sin darme oportunidad de responder.

La puerta se abre de nuevo.

- Y que conste, cuando la vi por un microsegundo, pensé en devolverle el dinero, pero cambié de opinión.... Gastar su dinero definitivamente será mucho más satisfactorio que su actuación de esta noche. Extremadamente sobrevalorado de tu parte... créeme... -

Y se marcha de nuevo.

Estoy atónito.

Esa niña estúpida me hizo callar.

Y él tuvo la última palabra.

Ah, pero haré que se arrepienta.

Mucho antes de lo que crees.

MARÍA

Pendejo, idiota...

Pero que se jodan él y su trabajo de mierda.

Salgo corriendo como loco del edificio.

Soy negro.

Pero en serio.

Me trató como si fuera escoria, como si no valiera nada a sus ojos.

Ok, tal vez estéticamente tenga muy poco que ver con ese ambiente, pero mierda también hay una persona dentro de la ropa.

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