Capítulo 2
Ana Sandra
Cinco meses después ...
Son las horas, estoy en mi apartamento y ya ha pasado media hora desde que llegué del trabajo. De camino a casa desde la empresa, Enrico me llamó unas cinco veces. Lo conocí en un club cerca de mi casa hace menos de una semana, fue una noche increíble, bebí mucho y me besé con él. No tuvimos relaciones sexuales, solo nos besamos, así que no me arrepiento. El problema es que quiere verme más a menudo. Parece un buen tipo, sé que es un hombre para las relaciones, eso se nota enseguida.
Y no quiero lastimarlo porque no estoy de humor para una relación. Ya lo intenté una vez, sé que nadie es igual y que no todos los hombres son malos personajes, simplemente no me gustó cómo lo enfrenté y cómo me afectaron esos momentos. Prefiero estar soltera, estoy en mi mejor fase. A veces siento que no estoy hecha para este tipo de cosas; ser novia definitivamente no es para mí. Más allá de todos mis problemas, mis bloqueos.
Tengo años y no quiero una relación pronto. Hablaré personalmente con Enrico, el día de la gala, que será en la empresa. Será más para algunas empresas, es un buen momento para mí para conocer a otros directores ejecutivos. Será en una semana y ya envié las invitaciones.
El dolor que sentí antes, cuando perdí a mi padre, ya no me asfixia. Me estoy divirtiendo y sigo con la vida. El vacío que dejó en mi corazón continúa y no creo que alguna vez deje de sentir una opresión en el pecho, como todavía la siento hoy por culpa de mi madre.
Mi celular comienza a sonar, respiro hondo sabiendo quién es.
– Enrico, si no te respondí la segunda vez fue porque no quise. ¡No vuelvas a llamar! - dije impaciente.
– Vaya, cada vez más cariñoso. Princesa, no soy de los que se rinden fácilmente, ¿qué sentido tiene que vayas a cenar conmigo?- Dijo y pongo los ojos en blanco. Lo único molesto de él es que sabe cómo soy pero no quiere aceptarlo.
- ¿Cómo obtuviste mi número? – No recuerdo haberlo dado y Alice sabe muy bien cómo luzco, así que está fuera de discusión que tanto ella como mi hermano le hayan dado mi número.
– Tengo mis medios, querida. ¿Será mañana?- dice con irritante insistencia.
– No, no voy a cenar contigo. ¡Te veré en el baile, y no me llames princesa!- digo finalmente, colgando el celular. No tengo nada como princesa. A veces en casa estoy completamente confundida, aunque sé caminar con tacones perfectamente. Mi familia me llamaba "cañón" cuando era niño, porque no me quedaba quieto, y era peligroso para mí estar demasiado cerca del final de la mesa y entre otras cosas se consideraba peligroso para los niños, realmente era muy torpe. Por supuesto, hoy no corro por la casa, pero definitivamente me golpeé alguna parte de mi cuerpo en alguna parte.
Me voy a dormir porque mañana tengo trabajo. Ha sido muy difícil, pero nada que no pueda manejar, por supuesto, con la ayuda de mi hermano y Alice.