Librería
Español

Relatos Eróticos

18.0K · En curso
Celina González
17
Capítulos
6.0K
Leídos
9.0
Calificaciones

Sinopsis

Sexo Sueños húmedos fantasías sexuales cumplidas

SEXOSeductorHistoria PicanteMujeriegoChico Malo

Mis sueños húmedos se hicieron realidad

—Ábrete preciosa— demandó con tanta lujuria que mis piernas se abrieron solita.

—Tú solo disfruta— Pidió con vos ronca y sexi.

Su legua acarició mi clítoris, mandando una gran ola de calor a mi centro, un fuerte gemido salió de mi boca, mis manos acariciaban su cabello medio largo. Cada caricia era más profunda, hasta que se volvió lamidas, lujuriosas, sabía lo que me hacía, estaba tan extasiada cuando sentía que su lengua me penetraba sin parar, hasta que tuve mi orgasmo.

De golpe me desperté, bañada en sudor y con mi vagina llena de mis fluidos.

2 am de mañana y aquí estoy con unas ganas inmensas de que quiten este fuego que arden dentro de mí.

Dicen que los sueños se hacen realidad, pero no sé si el mío es solo una fantasía que desearía se vuelve realidad o es un aviso de que podré cumplir este sueño húmedo con ese hombre de piel bronceado, ojos negros, cabello desordenado y labios semi gruesos, increíble que hasta su rostro lo tengo grabado en mi mente.

¿Está mal tener un sueño donde te besas con alguien que no conoces?

Peor aún, ¿Qué nunca has visto?

Que no sabes si existe.

Mal o no, yo los tengo cada noche, es tan guapo, que pienso que no existe tan perfecto Príncipe.

Media hora después de tanto pensar, vuelvo a conciliar el sueño, hasta que la alarma de mi teléfono me recuerda que debo ir a clases.

Universidad.

—Tienes cara de no dormir— Me dice mi amiga que me conoce como la palma de su mano.

—Otra vez ese maldito sueño, estoy o casi paro a loca— respondí molesta conmigo mismo.

—Mira, ese hombre tan guapo, ¿será nuevo?— me dijo ella, viendo a otra dirección, decidí levantar mi cabeza de mi teléfono y ver a quién se refería y mi cerebro se detuvo.

Estaba muy segura que era él, el chico de mis sueños.

—Por Dios, es él— musité muy nerviosa.

—¿Él, quién?— indagó mi loca amiga.

—Es el hombre de mi fantasía, de mis sueños húmedos— aseguré mucho más nerviosa cuando su mirada se posó en nosotras y fue peor cuando se quiso acercar.

—Me voy, nos vemos luego— fue lo único que le dije a mi amiga antes de salir corriendo.

—¡Oye!, ¿por qué corres?— escuché que me grito, pero no me detuve hasta llegar a un ligar donde me pudiera ocultar y verlo al mismo tiempo.

Y ahí estaba él, salió de mis sueños y es tan perfecto, ¿cómo mi fantasía se volvió realidad?

Lo observé mientras habló con mi amiga, quien sonreía buscándome, estaba segura de que hablaban de mí.

Pasaron alrededor de quince minutos y ya no me pude ocultar de él. La directora me llamó para decirme que ayude al joven a llegar al comedor.

—¿Me conoces?— Me pregunta después de cinco minutos caminando juntos.

—¿Yo? ¡Eh! ¡No!— respondí nerviosa, claro que lo conocía, pero en mis sueños más húmedos, como le digo que lo conozco, es muchas posiciones.

—¿Segura?— Me susurró muy cerca.

—¿Por qué lo preguntas?— Interrogue calmando mis nervios

¿Sería posible que es una especie de vampiro que lee la mente? Me pregunté a mí misma.

—No lo soy— Sus palabras me hicieron abrir los ojos muy grandes.

—Me ves como si fuera un acosador y no lo soy— explicó y sentí como mi cuerpo volvía a la normalidad.

—¡Ah! No para nada— le dije ocultando mis nervios.

El silencio reinó hasta llegar al comedor, de lejos pide ver a mi querida amiga habiéndome ojitos, pero no le presté atención.

Así paso un mes donde mis sueños con él aumentaban a tal grado de casi satisfacerme, no lo he podido ver a la cara, solo verlo me sonrojo.

—Nena, estoy loca, antes no sabía que existía, ahora sí sé que existe y no paro de fantasear con él en sueños, si él se entera me diría que soy una pervertida— le conté con mucho pesar.

—Dile, tal vez te hace el favor— se atrevió a insinuar mi querida amiga.

Una semana después

—¿Quieres que me detenga?— me susurraba en el oído al mismo tiempo que me penetraba.

—¡Aah!, no por favor— supliqué, necesitaba que continuará con sus caricias en mis tetas y su vaivén.

Eso no era suficiente para él, me tiro a la cama y abrió mis piernas, las coloco en sus hombros y entro de una sola estocada, sentí dolor, pero uno muy placentero al sentir como entraba y salía hasta que nuevamente la alarma me despertó.

Mis fluidos estaban dispersos en toda la cama, no lo podía creer, estaba pensando en que eso no era normal.

Llegué a la universidad y él me miraba como si me quisiera decir tantas cosas, y eso me ponía nerviosa.

—¿Por qué no me dices tus fantasías conmigo?— me susurró en el oído, pegado a mi cuerpo, me trasporto a uno de esos tantos sueños.

—¿D.de que hablas?— pregunté tartamudeando

— Escuché lo que le decías a tu amiga, ¿por qué no me dices lo que sueñas— me pidió pasando su lengua por mi oreja?

—Me tengo que ir…— Me detuvo pegándose a la pared, se aseguró que nadie estaba viendo y metió su mano en mi centro, soltó un gruñido delicioso para mí acompañado de un gemido mío.

Sacos sus dedos y los chupo, una ola de calor incontrolable se posó en mi cuerpo.

—Quiero saber desde cuándo fantaseas conmigo— preguntó sin dejarme de ver a los ojos.

—6 meses— susurré.

—¿Fantaseas conmigo desde hace 6 meses? Yo no te conocía— indagó muy curioso.

—Yo tampoco te conocía, creía que solo existías en mis sueños y mira, vaya sorpresa, eres de carne y hueso— le aclare muy segura.

—Eso es bueno, ¿no? Podemos hacer lo que sueña— Me dijo viéndome a los ojos, tocando mi cuello con sus dedos.

—¿No me digas que no has estado con nadie en la vida real?— indagó casi incrédulo.

—Me tengo que ir — Quise escapar, que no me dejó.

Lo que yo no sabía, es que yo también interrumpo sus sueños, con muchas más fantasías locas.

—Tú eres mi fantasía y una que quiero volver realidad— me susurró

—¿Qué?— pregunté sin entender.

—Tú también estás en mis sueños el mismo tiempo, así que volveremos realidad, esta fantasía— me tomo de la mano y salimos corriendo, llegamos a un apartamento pequeño y entramos.

No me permitió ver nada, de una vez reclamó mis labios, con tanta pasión que robaba el aire, se detuvo para quitar mi suéter y besar mi cuello, lamiendo y bajando hasta mis pechos, con su mirada fija en mí, pasó su lengua sacándome un suspiro, los lamía y mordisqueaba sin compasión, bajo a mi abdomen y fue dejando besos húmedos. Me puse nerviosa al ver que abriría mis piernas y recordando el sueño las abrí para él.

—Buena chica, quiero escucharte, no te limites— me dijo y en segundos sentí su tibia lengua en mi centro, no pude contenerme y cerré las piernas.

—Estas castigadas— Me advirtió y sentí su lengua penetrarme, ya no tenía voz, de las veces que gemí tan fuerte.

Se subió sobre mí reclamando mis labios, distrayéndome para penetrarme delicadamente hasta asegurarse de que estuviese bien adentro.

—Sentirás placer en pocos minutos— me dijo mientras se movía lentamente, hasta que sintió que mis caderas cobraban vida, no medimos el tiempo, pero fueron muchas cosas de mis sueños las que volvimos realidad.