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Capitulo 2

Regrese a casa esa noche, mamá no estaba, me había indignado todo lo que me dijo, cómo se atreve de hablar esas cosas conmigo y peor de papá, si siempre la complació en todo y al parecer hasta en la cama, yo nunca había visto un pene ni en imágenes o fotos, muchas chicas en el instituto hablaban de sus experiencias sexuales, en cambio yo era de las pocas vírgenes que quedaban.

Los días transcurrieron y mamá no había llegado en días a la casa, realmente no me interesaba mucho lo que a ella le sucediera, ya no era la mujer a quien yo admiraba tanto.

Una noche me encontraba yo descansando, en eso escucho que alguien entra a la casa, supuse que era mamá, no me quería levantar ya que no quería discutir con ella, la evitaba a toda costa, no paso ni 10 minutos cuando empiezo a escuchar gemidos en la sala, esto es el colmo se trae a los hombres para que se cojan en la casa de mi padre, eso no se lo permitiré, me levanté de mi cama, me puse mi ropa y brasier sabiendo que hay un hombre allá abajo.

Cuando llegue a la sala encontré a mi madre en cuatro y el hombre penetrando por atrás.

- Mamá - grite - ¿Que crees que haces?

- A ti que te importa tu solo vete de aquí.

- Los que se irán serán ustedes.

Agarro la ropa de ellos y se las tiro por la ventana.

- Váyanse de la casa de mi padre, inmediatamente.

- Que muchachita más agresiva, me agradas - dijo el hombre sin dejar de penetrar a mi madre.

Mamá tampoco se detenía y al parecer la situación le generaba mayor excitación.

- ¿Cuánto para que la perra está me la chupé? - volvió a decir el hombre.

- Tan solo con una mamada te conformas, dame buena plata y dejo que le robes la virginidad

- ¿En serio aún es virgen? ¿No me estás mintiendo?

- Te lo puedo asegurar y si no lo es te regreso la mitad.

- Te doy $500 dólares

-Tan poco crees que vale una virgen.

Solo puedo escuchar como negocian mi virginidad, yo busco como salir de la casa porque la situación ya no me está gustando, justo cuando pensé saldría me bloquean la puerta.

- A dónde crees que vas, acabó de cerrar un trató con tu madre y le pagare $1,500 dólares por tu virginidad, así que tú eres mía en este justo momento.

El hombre empieza a recorrer con sus manos mi cuerpo, trato de quitarlo de encima pero es más fuerte que yo.

- Mamá por favor ayúdame, me está lastimando ayúdame por favor.

Volteo hacia donde ella se encuentra y la Vi que se estaba inyectando.

- Mamá, que haces ven ayuda a tu hija.

- Cállate perra, solo obedece, ella acaba de cerrar este trató conmigo y le di una dosis de lo que a ella más le gusta, así que por más que grites no vendrá a ayudarte, ella también es mía.

El hombre me agarró de mi cabello y me llevo dónde estaba mamá.

- No te resistas y verás que rápido pasara esto - dijo mamá con los ojos cerrados.

El hombre saco una navaja del bolsillo de su pantalón.

- Quédate quieta o te corto y no queremos eso.

Al ver la navaja me quedé congelada, no sabía que hacer, el mete la navaja debajo de mi blusa y empieza a cortarla, las dos partes me la quita a la fuerza.

- Vaya que pechos más bonitos habran debajo de eso.

Yo me pongo las brazos sobre mis pechos y mis manos sobre los tirantes, eran algo grande mis pechos por lo que costaba cubrirlos.

- Quita la mano de ahí o te corto.

Lo dijo mientras ponía la navaja cerca de uno de los tirantes, no tuve opción más que retirar mis manos ya que él tenía la navaja a poco centímetros de mi, y las puse sobre mis pechos de tal manera mi brasier no caería fácil.

—Veremos si eres capaz de solo sostener tus pechos.

En eso mete la navaja por encima de mis pantalones y corta ese costado junto a mi calzón de Minnie Mouse, no tuve oportunidad, eso mismo haría en el otro costado y para evitarlo le agarre sus manos con mis dos manos cayendo inmediatamente mi brasier, mi pecho era bastante firme y redondo, mi aureola es rosadita y pequeña junto a mi pezón pequeño.

— Te lo dije, no podrías sostenerlo por mucho tiempo, esas preciosura se miran deliciosas, las disfrutaré a como no te lo imaginas y en un descuido me corta el otro costado de mi pantalón junto a mi calzón, hago todo lo posible para evitar que me lo quité, pero era imposible luchar contra su fuerza.

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