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Capítulo 3

     

                          DANTE STEFAN

Estamos en otra misión. Los hijos de puta son terribles, parece que llegaron a este mundo no hace mucho. Mis hombres son casi tan buenos como yo. No hay manera de que puedan ser como yo, fui creado para eso. No estoy orgulloso, pasé por cosas dolorosas para llegar aquí.

En la pelea con uno de los hombres de otro clan, cuerpo a cuerpo, ya que había dejado caer su arma, dejé caer mi arma al suelo y me acerqué al hombre, que intentó golpearme pero lo esquivé. Sabía que no tenía ninguna posibilidad contra mí, todos me conocen bien. Normalmente dejo algunos vivos para extraer información más tarde, aparte de eso, están todos muertos.

Luego, sacó un cuchillo de su zapato y vino hacia mí, con un movimiento logró hacer un pequeño corte en mi ceja. Probablemente se necesitarían unos tres puntos. Le di una amplia sonrisa y él me miró con expresión asustada. Me importaba una mierda el corte, estoy acostumbrado a algo peor que eso.

Me aburrí, decidí terminar con esto rápidamente y con movimientos ágiles, le quité el cuchillo de la mano y se lo clavé de abajo hacia arriba en su barbilla, de una manera que lo mataría rápidamente.

Nunca me escondo detrás de mis hombres, son como mi familia, me aseguro de que todos sepan el respeto que les tengo. Todos me son fieles y no dejamos a nadie atrás.

...

Cuando llegué a casa y encontré a mi hermano sentado en el gran sofá de cuero negro, con su típica sonrisa en el rostro, ya sabía de qué se trataba.

– Hermano, ¡me alegro de que hayas llegado! Pensé que tomaría más tiempo… Escuché rumores sobre cómo sucedió todo – Dijo. Mi hermano no suele participar en mis negocios, sólo cuando realmente lo necesito. Prefiere trabajos más fáciles, como dirigir clubes nocturnos y tocar con mujeres. Nunca parece querer involucrarse cuando le pregunto.

– Habla rápido – gruñí sin paciencia por sus bromas.

– Mi noche fue maravillosa, ella se veía hermosa con un vestido amarillo abrazando su cuerpo caliente. Y mejor aún, cuando lo tomé con la boca. – Dice con los ojos brillantes. La conozco por fotos, mi padre nunca me dejó acercarme. Él sabe el daño que le hago al corazón de una mujer y el peligro en el que ella estaría. A mi hermano también le ordenan que no se acerque, pero él lo ignora. No creo que tuviera ningún tipo de relación con ella más que conversaciones, pero no pierdo el tiempo charlando.

– Sabes que tendrás problemas con nuestro padre si se entera – No es que tengamos miedo, simplemente no queremos decepcionar a nuestro viejo más de lo que ya lo hicimos cuando nos unimos a la mafia.

– No hay manera de que pueda enterarse, hace tanto tiempo que no habla con su padre que debe haberlo olvidado. - él dice.

– Su padre murió de cáncer hace cinco meses. Nuestro padre estuvo enfermo durante las siguientes dos semanas y no te diste cuenta. Estaba demasiado ocupado imaginando formas de follar a la hija de su mejor amigo. ¡Y desobedeces la única regla que él nos dio! – dije ya estresándome, sin hacer mucho esfuerzo, él retrocedió, no necesito gritar, él sabe que si me estresa lo mato aunque sea mi hermano. Nos queremos mucho, pero no somos como las familias que existen.

– No fui a casa a visitarlo esos días, estaba de viaje. Y no me voy a involucrar con ella. Es muy difícil, pero tampoco es imposible que se enamore de mí.- dice con una pequeña sonrisa.

– Estuve con tu puta, que te engaña todos los fines de semana. Y sobre esa otra chica, no creo que se enamorara de ti.- digo corrigiéndolo.

– El primero se llama Giovanni, ella no me importa, solo me divierto. Maté al tipo que se la comió. Él sabía que ella estaba conmigo y tuvo relaciones sexuales con ella de todos modos. – Habló normalmente. Mata a cualquiera que no le tenga miedo. Es un jodido narcisista.

– Eso no me interesa, ¿he dicho lo que quería decir? Necesito descansar – dije deseando que se fuera pronto.

– Aún no hermano. Ella va a tener un baile. Será en una semana. – dijo y comencé a interesarme. No quiero tener problemas con mi padre, pero como dijo Enrico, no hay manera de que él lo sepa. Nunca la he visto en persona, confieso que tengo curiosidad.

- No voy. - Hablé. Quizás vaya .

– Está bien, es bueno que me la quede para mí. – Bromea, dirigiéndose hacia la puerta.

– No sé cómo es ella, pero si es como su padre, estás jodido – dije antes de que cerrara la puerta y se fuera.

Tengo mucha curiosidad, quiero saber si ella es todo lo que dice ser y, por supuesto, iré a ese baile. No veo ningún peligro. Su padre era muy importante para mí y tenía razón al hacer lo que hizo, a pesar de todo.

Estoy exhausto. Pero pensar en el tipo de ajetreo que tendré mañana me dio energía para cualquier cosa. Tengo cosas pendientes en la sede de la mafia.

...

– ¿Estás seguro de que no quieres decir nada? – pregunto en tono burlón. Con una sonrisa en mi rostro, saludo a uno de mis hombres para que le quite tres dedos más de la mano derecha al que está sentado. Dejamos a algunos con vida para hacer algunas preguntas.

Diogo se sienta en la cárcel, frente al torturado, toma el cuchillo y se dispone a cortarle el dedo índice. Sonriendo, comienza.

- ¡Más lento! – dije, miro al hombre y tiene odio y miedo en su rostro. Me lo estaba tomando con calma, hoy quiero empezar poco a poco.

Comienza a cortar el dedo índice. El hombre grita, no muy fuerte. Él está tratando de aguantar. Diogo corta a dos más, el otro sigue gritando e intentando liberarse. Camino lentamente alrededor de la silla, coloco mi mano derecha sobre su hombro y la bajo para hablarle al oído izquierdo.

-Aprovecha tu alojamiento, todas las noches tendrás una visita. Sabes que no tiene sentido resistirse, sólo terminarás muerto desde aquí. – Después de decir las palabras, me levanté y reforcé: – ¡Recordando que no duerme! – Hablé en voz alta, para que mis hombres pudieran escuchar. Aviso a los cuatro hombres, que están más adelante. – Échale agua helada todas las noches, durante el día podrás divertirte. ¡No mates! – digo finalmente y salgo de la habitación.

Pietro empieza a seguirme hasta mi oficina. Él es mi mano derecha aquí, sé que puedo contar con él para todo. Me siento en mi silla y él entra cerrando la puerta.

– El Clan Contini no aceptó ser nuestro aliado. – Disparó Diogo.

- Esto podría ser un problema. – dije, sin importarme mucho, tendrían que ser muy inteligentes para intentar algo. Tuvimos algunos desacuerdos hace unos años. – Estemos atentos. Tengo que ir a la empresa, encargarme de todo mientras no esté aquí. – hablo finalmente.

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