Priscila, 4 meses
Hades sonreía acostado en la cama con su cachorra alzándola sobre él con los brazos. La pequeña niña sonreía con el movimiento y movía sus manitas intentando agarrar el rostro de su padre. El alfa besó uno de sus dedos entreteniéndola mientras su esposa tomaba un baño para que pudiera descansar. Llevaba todo el día cuidando de la cachorra que no quería apartarse de su lado, pero ella tenía responsabilidades con la manada que insistía en cumplir, además de estar al pendiente de sus otros hijos.
Temía que ella pudiera colapsar en cualquier momento por lo que en las noches el asumía el rol de papá a tiempo completo ya que por el día y con las nuevas reorganizaciones tenía muy poco tiempo para atender a su familia completa. Algo que a veces lo tenía de mal humor.
Pasaba más tiempo con Siran que con su propia esposa. Incluso Nicolás era más visible para él ya que le ayudaba con diferentes cuestiones. El lobo podría ser un buen beta en un futuro si se lo proponía, era de mente hábil y despierta, igual que su madre.
Oyó la ducha apagarse y le sonrió a Priscila.
—Tu madre viene por ahí— la niña sonrió más ampliamente ante esto sentándose sobre el pecho de su padre —Pero no la molestemos mucho que ella debe descansar—
La niña asintió con la cabeza y Hades pestañeó frunciendo levemente el ceño.
—Pris, estarás tranquila ¿verdad?— probó de nuevo y la niña le respondió con otro movimiento de la cabeza y una gran sonrisa.
La expresión de Hades se congeló y tocó el todavía muy corto cabello de su hija besando su frente. Tragó en seco.
Nebraska salió de la ducha con un pullover grande de él y secándose el cabello sintiéndose más relajada cuando vio el rostro de su esposo y se acercó subiéndose a la cama y tocándole el brazo. La niña en cuanto la sintió y se removió gateando hasta el regazo de su madre y quedarse allí acostada.
—¿Hades, qué pasa?—
El alfa la miró y después a su hija.
—Has notado algo extraño en Pris últimamente—
Ella negó con la cabeza cargando a Priscila corriéndose una de las mangas y sacando su seno para darle de comer.
—No sé a qué pueda llamar por extraño— se acomodó cruzando las piernas y recostando su espalda en los cojines que él le puso en el respaldar de la cama —Nunca tuve la oportunidad de criar a mis otros hijos por lo que no sé qué pueda ser raro en un bebé— ella le dijo sinceramente —¿Ocurre algo con Priscila?—
Hades negó y besó su hombro desprovisto.
—Nada mi loba, solo son imaginaciones mías. No me hagas caso— pero conociendo a Nebraska sabía que debía haberse tragado sus palabras, seguro que no la había convencido pero ella no insistió.
Nebraska se acomodó y dejó que su hija comiera tanto como quisiera. Dar pecho creaba un vínculo entre ambas y había atrapado a su preciosa mirándola con aquellos enormes ojos plateados que le recordaban a su lobo.
—Ya está dormida— le anunció Hades minutos después cogiendo a Pris entre sus brazos de los cansados de Nebraska que lo agradeció.
El alfa la llevó hacia la cuna que sus hijos, Noa y Alan, habían pintado para su hermana menor y tenía diferentes paisajes más elaborados por parte del menor y más torpes por parte del mayor. Era impresionante ver como estaban de emocionados con su hermana. Ellos habían perdido a una, Catalina, y aunque esta solo tenía al mitad de la misma sangre corriendo por sus venas, ellos nunca hablaban del tema.
Hades verificó que la cachorra estaba totalmente dormida. No despertaría aunque la manada fuera atacada en las próximas seis horas por lo que volvió a la cama encontrando que Nebraska lo esperaba con cierto brillo en los ojos. Se acercó y la abrazó besando su frente, sus párpados y dejando un suave beso en sus labios.
—Descansa, estás esforzándote mucho— le dijo para solo ser empujado y que ella se montara sobre él con una expresión seria en el rostro.
—¿Descansar? No lo haré cuando tengo otros planes en mente —se quitó la ropa por encima de su cabeza quedándose totalmente desnuda sobre el lobo sentada encima de la pronunciada erección que estuvo rápidamente entre sus nalgas —Y que conste que no estoy en celo—
—Yo tampoco— Hades sonrió y la empujó contra la cama dejándola bajo él.
Un sonido por parte de su beba los hizo quedarse quitos y fijar su atención hacia ella hasta que verificaron que seguía dormida.
—Seamos silenciosos— le susurró Hades con voz grave por la excitación contra el oído de Nebraska, llevaban casi una semana sin poder disfrutarse uno del otro por lo que sus niveles de lívido se estaban disparando y al incorporarse y ver a su esposa en un delicioso estado supo que esa noche tampoco dormirían y no por trabajo.
Hades se apretó el tabique en su oficina. Siran que estaba revisando unos papeles se le acercó y palpó su nuca. Un punto específico que le hizo soltar un suspiro al alfa.
—Cada vez que haces eso pierdo toda la fuerza que tengo— su cabeza cayó entre sus brazos en el mueble.
—Descanse un poco alfa, se ve realmente cansado—
—Claro, tuve la mejor noche de toda mi vida, acaso crees que descansaría—
Siran bufó por lo bajo sabiendo a que se refería su alfa. Él atesoraba cada momento íntimo con su reina como si fuera uno especial, no importara las veces que se unieran o el lugar. El beta nunca se imaginó el nivel de romanticismo del imponente lobo, bastante bien se lo guardaba, pero solo había que ver como trataba a sus cachorros y a su loba para darse cuenta de cuanto los quería.
—Duerma al menos las horas necesarias— suspiró.
—No solo fue mi loba la que no me dejó dormir— Hades enterró su mejilla en su palma —¿Siran cuánto sabes del desarrollo de los cachorros?—
—Un poco más de la media— le respondió organizando otros papeles —¿Ocurre algo? Si necesita consejo puedo pedirle a Sara que le diga lo que quiere—
—No, no quiero hablar de esto con Sara, de seguro se lo dirá a Nebraska y tal vez solo son imaginaciones mías—
El lobo menor se detuvo en alerta.
—La princesa tiene algún problema— la llamó por el apodo por el que todos en la manada la llamaban.
Hades se demoró e asentir con la cabeza.
—¿Cuánto se demora un cachorro en entender lo que decimos y responder concisamente?—
Siran ladeó la cabeza a un lado y comenzó a procesar en su mente.
—Cerca del año, cuando su cerebro comienza a tener los primeros indicios de instinto, antes solo se guían por los olores y colores. El crecimiento de un cachorro era bastante lento hasta los primeros 5 años y después es tan acelerado que a los 10 ya tienen un raciocinio considerable—
—Hmm— Hades asintió todavía con dudas —Ayer, ocurrió algo—
Siran tomó asiento delante de él frunciendo el ceño escuchándolo con atención.
—Nebraska se estaba bañando y yo estaba con Pris, le dije que no molestáramos a ma que ella estaba cansada ¿qué crees que hizo Pris?—
—Si no me dice alfa no podré saberlo—
—Me miró y asintió con la cabeza, no una sino dos veces cuando probé de nuevo—
El beta se tocó la barbilla.
—Nunca se ha escuchado ningún caso antes de algún cachorro que reaccione a tan temprana edad—
—Lo que más me preocupa es que Nebraska me habló de ella y pude sentirla poco después de que ella consumiera la sangre de los alfas, creo que eso juega un papel muy importante— Hades se dejó caer hacia atrás en el gran asiento.
—Tal vez alfa ella será más fuerte que un lobo normal, puede que incluso parte de la sangre de los alfas esté dentro de ella. Quizás por ello es su reacción— Siran solo podía sacar esa conclusión. Nadie había tampoco tomado la sangre de los alfas antes como había hecho Nebraska así que todo aquello era un mundo desconocido para ellos.
Era sabido que después del parto a la omega le tomó cerca de un mes volver a caminar pues su cuerpo se debilitó considerablemente. Hades no dormía pensando que podía perderla pero increíblemente, después de ese tiempo ella se levantó como si nada hubiera ocurrido. Eso sí, todos pudieron notar que la fuerza ganada tras aquella reunión en el Consejo se había desvanecido por completo. Nadie habló del tema y se concluyó que había metabolizado la sangre
Tal vez se habían equivocado.