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1

Lisa Miller

Entro a la habitación, ya tiro mi mochila al suelo y en el momento en que estoy a punto de acostarme en la cama, papá abre la puerta.

— Baja, quiero hablar contigo — dice y lo miro confundida.

Miro la puerta cerrada y luego mis ojos se abren cuando recuerdo que Perséfone habló con él.

Me doy una ducha rápida y salgo de la habitación poniendo los ojos en blanco cuando veo mi espejo manchado de lápiz labial.

Bajo las escaleras y voy directo a la cocina. Entro y veo a papá ya sentado en la mesa.

Me siento frente a él sabiendo que me dirá que coma.

— ¿Querías hablar conmigo? — Pregunto nerviosamente y me llevo un espárrago a la boca.

Dioses. Que sabor tan horrible.

Reprimí las ganas de vomitar y forcé una sonrisa.

— Sí, hoy hablé con tu amiga Perséfone.

Lo escucho hablar mientras pico la comida.

— Entonces le dije que sí, que podrías ir a su casa y enseñarle el tema que no entiende.

¡¿Qué?!

- ¿Ey? No la escuché bien. Digo, me sorprende, no puedo creer que haya hecho eso.

— Tu amiga Perséfone vino a casa a pedirme permiso para dejarte ayudarla con el asunto.

El ojo sorprendido.

— No sé por qué dijiste que no lo permitía, ya que ni siquiera hablaste conmigo.

— Pero… papá, yo… yo… — No pude formar una palabra.

- ¿Qué? ¿Te gusta ella? ¿Es por eso que estás nervioso?

¿Estoy nerviosa?

- ¿Nervioso? Yo... ¿estoy nervioso? No, claro que no — digo levantándome de la mesa pero él me detiene.

- ¡Ey! Sientes que no has terminado de comer — dice y exhalo sabiendo que voy a tener que comerme al menos la mitad del plato.

• • •

Horas después...

Después de terminar de limpiar el espejo. Me ducho, me pongo ropa cómoda y bajo para ver a papá leyendo el periódico.

—¿Ya vas a ayudar a tu amigo? — pregunta y dejo escapar un suspiro.

— En realidad no, voy a salir con un amigo — le digo y él levanta una ceja.

— Está bien, vuelve temprano — dice y yo sonrío de reojo, acercándome a él y dejándole un beso en la mejilla.

— No tardaré — digo y recibo una sonrisa tuya.

— Ella es hermosa — dice y sonríe.

— Merci — digo y salgo de casa, viendo que ha llegado un nuevo mensaje de Perséfone.

Leo el mensaje y arrugo la frente.

"Ese conjunto realmente resaltaba tus senos"

Sus ojos se abrieron, asombradas por el mensaje y sentí que mi cara se calentaba por completo.

Miro a mi alrededor, no encuentro a nadie y siento que mi celular vuelve a vibrar.

" Aquí arriba"

Miro hacia arriba para ver a Perséfone en la ventana usando solo un sostén blanco.

Con un jodido sujetador blanco...

"Me gusta cuando te sonrojas"

Leí el mensaje enviado y es extraño.

¿A Perséfone le gusta que me sonroje?

" ¿ A donde vaya?"

"No te importa. Pero para responder a tu pregunta, saldré con un amigo"

"Y luego... vienes a ayudarme con el material"

Lo leo y pongo los ojos en blanco.

Apago el celular y salgo sin volver a mirarla.

Suspiro cuando siento que mi teléfono vuelve a vibrar y veo el mensaje.

"No vuelvas a ponerme los ojos en blanco, esto empieza a no gustarme"

¿Quién se cree que es para darme órdenes?

• • •

Llegando a Buen Merienda...

Entro a la cafetería y veo a Issac en la mesa. Voy hacia allí y me siento.

— Lisa — dice con una sonrisa.

- ¿Hola, cómo estás? — pregunto tomando ya el menú.

Me muero por comerme una hamburguesa.

— Estoy bien — dice con una sonrisa de reojo.

Dejo de mirar el menú y lo miro.

— Mira, sé que nos conocemos desde hace poco tiempo. Pero si quieres hablar aquí estaré — le digo con una sonrisa y él suspira.

— Logré hablar con Benjamín — dice y lo veo feliz.

- ¡¿Grave?!

— Sí... - dice desanimado y mi sonrisa se desvanece.

- ¿Qué sucedió?

— No dijo nada, en serio, hablé y hablé y él no dijo ni una sola palabra — Inclino mi cabeza hacia un lado y me muerdo el interior de la mejilla.

— Qué extraño... ¿no estaba nervioso? — cuestiono y él se encoge de hombros.

— No lo sé… Creo que piensa que estoy loco y lo mira fijamente la mayor parte del tiempo — dice, poniendo sus manos frente a su cara.

— El lunes solucionamos esto — le digo y él me mira con los ojos muy abiertos.

- ¿Ey? ¿Como asi?

— Oye, hablemos con él — digo mirando de nuevo el menú.

¡Creo que pediré un batido de fresa con chocolate y chispas de colores encima!

- ¡ Lisa ! — escucho exclamar a Issac sacándome de mi ensueño.

- ¿Ey? — Dirijo mi atención hacia él.

—¿Escuchaste lo que dije?

— No. Lo siento, estaba mirando los batidos y ¡tienen fresa con chocolate y chispas de colores! — digo emocionada y él se ríe.

— Está bien, veo que tienes hambre, pidamos algo — dice y yo asiento.

Salto del miedo cuando escucho un grito, e Issac exhala y se lleva la mano a la cara.

-¡Isaac! ¡Mi sobrino favorito! — una mujer pelirroja entra a la cafetería llamándolo.

¿Sobrino?

— Esta es mi tía — dice en voz baja mientras ella se acerca a nosotros.

— ¡Issac, no esperaba verte aquí!

Dice sentándose a su lado y él resopla cuando ella le deja un beso en la mejilla dejando una marca de lápiz labial rojo.

Reprime tu risa y míralo.

— ¡Y tú debes ser Lisa ! — dice y yo asiento.

- Placer...

— Josephine — dice extendiendo su mano, pero Issac tira de ella hacia atrás.

Sacudo la cabeza.

"Está bien", le digo y le doy la mano rápidamente.

Ella mira confundida a Issac quien se encoge de hombros.

— ¿Pero son… qué quieres? — pregunta mirándonos a los dos.

— Solo comeré una porción de papas fritas — dice Issac y me doy cuenta de que esa es su comida favorita.

- ¿Y tú, mi ángel? — me pregunta y sonrío ante el apodo.

— Solo tomaré un batido de fresa con chocolate y chispitas de colores y una hamburguesa — dice y veo crecer su sonrisa.

- ¡¿Grave?! Este es mi favorito, no te preocupes, yo misma traeré los pedidos en un rato — dice y se va, dejándome confundido.

- ¿Trabaja aquí? — Cuestiono a Isaac.

— No, ella es la dueña — dice y lo mira en shock.

- ¿Grave? - El asiente. Y recuerdo a Ava.

— Hoy conocí a una chica — le digo y él me mira con una sonrisa.

— No. ¡Puedes borrar esa sonrisa de tu cara! — digo señalándolo.

— No hice nada — dice sonriendo y levanta las manos.

Lo miro con los ojos cerrados y sigo hablando.

—Se llama Ava, es la hermana de Alisson — digo y sus ojos se abren como platos.

— ¿Entonces estás hablando de Ava James? — pregunta y yo asiento.

- Sí...?

— Hombre, su estilo es maravilloso — dice emocionado.

— Pero espera… ¿no estaba estudiando en otra universidad? — preguntó confundido.

— Sí, pero la expulsaron — digo divertido por una niña que se manchó el vestido con helado.

— ¡¿Expulsado?! — exclama teniendo la misma reacción que yo.

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