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Prólogo

Ian Moskav

—¿Cómo está mi mujer?

La morena me mira asustada. Hace bien en estarlo, sigo enfadado con ella por no dejarme sacar a Nikky de allí. La quiero a mi lado, aunque sea en el exilio pero Adhila no me deja. Y aunque no es mi estilo en esto, tengo que confiar en su criterio.

Desde que salí de aquel avión estoy escondido por los simpatizantes árabes de mi gobierno. Pretenden que sea el presidente fantasma de la nación y ella la primera dama pero quieren que se haga con el poder por sí misma. Yo solo quiero tenerla.

Su hermana la sigue de cerca y sabe de las intenciones del partido pero no dirá nada, a menos que Nikky la presione cuando se conozcan. Mientras, Nicoletta tiene claro que mi mujer es la clave de toda la mafia. Ella tiene el poder absoluto y no lo sabe. Todo eso mientras sigo muerto para el mundo.

Aquí donde estoy es peligroso y lejos para verla. Por eso tengo que traerla hasta mi, necesito que vuelva y hacerla mía al menos por una noche. Ya se me ocurrirá algo para eso.

Si la provoco y se entrega a mi creyéndome un extraño me voy a cabrear pero si no lo hace será peor...la necesito.

Camino por mis días lleno de añoranza y me aferro a su recuerdo para sobrevivir pero pronto estaré de regreso y las alianzas logradas por la dama de la mafia rusa serán la clave para mi gobierno.

—Le extraña mucho, señor y no deja de penar en usted —esa confesión me relaja los músculos. Y el alma.

—Perfecto —sigo mirando la nieve más allá de mi ventana —. La traerás a Rusia en una semana y te mandaré los detalles mañana cuando llegues a allá. Busca a Samuel Straits y ya sabes qué hacer...cuando tengas todo listo me avisas y haremos una mascarada para que ella venga y recupere nuestro status. Falta poco, Adhila. Falta poco. Y protege a mi mujer hasta que la tenga yo. Incluso de ella misma.

—Como ordene, señor —veo por el ángulo izquierdo de mi visión que deja un paquete sobre la mesa y miro al lado —. La última ecografía y fotos suyas, señor. Los gemelos están sanos. Su mujer los cuida muy bien.

Cuando se va miro la foto de mis hijos y las que me deja de mi preciosa rubia y siento que me estoy muriendo sin ella. Hace meses no la toco..., que no la huelo ni la abrazo para dormir pero en unos días, solo unos días pondré en riesgo a toda la nación con tal de tenerla...mi Resurrección está cerca pero primero tenemos que hacer resurgir mi apellido, mi estirpe y mi esposa...luego volverá el rey a su reinado.

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