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Capítulo 2; El hombre que conoció Gilliam.

"Volviendo al presente"

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Gilliam, estaba feliz de poder contar con esas chicas. Ella era la mayor de cuatro hermanos, y no sabía si por fortuna o por capricho del destino, era la única chica, pues estaba seguida por tres hermosos hombrecillos. Alex, era el primero, sus ojos tan verdes como los de la misma Gilliam, o los de su padre. Miguel, era el segundo era un hermoso niño de cabello castaño y enorme sonrisa, y Diego era el consentido y preferido de la casa, no solo por ser el más pequeño, sino porque desafortunadamente hacia un año que el médico diagnosticó que Diego, sufría del corazón. Desde entonces el niño vive rodeado de cuidados y atenciones, ella como hermana mayor se veía perturbada y frustrada de no poder ayudar a su hermano.

Lo cierto es que Connie y Rita, eran esas hermanas que no había tenido, no eran hermanas consanguíneas, pero eran hermanas de corazón, como ella solía llamarles, amigas muy queridas.

Había conocido a Rita hacía ya muchos años, ella fue a la biblioteca en busca de material que respaldaran su tesis. La pelirroja había sido muy gentil con ella y la había atendido de forma atenta, había comenzado hacia poco como auxiliar de biblioteca y no quería que su jefa tuviese ninguna queja de ella, lo cierto es que su jefa; Liliana Mattew, dirigía aquella biblioteca con mano de hierro, pero era una oportunidad maravillosa el poder trabajar allí, así que ella la aprovecharía al máximo. A pesar de querer hacer bien su trabajo, había logrado congeniar con Rita, de inmediato, ella era de piel clara, de cabello oscuro y unos hermosos y enormes ojos grises. Desde aquel momento se volvieron amigas inseparables, iban a todos los lugares juntas, se brindaban apoyo en todo. Rita, era hija única y su madre había fallecido, entonces encontró en Gilliam, a esa hermana que nunca tuvo.

Pero eso no sería  todo, porque  el mágico dúo, se  trasformaría  en trío

Juntas asistieron a una fiesta de fin de año donde el anfitrión era un socio del padre de Rita. Ese socio resultó ser el padre de Connie. Al conocerse se habían sentido como un trío que fue separado hacia mucho, encajaban cómo piezas perfectas de un rompecabezas y afortunadamente se equilibraban y complementaban en todo. Aunque sus personalidades eran completamente diferentes, sabían que serían siempre amigas. Connie, era una rubia alegre, fiestera de hermoso y largo cabello rubio, además de unos ojos grises verdosos espectaculares, era consentida y caprichosa, pero una excelente persona. Su padre la consentía en todo lo que quisiera. La había dotado de una excelente educación, los mejores colegios, los mejores viajes... todo lo mejor para su princesa.

—Yo... he conocido a alguien.

—¿Has conocido a alguien?— preguntó Rita frunciendo el ceño.

—¿A qué te refieres Gil?— indagó la rubia mirándola con atención.

—Yo... digamos que tendré algo así como un nuevo jefe.

—¿Nuevo?, quiere decir que es un hombre.— Rita la miró sorprendida.

—Si, morena. Es un hombre.

—¿Joven?, ¿viejo?, ¿guapo?, ¿gordo?

—Calma, Connie— suspiró Gil— a decir verdad me esperaba a alguien mayor, pero no, es joven, muy atractivo, quizás...demasiado— dijo con la mirada perdida— es muy alto, de ojos grises, cabello oscuro y...

—¡Ya me dio calor!— dijo Connie abanicándose— si no tuviese a Adam, correría tras él.

—¿Quién es?— le preguntó Rita, muy seria.

—Es uno de los benefactores de la biblioteca. ¿Recuerdan que la semana próxima tendremos un evento literario, con varias editoriales?

—Si— dijo Rita.

—Un momento...— intervino Connie— ¿Me estás diciendo que semejante bombón, también anda entre libros?

—Pues si— le dijo encogiéndose de hombros.

—¡Maldición, debí ser bibliotecaria!— dijo riendo.

—El caso es que trabajaré directamente con él, por las próximas dos  o tres semanas.

—¡Menuda suerte!—dijo la rubia.

—Yo no diría suerte— respondió Gilliam incómoda— ese hombre da miedo...además es un arrogante y orgulloso.

—Puede ser una simple fachada— conjeturó Rita— quizás le estás juzgando demasiado pronto.

—¡Es un descarado!— dijo elevando un poco el tono de voz.

—¿Por qué?—quiso saber Connie.

—Me dijo que tengo demasiada tensión acumulada.

—Eso es cierto— concordó Rita— has trabajado demasiado.

—Lo que lo hace un descarado— dijo roja como la grana— es que ha dicho que nada mejor para liberar mi tensión que una noche de buen sexo, y que él está disponible.

—¡Rayos!— dijo Rita.

—¡DIABLOS!— gritó Connie, riendo— ese hombre es de los míos. ¡Sencillamente encantador!

—¡ES UN ATREVIDO!— gritó Gilliam, y tanto la morena como la rubia rieron— yo... me hizo sentir muy extraña.

—¿Extraña, cómo?

—No lo sé, nunca antes me había sentido así— dijo desconcertada— aun tiemblo internamente y se me agita el corazón, su voz es... profunda, ronca... y él... no lo sé maldición, no lo sé.

—Logró encender la antorcha del deseo— dijo Connie— es sencillo cariño, el hombre te dejó excitada y con solo verlo, imagínate si...

—Cállate Connie— le dijo roja.

—Esto se pondrá interesante— dijo la rubia— veremos si el nuevo jefe, logra destronar al insípido de John, que por cierto, nunca te ha hecho parecer tan agitada— Gilliam, tuvo que reconocer que Connie, tenía razón, John, no la hacia sentir así, ni siquiera se acercaba a todo lo que había experimentado esa mañana. 

Estaba mal, algo en ella estaba mal.

Se sintió un poco nostálgica, ella quería un amor... alguien que la hiciera suspirar, así como en las novelas románticas. Pensó en John, era un buen chico y realmente sentía que podía ser feliz junto a él, John la amaba y eso debía ser suficiente, no podía negar que era muy atractivo, rubio, de ojos verdes, lindo, agradable, alto y lo mejor de todo es que sentía que se la pasaba bien con él, aunque a veces pensaba que Connie, tenía razón, John, en ocasiones podía resultar... aburrido... no, aburrido no, mejor predecible. Resultaba que este Sebàstian despertaba en ella algo que no habìa experimentado nunca, ni con John, ni con nadie más.

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